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¿Jamaica, Kenia o Verdinegra? Alemania se encamina a una coalición de Gobierno inédita
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Alemania descubre el 'pactómetro'

¿Jamaica, Kenia o Verdinegra? Alemania se encamina a una coalición de Gobierno inédita

Si las tendencias en la intención de voto se mantienen, Berlín estrenará en la era pos-Merkel una alianza gubernamental nunca antes vista, que podría ser incluso un tripartito

Foto: Conferencia de prensa durante los diálogos de coalición en Renania-Palatinado. (Reuters)
Conferencia de prensa durante los diálogos de coalición en Renania-Palatinado. (Reuters)

Todavía es temprano para saber si la próxima legislatura marcará de verdad el inicio de una nueva era verde en la política de Alemania con la posible elección de una canciller ecologista. Pero que el cambio de época en Berlín tras las elecciones del 26 de septiembre será sustancial es algo innegable.

No solo por la anunciada retirada de Angela Merkel, sino también por el hecho de que el Gobierno, a todas luces, lo formarán unos socios que nunca antes habían intentado bailar juntos. Y es posible que la metáfora de la danza no sea la más precisa, porque podríamos estar hablando ya no de dos, sino de tres socios gubernamentales. Es decir, del primer tripartito de la historia a nivel nacional.

Según las encuestas, a día de hoy, ninguna de las coaliciones que ha liderado la Alemania de posguerra alcanzaría la mayoría necesaria para formar Gobierno. Eso vale incluso para la actual 'gran coalición' entre conservadores y socialdemócratas, una alianza formada siempre a regañadientes, pero que en otras épocas era, a cambio, garantía de un control cómodo del Parlamento. La erosión del electorado de los dos grandes partidos, y sobre todo el desmoronamiento de la socialdemocracia (SPD), implican que la coalición liderada actualmente por Merkel no tendría en el próximo Legislativo los votos indispensables para designar al jefe de Gobierno.

Foto:  Soldados alemanes practican el cruce del río Elba con un tanque Leopard 2. (EFE)

El bloque conservador, la CDU/CSU, se disputa la punta con los emergentes Verdes en los dos últimos sondeos, en uno con ventaja para la centro-derecha (la encuestadora INSA le da el 26% de la intención de voto frente al 22% de los ecologistas), y en otro con una ventaja para la formación verde (25% contra 24%, respectivamente, según el instituto Forsa). La carrera de los próximos meses parece apuntar a un duelo ajustado entre Annalena Baerbock, la primera candidata a la cancillería de Los Verdes, y el conservador Armin Laschet, que no termina de convencer a las bases de su propio partido.

Baerbock, eso sí, ha perdido un poco de brillo después de que su nominación electrizara a muchos votantes y a no pocos medios en abril. Más expuesta al escrutinio público, la candidata ha mostrado algunas flaquezas en sus ahora abundantes comparecencias. Para más inri, recientemente se dio a conocer que la líder verde no había declarado a tiempo ingresos paralelos a su actividad de parlamentaria por algo más de 25.000 euros entre 2018 y 2020, como exige la legislación alemana.

"Fue una omisión estúpida", admitió la política en una entrevista con la cadena ARD. Su principal rival en la lucha por la cancillería, Laschet, es conocido por haber conseguido remontar en escenarios electorales desfavorables.

El SPD de Olaf Scholz, el tercer aspirante a suceder a Merkel, ronda entre el 14% y 16% de las preferencias en las encuestas, lo que equivaldría a un nuevo varapalo histórico en comicios nacionales. Por detrás van los Liberales con entre el 12,5% y el 13% de las preferencias, la xenófoba Alternativa para Alemania (AfD) con hasta el 11,5% y La Izquierda con un magro 6% o 6,5%.

Foto: Armin Laschet, junto a Nathanael Liminski, su mano derecha. (EFE)


Fin de las viejas alianzas gubernamentales

Es posible, por eso, que los resultados electorales conduzcan a un escenario para el que Berlín se viene preparando desde hace años: la formación del primer tripartito a nivel nacional desde la agitada primera década de vida de la república federal en los años 50.

