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El cazador de meteotsunamis te explica cómo un volcán en Tonga impacta en Baleares
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¿Fue una 'rissaga' lo que se detectó?

El cazador de meteotsunamis te explica cómo un volcán en Tonga impacta en Baleares

Sebastià Monserrat es uno de los mayores expertos en meteotsunamis. Un fenómeno que cada poco causa estragos en Menorca y cuya fuerza sigue siendo impredecible

Foto: Foto: UIB.
Foto: UIB.

En la noche del pasado sábado, algo despertaba la curiosidad de los expertos en meteorología españoles. Unas horas antes, en Tonga, en las antípodas de nuestro país, un volcán había entrado en erupción con una furia poco común. Su aparición había sumido en el caos al pequeño archipiélago del Pacífico y dejado percances hasta en costas americanas. Por eso, cuando en zonas como Baleares o incluso Valencia vieron que los sensores atmosféricos y marinos marcaban una actividad inusual, ataron cabos rápido. Las ondas de energía generadas por la explosión a 17.000 kilómetros de distancia estaban afectando a la altura del agua en las costas del Mediterráneo, podían estar generando un pequeño tsunami o un meteotsunami, como se acabó denominando por muchos expertos. Pero ¿qué era en realidad? Sebastià Monserrat, que lleva décadas estudiando estos fenómenos en aguas baleares, e intentando cazarlos, no lo tiene nada claro.

Monserrat, doctor en Física y catedrático e investigador de la Universidad de las Islas Baleares, es uno de los mayores expertos en estos fenómenos. Desde la UIB ha participado en todo tipo de investigaciones dedicadas al impacto de los meteotsunamis, sobre todo en el Mediterráneo, y una de sus últimas investigaciones se ha centrado en intentar encontrar un método de predicción fiable, que pudiera anticipar la llegada de estas ondas destructivas, cazarlas antes de que sea demasiado tarde y reducir el impacto que tiene en lugares como Menorca. Pero tan especiales son que ni siquiera le convence la idea de que lo ocurrido estos días se pueda añadir a esta categoría. "Los meteotsunamis son algo diferente, esto me cuesta denominarlo así porque la oscilación solo fue de unos pocos centímetros y se ha repetido en el tiempo. Apostaría a que la onda de energía sí generó pequeñas oscilaciones, pero también nos llegaron los restos del propio tsunami provocado por la erupción", comenta este experto, en conversación con El Confidencial.

Foto: Imagen del puerto de chárter de Mallorca este mismo martes, con la mayoría de los barcos atracados. (Cedida por Fernando Garzón)

Si no eres del litoral mediterráneo o experto en la materia, es posible que sea la primera vez que escuchas el concepto meteotsunami, pero puede que te suene más la nomenclatura local: 'rissagas'. Estos "fenómenos marítimos raros", como se categorizan, se ven cada poco tiempo en zonas de la costa mediterránea española, especialmente en verano en el este y las Baleares, empujados por condiciones favorables centrados en bochorno y vientos africanos, y son en su base algo muy parecido a un tsunami. Incluso pueden ser catastróficos (el último importante en España ocurrió en Ciutadella en 2006). Básicamente, son oscilaciones extraordinarias del nivel del mar provocadas por diferentes cambios energéticos que acaban generando destrozos en tierra. Pero, como señala Monserrat, hay varias diferencias clave.

La principal es que los más conocidos vienen provocados por terremotos o erupciones submarinas, mientras que la coletilla 'meteo' muestra que en este caso los generan la meteorología, pero hay más. "Son variaciones bruscas provocadas por condiciones meteorológicas que crean rápidas perturbaciones en la presión atmosférica y que se amplifican con la llegada a los puertos. Otra diferencia clave con respecto a los tsunamis clásicos, pues estos pueden impactar en todo tipo de zonas costeras, aquí necesitas de un puerto que amplifique las variaciones para que sean realmente importantes", puntualiza.

Esa es una de las razones de peso que utiliza Monserrat para diferenciar lo ocurrido este fin de semana de las clásicas 'rissagas'. "La onda provocada por el volcán, que se mueve a la velocidad del sonido, aunque no lo podamos notar, va demasiado rápido para generar la doble resonancia [en el mar y en el puerto] que crea un verdadero meteotsunami", añade.

"Además, estas 'rissagas' impactan en minutos, que es el tiempo en el que oscilan las aguas en el puerto. Hay que entender que cada puerto tiene su propia oscilación de las aguas, en Ciutadella, por ejemplo, la oscilación es de 10 minutos y es en ese tiempo cuando se produce la subida del mar y se retira, pero tras lo de Tonga se han detectado diferentes cambios, uno esta misma madrugada, aunque es verdad que muy pequeño". ¿Entonces qué es lo que estamos viendo? "Creo que se juntan dos situaciones. La primera es la citada onda que provocó pequeñas oscilaciones, pero creo también nos llegan oscilaciones por el propio tsunami provocado por la erupción. No es la primera vez que pasa, tras lo ocurrido en Sumatra en 2004 también se notaron movimientos aquí. El Mediterráneo, al ser un mar cerrado, recibe ya las perturbaciones muy reducidas, pero por eso mismo se notan más".

