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El descenso a los infiernos de la autora de libros infantiles más querida (y más rica)
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Odiada por sus comentarios anti-trans

El descenso a los infiernos de la autora de libros infantiles más querida (y más rica)

La autora de Harry Potter, J. K. Rowling, acapara portadas alegando que solo puede ser mujer la persona que nace con ese sexo. Su crítica ante la controvertida ley de odio de Escocia aviva la polémica en Reino Unido

Foto: Una mujer con una máscara de la escritora J.K. Rowling protesta contra la aprobación definitiva de una ley que facilitará que las personas se autoidentifiquen como transexuales. (Reuters / Susana Vera)
Una mujer con una máscara de la escritora J.K. Rowling protesta contra la aprobación definitiva de una ley que facilitará que las personas se autoidentifiquen como transexuales. (Reuters / Susana Vera)
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El Nicolson´s Cafe de Edimburgo fue el despacho improvisado donde J.K. Rowling escribió gran parte de la primera novela de Harry Potter. El establecimiento era copropiedad de su cuñado, por lo que, como madre soltera sin apenas dinero, podía tomar café expreso barato todo el día sin sentirse culpable por ocupar una mesa. Tras muchos cambios de dueños y un largo cierre por pandemia, el café ha reabierto sus puertas y forma ahora parte del 'Potter Trail', un free tour bastante popular entre los fans del mundo Hogwarts.

El recorrido es gratuito, pero se anima a los participantes a realizar una "donación" y parte de la misma se destina a la Alianza Trans Escocesa, un grupo activista que promueve los derechos de las personas transgénero. "Para muchos es un momento difícil para ser seguidor de Harry Potter, pero deseamos sinceramente que las opiniones de J. K. Rowling no disminuyan nuestro aprecio por los libros y sus mensajes de inclusión y tolerancia", reza la página web.

En los últimos años, son muchos los que consideran que Rowling ha pasado de ser un tesoro nacional, defensora de la izquierda moderada, a una villana odiada por sus comentarios hacia los trans, vinculada a la extrema derecha.

¿Qué está pasando con la escritora? El debate se ha intensificado a ambos lados del Atlántico este mes cuando Rowling ha desafiado a la policía escocesa a detenerla tras publicar 11 tuits incendiarios en las redes sociales (donde el número de seguidores que acumula duplica a la población escocesa) en los que se refería a 10 mujeres transgénero (entre ellas activistas y condenadas por violaciones cometidas antes de su transformación) como hombres.

Foto: La actriz Sofía Otero, en un fotograma de la película '20.000 especies de abejas'.

"Si persiguen a cualquier mujer por simplemente llamar hombre a un hombre, repetiré las palabras de esa mujer y nos podrán acusar a los dos a la vez", matizaba en su cuenta de X (Twitter). "La libertad de expresión y de creencias llega a su fin en Escocia si la descripción precisa del sexo biológico se considera criminal", agregó.

La intervención se ha producido con la entrada en vigor en Escocia de una nueva y controvertida ley destinada a proteger a los grupos minoritarios de los crímenes de odio. Pese a que ya existen leyes destinadas a proteger a los escoceses de los delitos de odio por motivos de raza, discapacidad, religión, orientación sexual e identidad transgénero, el Gobierno de Edimburgo, encabezado por el independentista SNP (ahora en sus horas más bajas), sostiene que no iban lo suficientemente lejos.

Pero los críticos argumentan que la legislación viola ahora la libertad de expresión y podría usarse para silenciar a las llamadas feministas "críticas de género", que consideran que los derechos de las mujeres trans no deben ejercerse a expensas de quienes nacen biológicamente mujeres.

El propio primer ministro británico, Rishi Sunak, se ha posicionado con Rowling asegurando que no se debería criminalizar a las personas "por exponer hechos simples sobre biología". A principios del año pasado, el Gobierno central de Londres utilizó, por primera vez en la historia, la sección 35 de la Ley de Escocia para bloquear otra polémica normativa aprobada por el parlamento de Edimburgo con la que se quería reducir la edad para poder cambiar de sexo a los 16 años, eliminar la necesidad de un diagnóstico médico y acortar a tres meses el periodo en el que alguien tiene que vivir en su nuevo género antes de obtener un certificado.

