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De pesadilla de Colau a venderse por 100 millones: el 'pelotazo' de Reby con los patinetes
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House of Lithium se hace con el 100% de Reby

De pesadilla de Colau a venderse por 100 millones: el 'pelotazo' de Reby con los patinetes

Pep Gómez, fundador del unicornio Fever y de la firma de patinetes Reby, acaba de vender esta última por 100 millones de dólares. La historia de esta 'startup' explica muy bien la montaña rusa que vive la movilidad urbana en España

Foto: Pep Gómez, cofundador de Reby. (Cedida)
Pep Gómez, cofundador de Reby. (Cedida)
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Si en 2018 alguien le hubiera dicho a Pep Gómez que su empresa, Reby, acabaría vendiéndose por 100 millones, muy probablemente habría mirado de reojo a todas las esquinas en busca de la cámara oculta. Durante el verano de ese año, se desató en España el furor por los patinetes eléctricos de alquiler. Gigantes como Lime y Bird se dejaron miles de millones en inundar las aceras de estos aparatos y hasta Uber amagó con entrar. Otras empresas, como Reby, le hicieron la vida imposible al Ayuntamiento de Barcelona, saltándose por completo la normativa. Todo esto es agua pasada y Gómez ha logrado convertirse en uno de los escasos supervivientes cuatro años después: acaba de vender el negocio por 100 millones de dólares a la inversora canadiense House of Lithium. La misma que se hizo a finales del año pasado con Kimoa, la empresa del piloto asturiano de F1 Fernando Alonso.

"Teniendo en cuenta la situación catastrófica del mercado, esto es todo un éxito", resume Pep Gómez desde Miami a El Confidencial. Lleva allí tres meses encerrado en un hotel negociando la venta. Pese a ser un grupo de origen canadiense, House of Lithium tiene su sede en Florida. Esta empresa, dueña, entre otras, de la marca de bicis eléctricas que lleva su nombre, o del Amazon de vehículos eléctricos SimplyEV, ya controlaba el 17% de Reby, cofundada en Barcelona por Gómez, Cristina Castillo, Guillem Pagès y Kiram Thomas.

Foto: Bicis de Lime, en Sevilla. (Ayuntamiento de Sevilla/Twitter)

La operación supone ahora ceder el control completo de la empresa y un desembolso de House of Lithium de 100 millones en efectivo y acciones, de los cuales Gómez (29 años) se embolsará más de 10 millones contantes y sonantes. Nada mal para una 'startup' que ha llegado a este punto con 'solo' 18 millones de euros de capital de firmas internacionales como Neo Fund (Facebook, Airbnb), Hard Yaka (Twitter, Coinbase) e inversores individuales como Simon Rothman (miembro del consejo de Tesla y Lyft) o el español Hugo Arévalo (Jobandtalent, Glovo, Tuenti...). En comparación, Lime, el número uno, se ha embolsado 1.500 millones de financiación y Bird, casi 800 millones.

placeholder Patinetes de Reby en Barcelona. (Cedida)
Patinetes de Reby en Barcelona. (Cedida)

Tras un turbulento arranque, Reby había logrado establecer un modelo de negocio estable en el complejo mundo de los patinetes de alquiler. Esa era su mejor carta de presentación: estar presente en 18 ciudades entre España e Italia, en las que ha ganado concursos públicos para gestionar este servicio, emplear a casi 100 trabajadores y, más complicado aún, cerrar 2021 con 15 millones de ingresos y unos beneficios brutos de tres millones.

El nacimiento y venta final de Reby ilustran muy bien la montaña rusa que vive este sector en nuestro país. Al 'boom' descontrolado de 2018 le sucedió una regulación leonina de los ayuntamientos. Ante la avalancha, Barcelona, por ejemplo, llegó a prohibir el uso de patinetes si no se circulaba con un guía turístico. Era también la época de la lucha frontal de Ada Colau contra otras plataformas como Airbnb, cuyo equipo de gobierno llegó a calificar de "cáncer" para la ciudad.

