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La rebelión de los tractores europeos: el gran premio de los 30 millones de votantes
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"Sin agricultura, no hay comida"

La rebelión de los tractores europeos: el gran premio de los 30 millones de votantes

Más de 400 millones de votantes elegirán el nuevo Parlamento Europeo en junio, para los próximos cinco años. Se calcula que unos 20-30 son del sector primario. ¿Cómo influirá el enojo agrícola?

Foto: La plaza de la Constitución de Bucarest, el 21 de enero, cuando solo un tractor y un coche acudieron a la manifestación autorizada para hasta 5.000 personas, alegando que la extrema derecha está instrumentalizando su causa. (Lola García-Ajofrín)
La plaza de la Constitución de Bucarest, el 21 de enero, cuando solo un tractor y un coche acudieron a la manifestación autorizada para hasta 5.000 personas, alegando que la extrema derecha está instrumentalizando su causa. (Lola García-Ajofrín)
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Al son del estridente pitido de los cláxones, varias caravanas espontáneas de agricultores y transportistas rumanos, a bordo de tractores con pancartas y la bandera de Rumanía —azul, amarilla y roja—, parten rumbo hacia las principales ciudades del país para protestar.

"Un país sin agricultura es un país sin comida", se leía en una cartulina blanca sobre la pala de un tractor aparcado junto a un coche de policía en Afumati, a unos 20 kilómetros de la capital, donde algunos manifestantes se asentaron, bloqueando el tráfico, hasta que la entrada a la capital fuese autorizada. Era 10 de enero, pero las protestas siguen, pese a la mediación del Gobierno.

Andrea, un agricultor de cereales, maíz y soja de Brasov, que se manifestaba en el andén junto a una fila de tractores, dijo que vino a protestar "contra la corrupción" y "para que bajen los impuestos". Solo en la gasolina del tractor, asegura, desembolsa unos 100 euros cada tres días.

Foto: Huelga nacional de agricultores alemanes. (EFE/EPA/Christopher Neundorf)

¿Contagio o coincidencia?

Las imágenes de Rumanía se parecen mucho a las de Alemania, donde también a comienzos de enero, decenas de miles de personas han bloqueado autopistas con sus tractores. En su caso, protestas contra una serie de recortes a los subsidios para vehículos agrícolas y combustible. También se parecen a las de Tolosa, en Francia, a las de Irlanda, en las que, en vez de tractores, los ganaderos marcharon con vacas, o a las que se vivieron la primavera pasada en Polonia, y en Bélgica, donde los tractores llegaron hasta el pleno centro de Bruselas. Y, anteriormente, a las de Países Bajos, donde los granjeros llegaron incluso a montar un partido y alcanzar representación parlamentaria. Desde el estallido protestas de los tractores neerlandeses hace poco más de un año, se han registrado protestas agrícolas a gran escala en más de 15 estados miembro de la UE, según un seguimiento del think tank Farm Europe.

¿Contagio o coincidencia? ¿Estamos ante una rebelión de los tractores a nivel europeo?

Aunque en lo micro cada protesta responde a problemas específicos de cada sector o leyes introducidas en cada país, en el macro es claramente una tendencia que está siendo capitalizada, a través de la narrativa, por partidos de extrema derecha populista, que, precisamente, proyectan bien en las encuestas para las próximas elecciones del Parlamento Europeo en junio de 2024.

En Alemania y Rumanía, por ejemplo, ambas protestas responden a medidas que los dos países pusieron en marcha el 1 de enero, como la eliminación de las exenciones fiscales para los vehículos agrícolas y al diésel, según apunta Sorin Ionita, consultor del Consejo de Europa, el Banco Mundial y el PNUD sobre Europa del Este y los Balcanes, en declaraciones a El Confidencial.

placeholder Varios manifestantes con tractores y camiones ondean banderas de Rumanía en el andén de la autovía de circunvalación de Bucarest, DN2, a la altura del municipio de Afumati, a unos 20 kilómetros de la capital, el pasado 13 de enero. (Lola García-Ajofrín)
Varios manifestantes con tractores y camiones ondean banderas de Rumanía en el andén de la autovía de circunvalación de Bucarest, DN2, a la altura del municipio de Afumati, a unos 20 kilómetros de la capital, el pasado 13 de enero. (Lola García-Ajofrín)

A su vez, "existe un descontento social paneuropeo derivado del aumento del precio de la gasolina", añade el consultor rumano Radu Magdin de Smartlink Communications, que explica que ese ha sido uno de los puntos clave de la inflación y de la economía poscovid, "pero se trata de la única cosa que tienen totalmente en común las protestas de Rumanía y las que estamos viendo en otros países, como Alemania", afirma.

