Invasión de jabalíes en Roma: "Están asesinando a una madre y seis crías"
El suceso de la matanza de los jabalíes del parque Mario Moderni ha levantado una enorme polémica que ha llegado hasta las más altas estancias políticas
"Están llegando con fusiles, están llegando con fusiles estos gilipollas", alertan a gritos. La policía intenta contener al cada vez mayor número de personas que se agolpa fuera de la verja para impedir que se haga daño a la madre y sus seis crías. Decenas de personas gritan: "Asesinos, asesinos". Hay empujones. Un cordón policial intenta contener la creciente ira de una muchedumbre que entiende que el desenlace se precipita. Los animales, agitados, corretean entre los columpios del jardín infantil Mario Moderni. "Bastardos", "vergüenza", "esto es Italia, este es el país de mierda que habitamos donde se asesina a crías", "están asesinando a una madre con sus crías", "esto es inaceptable, compartid este video y haced ver en qué mundo vivimos", imploran desde sus teléfonos algunos ciudadanos que retransmiten en directo lo que ocurre. Los agentes empiezan entonces a disparar sus dardos tranquilizantes.
"Hay una solución, cojones. No los matéis, no los matéis, hay otra solución. Es una madre con sus crías", gritan los horrorizados testigos. Unos minutos después, todo acaba. Primero han disparado dardos tranquilizantes y luego le han suministrado a la madre y a sus seis crías una inyección letal. Sacan entonces los cadáveres de los animales del parque infantil donde entraron y fueron encerrados para evitar que pudiera dañar a transeúntes. Los cuerpos los transportan en un contenedor de basura.
Todo eso pasó la noche del viernes 16 de octubre a un kilómetro del Vaticano, en el centro de Roma, donde de nuevo, como pasa por toda la ciudad, un grupo de jabalíes se había introducido buscando comida. Esa secuencia se ha convertido en una rutina diaria de la ciudad eterna. Las redes sociales están llenas de vídeos de jabalíes que comen entre los contenedores de basura mientras a su lado pasan transeúntes y vehículos. El pasado 19 de noviembre, en el centro de deportes La Mirage, un jabalí hembra con sus dos crías correteaba entre pistas de tenis y fútbol ante la mirada de niños y adultos.
Cinco días antes, en la Marcigliana, un enorme jabalí macho aparecía entre los matojos asustando a un grupo de caminantes. El 24 de noviembre un vídeo mostraba a unos escolares sorprendidos porque en la puerta de su escuela, en el barrio de la Balduina, había una pareja de jabalíes paseando por una estrecha acera. Es un goteo de casos la presencia de estas bestias en una ciudad que por momentos se ha convertido en un enorme safari. "Invasión de jabalíes" son algunos titulares que aparecen en los medios estas semanas.
Escándalo político y social
El suceso de la matanza de los jabalíes del parque Mario Moderni ha levantado una enorme polémica que ha llegado hasta las más altas estancias políticas. De fondo, el retrato de una capital con enormes problemas en la gestión de algunos servicios básicos, como la recogida de basuras, y algunas peculiaridades propias heredadas de una urbe que hasta 1870 era un estado. El Municipio de Roma tiene una superficie de 1.285 kilómetros cuadrados heredados del Vaticano, por los por ejemplo 105 de París o 891 de Berlín. Buena parte de esa superficie que llega hasta el mar son espacios verdes en muchos casos sin apenas mantenimiento.
Eso genera una gran cantidad de vida salvaje que con cada vez mayor frecuencia se introduce en la ciudad. "Esto ocurre por dos razones. La primera es la mala gestión de la retirada de basura que hace que los jabalíes se acerquen a comer entre las bolsas dejadas durante días en las calles. La segunda es la enorme presión de la gran cantidad de caza que hay en Roma, que provoca que los animales huyan de su hábitat natural y se refugien en la ciudad", explica Gianluca Bisogno, fundador de la asociación AnimaLiberAction, a El Confidencial.
Un reciente incidente cerca de Roma con un famoso jugador de rugby italiano, Andrea Lo Cicero, ha levantado recientemente otra nueva polémica usada por los animalistas contra esa según ellos caza descontrolada. "No puedes matar a un animal así por una simple cacería. Era como un hijo para mí, no se puede, no se puede. Juego aquí con mis hijos. ¿Cómo se hace? Disparan a todo lo que se mueve. No puedes tratar a los animales así", manifestó desesperado el famoso deportista tras un incidente en el que un cazador mató a su asno dentro de su finca al confundirlo con un jabalí.
El reto es no mezclar una serie de conceptos, algunos que dependen de sensibilidades propias, con un problema concreto que es la gestión de los animales salvajes dentro de las ciudades. Aunque son pocos casos, sobre todo ante la constante presencia de estos animales en la ciudad desde hace años, de vez en cuando hay ataques de estos animales salvajes a humanos. Propietarios de perros o transeúntes han sufrido alguna agresión de jabalíes que son especialmente peligrosos cuando andan con sus crías. El instinto no es atacar, es proteger a su camada. En agosto de 2019, 'Il Messaggero' informaba de un ataque a un padre y su hijo. La web de mascotas 'Amore a 4 zampe' titulaba recientemente así una pieza: "Pánico en Roma, los jabalíes atacan a propietarios de perros". En 2017, un motorista perdió la vida al encontrarse a un jabalí en medio de la calle.