El debate trans es uno de los más "divisivos" y "tóxicos" que existe ahora en Reino Unido. ¿La mujer puede tener pene? Se trata de una pregunta que se plantea en todos los foros y que, según cómo la contesten, políticos, profesores universitarios, abogados o escritores pueden terminar con sus carreras.

Foto: Manifestación a favor de la reforma escocesa de género frente a Downing Street, en Londres. (Reuters/Henry Nicholls)

Por un lado, están los que defienden que es necesaria una transformación de políticas de igualdad similar a la que en su día se implementaron para reconocer los derechos de los homosexuales. Como ejemplo se pone la aprobación de los matrimonios gays. ¿Afectó eso en algún momento a los matrimonios heterosexuales? ¿Restó algún derecho a los heterosexuales? Pero otros aseguran que el ejemplo no es válido porque permitir a un hombre que se identifique como mujer la entrada en vestuarios o baños femeninos sí puede causar problemas. Para unos, queda aún un largo camino por recorrer. Para otros, se ha impuesto una cultura tiránica bajo la bandera de la inclusividad.

Y en este segundo grupo se encuentra Rowling. Creó la serie de libros más vendida de todos los tiempos y tiene una franquicia multimillonaria. Pero muchos de los fans de Harry Potter suben ahora videos a redes sociales quemando los ejemplares acusando a su autora de transfóbica. Los principales sitios web dedicados al mundo mágico han dicho que dejarían de escribir sobre ella. Actores de Hollywood marcan distancias. Incluso las propias estrellas de las películas de Harry Potter se han mostrado en contra de sus declaraciones. Y la Asociación Internacional de Quidditch citó las "posiciones anti-trans" de Rowling como una razón para cambiar el nombre del deporte a "quadball". Pero, a medida que aumentan las críticas, la escritora solo se vuelve más combativa.

"No camino por mi casa pensando en mi legado", aseguró el año pasado en un podcast titulado Los juicios de brujas de J. K. Rowling cuando le preguntaron si le preocupaba que su posición hacia las cuestiones transgénero afectara a su carrera. "Qué manera tan pomposa de vivir tu vida, caminando pensando, ¿cuál será mi legado? Ya estaré muerta. Me preocupo por el ahora. Me preocupo por los vivos", señaló la escritora, quien recalcó que, si bien nunca ha tenido "la intención de molestar a nadie", tampoco se ha sentido "incómoda al bajarse del pedestal".

Foto: Una bandera del colectivo de personas trans durante una manifestación frente al Conrgeso de los Diputados, en Madrid. (EFE/Luca Piergiovanni)

Durante la mayor parte de su carrera, Rowling defendió la política de centroizquierda. En 2010, escribió sobre los años que vivió de las ayudas estatales cuando su vida "tocó fondo", explicando por qué estaba feliz de seguir pagando impuestos británicos: "Ésta, si se quiere, es mi noción de patriotismo". A día de hoy, su faceta filántropa es indiscutible. Tras su donación a organizaciones benéficas en 2011 —a las que dio el 16% de su patrimonio neto— le costó el puesto en la lista de Forbes dedicada a billonarios. En la reciente lista de The Sunday Times ha vuelto a aparecer entre las personas más ricas de Reino Unido. Aunque se ha comprometido ahora a igualar hasta 1 millón de libras en donaciones a su organización benéfica Lumos para ayudar a niños vulnerables en Ucrania.

Hay poca evidencia de que Rowling haya sufrido financieramente por sus comentarios hacia los trans. Los libros siguen desapareciendo de las librerías, HBO prepara serie del niño mago y, pese a la gran campaña de boicot en redes sociales contra el videojuego Hogwarts Legacy, su estreno en 2020 rompió el récord con más de 1,2 millones de vistas simultáneas en Twitch superando a Cyberpunk 2077. "Si la respuesta pública al juego fue realmente un referéndum sobre J. K. Rowling, ella ganó", aseguraba The Atlantic.