Magdin explica que los agricultores occidentales están más preocupados sobre cómo afectarán las políticas verdes a su producción o beneficio, mientras que, en Europa Oriental, la mayoría de las protestas están ligadas al cereal ucraniano. Aunque lo cierto es que algunas han trascendido la coyuntura: en Polonia, la lista de demandas que los agricultores han presentado al nuevo Gobierno de Donald Tusk va mucho más allá de lo que consideran una competencia desleal de los vecinos ucranianos y piden subvenciones o medidas que ni siquiera eran posibles con el —muy favorable al sector primario— Gobierno del partido Ley y Justicia (PiS).

"El Gobierno ayuda a otros países como Ucrania, pero no al nuestro"

"El Gobierno ayuda a otros países como Ucrania, pero no al nuestro", defiende Sorin, de 45 años, otro de los manifestantes que llegó hasta la autovía en Afumati. Tras 25 años trabajando con maquinaria agrícola y como padre de dos niñas, dice que el dinero cada vez da para menos. Las protestas en Rumanía se han extendido a otras ciudades, entre ellas al puerto de Constanza, por donde pasa gran parte del cereal ucraniano.

El guiño de la extrema derecha

Con mayor o menor éxito, en todos estos países, la extrema derecha ha intentado instrumentalizar el desencanto agrícola, conocedora del premio electoral que significa un sector que se siente abandonado. Según una estimación del medio Euractiv, partiendo del número total de granjas en Europa (nueve millones, de las que el 90% son familiares, en datos de Eurostat), el sector primario supondría una bolsa de 27-30 millones de votantes potenciales.

Hace falta rebobinar cinco años para escuchar los primeros pitidos de los silbatos de los chalecos amarillos, un movimiento que surgió en Francia en noviembre de 2018, en un principio, como rechazo a la subida del impuesto al carbono y, por ende, del precio de los combustibles, y que fue pionero en varias cosas. Entre ellas, por no estar vinculado a sindicatos ni a partidos de izquierdas, en el que la extrema derecha vislumbró un espacio.

En Francia, un 44% de los chalecos amarillos votaron por la candidata de extrema derecha Marine Le Pen en la primera vuelta de las presidenciales de 2022, según una encuesta realizada para el diario Ouest-France —la otra gran parte votó al líder de la izquierda francesa, Jean-Luc Mélenchon—; en Alemania, Alternativa para Alemania (AfD) también ha apoyado las protestas y en los Países Bajos, aunque el discurso antiinmigración fue el emblema del ultraconservador Partido por la Libertad (PVV), el más votado de las elecciones de 2023, también jugó "con una fuerte retórica contra la acción climática", escribe la periodista Milou Dirkx en Clean Energy Wire.

placeholder Varios manifestantes con tractores y camiones ondean banderas de Rumanía en el andén de la autovía de circunvalación de Bucarest, DN2, a la altura del municipio de Afumati, a unos 20 kilómetros de la capital, el pasado 13 de enero. (L. G.)
Varios manifestantes con tractores y camiones ondean banderas de Rumanía en el andén de la autovía de circunvalación de Bucarest, DN2, a la altura del municipio de Afumati, a unos 20 kilómetros de la capital, el pasado 13 de enero. (L. G.)

Los partidos de izquierda que hacen campaña sobre temas que pueden ser interpretados como urbanos y de élite "son los polos opuestos de la extrema derecha", explica Kai Arzheimer, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Mainz, en Alemania, que ha investigado el voto a la extrema derecha en Europa.

