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EL FIN DE LA ERA MERKEL XI

¿Creen en los sondeos, en las remontadas o en los milagros? Hagan sus apuestas

El domingo sabremos el ganador de las elecciones pos Merkel. ¿Aguantará en cabeza Olaf Scholz? ¿Remontará Armin Laschet? ¿Podrían los Verdes alcanzar la cancillería de rebote?

Foto: El Confidencial Diseño.
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La victoria del conservador Armin Laschet se paga cuatro a uno en las casas de apuestas. La del socialdemócrata Olaf Scholz, a 1,2. Durante los últimos 16 años, uno se podía hacer rico apostando por el SPD, pero en estas elecciones su triunfo tiene menos recompensa que un plazo fijo. Tiene algo de paradoja que un resultado victorioso del ministro de Finanzas sea tan poco rentable económicamente.

Pero no está todo tan decidido como reflejan estas tendencias. Las encuestas tienen margen de error, uno de cada dos alemanes vota por correo y hay un porcentaje grande que aún no ha decidido su voto. Es la convocatoria electoral más imprevisible y abierta de lo que va de siglo, pero solo hay dos escenarios posibles. Si quiere apostar el domingo, ponga su dinero en uno de estos dos números.

Las encuestas no se equivocan

Pensemos que el domingo se plasma el escenario que vienen dibujando en los últimos días la mayoría de las encuestas. Una victoria nítida de Olaf Scholz, con la CDU en segunda posición a dos o tres puntos de distancia y los Verdes en tercer lugar, bastante más atrás. Una debacle del partido conservador que traería consecuencias internas y externas. Internas, que Armin Laschet tendría que dimitir como líder del partido y posiblemente también como ministro presidente de Renania del Norte-Westfalia. Externas, que la deseada coalición Jamaica —la suma de CDU, los Verdes y FDP que ya se intentó en 2017— quedaría descartada. En realidad, no del todo. Pero esto se lo contamos más tarde.

En este escenario, Olaf Scholz recibiría un mandato claro de formar gobierno y su primera opción será llamar a los Verdes, con quien tiene mucha sintonía, y a los liberales del FDP, con quienes todavía debe construir una relación de confianza. Sería la primera coalición semáforo de la historia a nivel federal, una fórmula ensayada previamente en distintos ejecutivos regionales, y las negociaciones se esperan largas, difíciles y llenas de obstáculos. La primera gran barrera es evidente. El SPD y los Verdes pertenecen al espectro del centro izquierda. El FDP, al del centro derecha. Y ustedes pensarán, ¿no es esa fórmula la que ha gobernado tres de los cuatro mandatos de Merkel? Sí, pero entre Merkel y Scholz hay muchos más lugares de encuentro que entre Scholz y Lindner, el líder del FDP, que difieren en su idea de Europa, la política impositiva o la subida del salario mínimo.

Si el intento fracasa, una victoria clara de Scholz le permitiría mirar hacia su izquierda y tratar de acabar con un tabú de la política alemana a nivel federal. El socialdemócrata sabe que solo en caso de emergencia se podría entender la formación de una coalición de izquierdas en Alemania, incorporando a Die Linke, que más de treinta años después de la caída del Muro de Berlín sigue siendo considerado el partido heredero del régimen comunista de la RDA. De hecho, este ha sido uno de los mensajes fuerza de la campaña de la CDU, advertir de los peligros para Alemania de un ejecutivo con la participación del partido de izquierdas. Hay tres coaliciones con estos colores a nivel regional, en Berlín, Thüringen y Bremen, pero para que se pueda establecer a nivel federal hará falta mucha pedagogía y una capacidad de comunicación desconocida en la política alemana.

El candidato socialdemócrata atesora muchísima experiencia política. En 1998 fue elegido por primera vez diputado del Bundestag. Ha sido ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, alcalde de Hamburgo y en la actualidad es vicecanciller y ministro de Finanzas. Sabe lo que es sentarse a negociar. Conoce las reglas, los trucos. Y entiende lo que te da o no poder en la mesa de negociación. Su principal problema es quién de su partido se sentará junto a él en esas negociaciones. Sobre todo si sus preferencias son distintas a las del candidato. Una de las claves de las buenas perspectivas electorales para el SPD es la paz interna entre moderados, ala a la que pertenece Scholz, e izquierdistas, la actual dirección de la formación. Una paz interna que puede saltar por los aires en mitad de las negociaciones para formar Gobierno, si en el intento se traspasan algunas líneas rojas.

