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Hollywood pone coto a la IA: por qué este acuerdo va a marcar tu futuro laboral
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Pacto HISTÓRICO CON LOS GUIONISTAS

Hollywood pone coto a la IA: por qué este acuerdo va a marcar tu futuro laboral

La huelga de guionistas ha acabado con un acuerdo histórico, en el que se regula por primera vez el uso de la inteligencia artificial en el trabajo. Eso le deja como modelo a seguir para otras profesiones afectadas

Foto: El guionista Travis Adam Wright tras el anuncio del acuerdo. (EFE/David Swanson)
El guionista Travis Adam Wright tras el anuncio del acuerdo. (EFE/David Swanson)

Hollywood ya ha puesto la primera piedra para regular la inteligencia artificial en el trabajo. Tras 148 días de parón, el Sindicato de Guionistas de Estados Unidos (WGA) anunció que este jueves pondrían fin a la huelga, después de haber alcanzado un acuerdo con la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP). Había distintos puntos calientes, como el reparto de ingresos por la distribución en streaming, pero muchos ojos estaban puestos en qué ocurría con la IA generativa. Ahora se ha convertido en un texto pionero que puede marcar el futuro de las profesiones creativas, en el punto de mira tras el auge de esta tecnología.

El acuerdo alcanzado en Hollywood deja claro que los guionistas pueden usar la inteligencia artificial como una herramienta, pero nada más que eso: nunca se le podrá reconocer la autoría y los profesionales no podrán escribir obras íntegramente con ella (o basándose en sus creaciones como fuente principal). Además, si una productora ofrece materiales como base de trabajo y los ha creado con IA, también debe indicarlo. "Por primera vez, hemos establecido definiciones y límites aplicables al uso de la IA. Eso tendrá un enorme impacto en la vida diaria de los guionistas", ha celebrado John August, miembro del comité de negociación, en declaraciones a Wired.

Foto: El director general de la tecnológica de Microsoft, Satya Nadella. (EFE/Sarah Yáñez-Richards)

"De lo que se trata básicamente es de evitar que los textos generados artificialmente puedan diluir el protagonismo de los guionistas humanos: afectar a su remuneración, a su aparición en los títulos de crédito o a sus derechos de autor", resume Antonio Muñoz Vico, socio del departamento de Propiedad Intelectual de Garrigues.

En el texto [puedes consultarlo íntegramente aquí], también se establece que los guionistas podrán usar la IA si la empresa lo consiente, pero la compañía no podrá exigirles el uso de esta herramienta para su trabajo. "Se garantiza el reconocimiento de esos derechos a los guionistas que trabajen sobre borradores generados previamente por IA, porque consideran que no se produce un efecto contagio", destaca Muñoz Vico, que recuerda que estos es un acuerdo de mínimos que luego se trasladará a la realidad interna de cada estudio o productora, donde entrarán cuestiones éticas o de privacidad. "Será interesante ver cómo regulan esas políticas las cuestiones de propiedad intelectual".

Por ahora, lo acordado será vigente hasta mayo de 2026, aunque también se establece que tendrá revisiones semestrales. "Es un experimento de cómo regular estas cuestiones, así que van a probar y revisar regularmente, sobre todo, en materia de IA, porque es algo que cambia tanto que no se puede fijar una regulación para toda la vida", comenta Adrián Todolí, profesor de Derecho Laboral en la Universidad de Valencia. Más allá de esta cuestión, incide, "la dirección que toma es que siempre haya un humano al mando".

Los problemas que siguen en el aire

Sin embargo, también hay algunos puntos que quedan en un terreno más difuso. Por ejemplo, se afirma que el sindicato "se reserva el derecho" a prohibir el uso de los guiones escritos por humanos para entrenar una IA, pero aquí el problema es que es algo que excede su control. "En la negociación están productoras, pero no los que crean los modelos de lenguaje. Por mucho que quieran añadirlo, no pueden hacer nada ahí", incide Todolí.

Es algo que han reconocido en el propio sindicato de guionistas, donde son conscientes de que "este no es el final de la lucha". "No tenemos ninguna relación contractual con las principales empresas de IA", han remarcado. Así, cabe recordar que, en la Unión Europea, la directiva sobre derechos de autor en el mercado único digital establece que no hace falta ni remuneración ni consentimiento para que una IA entrene con obras protegidas.

