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Todo el mundo ataca a Spotify por pagar una miseria, pero el problema está en tu bolsillo
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PAGA POCO SPOTIFY... ¿O NOSOTROS?

Todo el mundo ataca a Spotify por pagar una miseria, pero el problema está en tu bolsillo

Unas palabras de Snoop Dogg han resucitado las críticas a los pagos del 'streaming'. En realidad, la clave está en cómo funciona una industria a la que han salvado del pozo... Pero también en lo que estás dispuesto a pagar

Foto: Snoop Dogg, en la conferencia del Milken Institute en la que habló sobre el 'streaming'. (Reuters/Mike Blake)
Snoop Dogg, en la conferencia del Milken Institute en la que habló sobre el 'streaming'. (Reuters/Mike Blake)

"Si puedes conseguir mil millones de escuchas, ¿por qué no puedes recibir un millón de dólares?". La pregunta la lanzó esta vez Snoop Dogg, pero es ya un clásico entre los artistas, que llevan años denunciando los pagos que reciben de las plataformas de streaming musical y, en concreto, Spotify. "No tiene sentido", recalcó, asegurando que "uno más uno no están sumando dos", porque las escuchas "no se están traduciendo en dinero", algo "no le sirve a los músicos". Todo lo que dice el rapero estadounidense es cierto, pero también un tanto incompleto. Y es que para entender la encrucijada hay que tener en cuenta otros elementos tan importantes, o incluso más, que la tecnológica sueca, como son el funcionamiento de la industria discográfica y, sobre todo, de tu propio bolsillo.

Las críticas de Snoop Dogg, sin embargo, son de lo más habituales. Ahí está el caso de La Playlist, la serie de Netflix que repasa la historia de Spotify, donde el capítulo final se centra en esta cuestión. Curiosamente, no lo hace contando algún episodio concreto del pasado, sino dibujando un hipotético futuro no muy lejano en el que el Senado de Estados Unidos investiga el modelo de Spotify, que había decidido reducir a la mitad los pagos a los artistas. Así, se pedía que estableciera por ley un precio mínimo por escucha.

El problema es que ni en esta ni en muchas otras críticas se menciona que las discográficas se llevan alrededor del 70% de los ingresos de Spotify, una empresa que, todo sea dicho, ayudó a salir del pozo a la industria. "Las palabras de los artistas son importantes y es cierto que cobran poco, pero no es culpa de Spotify, sino de los contratos que tienen. Tendrán que ver lo que han firmado para entender lo que cobran, porque quien le paga es la discográfica, no Spotify", apunta Adrián Vogel, exdirectivo discográfico y autor de libros como Bikinis, Fútbol y Rock & Roll. Pero hay que ir por partes en esta historia.

Perder dinero reflotando el barco del vecino

Hay un punto clave para contextualizar todo lo que pasa alrededor de Spotify: la tecnológica sueca solo ha conocido los números rojos a lo largo de su historia. En 2017, batieron su récord y perdieron 1.251 millones de euros. Ni siquiera la pandemia les sirvió para salir del pozo y, mientras otras plataformas online hacían el agosto, la firma fundada por Daniel Ek seguía sin ganar un céntimo. Es lo que explica la avalancha de todo tipo de proyectos para intentar buscar nuevas vías de ingresos, como los pódcast o la venta de entradas, o la reducción de gastos que persiguen con las recomendaciones de canciones. Además, al igual que otras empresas del sector, ha tenido que anunciar una ronda de despidos (en este caso, del 6%).

Son unas cifras que contrastan con el número de personas que usa Spotify en todo el mundo. En el primer trimestre de 2023, la compañía celebraba haber alcanzado los 515 millones de usuarios activos, un 22% más que el año anterior y un nuevo récord. De ellos, 210 millones pagan por Premium —la columna vertebral de sus ingresos— un 15% más que en 2022 y una cantidad muy similar a los que tiene Netflix, que lleva años convertida en una máquina de ganar dinero. Pero ¿dónde está el dinero que debería tener una líder de mercado como Spotify?

El primero está en el propio funcionamiento de los derechos musicales, que hacen que Spotify tenga que dar a las discográficas aproximadamente el 70% de todo lo que ingresa, en concepto de royalties, que es el dinero que luego se reparte con artistas y compositores. Es lo que ha hecho que los ingresos de la industria musical no hayan dejado de crecer en los últimos ocho años, alcanzando ya los niveles de los años noventa, su última etapa dorada, según el Global Music Report 2023, de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica. Eso, sobra decir, se ha convertido en pingües beneficios para las tres grandes del sector (Sony, Universal y Warner), que en algún momento también fueron accionistas de Spotify.

"El streaming llegó en un momento en el que la industria lo estaba pasando mal y ha sido una solución de éxito para ellos", explica Alberto Arenal, especialista en streaming musical y profesor universitario, que reparte responsabilidades. "Spotify, como líder de mercado, podría haber conseguido que la tarta fuera mayor. Por ejemplo, subiendo el precio de las suscripciones en los países occidentales, como ha ocurrido con las plataformas de vídeo", explica.

