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Ofensiva en Jersón, ataques en Crimea y misiles antirradar. Los signos de un cambio en Ucrania
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CONFLICTO A LAS PUERTAS DE EUROPA

Ofensiva en Jersón, ataques en Crimea y misiles antirradar. Los signos de un cambio en Ucrania

Los misiles antirradar y "antirradiación", que podría estar utilizando Ucrania, pueden convertirse en una auténtica pesadilla para las defensas antiaéreas rusas

Foto: Lanzamiento de un AGM-88 HARM desde un F-18 norteamericano. (US Navy)
Lanzamiento de un AGM-88 HARM desde un F-18 norteamericano. (US Navy)
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En el conflicto ucraniano se está produciendo una curiosa paradoja. Si se escuchan las noticias de ambos lados, todos van ganando. Para las fuentes rusas, las operaciones militares van según lo programado y marchan bien. Para Kiev, el colapso ruso es inminente. Ambas afirmaciones se justifican con diversos hechos, pero la realidad, detrás de los comunicados oficiales, es que hay signos de que algo se está moviendo en el lado ucraniano y podemos encontrarnos con un giro en los acontecimientos.

La guerra de Ucrania ya va para seis meses. El conflicto parece enquistado y esto tiene consecuencias negativas para todos. Rusia no deja de perder cada vez más y más material, los ataques, sabotajes o 'accidentes' detrás de las líneas rusas son cada vez más audaces e importantes. Sin embargo, no deja de ganar terreno en el Donbás, eso sí, centímetro a centímetro. Para Ucrania también es malo, muy malo. La estrategia de Zelensky, acertada y hasta ahora de éxito, se basó en internacionalizar el conflicto haciendo que el resto de comunidades estuvieran con Ucrania. Lo consiguió, todos 'éramos Ucrania'.

Foto: Lanzamiento de un misil AMRAAM desde un lanzador NASAMS. (Raytheon)

Sin embargo, el conflicto se está alargando y el riesgo —para Kiev— es que se convierta en algo rutinario. ¿Cuánto tiempo hace que la guerra no inicia un telediario o encabeza la portada de un periódico? Es cierto que lo principal es el apoyo financiero y material de Estados Unidos y resto de países, incluso el de España —que ha aportado entre poco y casi nada—, pero el apoyo de la opinión pública, de la 'gente', es muy importante para los planes de Zelensky.

Rusia se ha centrado en combatir en el Donbás. Lo justifica diciendo que es donde más le interesa actuar y es cierto, en parte. Su estrategia ahora es ganar terreno, lo que pueda, y consolidar lo ya ganado. Lo demuestra, por ejemplo, con la reciente ocupación de la población de Pisky, al noreste de Donets. Algo que parece confirmado y supone un paso importante para el control del aeropuerto y del Oblast de Donets, objetivo estratégico ruso. Sin embargo, Pisky se encuentra a tan solo unos tres o cuatro kilómetros del centro de Donets, en poder de los rusos desde el inicio de las hostilidades. Casi seis meses para tan magro resultado.

En el fondo, esta 'estrategia rusa' de centrase en Donbás no deja de reflejar un hecho difícil de cuestionar, como es la debilidad de las tropas rusas para actuar con contundencia en varios frentes de manera simultánea. A la vez, este estancamiento no es bueno para Zelensky, que necesita que 'pasen cosas'.

Jersón, ciudad clave

Si los rusos se centran en el Donbás, la estrategia militar dicta que es ahí donde hay que resistir para atacar en otro punto. Es lo que están haciendo los ucranianos. Por eso, ahí los defensores han planteado una resistencia feroz, a la vez que están utilizando con inteligencia —y buen asesoramiento, desde luego— el material que les llega, sobre todo los lanzacohetes HIMARS. Esos sistemas de artillería de largo alcance y muy elevada precisión se están usando para batir, uno tras otro, objetivos de alto valor.

Jersón es otro objetivo clave. Es, por un lado, el paso obligado para adentrarse en el oeste del país bordeando la costa. Junto a Mykolaiv, es la llave para ocupar Odesa y, con ella, aislar al resto del territorio ucraniano del mar Negro, dejando un país económicamente inviable. Esto era otro de los objetivos iniciales rusos. Pero, además, Jersón es el punto de abastecimiento de agua de Crimea y si Rusia ansía mantener la península, necesita tenerla bajo control. Es lo que los ucranianos van a tratar de evitar.