Y, en muchos países, "la derecha radical es particularmente fuerte en las zonas rurales, y a menudo algo desfavorecidas, donde se alimenta de un sentimiento de resentimiento contra los centros urbanos", continúa Arzheimer, en declaraciones a El Confidencial. Además, "los agricultores suelen ser conservadores y se oponen a la idea de que el sector agrícola debería volverse más sostenible", dice.

Dicho esto, el profesor de Mainz puntualiza que "al menos en Alemania, la extrema derecha está tratando de secuestrar la protesta de los agricultores y sacar provecho de acontecimientos en los que solo participan marginalmente".

Cómo afectarán los tractores a las elecciones europeas

Entre el 6 y el 9 de junio de 2024, más de 400 millones de votantes europeos elegirán al nuevo parlamento europeo para los próximos cinco años. ¿Influirá el enojo del campo?

El agregador de sondeos Europe Elects, en su última actualización de 30 de diciembre, anticipaba un giro a la derecha y pronosticaba, como tercer grupo del Parlamento Europeo, "con la cifra más alta de su historia", a Identidad y Democracia (ID), donde se encuentran el partido de Le Pen, Agrupación Nacional (RN) —anteriormente Frente Nacional—, y el euroescéptico Alternativa para Alemania (AfD).

De momento, en Francia, a riesgo de que la extrema derecha vuelva a canalizar el enfado, "Macron quiere demostrar que es amigo de los agricultores", escriben Victor Goury y Elisa Bertholomey, en Politico, donde apuntaban que podría elegir como candidato para las Europeas a Julien Denormandie, exministro de agricultura.

Estos partidos "se construyeron sobre la frustración", admite Sorin Ionita, aunque dice que, de momento, en Rumanía, "no están siendo bienvenidos en las protestas". "Pero veremos qué ocurre en las próximas elecciones, que son las europeas", matiza.

placeholder Imagen de la plaza de la Constitución de Bucarest, el pasado 21 de enero, cuando solo un tractor y un coche acudieron a la manifestación autorizada para hasta 5.000 personas, alegando que la extrema derecha está instrumentalizando su causa. (L. G.)
Imagen de la plaza de la Constitución de Bucarest, el pasado 21 de enero, cuando solo un tractor y un coche acudieron a la manifestación autorizada para hasta 5.000 personas, alegando que la extrema derecha está instrumentalizando su causa. (L. G.)

En Rumanía, donde las elecciones europeas serán las primeras de las cuatro elecciones previstas este año, incluidas locales, presidenciales y parlamentarias, los agricultores y transportistas, advierten: "No aceptaremos interferencias políticas", dijo a este periódico Andrus Danut, uno de los líderes de las protestas.

En una imagen apocalíptica —con nueve grados de mínima—, el 21 de enero, la explanada de la plaza de la Constitución de Bucarest, frente al descomunal Palacio del Parlamento, amaneció desierta, aunque finalmente se había autorizado la entrada a la capital de hasta 5.000 personas y 100 tractores. Los manifestantes rumanos rehusaron la autorización porque la petición había sido presentada por un abogado cercano a la senadora de extrema derecha Diana Sosoaca, y dicen que no quieren que se utilice su causa con fines políticos.

"No aceptaremos interferencias políticas"

George Mihaita, 37, un profesor rumano de inglés, que ha impartido clases a refugiados ucranianos, se presentó allí ataviado con la bandera de Ucrania, "primero para que no me confundan con los manifestantes reales", dijo para añadir que "segundo, porque quiero dejar claro que cuando dicen 'nosotros, los rumanos', no me incluyen ni a mí ni a muchos otros".

Mihaita había venido con una para los manifestantes: "Si la Unión Europea es tan mala con ustedes, ¿por qué tomáis su dinero para comprar estos camiones tan elegantes?"

Al son del estridente pitido de los cláxones, varias caravanas espontáneas de agricultores y transportistas rumanos, a bordo de tractores con pancartas y la bandera de Rumanía —azul, amarilla y roja—, parten rumbo hacia las principales ciudades del país para protestar.

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