"La situación ahora en Madrid es un desastre. Hay demasiados operadores y así es imposible ofrecer un buen servicio"

"Reby desarrolló una actividad económica sin licencia en la vía pública. Pusimos en marcha mecanismos para detectar y sancionar esto y dejaron de hacer ese uso intensivo de las calles y aceras", señalan fuentes consultadas del consistorio de Barcelona. Gómez recuerda esos años de forma muy diferente. "Fue todo un tema político. La regidora de Movilidad de aquella época, Rosa Alarcón, acabó dimitiendo. Nosotros no incumplimos la ley, recurrimos las sanciones y las ganamos casi todas", señala.

Lo que vino después fue aún peor, una pandemia que fulminó casi por completo los patinetes durante dos años. Ahora se vive un renacimiento, decenas de empresas han vuelto a poner estos aparatos en la calle, pero persisten buena parte de los mismos problemas que se sufrieron hace cuatro años. Grandes ciudades como Madrid o Barcelona aún tienen pendiente aprobar nuevas ordenanzas para evitar, entre otras cosas, el 'secuestro' del espacio público en las aceras con total impunidad.

"La situación ahora en Madrid es un desastre. Hay demasiados operadores y así es imposible ofrecer un buen servicio. Creemos que hay una oportunidad ahí y esperaremos a que salga un nuevo concurso para presentarnos", explica Gómez. El plan del consistorio en la capital, que no entrará en vigor hasta 2023, pasa por permitir operar solo a tres empresas, en lugar de las ocho actuales y muy lejos de la veintena que obtuvo licencias al inicio del proceso. Estas tres compañías se repartirán un total de 6.000 licencias. Está por ver qué ocurrirá en Barcelona, que aún está en pleno proceso de adaptar la normativa estatal y de la DGT a la ordenanza local. La normativa estatal prohíbe, entre otras cosas, circular en patinete a más de 25 km/h, hacerlo por aceras o sin casco. Y habrá que ver también cómo se las apañan los ayuntamientos para hacer cumplir las normas.

placeholder Varios patinetes eléctricos de alquiler, aparcados en una calle de Madrid. (EFE)
Varios patinetes eléctricos de alquiler, aparcados en una calle de Madrid. (EFE)

Pep Gómez es optimista con lo que viene, cree que, pese a la continua y frustrante ausencia de regulación efectiva, está todo por hacer en movilidad urbana. La 'startup' continuará centrada en sus dos grandes especialidades: desarrollar tecnología y ganar concursos para la gestión local de flotas de patinetes de alquiler. "Tenemos varias patentes solicitadas, como un sistema que detecta si van dos personas en un aparato y lo bloquea. Esto es lo que nos permite luego estar por delante en los concursos".

Gómez, que seguirá al frente de Reby, comenta aliviado que su gran preocupación, lograr que los inversores recuperaran todo su dinero en efectivo, la ha saldado con creces. "Algunos han multiplicado por seis su inversión, otros por dos, pero todos han salido ganando. Es una enorme satisfacción". Algo parecido ha ocurrido con Fever, la otra empresa que fundó con 19 años y que acaba de alcanzar el estatus de 'unicornio', es decir, 1.000 millones de valoración. Él abandonó el proyecto en 2018, pero continuó como accionista, aunque no desvela cuál es su participación. Pocos pensaban que Fever llegaría adonde está hoy. Muchos daban por muerto a Reby a los dos años de nacer. Pep tampoco lo comenta, pero esa es, probablemente, su otra gran satisfacción.

Si en 2018 alguien le hubiera dicho a Pep Gómez que su empresa, Reby, acabaría vendiéndose por 100 millones, muy probablemente habría mirado de reojo a todas las esquinas en busca de la cámara oculta. Durante el verano de ese año, se desató en España el furor por los patinetes eléctricos de alquiler. Gigantes como Lime y Bird se dejaron miles de millones en inundar las aceras de estos aparatos y hasta Uber amagó con entrar. Otras empresas, como Reby, le hicieron la vida imposible al Ayuntamiento de Barcelona, saltándose por completo la normativa. Todo esto es agua pasada y Gómez ha logrado convertirse en uno de los escasos supervivientes cuatro años después: acaba de vender el negocio por 100 millones de dólares a la inversora canadiense House of Lithium. La misma que se hizo a finales del año pasado con Kimoa, la empresa del piloto asturiano de F1 Fernando Alonso.

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