El surgimiento de Los Verdes y de La Izquierda a finales del siglo pasado ya había dejado herido de muerte el plácido panorama político heredado de la posguerra, acostumbrado a las coaliciones de dos y dominado por tres partidos de la antigua Alemania Occidental (conservadores, socialdemócratas y liberales). La vieja matemática ha saltado finalmente por los aires con la irrupción de la ultraderecha en la última década, así como por el reciente despegue de la formación ecologista.

El surgimiento de Los Verdes y de La Izquierda a finales del siglo pasado ya había dejado herido de muerte el plácido panorama político

La nueva correlación de fuerzas en un Parlamento con seis bancadas hace altamente improbable que se puedan repetir alianzas ya probadas. Los juegos con los colores con los que la opinión pública germana suele identificar a cada partido se han vuelto por eso más variopintos. Las viejas coaliciones entre negros (conservadores) y amarillos (liberales) o entre rojos (socialdemócratas) y amarillos se han vuelto inviables, así como la coalición rojiverde (SPD y Verdes) estrenada por primera vez en 1998.

Es asumible, eso sí, que, sea cual sea el resultado de los comicios en septiembre, los partidos se verán forzados a negociar una coalición gubernamental con los votos que los electores les hayan puesto sobre la mesa, aun si las negociaciones se extienden durante semanas e incluso meses. Una repetición electoral como las vistas en los últimos años en España por la tozudez de algunos políticos, parece, al menos de momento, improbable en Alemania. Entre otras cosas, por el temor a que el enfado de los votantes dé alas a la ultraderecha, sometida hasta ahora a un 'cordón sanitario' más severo a nivel nacional en tierras germanas.

Juegos de colores y de banderas

Y a la espera de que los números confirmen la inviabilidad de la ya mal llamada 'gran coalición' entre conservadores y socialdemócratas, las demás posibles combinaciones son terreno desconocido a nivel nacional. El batiburrillo de colores y de banderas —otra afición de la opinión pública germana es elegir estandartes nacionales para describir las posibles coaliciones— refleja, en cierta forma, los tiempos más complejos que se avecinan en la hasta ahora más estable y aburrida política alemana. Algunas posibilidades (advertidos están sobre el zafarrancho):

Coalición 'negra-verde': la alianza entre las que serán las dos mayores bancadas (conservadores y verdes) sería posiblemente la más estable y ya tiene precedentes con coaliciones exitosas a nivel regional, en los 'Länder' de Hesse y Baden-Wurtemberg. Ambas partes ya han coqueteado en algunas ocasiones con el acercamiento, pero las negociaciones a este nivel serían inéditas y requieren también de compromisos entre los ecologistas y la rama bávara de la CDU de Merkel, la CSU, más reacia a pactar con los verdes. Quien sea el o la canciller dependerá de qué partido gane las elecciones.

Foto: El candidato de la CDU a las elecciones alemanas, Armin Laschet. (Reuters)

'Jamaica': la bandera de ese país describe una posible alianza entre conservadores, verdes y liberales. Sería necesaria en caso de que los dos primeros partidos no consigan una mayoría propia. El trío estuvo cerca de estrenarse en Berlín tras los comicios de 2017, pero la huida de los liberales en último minuto frustró entonces las negociaciones para una coalición de la que ninguno de los posibles implicados quiere hablar mucho de momento, pero que podría volver a la agenda después de septiembre.

'Kenia': el tripartito con socialdemócratas en lugar de liberales parece menos probable por la reticencia del SPD, en el que muchos militantes creen necesario volver distanciarse de los conservadores para recuperar a un electorado más a la izquierda.

El 'semáforo': el bloque de Verdes, SPD y liberales es una constelación ya probada a nivel regional y que sería posiblemente más cómoda para los socialdemócratas, pero que implica un consenso más complicado a tres partes y, según las encuestas actuales, una mayoría escueta sin mucho margen de maniobra.

Todavía es temprano para saber si la próxima legislatura marcará de verdad el inicio de una nueva era verde en la política de Alemania con la posible elección de una canciller ecologista. Pero que el cambio de época en Berlín tras las elecciones del 26 de septiembre será sustancial es algo innegable.

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