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Atesh, el grupo de espías más letal de Crimea: así se preparan los ataques tras las líneas enemigas
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Atesh, el grupo de espías más letal de Crimea: así se preparan los ataques tras las líneas enemigas

Uno de los partisanos de Atesh, un grupo de contrainteligencia ucraniano independiente, explica a El Confidencial cómo se organiza la resistencia en los territorios ocupados y cuáles son los riesgos de enfrentarse al Kremlin

Foto: Ilustración: Sofía Sisqués.
Ilustración: Sofía Sisqués.
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El 25 de septiembre de 2023, tres misiles de crucero Storm Shadow impactaron en el cuartel general de la Flota rusa del mar Negro, en Crimea. Dos días antes, la Inteligencia ucraniana recibió un mensaje parecido a este: "Nuestro compañero ha averiguado la hora exacta de la reunión entre dos oficiales de alto rango en Sebastopol". La operación estaba lista. Nueve personas murieron en el ataque contra uno de los centros militares más importantes de Rusia.

Ucrania no actúa a ciegas cuando dispara tras las líneas del frente ruso. Una tupida red de colaboradores, partisanos y simples civiles ucranianos que se quedaron en los territorios ocupados por Rusia teje con notas de voz, fotografías desenfocadas, sobornos, chivatazos y precisas coordenadas, los hilos que guían los ataques del Ejército de Kiev. Uno de los grupos más organizados es Atesh.

"Si no lo hacemos nosotros, nadie lo hará", dice Dzhokhar (nombre en clave), miembro del grupo y que, asegura, participó en la operación del 25 de septiembre —como enlace de coordinación— y otras tantas recopilando información para el Servicio de Seguridad de Ucrania.

placeholder Una imagen de satélite muestra humo saliendo de un cuartel general de la Armada rusa en el mar Negro tras un ataque con misiles. (Reuters / Planet Labs)
Una imagen de satélite muestra humo saliendo de un cuartel general de la Armada rusa en el mar Negro tras un ataque con misiles. (Reuters / Planet Labs)

Los tentáculos de Atesh llegarían más lejos de lo que Rusia está dispuesta a aceptar. Desde los territorios ocupados desde el inicio de la invasión a gran escala a la propia Crimea, anexionada ilegalmente hace diez años y donde se estarían centrando las labores principales del espionaje de Atesh. Todo esto, pese a la persecución y cribado de partidarios de Kiev en las zonas ocupadas, o la deportación forzosa y cambio demográfico de Crimea perpetrado en la última década. "Sin excepción, todos los grupos que perpetraron ataques terroristas en Crimea han sido detenidos. En Crimea no les espera nada más que la prisión o la muerte", aseguró Sergei Aksyonov, jefe de gobierno de la República de Crimea, en una entrevista con la radiotelevisión Vesti Crimea. "¡Olvídate de lo que dicen! ¡Ni siquiera quiero comentar sobre payasos! Todo es mentira de principio a fin".

El comentario de Aksyonov deja entrever dos realidades: que las acciones de Atesh ya han dado sus frutos y que con ellas ha llegado el miedo. Las fuerzas de ocupación no pueden estar seguras en territorios que creían asegurados de la mano de Kiev gracias a esos ojos tras los muros de la contrainteligencia rusa.

"En total, somos alrededor de 1.800 miembros en activo distribuidos por todos los territorios ocupados y, también, dentro de Rusia"

"En total, somos alrededor de 1.800 miembros en activo distribuidos por todos los territorios ocupados y, también, dentro de Rusia. [Hay militares] y también civiles. Todos tenemos un mismo objetivo: socavar los esfuerzos rusos", describe Dzhokhar en conversación telefónica con El Confidencial a través de Signal y con traductor. Dzhokhar ya no está en Crimea: hace un año abandonó la que fue su casa, pero sigue trabajando como enlace entre esas personas en los territorios ocupados y los servicios de seguridad ucranianos, tejiendo la red Atesh. "Entre nuestras filas, contamos con diferentes... llamémosles; grupos, que actúan a diferentes niveles. El primero se corresponde a un plano estratégico y, el segundo, es más a nivel táctico y de planificación de algunas operaciones específicas", detalla.

Por un lado, "recogemos todo tipo de información relacionada con las fuerzas invasoras [y por otro], los esfuerzos se centran en labores de sabotaje sobre objetivos militares rusos y su infraestructura", explica el agente.

Cuando la soga aprieta

Desde su fundación en 2022 (fecha en la que ya participaba Dzhokhar), Atesh ha participado en muchos de los grandes golpes contra las tropas rusas en Crimea. Desde liquidar a dos oficiales de la Guardia Nacional rusa, hasta el ataque contra el submarino B-237 Rostov-on-Don y el gran buque de desembarco Minsk. El puerto de Sebastopol, ubicado entre las dos orillas de la ciudad, permite al grupo compartir con facilidad las ubicaciones y los movimientos de la Flota rusa en el mar Negro.

