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Prepararse para la segunda venida… de Trump: la misión real de la UE en este 2024
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Renovación de la cúpula europea

Prepararse para la segunda venida… de Trump: la misión real de la UE en este 2024

La Unión Europea sabe que debe prepararse con un liderazgo fuerte para hacer frente a la posible vuelta de Trump a la Casa Blanca. ¿Lo hará?

Foto: Trump, en Bruselas, durante su etapa como presidente de EEUU. (Reuters/Eric Vidal)
Trump, en Bruselas, durante su etapa como presidente de EEUU. (Reuters/Eric Vidal)
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Las elecciones europeas de junio de 2024 vuelven a presentarse por parte de las instituciones como una “fecha clave”. Se habla del riesgo del crecimiento de la extrema derecha en la Eurocámara, de lo importante que es la legislación que se negocia en Bruselas y del papel central que tienen los eurodiputados en ese proceso. El objetivo es animar a los ciudadanos a acudir a las urnas. Una buena participación es una señal de que entienden lo importante que es la Unión. Y, sin embargo, las mismas instituciones sufren a la hora de concretar por qué ese voto es relevante.

Y eso que este año, sin embargo, existe un elemento central que debería articular todo lo que ocurra en la política europea en los próximos nueve meses, desde las elecciones hasta las decisiones que los líderes europeos tomen inmediatamente después: Donald Trump, expresidente de los Estados Unidos, ha empezado ya a recorrer el camino hacia las elecciones americanas con una victoria clara en los caucus de Iowa. El escenario de un regreso de Trump al poder no es para nada descartable y las encuestas apuntan a que un cara a cara entre el líder republicano y el actual presidente, Joe Biden, estaría muy ajustado.

La primera llegada de Trump a la Casa Blanca fue en 2017, con una Comisión Europea a mitad de mandato, a la que el magnate pilló con el pie cambiado, con un resultado absolutamente inesperado mientras todavía se digería el shock del Brexit. Jean-Claude Juncker, entonces presidente del Ejecutivo comunitario, era un viejo zorro que hablaba latín, sabía todo sobre la política y sobre las relaciones personales, pero la llegada de Trump le llegó en su otoño político, agotado y enfermo. La Unión sufrió durante cuatro años capeando crisis tras crisis y respiró profundamente cuando Biden derrotó al presidente en las urnas. Ahora, la UE tiene la oportunidad de prepararse con tiempo para una nueva Administración Trump, que en Bruselas saben que será mucho más impredecible y difícil de gestionar que en su primer mandato.

Tras las elecciones europeas, que se celebrarán entre el 6 y el 9 de junio de 2024, los jefes de Estado y de Gobierno tendrán que decidir la cúpula institucional de la Unión. Nominarán a alguien para la presidencia de la Comisión Europeas que tendrá que ser votado por el Parlamento Europeo, y también elegirán a un alto representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad, y a un presidente del Consejo Europeo, el foro de jefes de Estado y de Gobierno, además de repartir entre partidos la presidencia de la Eurocámara. Muchos de estos cargos deberían elegirse mirando a Washington.

Foto: Donald Trump gana en Iowa. (Reuters/Evelyn Hockstein)

Todo el mundo espera que Ursula von der Leyen, actual presidenta de la Comisión Europea y una de las líderes del Ejecutivo comunitario más atlantistas que se recuerda, repita en el cargo durante los próximos cinco años. La alemana ya tiene algo de experiencia gestionando a Trump, con el que coincidió durante el final de la presidencia del magnate, y su perfil de aliada estrecha de Washington puede ayudar en el trato con un hipotético reelegido Trump, que en su momento identificó la Unión Europea como “un enemigo” de Estados Unidos.

La elección del futuro presidente del Consejo Europeo, sin embargo, no está nada clara y será fundamental, teniendo en cuenta el papel cada vez más relevante que los presidentes del foro intentan jugar como representantes de la UE en el exterior, una tendencia que ha aumentado durante la etapa del belga Charles Michel en el puesto.

placeholder Von der Leyen saluda a Trump durante una reunión del Foro Económico Mundial. (Reuters)
Von der Leyen saluda a Trump durante una reunión del Foro Económico Mundial. (Reuters)

Por último, el alto representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad, jefe de la diplomacia europea, también tendrá un papel relevante en el trato con los Estados Unidos. Además, un cargo que no elegirán los líderes, sino que repartirá la presidenta de la Comisión Europea o su sustituto en caso de que ella no repita, es el de comisario de Comercio. Si Trump vuelve a la Casa Blanca, la cuestión comercial volverá a ser enormemente delicada, como ya lo fue durante el periodo entre 2017 y 2021. El nuevo comisario tendrá que gestionar una difícil relación con Estados Unidos, que amenazará constantemente con la guerra comercial.

