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Tras tres años sin gobierno, Irlanda del Norte recupera su voz justo a tiempo para el Brexit
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Tenían de plazo hasta el 13 de enero

Tras tres años sin gobierno, Irlanda del Norte recupera su voz justo a tiempo para el Brexit

Católicos y protestantes han llegado a un acuerdo de gobierno de coalición en Irlanda del Norte con concesiones como la oficialidad del gaélico

Foto: Un grafiti en Belfast. (Reuters)
Un grafiti en Belfast. (Reuters)

Irlanda del Norte ha recuperado finalmente su voz, después de tres años de silencio. El Parlamento de Stormont llevaba suspendido desde las elecciones que la provincia británica convocó en enero de 2017. Católicos y protestantes eran incapaces de cerrar un pacto para gobernar en coalición, tal y como les obliga el Acuerdo de Viernes Santo de 1998, con el que se puso fin a cuatro largas décadas de sangriento conflicto. Triste. Preocupante. Pero, como con otras muchas cuestiones en el Reino Unido, la situación pasaba prácticamente desapercibida por el huracán del Brexit, que ha tenido monopolizado durante todo este tiempo al Ejecutivo central.

Pero finalmente los protestantes-unionistas-monárquicos del DUP y los católicos-nacionalistas-republicanos del Sinn Fein han dado este viernes su visto bueno al documento de 62 páginas redactado por Londres y Dublín que, bajo el título "Nueva Década, Nuevo acercamiento", buscaba limar asperezas entre los puntos que generan más tensión entre ambas comunidades, como el uso de la lengua gaélica que siempre han reclamado los nacionalistas.

Foto: Una imagen de las pasadas elecciones. (Reuters)

El Gobierno británico había dado de plazo a ambas formaciones hasta el lunes 13 de enero a media noche para que lograran acercar posturas. Si fracasaban, debían celebrarse los que habrían sido los terceros comicios en menos de cuatro años en la provincia británica. Pero ninguno de los dos partidos quería llegar ahora a esa situación, ya que ambos fueron duramente castigados por los norirlandeses en las últimas elecciones generales de pasado mes de diciembre.

Si bien es cierto que, por primera vez, los nacionalistas obtuvieron más diputados que unionistas, el verdadero mensaje fue un colapso en el apoyo al Sinn Fein y el DUP, frente al auge del SDLP (nacionalistas moderados) y Alliance Party of Northern Ireland, APNI (unionistas de centro aconfesionales).

El tic tac del Brexit

La formación del gobierno autonómico también urgía por el Brexit. El Reino Unido saldrá finalmente de la UE el próximo 31 de enero. Y aunque comienza luego un periodo de transición que durará hasta finales de 2020, evitar frontera dura entre la provincia británica y la República de Irlanda siempre ha sido el mayor quebradero de cabeza en las negociaciones del complejo divorcio.

Con todo, los norirlandeses priorizan ahora otros asuntos, como la importante crisis del Sistema Nacional de Salud pública, que afecta a todo el Reino Unido, pero golpea especialmente a Irlanda del Norte, donde se registran las peores listas de espera. El Ejecutivo central ya había dejado claro que no pondría más recursos hasta que se lograra reestablecer la Asamblea de Belfast, lo que había provocado distintas manifestaciones en los últimos días.

Foto: Frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte. (Reuters)

Ahora bien, ¿qué plantea el nuevo acuerdo? Los puntos más controvertidos eran los referentes a lengua y tradición. El documento redactado por Londres y Dublin plantea la creación de una "Oficina de Identidad y Expresión Cultural" para "celebrar y apoyar todos los aspectos del rico patrimonio cultural y lingüístico de Irlanda del Norte". En este sentido, se crea un nuevo "Comisionado" para "reconocer, apoyar, proteger y mejorar el desarrollo del gaélico en Irlanda del Norte", una de las peticiones del Sinn Fein.

Un triunfo para el gaélico

Pero, al mismo tiempo, también se crea otro “Comisionado” para “mejorar y desarrollar el lenguaje, las artes y la literatura asociados con la tradición británica del Ulster”, punto que demandaba el DUP.