"Si la respuesta pública al juego fue realmente un referéndum sobre J. K. Rowling, ella ganó"

Con todo, su discurso sí le ha supuesto un costo personal. En 2019, al recibir el Premio Robert F. Kennedy Ripple of Hope por los Derechos Humanos por su trabajo ayudando a niños, aseguró que era "uno de los más altos honores que jamás me hayan otorgado". La escritora dijo que, de haber tenido un niño (tiene dos hijas) lo habría llamado Robert, en honor a Robert Kennedy. Es más, eligió el seudónimo que usa para escribir novelas de misterio, Robert Galbraith, "en homenaje a mi héroe político".

Pero la propia organización borró luego el discurso después de las críticas de la hija de Kennedy, quien dijo que los "tuits y declaraciones transfóbicas profundamente preocupantes" de Rowling representaban un "repudio a la visión" de su padre. Rowling renunció voluntariamente al premio en agosto de 2020. "Ningún premio significa tanto para mí como para perder el derecho a seguir los dictados de mi propia conciencia", sentenció.

A lo largo de su carrera, Rowling no ha dudado en invocar su ficción para hablar sobre sus puntos de vista del mundo real o para emitir aclaraciones en defensa del legado moral del mundo mágico que creó. En octubre de 2007, unas semanas después de que se publicara la séptima y última entrega de la serie de Harry Potter, anunció que el querido director de Hogwarts, Albus Dumbledore, es gay y se había enamorado de un compañero mago.

Foto: Compró una edición única de 'Harry Potter' por unos céntimos y ha vendido el libro 27 años después por 16.800 euros (Hansons Auctioneers)

En 2015, cuando el actriz británica negra Noma Dumezweni fue elegida para interpretar a Hermione Granger en una obra de teatro, tuiteó "Rowling ama a la Hermoine negra" y señaló que en sus libros nunca se había especificado el color de piel del personaje. Al año siguiente, dijo que había creado un personaje popular, un hombre lobo, como metáfora del estigma del VIH. Durante el referéndum de Escocia de 2014, apoyó la permanencia en Reino Unido, y en la consulta de 2016 sobre la UE votó en contra del Brexit.

Cuando alguien es tan famoso como Rowling, incluso el más mínimo gesto en redes es analizado y criticado. Pero todo cambió cuando se metió en el debate sobre los derechos trans. Fue en marzo de 2018 cuando recibió las primeras críticas como "transfóbica", cuando dio un "me gusta" a un tuit escrito por un activista del Partido Laborista donde se refería a las mujeres trans como "hombres disfrazados". Aproximadamente un año y medio después, salió en defensa de Maya Forstater, una experta en desarrollo global que había perdido su trabajo al asegurar que "los hombres no pueden convertirse en mujeres".

"Vístete como quieras", tuiteó Rowling en diciembre de 2019. "Llámate como quieras. Duerme con cualquier adulto que te acepte y que te acepte. Vive tu mejor vida en paz y seguridad. ¿Pero obligar a las mujeres a dejar sus trabajos por afirmar que el sexo es real? #EstoyConMaya #EstoEsNotaDrill".

Foto: J. K. Rowling, la escritora de 'Harry Potter', en el estreno de 'Animales fantásticos: los crímenes de Grindelwald' (EFE)

El mensaje convirtió lo que había sido una pequeña historia a nivel nacional en un furor internacional. La propia Rowling se sintió intimidada y, en un principio, se mantuvo relativamente callada. Hasta junio de 2020, cuando publicó otro tuit criticando un artículo titulado Crear un mundo post-COVID-19 más igualitario para las personas que menstrúan.

Unos días después, siguió con un ensayo de 3.700 palabras en el que exponía las razones por las que estaba tan "preocupada por el nuevo activismo trans" y el esfuerzo "por erosionar la definición legal de sexo y reemplazarla por género". "El lenguaje 'inclusivo' que llama a las mujeres 'menstruadoras' y 'personas con vulvas' les parece a muchas mujeres deshumanizante y degradante", destacó.

"Entiendo por qué los activistas trans consideran que este lenguaje es apropiado y amable, pero para aquellos de nosotros que hemos recibido insultos degradantes por parte de hombres violentos, no es neutral, es hostil y alienante". El hecho de que sufriera maltratos durante su primer matrimonio con Jorge Arantes —quien en 2020 dijo a The Sun no arrepentirse de haberle dado un día una bofetada— es para muchos una razón de peso para su animadversión ante los hombres que quieren cambiar de género.

