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A LA ESPERA DE ASTRAZENECA

¿Ha comprado la UE pocas vacunas? Cabreo en Alemania por la campaña de vacunación

En Alemania, algunos han planteado prescindir de la UE y salir directamente al mercado a abastecerse de vacunas, convencidos de que Berlín podría hacerlo de forma más eficaz que Bruselas

Foto: Comienza la campaña de vacunación contra el covid-19 en Alemania. (Reuters)
Comienza la campaña de vacunación contra el covid-19 en Alemania. (Reuters)

La Unión Europea (UE) ha anunciado la compra de más de 1.000 millones de vacunas para acabar con la pandemia. Pero la realidad no es tan idílica. La mayoría está aún pendiente de autorización (y algunas farmacéuticas han avanzado retrasos) y la mayor parte de las dosis tardarán aún meses en llegar a los Veintisiete, mucho más tarde que a Estados Unidos, Canadá y Reino Unido. Algunas informaciones revelan retrasos en la firma de acuerdos clave y oportunidades desaprovechadas para adquirir más unidades. El invierno del coronavirus será aún largo en el continente y quizá no tendría por qué haber sido así.

El fin de año llega al continente europeo envuelto en imágenes clonadas, de personas mayores y personal sanitario arremangándose sonrientes tras sus mascarillas, entre cámaras y 'flashes', mientras se retransmite en directo cómo se convierten en las primeras personas de la UE en recibir la vacuna contra el coronavirus. El alivio. La esperanza. La luz al final del túnel. El principio del fin. Pero quizá los medios y la política, unos por la audiencia, otros por las urnas, estén vendiendo la piel antes de cazar al virus. La realidad es más compleja.

Bruselas ha prometido 1.300 millones de dosis de vacunas contra el covid-19. Esa es la suma de los seis contratos que ha firmado hasta el momento con sendas farmacéuticas. Pero la cifra lleva a engaño. Por varias razones. Para empezar, porque la mayoría de los preparados desarrollados hasta el momento precisan dos dosis —primera vacuna y recuerdo—, con lo que el número potencial de inmunizados sería, en el mejor de los casos, de alrededor de la mitad, aunque suficiente para los cerca de 450 millones de habitantes de la UE. Pero ese no es el principal problema.

Foto: Salvador Illa comparece ante la Comisión de Sanidad. (EFE)

Luego está el hecho que muchas de esas dosis aún están en el aire. Por el momento, la Comisión Europea (CE), siguiendo la recomendación de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), tan solo ha autorizado el preparado elaborado conjuntamente por la alemana BioNTech y la estadounidense Pzifer. Además, se espera que a principios de año dé luz verde a la vacuna desarrollada por la estadounidense Moderna. Las dosis comprometidas con las otras cuatro empresas dependen de que estas lleven a cabo con éxito su trabajo, de que las pruebas en fase 3 confirmen su efectividad en un amplio grupo de individuos y de que las autoridades europeas den el sí. Algo que en absoluto está asegurado.

Las últimas informaciones al respecto no llevan a la euforia. La británica AstraZeneca, por ejemplo, interrumpió temporalmente sus pruebas en humanos tras obtener datos decepcionantes (aunque desde entonces ha logrado significativos avances y su autorización en Reino Unido parece próxima). La francesa Sanofi ha anunciado que no cuenta con poder presentar una candidata para su autorización hasta "finales de 2021". Por su parte, la fórmula de la alemana CureVac no se espera hasta el próximo verano y la de la estadounidense Johnson & Johnson no estará para ser presentada ante la EMA antes de marzo.

placeholder Ursula von der Leyen. (Reuters)
Ursula von der Leyen. (Reuters)

A continuación, está el tema de los plazos. Porque la producción de las vacunas autorizadas tiene evidentes limitaciones físicas y cuellos de botella, pese a los ingentes esfuerzos que están realizando los gobiernos y el sector farmacéutico. Alemania, el país más poblado de la UE con 83,2 millones de habitantes, va a recibir en estos días como primer envío tras la autorización unas 400.000 dosis de la vacuna de BioNTech/Pzifer. Y tendrá que esperar hasta marzo para recibir entre 11 y 13 millones de unidades más (suficiente para el 8% de la población), según anunció su propio ministro de Sanidad, Jens Spahn. Por la fórmula elegida a nivel europeo para la distribución, los porcentajes serán iguales en todos los demás Estados miembro, ya que se ha optado por un reparto equitativo proporcional a la población de cada socio.

