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Parecía imposible que Nintendo reinventase su gran clásico. Lo ha hecho (y es mejor que nunca)
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VUELVE EL FONTANERO MÁS CONOCIDO DEL MUNDO

Parecía imposible que Nintendo reinventase su gran clásico. Lo ha hecho (y es mejor que nunca)

La casa japonesa recupera un Super Mario en dos dimensiones, el formato que le convirtió en un fenómeno planetario en los tiempos de la NES y que llevaba diez años sin explorar. Le han dado la vuelta de tuerca perfecta

Foto: Captura de uno de los niveles de Mario Bros Wonder. Foto: Nintendo
Captura de uno de los niveles de Mario Bros Wonder. Foto: Nintendo

2023 está siendo un año prolífico para los amantes de los videojuegos de dimensiones gigantescas, con mundos abiertos en los que se pueden gastar horas y horas yendo de aquí para allá sin que el objetivo sea avanzar en la historia principal o alguna de las misiones secundarias. Todas las grandes consolas tienen una propuesta en este sentido.

La más reciente es la de Spider-Man para PlayStation 5, un título que pone al jugador a los mandos tanto de Peter Parker como Miles Morales y que vuelve a tener como escenario una recreación virtual de Nueva York, una representación ficticia de la ciudad que ha recibido una buena dosis de chapa y pintura en forma de mejoras técnicas y visuales frente a los anteriores volúmenes.

Antes llegó Starfield, esa aventura interestelar para Xbox y PC firmada por Bethesda, propiedad de Microsoft. Es el primer universo que crea en 25 años el estudio responsable de franquicias como Doom , Skyrim o Fallout y es toda una oda a la exploración espacial.

Nintendo se ha convertido en una de las grandes protagonistas del curso con la segunda parte de The Legend of Zelda: Tears of Kingdom. La nueva entrega, que destaca por sus mecánicas y posibilidades de construcción de nuevos objetos, estira aún más el enorme escenario de la anterior entrega con una aventura que se desarrolla en tierra, aire y subsuelo.

Foto: Juan Santos empezó como técnico y acabó respondiendo llamadas con dudas sobre el Zelda y otros juegos. (M. McLoughlin)

En medio de toda esta parafernalia, Nintendo ha conseguido colar una propuesta a priori mucho menos espectacular y más modesta. Se trata de Súper Mario Bros Wonder, una nueva aventura lateral de la pareja de fontaneros más famosa del planeta, que ha acabado convirtiéndose en uno de los grandes lanzamientos del año.

Es cierto que cualquier desarrollo que tenga a estos protagonistas tiene la capacidad de venderse como churros, pero aquí los nipones han conseguido lo que pocos podían esperar: dar una vuelta de calcetín a su gran clásico, un Súper Mario en dos dimensiones. Un formato que estrenó hace casi cuatro décadas y que llevaba diez años sin explorar. Se han lanzado otros Mario durante ese tiempo, como puede ser el Súper Mario Odissey. La cuestión es que no explotaban el estilo de juego que convirtió esta saga en un elemento de la infancia de varias generaciones.

placeholder Captura de Super Mario Bros Wonder. Foto: Nintendo
Captura de Super Mario Bros Wonder. Foto: Nintendo

Cuando se toca una fórmula que funciona tan bien, como un Súper Mario Bros de estas características, el riesgo es ser demasiado conservador y reciclar una y otra vez lo que ya te funcionó en el pasado. Si intentas hacer justo lo contrario, el peligro es pasarte de frenada y hacer algo irreconocible.

Pero en el Súper Mario Bros Wonder se ha logrado el punto justo. Vayamos por partes. Lo primero de todo es que ahora se cambia el Reino Champiñón por el Reino Flor, un universo repleto de flores parlantes. Unos personajes cuyos mensajes están por primera vez en la historia de la saga cuyos diálogos han sido doblados integramente al castellano. El jugador se tendrá que asociar con el príncipe Florian, una especia de oruga regente, para expulsar a Bowser, el enemigo más clásico de Nintendo, de estas tierras.