Pedro Fernández, abogado especializado en propiedad intelectual del despacho Sympathy For The Lawyer, considera que es una forma de protegerse de cara al futuro, ya que supone cortar el suministro con el que se nutren los modelos de lenguaje. "La industria audiovisual ha cambiado mucho tras la llegada del streaming. Ahora se hacen más formatos más rápidos, con guiones cortos y otras estructuras, puesto que no necesitan cortes publicitarios. Estos nuevos guiones no van a alimentar a la IA, que estará más sesgada a la era prestreaming", defiende.

placeholder Al Franken durante una de las protestas en Nueva York. (EFE/Sarah Yenesel)
Al Franken durante una de las protestas en Nueva York. (EFE/Sarah Yenesel)

Sin embargo, ¿qué pasa con las que ya han engullido ese material? "A nivel legal, se podría plantear la reclamación a las compañías que las desarrollan por haber utilizado su contenido sin autorización, aunque es difícil demostrar cuál se ha usado. Solo se podría ver si se parece mucho a la obra de un autor. Sería muy complicado demostrar, aunque en sede judicial sí se podría pedir que mostraran qué bases de datos han usado", responde, enfatizando que "esto va a ser lo más común, porque la manera más fácil es cortar el suministro de datos".

También hay otro punto flaco de cara al futuro, y ese parece aún más difícil de solventar. Las creaciones de la IA son imposibles de detectar —hasta ChatGPT cerró su herramienta para este cometido, ante unos resultados demasiado pobres—, y eso no va a ser una excepción aquí. Dicho de otro modo: si algún guionista tira de picaresca para escribir con la IA, las posibilidades de que la empresa o sus compañeros le pillen es prácticamente nula. Todolí, por su parte, considera que es "un riesgo", pero "al menos alguien será responsable y tendrá que controlar el contenido". En cualquier caso, el acuerdo también establece un mínimo de personas para escribir una serie, algo que limita las trampas que pueden hacerse en el lado empresarial.

Esto solo acaba de empezar

La lista de profesiones que han dado la señal de alarma sobre la inteligencia artificial no ha dejado de dilatarse en los últimos meses, y muchas de ellas están relacionadas con profesiones creativas o culturales, como guionistas, ilustradores, fotógrafos o músicos. Es algo que anticipa que el frente judicial será una de las grandes batallas de la IA. Las propias tecnológicas que desarrollan estos modelos son conscientes de ello. Por eso, Microsoft mandaba hace unos días un mensaje tranquilizador a sus usuarios: si se metían en algún lío legal por usar sus herramientas generativas, ellos mismos se encargarían de los distintos costes, como el abogado o las sentencias condenatorias.

En la industria editorial, un grupo de autores de renombre como George R. Martin o John Grisham presentaron la semana pasada una demanda contra OpenAI, creadora de ChatGPT, por lo que consideran "un robo sistemático a gran escala", ya que su modelo "escupe trabajos que imitan, resumen o parafrasean las obras de los demandantes y daña sus posibilidades en el mercado". Antes, el Sindicato de Autores ya había publicado una serie de sugerencias para incluir en los contratos, aunque sin adquirir compromiso de las editoriales, como sí ha pasado en Hollywood.

Foto: Nikki García, voz de Google Maps. (Sergio Beleña)

Los especialistas consultados coinciden en que este acuerdo en Hollywood va a marcar el futuro de la regulación de la IA en los trabajos creativos, aunque cada sector tenga su propia idiosincrasia. "No hay muchas profesiones que tengan un sindicato histórico tan concentrado como los guionistas de EEUU, así que lo van a tener difícil en ese sentido, pero sí que creo que puede servir para inspirar futuras legislaciones", sopesa Todolí sobre este punto.

En la música también se han empezado a mover los principales actores, algo que también se explica por ser un sector con una alta concentración en la producción y distribución. A finales de agosto, YouTube y Universal anunciaban un acuerdo para desarrollar herramientas musicales de IA que sean "seguras, responsables y rentables" para los titulares de derechos, aunque sin dar más detalles. Es algo que no se puede entender sin atender las decenas de canciones creadas con IA que se han viralizado. En especial, el falso dueto entre dos de los artistas más escuchados del mundo, Drake y The Weeknd, que disparó el nerviosismo.

Esta misma semana, el consejero delegado y fundador de Spotify, Daniel Ek, comentaba en la BBC que no prohibirá por completo el contenido generado por inteligencia artificial —al fin y al cabo, puede usarse como herramienta en la composición o grabación—, pero sí que no permitirá que se suban canciones que imiten claramente a otros artistas. ¿Qué pasa con aquellas en las que no esté del todo claro si hay imitación? "Va a ser complicado", respondió.

Hollywood ya ha puesto la primera piedra para regular la inteligencia artificial en el trabajo. Tras 148 días de parón, el Sindicato de Guionistas de Estados Unidos (WGA) anunció que este jueves pondrían fin a la huelga, después de haber alcanzado un acuerdo con la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP). Había distintos puntos calientes, como el reparto de ingresos por la distribución en streaming, pero muchos ojos estaban puestos en qué ocurría con la IA generativa. Ahora se ha convertido en un texto pionero que puede marcar el futuro de las profesiones creativas, en el punto de mira tras el auge de esta tecnología.

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