Comparaciones odiosas

Aquí es donde las comparaciones resultan llamativas y donde se abren los interrogantes sobre la actuación de la UE, que a través de un mecanismo común se ha encargado de sellar los acuerdos con las farmacéuticas y gestionar la distribución de las vacunas entre los Veintisiete. En comparación, Estados Unidos, con una gestión desastrosa de la pandemia, se ha asegurado 40 millones de dosis para estas primeras semanas y 200 millones más para finales de marzo. Eso supone un potencial de inmunización de hasta el 36% de su población. Pero esto no se puede achacar solo al poder económico estadounidense. Según cálculos del Deutsche Bank, Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y Japón, por este orden, han contratado más dosis por habitante que la UE.

Seis meses después del inicio de la campaña de vacunación masiva en la UE, no se habrá podido inmunizar ni a la mitad de la población

Se espera que BioNTech pueda suministrar unos 45 millones de dosis a Alemania para la primera mitad del año (33% de la población). Moderna podría entregar unos 15 millones de unidades más (9% de la población), si su aprobación para la UE se consuma a principios de enero. Según estas estimaciones, seis meses después del inicio de la campaña de vacunación masiva en la UE, no se habría podido inmunizar ni a la mitad de la población —eso sin tener en cuenta el rechazo de ciertos sectores—, y la denominada inmunidad de grupo, que se alcanza a partir de un grado de inmunización de entre el 60 y 70% de la población, aún quedaría lejos. Eso significa que algunas restricciones y medidas de seguridad deberían seguir activas para evitar la propagación de la enfermedad, con lo que la sociedad y la economía europeas seguirían resintiéndose año y medio después del inicio de la pandemia.

Algunos han criticado que Bruselas ha actuado tarde y con escaso tino. Primero careció de reflejos para poner en marcha la estrategia conjunta de acopio de vacunas, que solo inició a mediados de junio, cuando otros países llevaban meses firmando contratos con distintas farmacéuticas. Luego, en octubre y noviembre, selló sus primeros acuerdos con las empresas que luego han sufrido mayores traspiés en el desarrollo del preparado, como Sanofi y Johnson & Johnson. Y esto es solo hasta cierto punto suerte: BioNTech/Pfizer y Moderna se encontraban ya, con resultados esperanzadores, en fase 3.

Foto: Mónica (i) y Araceli (d), las dos primeras españolas en recibir la vacuna del covid. (EFE)

De hecho, la UE solo firmó con BioNTech/Pfizer después de que la multinacional estadounidense y la 'startup' alemana anunciasen que su candidata tenía una efectividad del 95%, a principios de noviembre. Estados Unidos, por su parte, ya se había asegurado en julio 600 millones de dosis de estas empresas (además de otros 500 millones de Moderna). Y quien llega más tarde, obviamente, ve su contrato condicionado por los pedidos previos y las limitaciones de los fabricantes. Para cuando la UE firmó, Japón, Canadá y Hong Kong habían llegado a acuerdos con BioNTech/Pfizer.

Además, según publica el semanario alemán 'Der Spiegel' citando fuentes de la CE, Bruselas podría haber acordado una mayor partida de vacunas debido a su población. Firmó 200 millones de dosis de BioNTech, con derecho a otros 100 millones en una posterior remesa. Pero la empresa le llegó a ofrecer 500 millones de unidades en una primera fase. "Parece que la UE ha comprado demasiado poco y demasiado tarde. Y en ocasiones, de los fabricantes equivocados. Y parece que además ha rechazado cientos de millones de dosis que ahora hacen falta", resume el semanario alemán.

