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La Mallorca de las Tentaciones: Merkel se asusta por el auge de las reservas alemanas
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EL PRIMER DESTINO GERMANO

La Mallorca de las Tentaciones: Merkel se asusta por el auge de las reservas alemanas

Poco después de levantar las restricciones de viaje sobre algunas regiones como las Baleares, el Gobierno alemán empezó a ponerse nervioso por el aumento de turistas

Foto: Tránsito de viajeros en el aeropuerto de Palma de Mallorca. (EFE)
Tránsito de viajeros en el aeropuerto de Palma de Mallorca. (EFE)
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Mallorca es el último objeto de controversia por la pandemia en Alemania. La decisión de las autoridades sanitarias de sacar a las Baleares de la lista de zonas de riesgo ha disparado la demanda para Semana Santa de vuelos y estancias en la mayor de sus islas, todo un icono vacacional para los alemanes. Tanto que el propio Gobierno se ha empezado a asustar de que el repunte del turismo refuerce la tercera ola que ya se cierne sobre el país. El intento de dar marcha atrás ha caído como un jarro de agua fría tras un año de pandemia y el cansancio por las restricciones.

La actualización de la lista alemana de zonas de riesgo por covid no suele provocar grandes titulares. Las novedades, que se publican cada viernes, son mínimas. Y, en las últimas semanas, pocas veces buenas: el cambio de categoría de un país o una región, la designación de una zona como de peligro por las variantes más contagiosas del coronavirus... Todo esto implica diversos grados de restricciones y medidas de seguridad para quienes viajan a esos lugares. Pocos medios las suelen recoger. Hasta la del pasado viernes.

Las Baleares son el primer destino internacional de los alemanes, un lugar que casi todos los germanos han visitado en al menos una ocasión

Entonces seis comunidades autónomas españolas salieron de la lista de zonas de riesgo: Extremadura, La Rioja, Murcia, Valencia, Castilla-La Mancha y Baleares. Otras cuatro regiones portuguesas, una danesa y las Bahamas en su conjunto daban el mismo salto. Minutos después de que se colgase la nueva lista empezaron a saltar las notificaciones en los teléfonos móviles de medios nacionales como 'Der Spiegel' o 'Welt'. Los titulares, invariablemente, reducían los cambios a lo noticioso en el país: "Mallorca".

Tras un año de restricciones de movimiento en el que muchos alemanes han prescindido totalmente de las vacaciones en el extranjero, la noticia era un motivo de esperanza. Las Baleares son el primer destino internacional de los alemanes, un lugar que casi todos los germanos han visitado en al menos una ocasión, ya sea en el formato más económico de sol, litrona y playa, en paquetes cerrados o en fincas privadas de auténtico lujo en los rincones más recónditos de las islas.

Ni PCR ni cuarentena

El cambio de categoría, con efectos casi inmediatos, significaba que viajar a las Baleares ya no implicaba presentar un test PCR negativo a la vuelta (en las primeras 48 horas) ni la ulterior cuarentena obligatoria de diez días (que se puede interrumpir a partir del quinto día con una segunda prueba negativa). Así lo afirmó apenas una hora más tarde la Embajada de España en Alemania en Twitter, explicando con detalle, en alemán y castellano, la decisión y sus consecuencias. La reacción oficial fue tan rápida y completa que daba la sensación de que habían sido informados por adelantado. Algo después la presidenta de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM), María Frontera, incidía en este mismo sentido.

Poco después empezaron a moverse las empresas alemanas, hambrientas de clientes tras meses de restricciones que han reducido drásticamente el turismo. El grupo aéreo Lufthansa, que ha tenido que ser rescatado con 9.000 millones de euros por el Gobierno alemán, anunció horas más tarde que pretendía doblar sus vuelos para Semana Santa, especialmente las rutas de varios aeropuertos alemanes, empezando por Múnich y Fráncfort, a Mallorca y las Islas Canarias. Las reservas llevaban dos semanas claramente al alza, argumentó la compañía, y "el levantamiento de las restricciones para Mallorca por parte del Gobierno alemán van a reforzar esa tendencia". No fue la única. El turoperador TUI, que también ha tenido que ser parcialmente nacionalizado por la crisis del coronavirus, avanzó poco después que abriría sus hoteles en las Baleares para Semana Santa.