“Si sacamos lecciones de la historia, es decir, de cómo llevó los cuatro años de su mandato, claramente es un peligro”, ha explicado recientemente Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE). Alexander de Croo, primer ministro de Bélgica, el país que ostenta actualmente la presidencia rotatoria del Consejo de la UE, también se ha referido recientemente a este escenario. "Si 2024 vuelve a traernos un 'Estados Unidos primero' [en referencia al conocido eslogan de Trump 'America First'], Europa estará sola, más que nunca", explicó el belga ante la Eurocámara, aunque aseguró que eso no significa que la Unión tenga que tener “miedo” al regreso del magnate a la Casa Blanca.

El riesgo de una vuelta de Trump se nota porque se vuelve a hablar más de la idea de la autonomía estratégica y la necesidad de invertir en la industria de la defensa europea. Recientemente, Thierry Breton, comisario de Mercado Interior e Industria, defendiendo la necesidad de crear un fondo europeo para movilizar 100.000 millones de euros para la industria de la defensa, explicaba el riesgo que representaba la vuelta del político republicano. Contó cómo en 2020, durante la reunión anual en Davos, Trump explicó a Von der Leyen que si Europa era atacada, “nunca vendremos a ayudarles”, añadiendo, siempre según el comisario francés, que “la OTAN está muerta. Vamos a salirnos”.

Foto: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (Reuters/Johanna Geron)

Esas amenazas de Trump forman parte de su personalidad. Van y vienen. Aparecen, provocan un terremoto y luego se van. Algunas se cumplen y otras no, pero todas dejan una sensación de incertidumbre y desconfianza. Por eso la UE necesita un liderazgo claro, con sangre fría y capacidad de capear esos temporales intentando que la mayoría de amenazas no se cumplan, y que ese vaivén deje las menores cicatrices posibles. Pero esta vez no debería elegir a una cúpula institucional pensando en sobrevivir cuatro años y esperar un presidente americano más sensible a los intereses europeos: los cambios en EEUU son estructurales. Si Trump gana, la UE no puede jugar todas sus cartas a esperar que el siguiente presidente tenga una visión distinta, porque las probabilidades no serán demasiado altas.

Claridad y buena relación

Durante esta legislatura europea, en Bruselas a nadie se le ha escapado la rivalidad pública y notoria entre Von der Leyen y Michel. Han sido rivales políticos que no se han gustado y que, cuando han podido, se han puesto la zancadilla. Han defendido visiones distintas en asuntos fundamentales, siendo el último caso notorio el de la guerra entre Israel y Hamás, pero también en otros puntos como en China. El llamado Sofagate, cuando Michel ocupó la única silla junto al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y obligó a Von der Leyen a sentarse en un sofá lateral, fue una demostración de confusión y desorganización a la hora de representar a la UE en el exterior.

placeholder Trump abraza a Macron tras una reunión del G7 en Biarritz. (EFE)
Trump abraza a Macron tras una reunión del G7 en Biarritz. (EFE)

Ese es un lujo que la Unión Europea no se puede permitir en caso de una segunda presidencia de Trump, por lo que los líderes europeos, al escoger a un sucesor para Michel, deberían encontrar a alguien que pueda compaginarse bien con Von der Leyen para evitar la descoordinación que hemos visto en el último lustro, sobre todo teniendo en cuenta que la nueva Administración americana trataría de explotar todas las posibles diferencias que existan entre las principales voces de la Unión.

Las elecciones europeas de junio de 2024 vuelven a presentarse por parte de las instituciones como una “fecha clave”. Se habla del riesgo del crecimiento de la extrema derecha en la Eurocámara, de lo importante que es la legislación que se negocia en Bruselas y del papel central que tienen los eurodiputados en ese proceso. El objetivo es animar a los ciudadanos a acudir a las urnas. Una buena participación es una señal de que entienden lo importante que es la Unión. Y, sin embargo, las mismas instituciones sufren a la hora de concretar por qué ese voto es relevante.

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