Foto: (Foto: Reuters)

Algo similar sucedió aparentemente con Moderna, según la publicación alemana. La CE adquirió 80 millones de vacunas, con opción a otros 80 millones. Desde la farmacéutica, su consejero delegado, Stéphane Bancel, asegura que podrían haber acordado un suministro de hasta 300 millones de dosis para la UE. Pero Bruselas lo rechazó. La oficina de la comisaria de Sanidad ha rechazado comentar los detalles de estas negociaciones.

La decepción en Berlín

En Berlín, no han sentado bien estos traspiés de la CE, presidida por una alemana, Ursula von der Leyen, muy próxima a la canciller. El Gobierno alemán ha llamado en varias ocasiones la atención a Bruselas para acelerar los tiempos. Pero con escaso éxito. Con un promedio próximo a los 20.000 nuevos casos diarios desde noviembre y su sistema sanitario aproximándose poco a poco al "límite de su capacidad", como ha advertido la propia Angela Merkel, el Gobierno alemán querría una campaña de vacunación con otros tiempos y volúmenes. Le va mucho en juego.

En primer lugar, está la cuestión sanitaria y la saturación de las unidades de cuidados intensivos, lo que acabará presionando al alza la cifra diaria de muertos, que se han aproximado últimamente a los 1.000 al día. Luego se encuentran las consecuencias económicas de las restricciones —en vigor desde noviembre— para atajar la segunda ola, lo que ha abortado los sueños de una recuperación en forma de V de la mayor economía europea. Las generosas ayudas del Estado alemán están asimismo disparando la deuda pública. Según diversos cálculos, la deuda en función al producto interior bruto (PIB) va a pasar este año de estar por debajo del 60% a situarse entre el 70 y 75%. Por último, está el factor político.

Foto: Clément Beaune. (Reuters)

A finales del próximo septiembre, se celebrarán además elecciones parlamentarias, un polo de incertidumbre por ser las primeras sin Merkel desde 2005. Pero por la lentitud con que están llegando las vacunas, no se espera que en Alemania se alcance la inmunidad de grupo antes de esa fecha. Esto podría significar una campaña dominada por el coronavirus, con mascarillas, cierres de comercios y restricciones, lo que perjudicaría las expectativas de los partidos de la gran coalición, el bloque conservador y los socialdemócratas, hasta ahora favorecidos en las encuestas por su gestión de la crisis.

En Alemania, algunos han planteado prescindir de la UE y salir directamente al mercado a abastecerse individualmente de vacunas, convencidos de que Berlín podría hacerlo de forma más eficaz que Bruselas. Tiene músculo político y económico para ello. Pero la canciller ha parado este debate en seco. Merkel ha defendido en público y privado que el aprovisionamiento se va a realizar a través de la UE, con el objetivo simbólico de mostrar la importancia de la solidaridad europea en tiempos de crisis. De ahí que Von der Leyen haya insistido en que todos los miembros han empezado a la vez a recibir las dosis y a vacunar. A juicio de la canciller, la cohesión interna del bloque se vería fuertemente erosionada si los miembros más fuertes actuasen por su cuenta en esta cuestión.

La Unión Europea (UE) ha anunciado la compra de más de 1.000 millones de vacunas para acabar con la pandemia. Pero la realidad no es tan idílica. La mayoría está aún pendiente de autorización (y algunas farmacéuticas han avanzado retrasos) y la mayor parte de las dosis tardarán aún meses en llegar a los Veintisiete, mucho más tarde que a Estados Unidos, Canadá y Reino Unido. Algunas informaciones revelan retrasos en la firma de acuerdos clave y oportunidades desaprovechadas para adquirir más unidades. El invierno del coronavirus será aún largo en el continente y quizá no tendría por qué haber sido así.

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