Su explicación incluye también algunas hipótesis curiosas. Por ejemplo, el que Tonga esté prácticamente en las antípodas de España hace que las ondas puedan llegar a nuestras aguas desde diferentes direcciones y en momentos distintos. "La onda se expande en todas direcciones y aquí puede llegar igual por el norte, por el sur... Cada una, claro, sigue un camino distinto y puede tardar más o menos y llegar con menor o mayor fuerza, pero llega". Aunque lo que sí muestra lo ocurrido es la dificultad para detectar y anticipar unos fenómenos tan peculiares como difíciles de adivinar, incluso para los investigadores como Monserrat o los sistemas implantados por las autoridades.

El misterio de su fuerza

Cuando se dice que estos meteotsunamis pueden ser catastróficos, no se exagera. Aunque la energía que empuja la oscilación es más moderada que cuando se produce un terremoto, el cambio en el mar puede llegar a los cuatro metros de altura y destrozar puertos como el de Ciutadella. Eso ocurrió en 2006, destrozando decenas de embarcaciones y provocando unos daños calculados en unos 10 millones de euros, y desde ese momento el Gobierno balear creó todo un sistema de alerta de 'rissagas' con una red de sensores instalados en aguas profundas (60 m) en el canal entre Mallorca y Menorca y cuatro estaciones terrestres en los puertos de Ciutadella, Porto Cristo, Cala Ratjada y Colònia de Sant Pere. Las variables medidas son la presión atmosférica, la presión subacuática y el nivel del mar. ¿El problema? Que aún a día de hoy no queda claro como anticiparlos.

El equipo de Monserrat trabaja desde hace años en la investigación de detalles o variables que permitan cazar estos fenómenos con el tiempo suficiente para poder al menos proteger el puerto o estar sobre aviso, pero, de momento, no lo han conseguido. "Ha habido avances y a día de hoy es fácil saber cuándo se dan las condiciones meteorológicas que favorecen las 'rissagas', es más, en Menorca por ejemplo la gente sabe cuándo pueden pasar, y es algo común que haya pequeñas inundaciones, pero lo que intentamos es detectar su fuerza. El problema es que hay variables tan pequeñas que diferencian una pequeña oscilación de una gran 'rissaga' que es muy difícil anticiparse y la otra duda es de si una vez que la detectas lo puedes hacer con suficiente tiempo como para proteger el lugar del impacto", añade el experto.

Monserrat trabaja junto a expertos de países como Croacia o Italia donde hay puertos con problemas similares. "Para generar un meteotsunami necesitas puertos con características muy especiales, de abrigo, que amplifiquen las ondas y que en otros casos son muy buenos para proteger embarcaciones. Es el caso del de Ciutadella y un buen caso para comparar son los puertos de Palma o Valencia. Tirando de símil con los receptores de radio, el puerto de Ciutadella es un buen receptor que recibe las ondas y amplifica la que quieres para que, no sé, se escuche en ese momento bien la SER y no se cruce con la COPE. Los otros puertos son peores receptores porque reciben muchas ondas y no las amplifican, pero claro aquí el problema es que al amplificar estas ondas concretas impulsa la energía que provoca el meteotsunami", detalla Monserrat.

Un fenómeno misterioso, el de los meteotsunamis, que tiene una lectura también de cambio climático. La meteoróloga Jadranka Šepić, de la Universidad de Split, en Croacia, está estudiando si este proceso puede provocar una mayor frecuencia de estos fenómenos. “A finales de este siglo, se estima que el nivel del mar aumentará entre 40 y 60 centímetros en todo el mundo. Hacer frente a esto será un gran desafío para muchas comunidades costeras europeas. Si el nivel del mar sube y las condiciones atmosféricas permanecen más o menos iguales, tendremos más inundaciones solo porque comenzarán desde un nivel medio del mar más alto. El peor de los casos sería un aumento del nivel del mar combinado con condiciones atmosféricas que son más propicias para tales eventos. Entonces tendremos más inundaciones y más fuertes”.

En la noche del pasado sábado, algo despertaba la curiosidad de los expertos en meteorología españoles. Unas horas antes, en Tonga, en las antípodas de nuestro país, un volcán había entrado en erupción con una furia poco común. Su aparición había sumido en el caos al pequeño archipiélago del Pacífico y dejado percances hasta en costas americanas. Por eso, cuando en zonas como Baleares o incluso Valencia vieron que los sensores atmosféricos y marinos marcaban una actividad inusual, ataron cabos rápido. Las ondas de energía generadas por la explosión a 17.000 kilómetros de distancia estaban afectando a la altura del agua en las costas del Mediterráneo, podían estar generando un pequeño tsunami o un meteotsunami, como se acabó denominando por muchos expertos. Pero ¿qué era en realidad? Sebastià Monserrat, que lleva décadas estudiando estos fenómenos en aguas baleares, e intentando cazarlos, no lo tiene nada claro.

Agencia Estatal de Meteorología (AEMET)
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