El documento reconoce como lenguas oficiales tanto el irlandés como el Ulster-Scots (dialecto de la zona del Ulster). Asimismo, recalca que cualquier persona puede hablar tanto en uno como en otro ante la Asamblea de Belfast o ante cualquiera de sus comités.

placeholder Una señal que indica la entrada en Irlanda desde Irlanda del Norte en Donegal, ciudad fronteriza, en inglés y gaélico. (Reuters)
Una señal que indica la entrada en Irlanda desde Irlanda del Norte en Donegal, ciudad fronteriza, en inglés y gaélico. (Reuters)

La líder del DUP, Arlene Foster, ha celebrado que el acuerdo reconoce que en Irlanda del Norte hay gente con "identidad irlandesa" y otra con "identidad británica", sin "necesidad de situar a una por encima de la otra". Por su parte, la presidenta del Sinn Féin, Mary Lou McDonald, declaró que el gaélico tiene ahora, "por primera vez, reconocimiento oficial como lengua irlandesa", al tiempo que se mostró dispuesta a cooperar con el DUP en el próximo Ejecutivo.

El elefante en la frontera

En lo referente al Brexit, la Asamblea de Belfast jugará un papel crucial. Aunque Londres y Bruselas deben negociar durante el periodo de transición las futuras relaciones comerciales, gracias al pacto de divorcio que el premier Boris Johnson logró cerrar el pasado mes de octubre con los Veintisiete se evita ahora que haya una frontera dura con la República de Irlanda para salvaguardar la paz.

Irlanda del Norte formará parte de la Unión Aduanera del Reino Unido, para poder beneficiarse de los acuerdos comerciales cerrados con tercero. Sin embargo, su economía seguirá alineada con un conjunto limitado de reglas del Mercado Único Europeo, lo que significa que la frontera en la que se realizarán los controles y verificaciones (por parte de las autoridades británicas con supervisión de la UE) estarán en el mar de Irlanda y no en la división entre norte y sur de la isla.

Cuando se cumplan cuatro años de la ampliación de este protocolo, el Parlamento de Stormont deberá decidir si quiere prorrogarlo o no. Si lo avala por mayoría simple, se extenderá otros cuatro año; si lo respaldan las dos comunidades, ocho. En caso de rechazarlo, dejaría de tener validez en dos años.

La caída del Gobierno autonómico en enero de 2017, en cualquier caso, no fue por el Brexit. El entonces líder del Sinn Fein, Martin McGuinness, comandante del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA), presentaba su dimisión como vice primer ministro por la polémica creada en torno a la ministra principal Arlene Foster, al frente del DUP, por un caso de corrupción en la política de energías renovables. Poco después, McGuinness fallecía y la formación católica quedaba en manos de la joven Michelle O'Neill, sin conexión ya directa con los años del conflicto.

placeholder Propaganda anti-Brexit del Sinn Féin. (Reuters)
Propaganda anti-Brexit del Sinn Féin. (Reuters)

En las elecciones celebradas en marzo de 2017, donde la participación de casi un 65% fue la más alta desde el Acuerdo de Paz de Viernes Santo de 1998, el Sinn Féin se convirtió en el gran protagonista quedándose tan solo a 1.168 votos de una victoria histórica.

Consiguieron 27 escaños, frente a los 28 del DUP, que se quedó por debajo de los 30 asientos que le habían asegurado hasta entonces veto en la Asamblea de Belfast. El ultraconservador DUP había utilizado este derecho a veto en los últimos años para frenar leyes que contaban con el apoyo mayoritario de la Asamblea norirlandesa, como ha ocurrido con propuestas para legalizar el aborto o el matrimonio homosexual.

Se trató de la primera vez que los unionistas se quedaban sin mayoría absoluta en el parlamento autonómico, una situación que no solo refleja un cambio significativo en la sociedad norirlandesa, sino que da impulso a los católicos para retomar su objetivo histórico: la reunificación de la isla.

Irlanda del Norte ha recuperado finalmente su voz, después de tres años de silencio. El Parlamento de Stormont llevaba suspendido desde las elecciones que la provincia británica convocó en enero de 2017. Católicos y protestantes eran incapaces de cerrar un pacto para gobernar en coalición, tal y como les obliga el Acuerdo de Viernes Santo de 1998, con el que se puso fin a cuatro largas décadas de sangriento conflicto. Triste. Preocupante. Pero, como con otras muchas cuestiones en el Reino Unido, la situación pasaba prácticamente desapercibida por el huracán del Brexit, que ha tenido monopolizado durante todo este tiempo al Ejecutivo central.

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