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Arma clave en Ucrania, banda ancha en un monte de Segovia: una mañana enchufado a Starlink
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EL INTERNET DE MUSK EN LA ESPAÑA RURAL

Arma clave en Ucrania, banda ancha en un monte de Segovia: una mañana enchufado a Starlink

El internet por satélite de Elon Musk se está expandiendo por la España rural. "Era la última opción, porque es mucho más caro, pero necesito una conexión así", dice José Miguel, que lo utiliza desde su cabaña en un monte segoviano

Foto: José Miguel Gómez-Casero, especialista en ciberseguridad, se conecta a la red Starlink en su cabaña de un monte de Segovia. (A. B.)
José Miguel Gómez-Casero, especialista en ciberseguridad, se conecta a la red Starlink en su cabaña de un monte de Segovia. (A. B.)
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"Ok Google", dice José Miguel Gómez-Casero cuando quiere encender las luces de su hogar. A estas alturas, es algo que no sorprendería a casi nadie, salvo porque él no está en un piso o una casa, sino en una cabaña en un monte perdido por la zona de Duruelo (Segovia), donde vive parte del año con su pareja. Desde hace un par de meses, este analista de ciberamenazas no solo tiene instalados varios sistemas de domótica en esta segunda residencia, sino que también se ha podido permitir lo que siempre había querido: poder seguir haciendo su trabajo en remoto, dando clases online de seguridad informática o jugando a videojuegos en internet.

Por supuesto, es algo impensable para cualquiera que viva en un entorno rural como este, salvo que haya decidido pasar por caja y contratar la conexión por satélite de Starlink, la empresa de Elon Musk. En concreto, el precio mensual es de 74 euros por la conexión de hasta 255 Mbps, que se suman a los 450 del kit de instalación, que incluye la antena para recibir la señal. Es un servicio que, en caso de contratar fibra en alguna ciudad, costaría menos de la mitad. Ahora mismo, los cuatro grandes operadores ofrecen conexión de hasta 300 Mbps por menos de 30 euros. Sin embargo, esto es una alternativa para aquellos a los que, sencillamente, no les queda otra.

Foto: Satélites Starlink en el cielo nocturno (iStock)

Hasta ahora, uno de los casos de uso más sonados de Starlink ha sido su papel en la guerra de Ucrania, donde ha proporcionado conexión al ejército en momentos clave, pero también ha protagonizado varias polémicas. Sin embargo, ahora en España sus usos están yendo a cuestiones tan dispares como la conectividad de barcos pesqueros o autocaravanas, hasta albergues rurales, pasando por empleados del sector tecnológico que han optado por esta vía para poder teletrabajar desde el lugar más recóndito.

En el caso de José Miguel, se encontró con una cabaña y un terreno al que no llegaba ni ADSL ni fibra óptica. "Llamó una empresa local a nuestra puerta, nos tomaron los datos y no han vuelto a aparecer", recuerda en conversación con El Confidencial. Aunque sabía que no serviría de mucho, también probó a conectarse con los datos del móvil, pero se quedaba muy lejos de lo que necesitaba. "Starlink estaba en la lista, pero era la última opción, porque es mucho más caro, con independencia de la satisfacción que tenga ahora con el producto", continúa mientras va señalando cómo ha ido exprimiendo cada megabyte que le llega de los satélites de Musk.

"Soy un consumidor de internet por encima de la media. Mi trabajo se basa en estar conectado por VPN a diferentes activos de mi organización, que tiene la base en Suiza", relata este experto en ciberamenazas, incidiendo en que, en una profesión como la suya, la tolerancia a los fallos de conexión es mínima. "Si la conexión es inestable, esto tiene impacto en cualquiera de las aplicaciones que requiera conexiones con interacción en tiempo real, como los trabajos en los que hacen videollamadas de varias horas. Ahí no te vale cualquier internet", apostilla.

placeholder Receptor de Starlink en la cabaña de José Miguel, en un monte segoviano. (A. B.)
Receptor de Starlink en la cabaña de José Miguel, en un monte segoviano. (A. B.)

Tampoco te vale si quieres jugar a videojuegos online, algo que ahora puede hacer desde su cabaña. Luego también tiene toda la parte de domótica, que le sirve para mucho más que para encender las luces. "Quizá sea una commodity, pero a mí me da tranquilidad tener una cámara que me diga si pasa algo o poder cambiar la temperatura en remoto en caso de que esté viniendo para acá. En enero, hay cinco grados dentro de la casa y necesitas tres horas para que la chimenea la caliente", detalla, bromeando con que, por ahora, todos los movimientos que ha detectado el sistema de vigilancia son zorros y otros animales que pululan por el monte: "No sabemos por dónde se cuelan".

