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Prórroga sin definir y posible intervención de la Reina: debacle total a 9 días del Brexit
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Prórroga sin definir y posible intervención de la Reina: debacle total a 9 días del Brexit

Ahora sí se puede hablar con propiedad y sin miedo a equivocarse de crisis institucional sin precedentes en el Reino Unido. Nadie sabe qué le pasa por la cabeza a la primera ministra

Foto: Un manifestante contra el Brexit protesta frente al Parlamento en Londres, el 14 de marzo de 2019. (Reuters)
Un manifestante contra el Brexit protesta frente al Parlamento en Londres, el 14 de marzo de 2019. (Reuters)

Ya teníamos un Gabinete completamente dividido, un partido gobernante en constante guerra civil, una primer ministra sin liderazgo y un Parlamento incapaz de acordar una hoja de ruta tras más de dos años debatiendo la misma cuestión. Escenario interesante, sin duda alguna. Pero faltaba una normativa de 1604 que atara las manos a Downing Street justo cuando decía estar a punto de lograr su propósito. Ahora sí se puede hablar con propiedad y sin miedo a equivocarse de crisis institucional sin precedentes en el Reino Unido.

Quedan sólo nueve días para que se cumpla la fecha del Brexit y el caos que se vive en Westminster no ha hecho más que empeorar. Theresa May solicitará este miércoles a Bruselas, de manera oficial, una prórroga para evitar el temido divorcio caótico. "La primera ministra no pedirá una larga extensión" porque hay razones para darle al Parlamento "un poquito más de tiempo" para llegar a un acuerdo a fin de desbloquear la crisis, indicó hoy una fuente de la residencia oficial de Downing Street. Los Veintisiete, que deben aprobar por unanimidad el cambio en el calendario, siempre han advertido que Londres debe justificar primero la necesidad de una modificación. Pero ni siquiera los propios ministros británicos saben cuál es el plan que tiene ahora en mente la líder tory.

Lo único que había avanzado un portavoz es que la 'premier' pedirá una extensión corta hasta el 30 de junio, con posibilidad luego de alargarse. Está previsto que este miércoles se conozcan los detalles de la carta que se enviará a Bruselas, aunque, a estas alturas, tampoco sería descabellado pensar que May espere hasta el jueves cuando cruzará al otro lado del Canal de la Mancha para la esperada cumbre europea. Hay rumores que podría ser por nueve meses, con la opción de acortarla tan pronto Westminster lograra ratificar el convenio de salida.

Foto: Michel Barnier, negociador jefe de la Comisión Europea. (Reuters)

En realidad, la líder tory había prometido para esta semana quemar un último cartucho en Westminster, sometiendo a votación, por tercera vez, el Acuerdo de Retirada. A pesar de que el documento ya sido tumbado en dos ocasiones por sus señorías, May tenía la esperanza de salvarlo in extremis ante la preocupación que genera entre los euroescépticos quedar atrapados sine die en el bloque.

Sin embargo, sus planes se fueron al traste después de que, de manera inesperada, el presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, anunciara el lunes que el pacto no podía presentarse de nuevo en la misma sesión parlamentaria, si no había cambios significativos en el texto. El conocido como Mr. Speaker sacó a relucir una norma de 1604 causando todo tipo de estupor en el Ejecutivo, al que no le había advertido previamente de su discurso.

Esto abre distintas opciones, entre ellas la intervención de la mismísima Isabel II, en calidad jefa de Estado. El Ejecutivo podría ahora poner fin a la sesión parlamentaria actual para poder inaugurar una nueva etapa en Westminster donde se planteara nuevamente el pacto. La soberana debería estar disponible aunque no necesariamente se requeriría de manera completa lo que se conoce como “el discurso de la Reina”, con el que el primer ministro presenta sus propuestas legislativas.

placeholder La Reina Isabel II sale de la Iglesia de Santa María Magdalena tras el servicio de Navidad de la Familia Real, el 25 de diciembre de 2018. (Reuters)
La Reina Isabel II sale de la Iglesia de Santa María Magdalena tras el servicio de Navidad de la Familia Real, el 25 de diciembre de 2018. (Reuters)

Al ser preguntado por esta posibilidad, el ministro del Brexit, Stephen Barclay, respondió que “no sería la mejor forma de avanzar”, por lo que no lo veía como una “opción realista”. Tanto Barclay como Andrea Leadsom -responsable del Partido Conservador en la Cámara de los Comunes- mostraron el martes sus grandes discrepancias con May, en la más que intensa reunión del Gabinete. Ninguno de los dos se muestra partidario de una prórroga.

La cita llevó a los ministros a la frustración, ya que la líder tory no fue clara a la hora de explicar su próxima hoja de ruta. La posibilidad de tener que participar en las elecciones europeas de mayo es una escenario que los euroescépticos quieren evitar a toda costa. Antes de la inesperada intervención de Mr. Speaker muchos habían anunciado públicamente que en última instancia iban a apoyar el pacto para evitar precisamente formar parte del nuevo parlamento europeo, que se inaugurará el próximo 2 de julio

Sin embargo ahora, tras el caos formado por la normativa del Siglo XVII, consideran que están más cerca que nunca de lograr su gran objetivo: una ruptura total sin convenio. Por su parte, las palabras de Mr. Speaker fueron interpretadas de manera muy diferente por los tories pro UE, que ahora más factible que nunca una prórroga larga de dos años que pueda derivar en un segundo referéndum o revocar directamente el propio Brexit.

Foto: Theresa May. (Reuters)

De momento, May no descarta celebrar una nueva votación del Acuerdo de Retirada la próxima semana. Si en la cumbre europea de este jueves y viernes, los Veintisiete definen las condiciones de la extensión, la premier aspira a que esto sea un “cambio sustancial” de peso que justifique ante el presidente de la Cámara de los Comunes volver a presentar el documento a sus señorías.

Por cierto que, antes de cualquier votación del pacto, tanto la Cámara Baja como los Lores deben primero aprobar cualquier extensión que hayan ratificado los Veintisiete. Otro quebradero de cabeza para la inquilina de Downing Street, que en verano podría tener que hacer ya la mudanza ante la batalla por el liderazgo que ya ha comenzado en el Partido Conservador.

Por su parte, Jeremy Corbyn ha mantenido diferentes reuniones con el resto de la formaciones de la oposición. Aunque todas demandan un segundo referéndum, el veterano laborista apuesta en su lugar por acordar un plan alternativo que deje al Reino Unido de manera permanente en una unión aduanera y alineado con el mercado único.

Ya teníamos un Gabinete completamente dividido, un partido gobernante en constante guerra civil, una primer ministra sin liderazgo y un Parlamento incapaz de acordar una hoja de ruta tras más de dos años debatiendo la misma cuestión. Escenario interesante, sin duda alguna. Pero faltaba una normativa de 1604 que atara las manos a Downing Street justo cuando decía estar a punto de lograr su propósito. Ahora sí se puede hablar con propiedad y sin miedo a equivocarse de crisis institucional sin precedentes en el Reino Unido.

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