"Yo también podría haber intentado hacer la transición si hubiera nacido 30 años después"

Con todo, Rowling recalca que le preocupa la "enorme explosión de mujeres jóvenes que desean hacer la transición y el número cada vez mayor de personas que parecen estar destransicionándose". Describió sus propias luchas por sentirse "mentalmente asexuada" cuando era joven. "Yo también podría haber intentado hacer la transición si hubiera nacido 30 años después", recalcó. "Creo que podrían haberme convencido de convertirme en el hijo que mi padre había dicho abiertamente que hubiera preferido", matizó la autora, quien no tiene relación con su progenitor.

"La transición será una solución para algunas personas con disforia de género", argumenta. Pero le preocupa que se estén eliminando demasiados controles demasiado rápido. “La actual explosión de activismo trans está instando a eliminar casi todos los sistemas sólidos a través de los cuales alguna vez se exigió que pasaran los candidatos a la reasignación de sexo", apunta.

La tensión en el debate se ve agravada por una explosión de derivaciones a servicios de disforia de género para niños y jóvenes en Reino Unido, que han pasado de 50 en 2009 a más de 5.000 en 2021.

Para los activistas pro trans, el creciente número de casos es una buena señal de que más menores se sienten cómodos buscando la ayuda que necesitan y describen a mujeres como Rowling como "feministas radicales transexclusivas" o TERF, un acrónimo que se utiliza como un insulto.

Foto: Chimamanda Ngozi Adichie en el Hay Festival de Cartagena de Indias en 2019 (EFE)

Pero Rowling y otras activistas llamadas 'críticas de género' (el término más neutral) ven las cosas de manera muy diferente. Para ellas, el aumento en la disforia de género reportada es evidencia de misoginia y homofobia persistentes. Defiende que —sobre todo a través de redes— se puede persuadir a las niñas que odian sus cuerpos de que en realidad son niños, y a los hombres que desean a los hombres se les da la oportunidad de convertirse en mujeres heterosexuales.

En definitiva, se ven como las verdadera feministas, ya que a su parecer, los derechos de las mujeres trans opacan la lucha de las personas que nacieron siendo mujeres biológicamente y consideran que los esfuerzos para acabar con cualquier intento de cuestionar si tantas personas deberían buscar la transición, no sólo ponen a las jóvenes en riesgo de tomar decisiones de las que se arrepientan, sino que pone a las mujeres en peligro ante los hombres que adoptan una identidad trans para poder acceder a espacios que antes estaban prohibidos.

Tyron Surmon, de 'More in Common' —un grupo de expertos que trabaja en la cohesión social— asegura que uno de los aspectos que quizá convierte al debate en algo tan complejo "es que no se mapea claramente a lo largo de las líneas izquierda-derecha". "No es que lo pro-trans sea igual a la izquierda y anti-trans sea igual a la derecha. Muchas de las personas del lado más crítico se consideran progresistas, como Rowling, que comenzó a involucrarse en el debate trans debido a su preocupación sobre cómo interactúa con los derechos de las mujeres", matiza a este diario.

Ante los mensajes publicados en X (Twitter) por Rowling a principios de abril, la ministra de Seguridad para las Víctimas y la Comunidad de Escocia, Siobhian Brown, dijo que, si bien utilizar los pronombres equivocados para las personas trans no es un crimen de odio, la policía podría decidir si investiga las expresiones de la autora. Pero la policía de Escocia concluyó finalmente que los comentarios "no se consideran un delito y no se tomarán más medidas". No obstante, en las primeras 24 horas desde la aplicación de la controvertida normativa escocesa se presentaron más de 3.800 denuncias.

El Nicolson´s Cafe de Edimburgo fue el despacho improvisado donde J.K. Rowling escribió gran parte de la primera novela de Harry Potter. El establecimiento era copropiedad de su cuñado, por lo que, como madre soltera sin apenas dinero, podía tomar café expreso barato todo el día sin sentirse culpable por ocupar una mesa. Tras muchos cambios de dueños y un largo cierre por pandemia, el café ha reabierto sus puertas y forma ahora parte del 'Potter Trail', un free tour bastante popular entre los fans del mundo Hogwarts.

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