En España, los satélites de Elon Musk ofrecen una velocidad de descarga de entre 168 y 255 Mbps, mientras que la carga está entre 19 y 34 Mbps. Sin embargo, ese no fue el único parámetro que le hizo decantarse por Starlink, sino más bien la latencia. "Dicho de manera que lo pueda entender todo el mundo, es la velocidad desde que se emite un paquete hasta que llega a destino y se mide en milisegundos. Si estás conectado por cable, las latencias siempre van a ser inferiores a 100, que es lo recomendado. En el caso de fibra en una ciudad como Madrid, pueden estar por debajo de 50", detalla.

placeholder El enrutador de Starlink en el interior de la cabaña de José Miguel. (A. B.)
El enrutador de Starlink en el interior de la cabaña de José Miguel. (A. B.)

Frente a esto, Starlink suele operar entre 34 y 48 milisegundos de latencia en España, algo que se puede rastrear en su propia app para clientes. "Aquí podemos ver que en las últimas 24 horas hay un valor mínimo de cinco milisegundos y un máximo de 112. Es decir, es como si estuvieras conectado por cable", dice mientras muestra la pantalla del móvil. "Si estás jugando a un videojuego de disparos, ahí gana el que menor latencia tenga. Una vez cada hora, más o menos, tengo un pico de latencia superior a los 100 milisegundos una vez por hora, y ahí se nota algo más, pero tienes que tener la mala suerte de que te pille en un mal momento para que te fastidie la partida".

El punto más crítico está en las interrupciones de servicio, algo que muchas veces tiene que ver con la falta de satélites cercanos que puedan dar servicio o con los fenómenos meteorológicos, como tormentas o nevadas. En este último caso, la razón está en que, para que todo funcione correctamente, no tiene que haber nada que se interponga entre el cielo y la antena. De hecho, este dispositivo cuenta con un sistema de calentamiento para que, en lugar de quedarse lleno de nieve, se derrita y pueda funcionar con normalidad.

placeholder José Miguel se conecta con su móvil a Starlink. (A. B.)
José Miguel se conecta con su móvil a Starlink. (A. B.)

En la aplicación también se muestran las distintas interrupciones de servicio de las últimas 12 horas, divididas en tres categorías por su duración. Las de más de una décima, apenas imperceptibles en muchas aplicaciones, seguidas de las de más 2 segundos y las de más 5, las más graves. "Luego hay que buscar para ver si es correcto o no porque se nota que, aunque estás pagando por un servicio premium y tienes mucha información, todavía piden mucho feedback, con lo cual da la sensación de que eres un poco beta tester aún", reconoce José Miguel mientras señala a la pantalla de su móvil.

Ahora mismo, el servicio de Starlink más barato en España, pensado para hogares, tiene un precio de 65 euros al mes —más nueve euros de tarifa reguladora de la CMNC—, mientras que los planes corporativos multiplican varias veces esa cifra. Antes, has tenido que desembolsar los 450 euros que cuesta su kit de instalación, que incluye antena y enrutador, entre otros accesorios. "No me gusta que la entrada sea tan cara, porque estás obligado a comprar un producto que solo puedes usar con Starlink. Si cancelas, vale de poco más que una mesa", critica José Miguel, que lo contrapone a una de las partes que más le gustan del servicio es la contratación mensual. "Si soy capaz de prever que voy a estar un tiempo sin venir o sin necesitar un consumo exigente, me doy de baja ese mes y me ahorro 74 euros".

placeholder Vista de la cabaña de José Miguel Gómez-Casero y su antena de Starlink. (A. B.)
Vista de la cabaña de José Miguel Gómez-Casero y su antena de Starlink. (A. B.)

Después, hay algunos extras que se venden por separado y que son cruciales, como soportes para distintas superficies, un adaptador del tipo RJ45 o un enrutador Wi-Fi de malla. José Miguel había aprovechado la oferta del kit de instalación a mitad de precio que lanzó Starlink este verano, pero poco a poco se fue dando cuenta de que iba a tener que comprar más productos con los que no contaba su presupuesto inicial. "No es algo de lo que te avisen de primeras, y es importante", lamenta este cliente.

Por ejemplo, tuvo que hacerse con el adaptador, que tiene un precio de 40 euros y es la única forma de conectarse a internet por cable y, así, exprimir todo el potencial del servicio y reducir la latencia al mínimo. También con un adaptador para instalar en tejado que subió la factura otros 70 euros. "De serie te viene una peana de cuatro pies que no vale para esta instalación. Deberían preguntar antes dónde lo vas a colocar", sugiere, aunque reconoce que el kit inicial "es bastante premium".

placeholder José Miguel en la puerta de su cabaña. (A. B.)
José Miguel en la puerta de su cabaña. (A. B.)

"El pivote para anclarlo viene con una masa que tienes que mezclar con las manos y meterla en los agujeros para crearle un aislamiento perfecto y te viene una mochila con todo lo necesario, como si fueras un profesional", contrapone. Además, la aplicación para móviles también tiene una función para ayudar a la orientación de la antena. "Te dan indicaciones de cómo tienes que instalar todo, pero me atrevería a decir que no es algo al alcance de cualquiera. Es sencillo, pero aun así necesitas un mínimo de especialización", avisa.