Esterilizar a los ungulados
Hay en todo caso un cierto consenso social y político en que por un lado un grupo de jabalíes no puede pasearse por las calles de una ciudad y, por otro, que matarlos no debe ser la única solución que se dé a esa presencia. "Nosotros hemos presentado planes alternativos como la esterilización de los animales con medicamentos o la creación en algunos parques de la ciudad de zonas restrictivas para ellos", explica Bisogno que reconoce que la población de jabalíes está creciendo. En 10 años se ha duplicado la población de esta especie en Italia hasta alcanzar el millón de ejemplares.
Hasta ahora, la ordenanza creada por la región de Lazio y el Ayuntamiento de Roma de septiembre de 2019 señala que los jabalíes pueden ser capturados y llevados a un coto de caza o sacrificados al entrar en áreas urbanas. “Ese es el problema, que o los matan en una finca de caza o los convierten en carne picada. Hay que buscar otras opciones”, denuncian en AnimaLiberAction.
Pero una cosa es una norma escrita y otra enseñar el efecto de esa norma con un vídeo que muestra cómo se matan seis crías y su madre. La senadora Loredana de Petris, integrante del grupo mixto, ha abierto una investigación parlamentaria de lo que califica "un gesto gravísimo de una cobardía sin precedentes". La alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, ha abierto también una investigación oficial en la que su administración en principio descarga la responsabilidad sobre el gobierno regional: "Roma Capitale tiene únicamente la tarea de convocatoria, coordinación y apoyo logístico en estas intervenciones".
"La mejor opción es la captura con jaulas especiales, pero como la región de Lazio y Roma Natura no las han preparado. La mesa técnica consideró que, al ser imposible utilizar el primer método, era necesario proceder con la anestesia2, ha dicho Laura Fiorini, responsable de medioambiente municipal. "Estos días estoy recibiendo amenazas. Un odio irracional, desinformado, nacido de una instrumentalización hecha con fines políticos. Todos estos mensajes los denuncié a la Fiscalía", ha dicho Daniele Diaco, presidente de la comisión de medioambiente de Roma.
Montañas de basura
Quizá el problema no sea que el ayuntamiento explique cómo sacar a los animales de Roma, sino cómo hacer que no entren. No es un problema de jaulas, es un problema de una endémica y deficiente gestión de la recogida de basura. Las calles de la capital están llenas de puntos donde se acumulan durante días montañas de basura que son alimento para animales. No solo los jabalíes, sino gaviotas y ratas van conquistando terreno en una ciudad que por momentos parece un safari. "Roma empieza a ser un zoo a cielo abierto", decía recientemente el senador Stefano Pedica ante el enésimo video de ratas que sacude las redes, esta vez dentro de un vagón de metro.
Las gaviotas empiezan a ser otro problema serio por el enorme número de estas aves que destrozan las bolsas de basura y acaban esparciendo restos por las calles. La escena es más chocante cuando cazan y descuartizan palomas encima del capó de un coche o en medio del asfalto. Ante la falta de turistas la propia explanada de San Pedro al atardecer, llena de cientos de gaviotas enormes posadas en el empedrado, recuerda por momentos a la película 'Los Pájaros' de Hitchcock. A pocos metros de allí, uno puede ver decenas de ratas que rodean el foso del castillo de Sant'Angelo. Estas son imágenes del centro histórico que aparecen en redes sociales, grabadas por turistas, y que normalmente encuentran una mejor respuesta que la que se ofrece en muchos barrios periféricos de una ciudad en la que desde hace años hay una absoluta carencia de servicios públicos básicos.
La siempre complicada convivencia entre humanos y animales salvajes debe de nuevo reglarse: "Debemos aprender a convivir con animales salvajes. Estos animales deben ser como perros y gatos. Hay que acabar con esa idea de animales que se cuidan y animales que pueden sufrir violencia", pide Bisogno. Su asociación ha convocado una jornada de protesta junto al famoso Panteón romano bajo el título: "El virus somos nosotros. Justicia para los jabalíes".
"Están llegando con fusiles, están llegando con fusiles estos gilipollas", alertan a gritos. La policía intenta contener al cada vez mayor número de personas que se agolpa fuera de la verja para impedir que se haga daño a la madre y sus seis crías. Decenas de personas gritan: "Asesinos, asesinos". Hay empujones. Un cordón policial intenta contener la creciente ira de una muchedumbre que entiende que el desenlace se precipita. Los animales, agitados, corretean entre los columpios del jardín infantil Mario Moderni. "Bastardos", "vergüenza", "esto es Italia, este es el país de mierda que habitamos donde se asesina a crías", "están asesinando a una madre con sus crías", "esto es inaceptable, compartid este video y haced ver en qué mundo vivimos", imploran desde sus teléfonos algunos ciudadanos que retransmiten en directo lo que ocurre. Los agentes empiezan entonces a disparar sus dardos tranquilizantes.