"Ponemos mucha atención en cómo distribuimos los mensajes", admite el partisano. Cada mensaje tras líneas enemigas pone a una persona en peligro.

Desde que se produjeron los primeros grandes ataques ucranianos sobre la península, como el del puente de Kerch, símbolo de la ocupación, los servicios secretos rusos han aumentado su presión sobre la población local y sus propios soldados para destapar las redes que brindan información a Kiev.

Foto: El presidente ruso Vladímir Putin, el ministro de Defensa Sergei Shoigu y el director del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) Alexander Bortnikov asisten a los actos conmemorativos del Día de la Victoria. (Reuters/Maxim Sheme)

Dzhokhar, al igual que el resto de sus compañeros, asegura tener miedo a las consecuencias que puedan sufrir. El terrorismo y la traición están castigados con sentencias de cadena perpetua en el Código Penal ruso. Eso, si los sospechosos no desaparecen antes de ser juzgados. "Hemos perdido compañeros. Naturalmente, existe el riesgo de acabar en la cárcel o ser torturado. No nombraré a ninguna de las personas que sufren esto ahora mismo, por obvias razones de seguridad", desgrana Dzhokhar.

¿Por qué jugarse la vida? "Nuestros agentes tienen miedo. Es natural tener miedo. Pero muchos de ellos saben lo que es la ocupación. La han sufrido durante casi diez años. También saben lo que la ocupación puede significar para otras ciudades ucranianas, que están destrozadas. Correr el riesgo de morir [ofreciendo inteligencia al Ejército de Kiev] es la única solución a las torturas, asesinatos y encarcelamientos de ciudadanos ucranianos".

Tras las líneas enemigas

Sin embargo, desde que se produjo el ataque con misiles sobre el Cuartel General de la flota rusa en el mar Negro, el Servicio Federal de Seguridad (FSB) les pisa los talones. Así lo describe, siempre desde su versión, el agente: "Los agentes de Crimea dicen que cada vez hay más cámaras de vigilancia en los edificios militares. En todas partes. Según nuestras fuentes en el FSB, tres grupos de los servicios secretos entraron en Crimea hace poco. Entre ellos hay expertos en tecnología y espionaje", continúa. "Los rusos hacen búsquedas más activas e implementan medidas de control más fuertes dentro de sus unidades militares, específicamente en la división 810 de los Guardias Separados de Zhukov [infantería marina] y sus bases más importantes en Sebastopol".

Desde este punto, "las escuchas telefónicas activas de conversaciones son rutinarias en Crimea ahora mismo. Y no solo son un puñado. Están en habitaciones de hotel, en apartamentos... se centran en las conversaciones por móvil, porque los operadores de telefonía en Crimea cooperan con las autoridades rusas fuertemente", comenta Dzhokhar.

"Las escuchas telefónicas activas de conversaciones son rutinarias en Crimea"

Las informaciones del grupo han llegado a levantar dudas entre las Fuerzas Armadas rusas. Los oficiales sospechan de los soldados y estos están hartos de los arrestos sin precedentes. "Recientemente, tres soldados de la división 810 fueron detenidos. Los oficiales pensaron que eran agentes de Atesh. No es el caso. Ellos no son los agentes. Nuestros infiltrados están a salvo", asegura aliviado. "La razón de todo esto fue que Atesh publicó algunas fotos desde el interior de esta base militar solo para dejar una prueba de que están activos. El mando necesitaba dar la cara ante esta provocación y detuvieron a los tres agentes. Necesitaban hacer algo".

"Entre los retos de Atesh está que los rusos se sientan amenazados por el problema de la seguridad. Ahora, después de nuestras operaciones, se lo toman un poco más en serio que antes, porque saben que cada vez hay más grupos activistas proucranianos, lo que es una amenaza para ellos", declara.

"La gente en Crimea está más preparada para cambiar su destino"

Para muchos ucranianos, Crimea es un punto de inflexión en su historia, fue la primera ficha de dominó que desencadenó la invasión a gran escala el 24 de febrero de 2022. Y, para muchos de ellos, desde oficiales, a políticos, pasando por ciudadanos... Es dónde debe acabar todo.

"A pesar de la férrea ocupación en los nuevos territorios ocupados, la gente en Crimea está más preparada para cambiar su destino", sentencia Dzhokhar. "Están realmente hartos de la ocupación y están mejor organizados. Y, un factor muy importante, es que la presión de las tropas de ocupación extranjera no están tan presentes en la península".

Sobre cuál será el siguiente paso de Atesh: "Hay muchas operaciones que es mejor no revelar", cierra el agente.

El 25 de septiembre de 2023, tres misiles de crucero Storm Shadow impactaron en el cuartel general de la Flota rusa del mar Negro, en Crimea. Dos días antes, la Inteligencia ucraniana recibió un mensaje parecido a este: "Nuestro compañero ha averiguado la hora exacta de la reunión entre dos oficiales de alto rango en Sebastopol". La operación estaba lista. Nueve personas murieron en el ataque contra uno de los centros militares más importantes de Rusia.

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