Por qué Starlink no tiene rival en esto

Se desconoce cuántos clientes de Starlink hay en España, donde empezó a operar en enero de 2022. Eso sí, el pasado año la tecnológica alcanzó los 1,2 millones de euros de facturación a nivel estatal, aunque con unos beneficios tímidos, de 82.000 euros. De todos modos, no es la única opción para contratar internet por satélite en España, donde se estima que hay más de un millón de personas que viven en zonas con problemas de conectividad.

Hace unos meses, Hispasat logró la adjudicación de un contrato público para ofrecer este servicio hasta 2027 en el marco del Plan Único Demanda Rural. Los habitantes que residen en las zonas seleccionadas —unos 2.700 pueblos con cobertura inferior a 100 Mbps— solo tendrán que llamar a su operadora para que les ofrezcan conexión satelital de 100 Mbps y latencia de hasta 690 milisegundos por 35 euros al mes. En su caso, la instalación de la antena y sus gastos corre por cuenta de la adjudicataria, que se embolsó 76 millones de euros por este cometido.

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No obstante, hay también ofertas más económicas que parten incluso por debajo de los 40 euros, como algunos de los paquetes que ofrecen SkyDSL, Eurona, Konnect o Viasat que no superan los 50 Mbps de velocidad (en algunos casos, además, con datos ilimitados). Todos ellos también tienen ofertas más completas, pero la tarifa va subiendo y la latencia, en ningún caso, se acerca a lo que ofrece Starlink. Además, en los últimos meses, Telefónica, Vodafone y Orange han anunciado planes para lanzar servicios satelitales similares.

"Es un precio más alto que el de banda ancha, pero se ofrece en sitios en los que no hay otra opción. Aun así, la capacidad y la latencia son uno de los grandes problemas del internet satelital, porque la señal tiene que recorrer a una gran distancia de ida y vuelta, y esto limita la calidad de servicios interactivos. Starlink ha conseguido solventarlo cambiando el funcionamiento de lo que se venía haciendo hasta ahora", explica Pere Tuset, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) e ingeniero de telecomunicaciones.

Una de las claves para entender su potencial es la banda en la que trabajan —26 GHz— y, sobre todo, la órbita en la que operan sus satélites. Si bien el resto se quedan en la órbita geoestacionaria, a unos 36.000 kilómetros de altura, en el caso de Starlink lo hacen en la órbita terrestre baja (LEO, por sus siglas en inglés); es decir, a unos 700 kilómetros. "De esta forma, en lugar de hacer un viaje de 72.000 kilómetros, lo hacen de 1.400 entre ida y vuelta", continúa Tuset.

placeholder El satélite Amazonas Nexus de Hispasat en el laboratorio. (Thales)
El satélite Amazonas Nexus de Hispasat en el laboratorio. (Thales)

En cambio, para eso se necesitan una gran constelación de satélites, mientras que a más altura bastaría con menos unidades. "Al tener una órbita más baja, pasan a una velocidad mayor por una zona geográfica determinada, por lo que se necesitan varios para cubrir un área todo el día. La antena se conecta con el que proporciona una mejor relación entre capacidad y cobertura en cada instante", indica. Esta solución, eso sí, es la que provoca algunas de las interrupciones de servicio en Starlink como las mencionadas más arriba.

El otro problema está en la saturación de la red, algo que ya se ha visto en determinadas zonas de Estados Unidos, pero que parece todavía algo lejano en España. "En esa situación, la forma de solventar el problema es lanzar más satélites, que es algo que tiene un coste muy grande. Aun así, ellos tienen la ventaja de contar con SpaceX para los lanzamientos, y eso reduce gastos", dice, dejando caer que "aún está por ver los números totales de retorno de inversión". "Hay que ver cómo de sostenible es en el tiempo la prestación del servicio a medida que aumentan los usuarios y se mantiene la calidad de la red", recuerda.

Por ahora, el siguiente paso de Starlink pasa por la conexión satelital sin depender de antenas. Es algo que ya intentó Motorola con la constelación Iridium en 1997 y enfocado a llamadas telefónicas, pero que cayó en quiebra un par de años más tarde. El pasado verano, la tecnológica resucitó esa idea con el anuncio de un acuerdo con T-Mobile para lanzar un prototipo en EEUU y con el que esperan alcanzar una conectividad del 100%. La idea no es ser sustituto de las redes 4G o 5G, sino ofrecer servicio en zonas donde no hay cobertura. Por ahora, ya han confirmado que empezarán a ofertarlo en 2024, pero solo con mensajes de texto. Solo será el inicio. Un año más tarde, pretenden conseguir transferencias de datos de hasta 4 Mbps.

"Ok Google", dice José Miguel Gómez-Casero cuando quiere encender las luces de su hogar. A estas alturas, es algo que no sorprendería a casi nadie, salvo porque él no está en un piso o una casa, sino en una cabaña en un monte perdido por la zona de Duruelo (Segovia), donde vive parte del año con su pareja. Desde hace un par de meses, este analista de ciberamenazas no solo tiene instalados varios sistemas de domótica en esta segunda residencia, sino que también se ha podido permitir lo que siempre había querido: poder seguir haciendo su trabajo en remoto, dando clases online de seguridad informática o jugando a videojuegos en internet.

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