Ahora la presión de Kiev se está intensificando en esta zona, hasta el punto de que muchos analistas hablan ya en términos de una 'contraofensiva'. Son palabras mayores, pero hay muchos signos de que esto puede estar ocurriendo y los HIMARS también son protagonistas. A los ataques a depósitos, centros de mando, concentraciones de vehículos, etc., se ha unido también el ataque a las vías de comunicación, en concreto al puente de Antonivsky, que une la ciudad con el territorio al este, en la otra margen del Dnieper.

placeholder El puente Antonovsky sobre el Dnieper visto desde el norte. A la derecha, Jersón. (Wikimedia)
El puente Antonovsky sobre el Dnieper visto desde el norte. A la derecha, Jersón. (Wikimedia)

Este puente es clave pues no hay otro paso, salvo el del ramal ferroviario (ambos atacados), hasta la presa de Kakhovka, a bastante distancia de Jersón y cuya carretera también fue objeto de atención de la artillería de Zelensky. El Dnieper constituye una gran barrera y cortar este puente supone en la práctica el cerco y aislamiento de todas las fuerzas rusas que ocupan la ciudad, que se quedarían sin suministros. En los puentes, por cierto, los rusos colocaron deflectores de radar, una medida defensiva que tiene en la práctica un efecto nulo, pues los cohetes de los HIMARS se guían por GPS, al igual que la munición de precisión de la artillería convencional.

Es una realidad que las tropas de Kiev han recuperado terreno entre Mykolaiv y Jersón, se están produciendo fuertes combates y se da por confirmado —por fuentes de ambos lados— que se habría producido una penetración en la zona de Davidyv, tomando los ucranianos el puente que cruza el pequeño río Inhulets y consolidando terreno en la orilla este. También se comenta que las autoridades locales prorrusas podrían haber abandonado Jersón, lo que sería un signo de una posible preparación rusa para evacuar la ciudad.

Explosiones en Crimea

La estrategia ucraniana para forzar una retirada rusa es atacar al interior, crear confusión y caos en su retaguardia y forzar a que las tropas rusas se retiren antes de quedar aisladas o desabastecidas. Puede que los ataques actuales a objetivos en Crimea, vayan en esa dirección. Hasta ahora parecía que la península era —como el propio territorio ruso— algo ajeno a esta guerra. Los norteamericanos, de hecho, habían dicho explícitamente que no iban a facilitar los misiles ATACMS, con alcance de 300 km, precisamente para evitar ataques a Sebastopol o en territorio ruso. Otra más de las, en apariencia incomprensibles, contradicciones de esta guerra.

No obstante, algo debe de haber cambiado y las explosiones en la Base de Saki parecen confirmarlo. Es una de las bases más importantes que la aviación rusa tiene en Crimea y sufrió el 11 de agosto unas misteriosas explosiones. Rápidamente los ucranianos se atribuyeron el ataque, negado después por los rusos que alegaron "explosiones por causas accidentales".

placeholder Ataque a la Base Aérea de Saki. Estos ataques, además, provocaron un éxodo inmediato de turistas rusos. (AP)
Ataque a la Base Aérea de Saki. Estos ataques, además, provocaron un éxodo inmediato de turistas rusos. (AP)

Son muchos los accidentes que últimamente ocurren en instalaciones rusas pero, en cualquier caso, la realidad contrastada por imágenes satelitales que se han hecho públicas, demuestran unos daños importantes y cerca de 10 aviones destruidos. Un desastre para la ya maltrecha aviación rusa.

placeholder Imagen de satélite de la base aérea de Saki donde se aprecian daños y aviones destruidos. (Planet Labs PBC)
Imagen de satélite de la base aérea de Saki donde se aprecian daños y aviones destruidos. (Planet Labs PBC)

No ayudan a sostener esta versión de 'accidente' las explosiones e incendio que se produjeron el día 14 en el puerto de Berdyansk, ciudad a orillas del mar de Azov, el mismo sitio donde el 24 de marzo otras 'misteriosas explosiones' hundieron un buque de desembarco de la clase "Alligator" y dañaron a dos de la clase "Ropucha". Tampoco lo hace el hecho de que también se registraran explosiones el día 16 en Dzhankoy, otra población de Crimea —también con una base aérea en las inmediaciones— donde ardió otro depósito de municiones. Esta vez los rusos reconocieron ser obra de sabotajes enemigos.

