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Este maño hace memes de Del Bosque en la cárcel y te explica por qué esto es arte 'online'
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La historia de Grey Trash

Este maño hace memes de Del Bosque en la cárcel y te explica por qué esto es arte 'online'

El 'memero' zaragozano Eduardo Naudín publica el libro 'Me debes dinero', una especie diario que lleva su perfil de Instagram al formato físico sin cortarse un pelo

Foto: Meme de Del Bosque que forma parte del libro de Grey Trash. (Imagen cedida)
Meme de Del Bosque que forma parte del libro de Grey Trash. (Imagen cedida)

Cuando hablamos de memes solemos pensar automáticamente en los clásicos: Julio Iglesias diciendo "y lo sabes", la pareja que se enfada después de que el chico se da la vuelta siguiendo con la mirada a otra chica, el perro grande y el pequeño, la familia de la paella, los enterradores africanos... Hay muchísimos, y cada día están más presentes en nuestro día a día y los usamos sin parar, pero ¿considerarías el meme como una expresión artística o una profesión? Muchos creadores ya lo ven así, se apoyan en sus trabajos y lo ponen a la altura de caricaturas o textos. Uno de ellos incluso acaba de publicar un libro elevando el meme a la máxima expresión y plasma en él, directamente, su éxito en redes sociales en las que usa el meme para no dejar títere con cabeza en una mezcla de surrealismo y crítica social.

Su nombre es Eduardo Naudín y es un 'memero' o artista gráfico zaragozano conocido en la red como Grey Trash que se ha convertido en uno de los creadores de memes más potentes de nuestro país. Ahora publica su libro 'Me debes dinero' (Arrebato Libros), en el que convierte el formato físico en una cuenta de Instagram y diario. Desde Federico Jiménez Los Santos hasta Vicente Del Bosque, pasando por la generación 'influencer' o los vendehúmos de internet, nadie se libra en un título que a través de situaciones absurdas y críticas sin freno, pone en valor toda la basura que encontramos y creamos en internet con todo tipo de estilos.

Foto: Jesús Sonera y Jorge M. Herculano posan en la puerta del taller. (M. Mcloughlin)

"Tomamos los memes como algo cotidiano y sin mucho valor, y es normal, porque aún es algo muy embrionario, que estamos descubriendo y que sale un poco de nuestra basura, del día a día. Pero la evolución ha sido tremenda en los últimos años y creo que va siendo hora de ir dándoles otra categoría que una simple imagen cómica. Hay memes de autor, diferentes corrientes, la gran industria cada vez los incluye más en sus códigos de comunicación y en sus anuncios. No sé, puedes encontrar memes puramente humorísticos, pero también otros reflexivos y hasta algunos que son capaces de explicar algo supercomplejo sobre geopolítica o filosofía con una simple imagen... Es algo mucho más allá y con este libro también intento mostrar eso", comenta el autor en conversación con Teknautas.

Naudín sabe de lo que habla, al menos por experiencia. Empezó haciendo sus primeras creaciones en Facebook hace más de 4 años, a finales de 2017 tuvo que pasarse a Instagram ante el parón de la red principal del conglomerado de Mark Zuckerberg y ahí no ha parado. "Me empecé a mover por comunidades de estética lo-fi, de arte 'trash' y bueno, lo que hacía empezó a gustar, y bueno, según he ido evolucionando mis creaciones han ido gustando más y más. Pasé de estilos más japoneses y surrealistas a textos o a videomemes. Por ejemplo, fui de los primeros que apostaron por formatos con vídeo que ahora están muy de moda y explotan de forma genial perfiles como Kilgore".

La cuenta de este treintañero aglutina más de 24.000 seguidores en Instagram, colabora con medios como RTVE (concretamente en 'Gen Playz', un programa dentro de la plataforma Playz) y ha llegado a tener espacios en medios como 'El Español'. "La verdad que he tenido algo de suerte y, bueno, he podido ser de los primeros en España en reivindicar el poder del meme más 'underground' o surrealista en entornos 'mainstream', porque es verdad que cada vez se va abriendo más espacios a este tipo de arte", comenta. ¿Su truco para llegar tan lejos? Asegura que le funciona bien relacionar personajes serios o situaciones que tenemos marcadas como muy correctas con situaciones que atacan todo lo contrario.

Si vamos a la definición de meme que hace la RAE vemos que lo describe como "rasgo cultural o de conducta que se transmite por imitación de persona a persona o de generación a generación" o "imagen, vídeo o texto, por lo general distorsionado con fines caricaturescos, que se difunde principalmente a través de internet", y Naudín cumple bastante con ambas. Usa rasgos culturales o conductuales más que arraigados, los distorsiona y juega con ellos ya sea en vídeos, fotos o textos. En su libro se ve muy bien con el citado caso de Del Bosque o con otras situaciones rocambolescas que define y también tiene plasmadas en sus redes. Una abuela con pintas de asesina, un novio de tu prima que quiere "cagarse" en el vaso de su suegro en plena presentación familiar...

