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Una física explica este preocupante dato sobre la capa de ozono que ha captado el Copernicus
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Una física explica este preocupante dato sobre la capa de ozono que ha captado el Copernicus

El tamaño de la capa de ozono se ha incrementado de forma tan notable como imprevista. Pero ¿cuál es el motivo? Una erupción volcánica ocurrida el año pasado es la clave según esta científica

Foto: El agujero de la capa de ozono alcanzó el 16 de septiembre los 26 millones de kilómetros cuadrados (NASA)
El agujero de la capa de ozono alcanzó el 16 de septiembre los 26 millones de kilómetros cuadrados (NASA)

A lo largo del siglo XX, el uso de clorofluorocarbonos (CFC) en aerosoles y refrigeradores ocasionó un importante agujero en la capa de ozono de la atmósfera. Sin embargo, las medidas tomadas en el Protocolo de Montreal de 1987 y las que les siguieron como, por ejemplo, la normativa F-Gas de la Unión Europea, hicieron que se redujera notablemente. Tanto que, según las previsiones de los expertos, terminaría por cerrarse en algún momento allá por la década de 2050.

Este es el principal motivo por el que los datos arrojados el pasado 16 de septiembre por el satélite Copernicus Sentinel-5P, que es responsable de la monitorización de la capa de ozono, han resultado especialmente sorprendentes. En concreto, la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) ha informado de que su tamaño era el mayor de las últimas décadas. Lo cifró en 26 millones de kilómetros cuadrados, que sería el equivalente a tres veces las dimensiones de un país como Brasil.

A pesar de que el agujero de la capa de ozono incrementa su tamaño entre los meses de agosto y octubre con motivo del aumento de temperaturas en el hemisferio sur, la información recogida por el sistema Copernicus no es normal. Este es el motivo que ha llevado a Antje Inness, científica que trabaja con los datos recogidos por el satélite, a ofrecer una explicación acerca de lo sucedido. Ella cree que el fenómeno ha sido ocasionado por la erupción del volcán submarino Tonga a comienzos de 2022.

La explosión del Tonga

Tonga es el nombre abreviado con el que se conoce al volcán submarino Hunga Tonga-Hunga Ha'apai. Debe su denominación a que se sitúa dentro del territorio del reino insular de Tonga, que se ubica en mitad del Pacífico Sur. Su erupción comenzó el 20 de diciembre de 2021 y registró su mayor evento explosivo el 15 de enero. Los tsunamis derivados afectaron a las islas de Fiyi y generaron alertas en las costas occidentales de Norteamérica, Centroamérica y Sudamérica, así como en Australia, Nueva Zelanda y hasta en Japón. Se estima que la columna de cenizas alcanzó los 20 kilómetros de altura.

Foto: El agujero en la capa de ozono se está cerrando. (EFE/Copernicus AMS)

Basta con decir que las ondas de gravedad atmosféricas (meteotsunamis) emitidas por el volcán dieron la vuelta a la Tierra cuatro veces para hacernos una idea de la fuerza de la explosión. De hecho, está considerada como la erupción volcánica más potente del siglo XXI y de toda la era actual. Sin embargo, el motivo por el que está relacionada con el incremento de tamaño del agujero de la capa de ozono son los miles de millones de litros de vapor de agua que arrojó a la atmósfera.

En este sentido, la científica sénior del programa Copernicus Antje Inness trató de explicar cómo. Esa enorme cantidad de vapor de agua pudo llegar a la estratosfera a finales de 2022 y provocar que se formase un elevado número de nubes estratosféricas polares. Estos elementos reaccionaron con los CFC potenciando su capacidad para eliminar las moléculas de ozono y dando lugar a los datos recogidos por el satélite Copernicus.

La influencia del volcán Tonga no está confirmada, pero es la hipótesis más probable

Sin embargo, esta suposición es solo una hipótesis formulada por la científica que aún se encuentra en fase de estudio, por lo que no puede darse por sentada aunque sea la más plausible. Por suerte, la emisión de vapor de agua cesó hace unos meses, por lo que el problema debería ser reversible. Eso sí, los expertos señalan que la erupción volcánica podría tener un impacto notable en el clima de la Tierra durante los próximos cinco años.

A lo largo del siglo XX, el uso de clorofluorocarbonos (CFC) en aerosoles y refrigeradores ocasionó un importante agujero en la capa de ozono de la atmósfera. Sin embargo, las medidas tomadas en el Protocolo de Montreal de 1987 y las que les siguieron como, por ejemplo, la normativa F-Gas de la Unión Europea, hicieron que se redujera notablemente. Tanto que, según las previsiones de los expertos, terminaría por cerrarse en algún momento allá por la década de 2050.

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