En la cabina electoral brilla la papeleta de la CDU

La Unión es la formación política más importante y determinante de Alemania y de toda Europa. Está implantada en toda la geografía alemana. En Baviera, con la CSU. En el resto del país, con la CDU. No hay un solo pueblo donde no esté presente. Su poder, presencia institucional y penetración en la sociedad son enormes. Cinco líderes conservadores han sido canciller: Adenauer, Erhard, Kisinger, Kohl y Merkel. Hasta estas elecciones nadie dudaba que es el partido que más se parece a Alemania. Las siglas tienen su peso. Y más en una cabina electoral a la que entras solo y desarmado. Todas las encuestas muestran que la caída del partido en intención de voto se ha detenido hace unos días y el rebote les conduce hacia arriba. Cómo de grande será el ascenso es la pregunta más relevante en estos momentos.

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Muchos analistas coinciden en que una parte del electorado que ha renegado de los conservadores en las encuestas puede en el último momento volver a tomar la papeleta que ha elegido siempre. Recordemos que la Unión obtuvo el 32,9% en 2017 y que fue el segundo peor resultado de su historia. Estamos hablando de 10 puntos de intención de voto menos con respecto a la previsión actual. Un caudal de votantes que les aportaba Merkel y que hoy se debaten entre seguir apoyando al partido de la canciller, optar por la continuidad encarnada por Olaf Scholz y, en menor medida, elegir la papeleta de los liberales, en el mismo espectro de la escala ideológica, o de los Verdes, si es que les preocupa más el futuro del planeta.

Este escenario de un resultado ajustado entre el SPD y la Unión, un empate al estilo del que se produjo en 2002 entre Schroeder y Stoiber, y en 2005 entre Merkel y Schroeder, abriría más opciones de Gobierno y permitiría a Armin Laschet hablar de remontada y seguir al frente del partido para liderar las posibles negociaciones. La victoria por la mínima de uno u otro partido sería simbólica, pero no tendría tanta relevancia para la formación del próximo ejecutivo. Con este desenlace cobraría vida la coalición Jamaica, preferida por la CDU y el FDP, y casi descartaría la opción de una coalición de izquierdas, para la que Olaf Scholz necesita un mandato claro como el del primer escenario. Aquí se abriría una competición entre los dos partidos que ahora comparten Gobierno por ver quién es más inteligente y sabe negociar mejor. Angela Merkel sería la más perjudicada, porque tendría que pasar otras navidades más en la cancillería, muy a su pesar.

Foto: El candidato del SPD, Olaf Scholz. (Getty)

La opción Borgen

Ya descartada la opción de que Analenna Baerbock gane las elecciones, algo con lo que la candidata verde pudo soñar allá por los meses de abril y mayo, su victoria se paga 15 a uno en las casas de apuestas. Es una opción arriesgada, pero muy lucrativa. Es obvio que no va a quedar en primer lugar, pero una opción loca la llevaría a la cancillería. La opción Borgen. En el primer escenario de victoria nítida de Olaf Scholz, la Unión quiere evitar a toda costa irse a la oposición y no puede permitirse ser el socio menor de los socialdemócratas. Junto a los liberales, podrían ofrecerle a Baerbock la cancillería, a cambio de controlar buena parte de los ministerios clave del Gobierno: Exteriores, Finanzas, Economía, Defensa, Interior o Transporte. Sería una coalición Jamaica con canciller verde. Sí, suena a serie de televisión. Lo es, de hecho. Pero ya sabemos que la realidad supera en ocasiones a la ficción.

Quedan muy pocos días para el desenlace de las elecciones más imprevisibles de la historia en Alemania. Las del fin de la era Merkel, tras cuatro mandatos consecutivos de la canciller. La expectación en el país, Europa y el resto del mundo es enorme. También en España, donde es mucho más decisivo quién gobierna en Alemania que en Estados Unidos. Está siendo un placer tener la oportunidad de contarles desde las páginas de El Confidencial las principales claves de la política alemana y lo más relevante que hay que saber para entender lo que está ocurriendo en la locomotora de Europa. Hemos preparado una retransmisión especial este domingo, día 26, en la que haremos un seguimiento de la jornada electoral con el análisis de los resultados. Comenzaremos a las 16:00 y están todos invitados a seguirlo desde la página web de su medio de comunicación de referencia. Pronto sabremos quién ganará la apuesta.

La victoria del conservador Armin Laschet se paga cuatro a uno en las casas de apuestas. La del socialdemócrata Olaf Scholz, a 1,2. Durante los últimos 16 años, uno se podía hacer rico apostando por el SPD, pero en estas elecciones su triunfo tiene menos recompensa que un plazo fijo. Tiene algo de paradoja que un resultado victorioso del ministro de Finanzas sea tan poco rentable económicamente.

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