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La industria que ignoró a España ahora nos adora: todos quieren un centro de datos aquí
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LA PENÍNSULA, PUNTO CALIENTE

La industria que ignoró a España ahora nos adora: todos quieren un centro de datos aquí

Google instala su nube para el sur de Europa en Madrid, al igual que Microsoft, IBM u Oracle. Amazon lo hará en Aragón y Meta en Talavera. Estas son las razones de que, ahora sí, España haya conseguido atraer estas inversiones

Foto: Imagen del lanzamiento de la 'región cloud' de Google. (Google)
Imagen del lanzamiento de la 'región cloud' de Google. (Google)
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Internet se presenta muchas veces como algo vaporoso. Algo que no ocupa lugar. Una masa de unos y ceros que nadie sabe exactamente dónde está y que se convierte en contenido cuando entra a nuestro móvil o PC. Pero esa nube necesita sólidos cimientos en tierra. Entre ellos, los conocidos como centros de datos, sitios donde se almacena toda esa información y desde donde se puede disparar para que llegue a su destino final en el menor tiempo posible. Edificios que, en muchas ocasiones, acaban siendo megaconstrucciones, auténticas obras de ingeniería que consumen ingentes cantidades de energía y ocupan un espacio equivalente a varios Bernabéus, con todo lo que ello conlleva en términos económicos y de creación de empleo. Tras muchos años ignorada por las grandes fuerzas vivas de la industria, que apostaban principalmente por suelo británico y centroeuropeo, España se ha convertido en un imán para estas inversiones millonarias.

Foto: Foto: Getty Images/Sean Gallup.

El útimo en mover pieza ha sido Google. Pero también lo han hecho Amazon, IBM, Meta, Microsoft u Oracle. Con la 'curia tecnológica' apostando por dejarse tanto dinero en nuestro país, es inevitable preguntarse exactamente qué es lo que están montando en el mercado patrio, qué impacto tiene todo esto y cuál es la razón o razones exactas que han conseguido cambiar el panorama.

Google se adelanta

Como decíamos, los últimos en dar que hablar sobre este asunto han sido los responsables del buscador más conocido del planeta. Este miércoles, anunciaron la puesta en marcha de lo que ellos llaman 'región cloud' en Madrid. Tras esta palabra tan poco atractiva, lo que se esconde es la infraestructura física y capacidad de computación necesaria para poder hacer funcionar su nube, la tercera más utilizada del mundo, en el sur de Europa y poder dar servicio a las empresas, entre ellas DIA o BBVA, que utilicen sus herramientas y servicios.

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Para ponerla en marcha, un despliegue que seguirá hasta 2025, la multinacional ha desembolsado 600 millones de euros. Parte de este dinero ha ido a parar a Telefónica Tech, ya que se apoyará el mayor centro de datos que tiene la mayor teleco patria en Alcalá de Henares, un monstruo de 65.700 metros cuadrados. Hay otros dos socios de los que no se han revelado ni su nombre ni su ubicación por cuestiones de seguridad.

Aunque toda esta maquinaria lleva dos semanas en funcionamiento, montó este miércoles un sarao en la capital, donde sacó pecho y afirmó que el impacto de su 'región' durante el próximo lustro puede ser de hasta 1.300 millones en el PIB y 10.000 empleos. Google ha podido llegar la primera a la meta y apuntarse el tanto de ser la primera en tener operativa su 'región cloud' en nuestro país. El truco ha sido que no se han dedicado a construir estas instalaciones, sino que las han arrendado a terceras empresas, propietarias de los llamados centros de datos neutrales. Su funcionamiento es sencillo. Se puede resumir en que el cliente lleva sus equipos allí, pero el mantenimiento y la gestión del recinto son de la propietaria de la instalación, que a su vez trabaja para muchas otras compañías. Esa economía de escala es la que les sirve para hacer negocio con la fontanería de internet que otros prefieren externalizar.