Los cambios empiezan desde la selección de los personajes. Ahora tenemos mucho más donde elegir. Por supuesto, podemos optar por Mario, Luigi, Toad o Toadette, la versión femenina de este champiñón con patas. En el elenco están tanto Peach como Daisy, la otra princesa clásica de Nintendo. La irrupción de esta última como personaje jugable es cosa del director del juego, Shiro Mouri, y es una decisión que ayuda a entender el espíritu del buen rollismo de este título. No quería que sus hijas discutiesen por escoger el personaje de la princesa.

placeholder Captura de Súper Mario Bros Wonder. Foto: Nintendo.
Captura de Súper Mario Bros Wonder. Foto: Nintendo.

Esta es una pequeña muestra de cómo los responsables de Súper Mario Bros Wonder querían hacer un juego para todo tipo de público. Hay otras decisiones en este sentido. Por ejemplo, Yoshi o el Caco Gazapo, que por primera vez también puede ser escogido como protagonista, no sufren daños y solo son afectados por las caídas al vacío. Hablando simple y llanamente es un modo fácil para cuando se juega con los más pequeños de la casa, que no siempre son tan habilidosos como el resto de jugadores. En este sentido, los personajes ya no se empujan entre sí cuando avanzan y se topan con otro. Otro retoque para hacer el juego más amable.

Estos cambios pueden interpretarse como que Súper Mario Bros Wonder es un título fácil y de esos que se devoran sin sudar lo más mínimo. Es cierto que estos juegos no se caracterizan por una dificultad endiablada, pero en absoluto es un juego que no entrañe ningún reto. Especialmente para aquellos a los que les gusta completar el 100 por 100 del juego.

Niveles alucinógenos

Una de las grandes novedades de esta ocasión es que todos los niveles, absolutamente todos, esconden una semilla mágica que al tomarla transforma el nivel completamente. Es como si Mario, Luigi o el personaje de turno se comiese un alucinógeno que le transportase a otra realidad.

Lo que puede ser un plácido recorrido aplastando setas marrones y otros enemigos se convierte en una contrarreloj frenética en la que te debes sostener sobre una manada de pseudo búfalos mientras recoges todos los objetos posibles o te conviertes en una lapa que debe avanzar pegando saltos enormes para ir avanzando entre plataformas móviles. En las fortalezas flotantes de Bowser, por ejemplo, comerte esta semilla mágica convertirá el escenario en un enorme tiro al blanco en el que tendrás que disparar a los enemigos para progresar.

Cuando juegas los primeros niveles, piensas que va a llegar un momento que esto se va a convertir en sota, caballo y rey, pero tras varios días fundiendo este juego, no he dejado de sorprenderme de cómo Nintendo ha sido capaz de encontrar tantos retos diferentes.

Los potenciadores reciben también una importante actualización. Obviamente, seguimos teniendo la seta para dejar de ser chiquitos o la clásica flor de fuego, pero ahora tenemos objetos que nos convertirán en un taladro humano, nos permitirá arrojar burbujas o nos harán evolucionar en un elefante gigante que puede despejar el camino a trompazo limpio e ir arrojando agua a diestro y siniestro.

placeholder Captura del Super Mario Bros Wonder. Foto: Nintendo.
Captura del Super Mario Bros Wonder. Foto: Nintendo.

Los amantes de la parte más clásica de la saga es probable que echen en falta transformaciones como las de Tanuki, que convertían a Mario en una suerte de mapache que podía planear y aguantarse en el aire. Pero esa sensación de añoranza se borra por completo gracias a las insignias.

Son habilidades que se van ganando o comprando a lo largo del juego y que te permiten desde lanzarte desde lo alto y convertir tu sombrero en una suerte de parapente hasta nadar como un delfín debajo del agua o rebotar cuando te caes en un nivel al vacío por primera vez. Y así un largo etcétera.

Algo que ayuda a sentir el juego más vivo y más dinámico. Si juntas esto, con las nuevas transformaciones y con los niveles que se transforman cuando coges la mentada semilla mágica entiendes cómo han conseguido reinventar el clásico por excelencia de Nintendo. Es lo que ocurre cuando no pones líneas rojas y permites flexibilidad a los que tienen que meter mano a las grandes joyas de tu catálogo.

2023 está siendo un año prolífico para los amantes de los videojuegos de dimensiones gigantescas, con mundos abiertos en los que se pueden gastar horas y horas yendo de aquí para allá sin que el objetivo sea avanzar en la historia principal o alguna de las misiones secundarias. Todas las grandes consolas tienen una propuesta en este sentido.

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