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Ironías populistas: eran antivacunas en la oposición y ahora te la quieren poner a toda costa en el gobierno
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volantazos bruscos en el partido

Ironías populistas: eran antivacunas en la oposición y ahora te la quieren poner a toda costa en el gobierno

El populista Movimiento 5 Estrellas de antes de ganar las elecciones sería un serio opositor del Movimiento 5 Estrellas actual

Foto: El fundador del M5S, Beppe Grillo, y el ministro de Relaciones Exteriores italiano, Luigi Di Maio. (EFE)
El fundador del M5S, Beppe Grillo, y el ministro de Relaciones Exteriores italiano, Luigi Di Maio. (EFE)

El populismo del Movimiento 5 Estrellas (M5S) demostró durante su etapa en la oposición ser muy eficiente electoralmente. Sus integrantes ocuparon durante una década buena parte del debate político, señalaron con contundencia problemas y culpables, y prometieron una revolución a unos ciudadanos hartos de una clase política que ellos decían no ser. El problema ha llegado al acceder al poder y tener que escoger entre la diatriba de legislar deseos o legislar realidades. Han decidido en ocasiones escoger la segunda opción, por inevitable, y una larga hemeroteca les está esperando. El M5S de hace tres años sería, en algunos temas trascendentes, un férreo opositor del M5S actual.

El movimiento creado por el cómico Beppe Grillo lleva en el poder desde que ganara las elecciones de 2018. Primero, hasta el verano de 2019, en coalición con la derecha soberanista y antimigratoria de la Lega. Luego, cuando Matteo Salvini decidió bajarse del barco creyendo que tomaría el poder haciendo caer el Gobierno, el movimiento giró al otro lado y ahora comparte Ejecutivo con la izquierda europeísta y promigratoria del Partido Democrático.

Dos socios tan dispares han generado volantazos bruscos en el que es el partido mayoritario de ambas coaliciones en temas hoy clave en la agenda política del país. Los M5S, prochinos y antieuropeos de los años de oposición y primer año de gobierno, blanden ahora la bandera del europeísmo militante. Los convencidos antivacunas, cuyo fundador daba charlas en sus inicios en las que afirmaba que “al menos en el medievo era Dios el que te hacía enfermar, ahora son las farmacéuticas”, son ahora los garantes de que las vacunas anticovid lleguen por millones y se las pongan los italianos para detener el pozo sin fondo que es esta enfermedad.

Foto: Un trabajador sanitario, en Roma. (EFE)

No saben, además, qué hacer con su promesa previa, de aquellos años de trinchera en las plazas, de no ejercer los cargos electos más de dos mandatos. Si la cumplen, la mayor parte de la cúpula se va a casa en los próximos comicios para dejar de ser esa casta política que pudre las instituciones. El problema es que ahora algunas voces han descubierto la importancia de la experiencia en el ejercicio de la responsabilidad pública, lo rápido que caen las hojas del calendario y lo complicado que es pagar la hipoteca sin una ocupación fija. Así, de golpe, el M5S necesita encontrar una fórmula para encajar en su propio puzle.

Cuando Europa era un grupo de enfermos mentales

“Esta alianza estará llamada a exprimir una imprescindible vocación europeísta. Fuerzas políticas que, por tanto, son llamadas a hacer una elección de campo contra la deriva nacionalista y la lógica soberanista”, advertía el lunes en el Parlamento el primer ministro, Giuseppe Conte, cuando pedía a otros partidos el apoyo para evitar el euroescepticismo soberanista de la extrema derecha.

“Cuando alguno nos acusa de soberanismo y populismo, quiero recordar que soberanía y pueblo son mencionados en el artículo 1 de la Constitución italiana. Es exactamente en esta previsión que se interpreta el concepto de soberanía como el ejercicio de ella por parte del pueblo”, decía el mismo Conte, el 26 de septiembre de 2018, en un discurso ante las Naciones Unidas.

¿Notan alguna diferencia? Es la comparación de dos discursos antagónicos pronunciados por el más alto representante de un Gobierno de mayoría del M5S. De hecho, en la bancada que aplaudía el discurso del pasado lunes, estaban los diputados mayoritarios de un movimiento cuyo creador, Beppe Grillo, decía en sus inicios entre gritos, golpes en la mesa y aspavientos: “Yo odio profundamente Europa porque hace una labor asquerosa. Asquerosa porque son 20 personas que deciden el destino de 400 millones de personas (…) Hemos dejado nuestra vida a enfermos mentales”.

placeholder Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

Es un mensaje que se ha ido repitiendo y calando en los italianos por una parte de la clase política que siempre ha señalado a Bruselas como causante de todos sus males. En 2013, en un mitin electoral en Trento, el propio Grillo decía: “Por eso tienen miedo de nosotros en Europa. Nosotros nos opondremos a todas las mierdas de decisiones que han tomado”. Un año después, en Roma, el fundador del M5S lanzaba la idea de hacer un referéndum para salir del euro, la misma moneda que ahora deben dar por miles de millones los socios europeos a Italia para salir de la grave crisis económica en que está inmersa.