Empresas como Interxion o Equinix son algunos de estos jugadores invisibles para el común de los mortales, pero que llevan años instalándose en el cinturón obrero de la capital y, en menor medida, también de Barcelona. Allí han levantado sin hacer mucho ruido enormes construcciones para dar servicio a todo tipo de empresas. El humilde barrio de San Blas es conocido como el 'Silicon Alley' ('callejón del silicio') madrileño por la concentración de instalaciones de este tipo que hay allí, por donde pasa gran parte del tráfico de toda España, desde Netflix a Facebook, pasando por WhatsApp o tus pedidos de Amazon.

Para muestra del tamaño de estas instalaciones, un botón. Un botón de 35.000 metros cuadrados y 34 megavatios de potencia. Esas son las cifras del nuevo centro neutro que está levantando Interxion, el cuarto en ese lugar.

Las expectativas en torno a este negocio han llegado a tal punto que han sido irresistibles cantos de sirena para actores ajenos a esta actividad como pueden ser los grupos inmobiliarios. Merlin Properties ya ha anunciado la construcción de centros en Lisboa, Madrid, Barcelona y Bilbao. Por su parte, Thor Equities Group, un fondo estadounidense especializado en 'real state', convertirá la fábrica de Coca-Cola de Fuenlabra, un signo de la lucha sindical, en el mayor 'data center' de España. Se llamará Madrid One y tendrá 225.000 metros cuadrados y 10 edificios.

Obras 'faraónicas' de Amazon y Meta

Esta vía, por la que también han apostado otros gigantes como IBM u Oracle, es diferente y menos laboriosa a la que han decidido llevar a cabo los dos mayores proveedores de estos servicios en el mundo, Amazon y Microsoft. Ellos van a construir sus propios edificios. Hace unos días, el presidente de los de Redmond, Brad Smith, anunciaba, en el marco de su gira por España, que levantarían varios centros de datos antes de que acabase el año en la Comunidad de Madrid. Para ello estaban adquiriendo terrenos en las localidades de Algete, Meco y San Sebastián de Los Reyes. No ha trascendido las cifras exactas de esta operación. Pero se sabe que hasta ahora lleva ya más de 11.000 millones gastados en suelo europeo en acciones similares.

placeholder El interior de un centro de datos de AWS. (Amazon)
El interior de un centro de datos de AWS. (Amazon)

Más ambiciosos aún son los planes del gigante del comercio electrónico. Su división AWS (la más rentable del grupo) invertirá 2.500 millones de euros en la próxima década. Ese presupuesto se dedicará a dar forma a tres grandes centros de datos en Aragón, que podrían entrar en funcionamiento este mismo año. Concretamente, lo hará en Huesca, así como en Villanueva de Gállego y El Burgo de Ebro, dos municipios relativamente pequeños del entorno de Zaragoza. Estos centros serán el eje de una nueva región que funcionará desde España para dar soporte a toda la zona sur de Europa. Algo que estiman que tendrá un impacto de 1.800 millones en el PIB y que traerá 1.300 empleos de nueva creación.

"AWS tiene el concepto de una región, que es una amplia zona geográfica donde agrupamos los centros de datos. Llamamos a cada grupo de centros de datos lógicos 'zona de disponibilidad'. Cada región de AWS consta de varias zonas de disponibilidad aisladas a una distancia significativa de muchos kilómetros, aunque todas están dentro de un rango de 100 km de separación, con perfiles de riesgo diferentes y separadas físicamente dentro de un área geográfica", explica para Teknautas Carlos Carús, jefe de tecnología de la compañía en España sobre este proyecto.

"Una zona de disponibilidad es uno o más centros de datos discretos con alimentación, redes y conectividad redundantes en una región de AWS. Las zonas de disponibilidad permiten que los clientes operen bases de datos y aplicaciones de producción con un nivel de disponibilidad, tolerancia a fallos y escalabilidad mayor que el que ofrecería un centro de datos único. Si una aplicación se divide en zonas de disponibilidad, las empresas estarán mejor aisladas y protegidas de problema", remata a este respecto. Carús, que define como una "buena noticia" que otras empresas del gremio se hayan fijado en España, tiene claro el gran reto de esta industria en el mercado patrio: disponer de personal cualificado suficiente.