El AGM-88 entra en juego

La última mala —malísima— noticia para los rusos es que se da casi por seguro que Ucrania ha puesto en acción misiles antirradar AGM-88 HARM. Esta afirmación, aunque aún persiste alguna duda, vendría avalada por unos restos de misiles de este tipo encontrados tras un ataque y cuyas imágenes se publicaron en canales rusos. También apoya esta hipótesis el hecho de que Estados Unidos confirmara la entrega de "misiles antirradiación" a Ucrania, aunque sin especificar el modelo.

Las dudas surgen por el hecho de la sorprendente rapidez con la que Ucrania habría integrado el misil en sus aviones, pues aunque está en desarrollo un lanzador terrestre, de momento el HARM se debe lanzar desde un avión. El proceso de integración no es sencillo y requeriría incorporar un 'pod' o punto de anclaje adecuado al avión, además de un bus de datos para controlar los parámetros del arma y su lanzamiento.

Es cierto que hay precedentes donde se han realizado integraciones de misiles con gran rapidez, pero en este caso habría una complicación adicional al tratarse de plataformas de origen soviético, nada que ver con los estándares OTAN. Una última posibilidad es que se hubiera desarrollado una 'integración provisional' 'ad hoc' para los aviones ucranianos o que fuera con algún tipo de conexionado inalámbrico. Son especulaciones, pero podría ser posible.

El AGM-88 HARM (High-speed Anti-Radiation Missile) es un misil antirradiación de lo mejor que hay a nivel mundial, utilizado por muchos países occidentales y afines, entre ellos España. El objetivo de estos misiles es acabar con los radares enemigos. Para ello disponen de un sistema de guiado que consiste en un receptor que detecta las emisiones radioeléctricas de los radares, dirigiendo el misil hacia ellas.

placeholder Misil AGM-88 HARM bajo el ala de un F-18 norteamericano. (US Navy)
Misil AGM-88 HARM bajo el ala de un F-18 norteamericano. (US Navy)

Suponen una verdadera pesadilla para los sistemas antiaéreos enemigos, pues el misil se puede utilizar en varios modos, uno de ellos llamémosle 'preventivo'. Es esta modalidad el misil se lanza por delante de la fuerza de aviones atacantes sin necesidad de que se haya detectado previamente ningún radar y volará por delante —su alcance es de 150 km— con su buscador pasivo localizando fuentes de emisión. Una vez localizada una que se considere como objetivo (algo que es programable), el misil (según la versión) puede grabar su posición y se dirige hacia la fuente (el radar) a una velocidad próxima a Mach 2.

El radar enemigo es difícil que detecte el misil, sobre todo si es un sistema antiaéreo que busca aviones y, aunque lo detectara, se encontraría con un terrible dilema. Si mantiene encendido el radar, sabe que en cuestión de minutos uno de estos misiles le caerá encima y con su cabeza de guerra de casi 70 kg de explosivo y fragmentación la destrucción es segura. Pero si lo apaga, dejará ciego el sistema antiaéreo y no podrá atacar a los aviones enemigos. Aún en este caso y dependiendo de la versión, el misil ha podido grabar su posición y puede incorporar un sistema de guiado por radar activo y por GPS, de tal manera que aun apagado, alcanzará su objetivo.

placeholder Radar de adquisición 9S15M Obzor-3 de una batería antiaérea S-300. Típico objetivo de los misiles AGM-88. (Wikimedia)
Radar de adquisición 9S15M Obzor-3 de una batería antiaérea S-300. Típico objetivo de los misiles AGM-88. (Wikimedia)

En cualquier caso, si Ucrania ha puesto en liza estos ingenios, para Rusia es algo nefasto. Solo la sospecha de que estos misiles estén en manos de los ucranianos puede rebajar la eficacia de las defensas antiaéreas rusas de un modo significativo, lo que les impediría defender a sus propias tropas y a su artillería, así como derribar los cohetes guiados de precisión —hasta ahora con escaso o nulo éxito— o los misiles ucranianos. Una complicación adicional que puede contribuir a que el conflicto tome un giro en el que veamos a las tropas ucranianas tomar la iniciativa.

En el conflicto ucraniano se está produciendo una curiosa paradoja. Si se escuchan las noticias de ambos lados, todos van ganando. Para las fuentes rusas, las operaciones militares van según lo programado y marchan bien. Para Kiev, el colapso ruso es inminente. Ambas afirmaciones se justifican con diversos hechos, pero la realidad, detrás de los comunicados oficiales, es que hay signos de que algo se está moviendo en el lado ucraniano y podemos encontrarnos con un giro en los acontecimientos.

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