La aerolínea de bajo coste británica EasyJet tardó poco en subirse al tren. Pocos días más tarde comunicó que había registrado un fuerte incremento en el número de reservas de vuelos a España procedentes de Alemania. Su conexión entre Berlín y Palma de Mallorca se había disparado un 466% en una semana.

Presiones y nervios

La medida no llegó de la nada. El sector turístico alemán, ahogado por el cierre, llevaba semanas presionando al Ejecutivo de Angela Merkel. Apenas unos días antes, en la apertura virtual de la ITB de Berlín, la mayor feria de turismo del mundo, el presidente de la Asociación Alemana de Turismo (DRV), Norbert Fiebig, exigió a la política pasos hacia la desescalada. "Es muy importante que los viajes internacionales sean gradualmente posibles. Debe acabar la estigmatización permanente del turismo. Nosotros y nuestros socios internacionales necesitamos perspectivas", advirtió. En su intervención hizo una mención expresa a Mallorca y subrayó que la incidencia acumulada en la isla era inferior a la media alemana. "¿Quién trata de salvarse de quién?", se preguntó.

El cambio de categoría, de hecho, no se ciñe únicamente a criterios sanitarios. La lista la publica el Instituto Robert Koch (RKI), el centro de referencia nacional para virología, pero se acuerda con los ministerios de Sanidad, Exteriores e Interior. Preguntados en repetidas ocasiones por los criterios, estos departamentos solo han indicado que la incidencia acumulada es un factor clave, pero que no es el único. Sobre los demás elementos que se tienen en cuenta a la hora de situar a una región en una o en otra categoría no han dado detalle. Lo que parece evidente es que hay criterios políticos si en el proceso de toma de decisiones está incluido el Ministerio de Exteriores.

placeholder Angela Merkel y Jens Spahn, ministro de Sanidad germano. (Reuters)
Angela Merkel y Jens Spahn, ministro de Sanidad germano. (Reuters)

Pero el Gobierno alemán empezó a ponerse nervioso poco después ante la reacción empresarial y social al cambio de estatus de las Baleares. Apenas tres días más tarde el portavoz del Ejecutivo, Steffen Seibert, recordó que "el llamamiento es a evitar todo viaje que no sea estrictamente necesario", que esa es la recomendación que suscribieron la canciller Angela Merkel y los jefes de Gobierno de los 16 Länder en su último acuerdo, cerrado el 3 de marzo. La portavoz del Ministerio de Exteriores, María Adebahr, afirmó que "la ausencia de una alerta de viaje no es una invitación a viajar", aunque reconoció que la decisión de viajar es en último término "personal".

Alemania es el segundo mayor mercado emisor de turistas para España, quizá el primero si Reino Unido no sabe llevar bien el Brexit

La situación podría ser paradójica esta Semana Santa. Miles de alemanes de vacaciones en Mallorca y en otras islas de las Baleares mientras el turismo sigue prohibido en gran parte de su país y mientras los propios españoles, por la evolución de la pandemia, no tienen permitido salir de sus comunidades autónomas durante los festivos. Pero las incongruencias sanitarias se suavizan con razones económicas. Alemania es el segundo mayor mercado emisor de turistas para España —quizá el primero si Reino Unido no sabe llevar bien el Brexit— y en España el turismo supone el 12% del producto interior bruto (PIB) y del empleo.

Como agravante final está la situación de la pandemia en Alemania, que sin haber conseguido rebajar totalmente la segunda ola se está adentrando en la tercera. La incidencia acumulada a una semana ha ascendido en el conjunto del país hasta los 86,2 casos por cada 100.000 habitantes, cuando apenas hace un mes se situaba en los 58,9. Los expertos del RKI temen que el actual crecimiento exponencial se consolide y que, con la propagación de la variante británica, se puedan alcanzar los 30.000 casos diarios en los días posteriores a las vacaciones de Semana Santa, una cifra similar a los máximos de la segunda ola a finales de diciembre. La reapertura del turismo podría empeorar la situación. No solo en Alemania.

Mallorca es el último objeto de controversia por la pandemia en Alemania. La decisión de las autoridades sanitarias de sacar a las Baleares de la lista de zonas de riesgo ha disparado la demanda para Semana Santa de vuelos y estancias en la mayor de sus islas, todo un icono vacacional para los alemanes. Tanto que el propio Gobierno se ha empezado a asustar de que el repunte del turismo refuerce la tercera ola que ya se cierne sobre el país. El intento de dar marcha atrás ha caído como un jarro de agua fría tras un año de pandemia y el cansancio por las restricciones.

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