La fotografía es radicalmente diferente a la de hace un lustro. A día de hoy, cuatro de los cinco mayores proveedores 'cloud' (un mercado que el pasado año movió 180.000 millones de dólares) han hecho de España un mercado de referencia. Hace cinco años nadie la eligió con este fin. A esto hay que sumarle el complejo que levantará Meta, la empresa antes conocida como Facebook, en Talavera de La Reina. Seis edificios y dos millones de metros cuadrados para albergar el nuevo centro de datos en suelo europeo. 1.000 millones de inversiones, un millar de empleos durante la construcción y 250 puestos de alta cualificación una vez se ponga en marcha. Esa será la guinda el laboratorio de desarrollo del metaverso que abrirá en Madrid, donde emplearán a dos mil personas.

La importancia de los cables

Cuando el negocio en torno a internet empezó a explotar y desarrollarse, las tecnológicas optaron por tomar tierra en ciudades como Fráncfort, Londres, Ámsterdam o París, un eje que fue bautizado como los FLAP. En esas ciudades, por su buena conexión con el resto del continente, es donde se instaló la mayor capacidad de centros de datos. Sin embargo, la madurez y saturación de estas regiones, unidas a otros factores como el Brexit o la progresiva digitalización de la economía, han empujado la búsqueda de otros emplazamientos. Y ahí España, especialmente Madrid, ha hecho valer sus argumentos para vivir este 'boom'.

"Estamos hablando de que estamos creciendo a unos niveles muy altos", asegura José Luis Friebel, 'managing director' de DCD para España y Latinoamérica desde hace casi 13 años. Una de las cosas que sirve para medir la importancia es la potencia energética que suman los centros de datos. "Ahora mismo en España estamos en torno a los 113 megavatios. Sin embargo, entre lo que se está construyendo y lo que está planificado, alcanzaremos los 600MW en pocos años. Eso es ponerse muy cerca de París", remata.

Pero ¿por qué ahora Madrid aparece como un nuevo candidato a unirse a los llamados FLAP?, ¿por qué ahora y no hace una década?, ¿qué es lo que ha ocurrido para que el tráfico de internet en España se negociase en Londres y ahora no?

Foto: El cable submarino de Facebook y Microsoft, en el momento del amarre en Sopelana (Vizcaya)

Si se ve desde Europa, España puede parecer que está arrinconada en una esquina. Si se ve desde un punto global, la Península se encuentra en un punto cable, siendo la puerta a toda la cuenca mediterránea, a África y también a América Latina. Eso le ha hecho un punto clave para anclar los cables submarinos que conectan los diferentes continentes. De los 45 que hay en el Viejo Continente, 10 hacen parada en España y 9 en Portugal. A destacar el Grace Hooper y el MAREA (que conectan Bilbao con EEUU), el cable 2Africa (que hace parada en Barcelona, rodea todo el continente africano, conectando con Oriente Medio y el sudeste asiático) o el EllaLink (que conecta Brasil con la costa portuguesa con parada en Canarias). "Estas condiciones no se dan en otras zonas como el sudeste de Francia, Italia o Grecia", explica Friebel.

Mejor cerca que lejos

Este asunto es clave porque la parte física que sostiene internet funciona más cerca está y el acceso es más directo. Es decir, tener un cable submarino cerca o un centro de datos como los de Amazon o Microsoft servirá para reducir la latencia. Esto es, grosso modo, el tiempo que se tarda entre que se hace la petición hasta que los datos llegan de vuelta. Por ejemplo, con la puesta en marcha de la región de Google Cloud en España, los clientes que estén ubicados en Madrid experimentarán una latencia de un milisegundo. Si están en otras zonas del país más alejadas, el tiempo sería algo mayor, pero menor a diez milisegundos. Y cuanto más se aleje, mayor todavía.