Otra de las frases que dejó la charla de Snoop Dogg llegó cuando recordó cómo funcionaba la industria cuando empezó su carrera y solo existía la venta física. “Cuando empecé, mis álbumes se vendían en formato físico. Entonces vendía un millón de copias por 9,99 dólares, eso eran nueve millones de dólares (sic) y de eso me llevaba un porcentaje”, dijo el rapero.

El problema es que, en 2022, el precio medio que pagó cada usuario es, en realidad, de 4,52 euros al mes, un 25% menos que años antes. En principio, Premium tiene un precio de 9,99 euros en España —el mismo que cuando abrió, en 2008—, pero pronto se empiezan a encontrar las rebajas. Si compartes con dos personas, el precio es de 12,99. Si lo haces con hasta seis, de 15,99. Y si eres estudiante, 4,99. No obstante, Arenal recuerda que "en algunos países se paga un dólar por suscripción y tienen muchos usuarios", algo que tira aún más para abajo la media.

Arenal recuerda que los precios que ha mantenido Spotify en este tiempo han provocado cierta devaluación de la música, donde las plataformas han ofrecido un catálogo infinitamente mayor que el de aplicaciones como Netflix o HBO, pero al mismo precio. "Ahí hay que plantearse si la música vale más, porque con streaming tienes acceso a un catálogo mundial, a casi toda la música", dice Arenal, que explica que "ahora la música va al peso, en lugar de a su valor artístico, y, a la hora de la verdad, eso es complicado de vender". Entonces, si tiene pérdidas y no cobra demasiado, ¿por qué Spotify no sube sus precios?

"A pesar de tener mejor experiencia de usuario, ahora mismo está compitiendo y perdiendo suscriptores ante Apple, Amazon o YouTube. Es decir, empresas cuyo negocio principal no es la música y que pueden ir a pérdidas. Es un sector donde te diferencias por precio y por experiencia, porque el contenido es el mismo. Está por ver cómo reaccionarían los consumidores ante algo así. Por ejemplo, ¿qué pasa si suben a 15 euros y Amazon te lo ofrece prácticamente gratis con Prime, aunque con una experiencia algo peor?", responde este especialista, que recuerda que la tecnológica sueca va perdiendo cuota de mercado cada año. Ahora mismo, está en torno al 30,5%, según MidiaReserch.

Además, según algunas estimaciones, Spotify sería la segunda plataforma que peor paga —solo superada por YouTube Music—, algo que ha empeorado aún más su imagen respecto a las tarifas que abona a los artistas y se ha convertido en otra crítica recurrente. En realidad, su sistema de pagos funciona mediante un prorrateoaquí tienes una explicación en detalle—, no mediante pago directo por escucha, por lo que esos datos quedan en entredicho. "No son cifras comparables, porque Spotify recauda más y tiene más escuchas, algo que hace que el precio baje, pero no porque reparta menos. Es erróneo pensar que una plataforma te trata mejor per se", zanja Arenal.

Derechos analógicos en una plataforma digital

Hace unas semanas, los hermanos Auserón, fundadores de Radio Futura, lanzaron un comunicado en el que analizaban la situación de la industria musical. Uno de los puntos clave era que, si el streaming ha cambiado la industria, los acuerdos de royalties también tienen que hacerlo. Así, recordaban que aquellos contratos "contemplaban una contrapartida de inversión en producción, promoción y distribución", afeando que ahora "obtienen enormes beneficios sin ejercer sus funciones de origen". 

"Los artistas y las compañías ya no son creador e inversor (...) son objetivamente copropietarios de los nuevos derechos de explotación por canales no previstos en los antiguos contratos", continúan en el texto, donde recalcan que las discográficas ahora tienen "un gasto prácticamente nulo". Los Auserón también reivindicaban un reparto a partes iguales, como ocurre cuando una canción suena en la radio y televisión, una medida que ya se está estudiando en Reino Unido. 

Aquel texto, eso sí, provocó que una respuesta directa por parte de Promusicae, la patronal del sector, algo nada habitual. "Nos consta que los sellos discográficos renegocian y actualizan los contratos acordados en épocas previas a la irrupción digital, para balancear el equilibrio entre las partes", aseguraban en su respuesta, donde también recalcaban que los sellos "invierten e innovan constantemente para adaptarse". Por último, mencionaban que, según un informe del Parlamento británico, "la media de los royalties brutos se incrementaron del 29,7 al 23,3%" en la última década. 

"Si puedes conseguir mil millones de escuchas, ¿por qué no puedes recibir un millón de dólares?". La pregunta la lanzó esta vez Snoop Dogg, pero es ya un clásico entre los artistas, que llevan años denunciando los pagos que reciben de las plataformas de streaming musical y, en concreto, Spotify. "No tiene sentido", recalcó, asegurando que "uno más uno no están sumando dos", porque las escuchas "no se están traduciendo en dinero", algo "no le sirve a los músicos". Todo lo que dice el rapero estadounidense es cierto, pero también un tanto incompleto. Y es que para entender la encrucijada hay que tener en cuenta otros elementos tan importantes, o incluso más, que la tecnológica sueca, como son el funcionamiento de la industria discográfica y, sobre todo, de tu propio bolsillo.

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