Pero no solo el estridente Grillo atacaba Europa. También estaba el pasado lunes, sentado en la platea que aplaudía el europeísmo de Conte, el exlíder del M5S y actual ministro de Asuntos Exteriores, Luigi Di Maio, que el 21 de noviembre de 2019 decía: “El futuro es el soberanismo”. Unos días después, el propio Di Maio, cuando era interpelado en una entrevista en Canal 7 sobre este cacao ideológico de su partido entre soberanismo y europeísmo ante la nueva coalición con el PD, decía: “Salvini dice ser soberanista, pero siempre se pone de parte de las multinacionales. ¿Qué soberanismo es ese? Es estar al lado de los poderosos. Yo no creo en esta división de europeísmo y soberanismo, creo en practicar el sentido común”.

La no respuesta de Di Maio a la cuestión concreta del periodista levantó los aplausos del público del plató, que para entonces ya había olvidado la pregunta del presentador sobre la contradicción sobre la UE del M5S porque le regurgitaban las tripas con una idea más importante y concisa: no están al lado de los poderosos.

Foto: La oficina del primer ministro italiano, el Palacio de Chigi. (Reuters)
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Irene Savio. Roma

Cuando las vacunas generaban autismo

Estos días, se ha hecho viral un 'post' en el que se lee: “Hola Beppe, hola Davide, soy Alfonso Bonafade (nos conocimos en Florencia) en mi despacho de abogados (soy abogado) y hemos hecho una gran conquista reciente. Nos ocupamos de los daños de la vacunación y de los daños de transfusiones de sangre y, después de años intentándolo, uno de mis colegas de despacho ha conseguido una indemnización para un niño autista: el juez ha creído que no se podía excluir la vacuna como causa del autismo y, por tanto, ha reconocido la indemnización. Hemos conseguido un precedente legal histórico”. Quien lo firma era entonces un simple simpatizante del Movimiento 5 Estrellas y hoy es el ministro de Justicia de un Gobierno que ha puesto todas las esperanzas en una masiva y rápida campaña de vacunación contra el covid-19.

En 2015, la entonces senadora del M5S y hoy vicepresidenta del Senado, Paola Taverna, presumía de aquel logro judicial y decía: “Hay una sentencia que sostiene que las vacunas pueden causar autismo. Hay muchas personas que mantienen esa teoría. ¿Cabría la posibilidad de discutirlo?”. Por entonces, el movimiento señalaba como culpables de tantos males a las empresas farmacéuticas, y periódicos como el 'New York Times' recogían con asombro que un partido que podía gobernar un país miembro del G-7 sembrara dudas sobre un tema tan aceptado por toda la comunidad científica. La respuesta de Grillo quizá les suene: "Fake news".

Foto: Un hombre pasa frente a un edificio ocupado en la antigua Villa Olímpica de Turín, en enero de 2018. (Reuters)

El líder del M5S sostuvo, ante el revuelo internacional causado por su posición, que ellos no se oponían a las vacunas y la hemeroteca volvió a jugar en su contra. El mediático médico Roberto Buroni colgó entonces en redes una propuesta de ley del M5S en la Cámara de Diputados contra la obligatoriedad de las vacunas entre funcionarios, del 12 de febrero de 2014, en cuyo segundo párrafo se decía textualmente: “Recientes estudios han demostrado la relación entre la vacunación y algunas enfermedades como la leucemia, intoxicaciones, inflamaciones, fallos inmunológicos, mutación genética, tumores, autismo y alergias”.

En los años siguientes, en Puglia, Emilia-Romaña y Lombardía, los M5S presentaron propuestas contra la obligatoriedad de las vacunas que imponían algunas escuelas a los niños señalando que era un ataque contra la libertad y un riesgo para los menores.

Italia se enfrenta hoy, como otros países, a un problema de rechazo entre su población a las vacunas que ha ido germinando en estos años de dudas, condicionales, bromas y ataques de los hoy gobernantes. Un 38% de los italianos tiene, según los sondeos, dudas o rechaza vacunarse. El Gobierno del M5S apoya que la vacunación sea global. El propio Bonafede, ministro de Justicia que hace años presumía de su logro judicial contra las vacunas que provocan autismo, decía este pasado otoño: “La situación es grave, esto lo pueden ver todos. La curva no para de subir. Nosotros, como Gobierno, estamos monitoreando constantemente e introducimos todo tipo de medidas, como la de llevar la mascarilla, hasta que la curva pueda permitir al país convivir con el virus en espera de una vacuna”. Hace 10 años, se habría autodemandado.

El populismo del Movimiento 5 Estrellas (M5S) demostró durante su etapa en la oposición ser muy eficiente electoralmente. Sus integrantes ocuparon durante una década buena parte del debate político, señalaron con contundencia problemas y culpables, y prometieron una revolución a unos ciudadanos hartos de una clase política que ellos decían no ser. El problema ha llegado al acceder al poder y tener que escoger entre la diatriba de legislar deseos o legislar realidades. Han decidido en ocasiones escoger la segunda opción, por inevitable, y una larga hemeroteca les está esperando. El M5S de hace tres años sería, en algunos temas trascendentes, un férreo opositor del M5S actual.

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