"No estamos hablando de ver YouTube. Estamos hablando de cosas como el coche autónomo, las competiciones de eSports, industria 4.0 gracias al 5G. Son cosas en las que cualquier mejora en la latencia va a ser positiva", describe este experto. La creación de un ecosistema local, podría ayudar, a superar la brecha que existe en el uso de servicios en nube en la economía española. Google calcula que la media entre las empresas privadas en nuestro país es casi un 15% menor a la media europea, que se sitúa en el 40%. Aumentar la adopción de estas herramientas podría traducirse en un beneficio económico de 4.000 millones, según el buscador.

"España tiene muchas condiciones", sostiene Ignacio Velilla, máximo responsable de Equinix en España, pero también presidente de Spain DC, la 'patronal' de las empresas de 'data centers' en España. "Tiene muy buena oferta y capacidad de interconexión, por los cables submarinos, pero también por la red de fibra óptica que se ha desplegado en los últimos años".

placeholder Interior de un 'data center' de Interxion en San Blas, Madrid. (Jesús Hellín)
Interior de un 'data center' de Interxion en San Blas, Madrid. (Jesús Hellín)

Tanto Velilla como Friebel señala otros de los puntos fuertes de nuestro país para atraer estas inversiones: el acceso a fuentes de energías renovables. "Hay que pensar que estas compañías se han comprometido a ser en los próximos años neutras en carbono y esto es un asunto clave", señalan desde DCD, que pone el ejemplo de Amazon, que construye importantes plantas eólicas y solares para alimentar la infraestructura de AWS. En nuestro país tiene, por ahora previsto levantar, cuatro instalaciones fotovoltaicas.

El asunto energético

Desde esta asociación, han pedido cambios legislativos para facilitar la atracción de nuevas inversiones, que podrían suponer casi 7.000 millones de forma directa en los años venideros, según sus cálculos. La primera de ellas es que este gremio sea considerado como electrointensivo. "En países como Francia las empresas de centros de datos ya tienen esta condición y eso les da una ventaja competitiva a la hora de poder librarse de ciertos impuestos, ya que somos empresas que consumimos una gran cantidad de energía, algo clave para mantener las condiciones y la temperatura óptima de estas instalaciones", remata Velilla.

El gremio pide que España considere como 'electrointensivas' a estas empresas

El último gran punto es lo que se llama la soberanía de los datos, algo en lo que Europa lleva intentando hacerse fuerte frente a Estados Unidos y China desde hace años. En el año 2020, Tribunal de Justicia de la Unión Europea dio el remate final a un acuerdo llamado 'Privacy Shield', que había permitido el envío de información personal de ciudadanos europeos a centros de datos en EEUU. A partir de ese momento, se permitieron, pero bajo estrictas condiciones impuestas por el RGPD. Instalar y tener los centros de datos en el espacio económico europeo, aseguraría que esa información se almacena en territorio comunitario.

Internet se presenta muchas veces como algo vaporoso. Algo que no ocupa lugar. Una masa de unos y ceros que nadie sabe exactamente dónde está y que se convierte en contenido cuando entra a nuestro móvil o PC. Pero esa nube necesita sólidos cimientos en tierra. Entre ellos, los conocidos como centros de datos, sitios donde se almacena toda esa información y desde donde se puede disparar para que llegue a su destino final en el menor tiempo posible. Edificios que, en muchas ocasiones, acaban siendo megaconstrucciones, auténticas obras de ingeniería que consumen ingentes cantidades de energía y ocupan un espacio equivalente a varios Bernabéus, con todo lo que ello conlleva en términos económicos y de creación de empleo. Tras muchos años ignorada por las grandes fuerzas vivas de la industria, que apostaban principalmente por suelo británico y centroeuropeo, España se ha convertido en un imán para estas inversiones millonarias.

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