En Instagram mezcla aspectos que, además, en estos espacios funcionan bastante bien como son la nostalgia, la decadencia y se acerca mucho al 'trap'. Hace una crítica clara a la sociedad actual, a los políticos o a personajes más que conocidos de nuestra historia y a la vez los presenta con códigos muy relacionados con estas redes como son los filtros, los juegos con la música, los vídeos cortos... Todo, eso sí, con métodos bastante rudimentarios, como confiesa el mismo. "Todo lo que hago lo realizo desde el móvil, con programas que tengo o descargo. Incluso escribo directamente en el teléfono".

Intereconomía y Esradio como bases del meme en España

En cuanto a qué personajes son sus preferidos hay un poco de todo, pero sorprenden dos puntos: Vicente Del Bosque y el entorno Esradio e Intereconomía. "El primero es porque es como una persona muy querida en España y de los pocos admirados, tanto, que parece que no se le puede tocar. Pero luego ha hecho un montón de anuncios de casas de apuestas. Por eso me gusta meterlo en todo esto, porque es como romper un tabú. En el segundo caso es que son parte de mi infancia y adolescencia, mi padre era fan y siempre ponía Esradio y bueno de Intereconomía han salido un montón de los políticos actuales que no habrían llegado tan lejos, estoy seguro, sin ellos. Eduardo García Serrano o Federico Jiménez Losantos son imágenes de nuestra vida, y además es que son geniales para los memes", comenta Naudín.

En el libro aparecen varias veces, pero también salen de forma recurrente en su cuenta de Instagram. Siguiendo con la idea transgresora y algo 'underground' se corta poco con cualquier personaje. "Me interesa un arte reivindicativo, de protesta y bueno, por eso lo plasmo así. Además, la política es como el nuevo entorno de entretenimiento, nos importan muy poco los argumentos o el fondo de lo que tratan, pero nos gusta como nunca el politiqueo. Vemos los debates o las tertulias por puro entretenimiento y en la liquidez de las redes es mucho más exagerado", añade.

Su relación con redes es, como, según añade, el resto de las nuevas generaciones, de amor-odio. Por un lado es el lugar en el que ha podido desarrollar sus creaciones y que se le conozca, pero a la vez critica de forma continuada la artificialidad de unos espacios potenciados por algoritmos que explotan sin parar esta superficialidad. Y, sobre todo, destaca el maltrato al creador. "Al final hay muchísima gente que ha estado creando y generando contenido para todas estas plataformas y que no solo no han recibido nada a cambio, sino que muchas veces se les ha perjudicado con el cambio de algoritmos o nuevas políticas", añade.

La utopía distópica de internet

Es más, el libro, diseñado por Belén Cabello, busca también reivindicar esto, el papel del creador fuera de las plataformas, o así, al menos, lo defiende Naudín. "La idea era sacar al menos una parte de la obra fuera de la plataforma y mostrar que puede vivir fuera de ella. Al menos hacer reflexionar a los que lo lean", apunta.

La imagen decadente de internet es palpable en las comparaciones que hace con la basura y la forma en la que se habla de un presente y un futuro distópico en los textos, pero también da otras visiones y rememora la naturalidad de Tuenti o incluso de los estados de WhatsApp. "Ahora todo es artificial y en parte creo que nos estamos cargando la memoria colectiva. Ya no hacemos fotos para tener recuerdos, sino para tener más 'likes' o quedar mejor en internet".

Este 'memero' es un buen ejemplo, además, de esa lucha de los creadores 'underground' o que están fuera de lo que funciona de forma masiva en la red, por vivir de internet. En su caso sin demasiado éxito de momento. Sus creaciones son poco más que un 'hobby', aunque colabore con medios y ahora incluso haya montado una productora audiovisual, pero sigue con su trabajo habitual. "Es verdad que somos perfiles extraños, no cuadramos con el típico 'influencer' ni tampoco hacemos un trabajo al uso. Por suerte, esto está en pleno crecimiento y no sé, quizá en poco tiempo haya hasta secciones en los periódicos copadas solo por memes. Yo me lo tomo como algo que me encanta y es parte de mi vida, pero se me hace muy difícil pensar en cómo poder llegar a vivir solo de crear memes", señala.

Desde su punto de vista se están iniciando caminos interesantes, como el 'boom' de Twitch o la explosión del fenómeno de las suscripciones, pero lo sigue viendo complicadísimo. "No puedes vivir solamente de hacer memes, pues además llevan su tiempo y no es fácil conseguir ni que todos funcionen, ni que se entiendan ni que acaben teniendo cierto éxito. Solo se puede si, no sé, eres un Cabronazi o algo así".

Cuando hablamos de memes solemos pensar automáticamente en los clásicos: Julio Iglesias diciendo "y lo sabes", la pareja que se enfada después de que el chico se da la vuelta siguiendo con la mirada a otra chica, el perro grande y el pequeño, la familia de la paella, los enterradores africanos... Hay muchísimos, y cada día están más presentes en nuestro día a día y los usamos sin parar, pero ¿considerarías el meme como una expresión artística o una profesión? Muchos creadores ya lo ven así, se apoyan en sus trabajos y lo ponen a la altura de caricaturas o textos. Uno de ellos incluso acaba de publicar un libro elevando el meme a la máxima expresión y plasma en él, directamente, su éxito en redes sociales en las que usa el meme para no dejar títere con cabeza en una mezcla de surrealismo y crítica social.

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