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En la contienda geopolítica por las islas, China acaba de ganarle otro peón a India
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En la contienda geopolítica por las islas, China acaba de ganarle otro peón a India

El último actor es Maldivas, un país donde en las recientes elecciones ha vencido en la segunda vuelta, con un 54% de los votos, el candidato más próximo a China y ha perdido el candidato que era más próximo a India

Foto: Elecciones en Maldivas. (Reuters/Dhahau Naseem)
Elecciones en Maldivas. (Reuters/Dhahau Naseem)

Cada palmo de terreno del Indopacífico se está convirtiendo en una disputa en la que las grandes potencias juegan sus cartas. Naciones pequeñas se están convirtiendo en esenciales para la gran partida comercial y armamentística que se está jugando en esta zona del mundo. El último actor es Maldivas, un país de menos de medio millón de habitantes, donde en las recientes elecciones celebradas en el archipiélago ha vencido en la segunda vuelta, con un 54% de los votos, el candidato más próximo a China y ha perdido el candidato que era más próximo a India. El nuevo presidente, Mohamed Muizzu, hasta ahora alcalde de la capital, Malé, hizo una campaña con un lema que dejaba claro sus próximos pasos: “India fuera”.

El resultado es significativo para los juegos de poder de la región. El proyecto comercial de la Ruta de la Seda puesto en marcha por Pekín está siendo contestado por el Gobierno de Delhi. India siente que las alianzas de China con Sri Lanka, Pakistán, Myanmar… suponen un riesgo para sus incipientes sueños de expansión comercial. El Gobierno de Delhi se siente rodeado y ha decidido entonces acercarse al bloque liderado por Estados Unidos para contrarrestar el peso de Pekín.

Foto: Un hombre ordeña una vaca en una "gaushala" o refugio de vacas en el sur de Nueva Delhi. (EFE / Neeshu Shukla)

El archipiélago de Maldivas y sus puertos eran una oportunidad para mantener a raya a Pekín en su zona de influencia. Hasta ahora, gobernaba allí Mohamed Solih, al frente del Partido Democrático, bajo un lema que habla de la fuerte brecha que ahora se ha producido: 'India, primero'.

La llegada de Muizzu, un joven político de 45 años que lidera la Alianza Progresista, es un nuevo salto atrás en la geopolítica de las paradisiacas islas. Entre 2013 y 2018, gobernó Abdulla Yameen, del Partido Progresista, que, al contrario que su sucesor, fue receptivo a los acuerdos con Xi Jinping para abrir sus puertos a la Ruta de la Seda. Yameen, mentor de Muizzu, fue en 2022 condenado por corrupción a 11 años de cárcel y el pago de cinco millones de dólares.

Entre 2018 y 2023, el sorprendente triunfo de Solih dio un giro a esas relaciones. El país se acercó a Delhi y se alcanzaron incluso algunos acuerdos militares. India donó a Maldivas dos helicópteros y un pequeño avión, que llegaron a la isla junto a 75 militares que ayudaban en el uso y mantenimiento de las aeronaves. La noticia de la llegada de esos soldados levantó una ola de protestas por todo el país. “El Gobierno ha invitado a un problema a nuestras costas. No estamos en contra del pueblo indio, pero queremos que su ejército se vaya. Somos un país muy frágil y no podemos darnos el lujo de tener presencia militar de otro país aquí”, decía entonces Mohamed Saeed, líder del opositor Congreso Nacional del Pueblo, a TRT World.

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Las relaciones entre los gobiernos de Delhi y Male se estrecharon tanto que en mayo pasado el Maldives Journal publicaba la noticia de la construcción de una instalación portuaria en la isla de Uthuru Thila Falhu, que tendría durante 30 años uso compartido entre ambos países. Medios como The Indian Express hablaban de “otro hito en los lazos entre ambos países”.

Sin embargo, todo eso parece haberse desvanecido con el triunfo de Muizzu. El archipiélago, que tiene una enorme importancia estratégica en el Índico, se acerca de nuevo a Pekín. Muizzu, que fuera ministro en el anterior gabinete del hoy encarcelado Yameen, firmó entonces acuerdos de construcción de infraestructuras con Pekín por valor de cientos de millones de dólares. Entre ellos, el puente que une el aeropuerto principal con la capital cuyo valor fue de 200 millones de dólares.

El valor de esos acuerdos es poco en términos monetarios para Pekín, pero es mucho en términos políticos. China pretende tener en plena ruta a África y Europa un socio estratégico que permita dar servicio a sus naves comerciales y militares para tener garantizada una fuerte presencia en la zona.

“Si gano las elecciones, expandiremos los fuertes lazos entre los dos países”, aseguró en 2022 Muizzu a líderes del Partido Comunista Chino en un encuentro por internet. No es que haya pocos lazos ya creados, casi el problema es ver cómo desatar los ya existentes. La deuda de Maldivas con Pekín preocupó tanto como la de sus vecinos de Sri Lanka, uno de los países más atrapados en la línea de créditos de China. En 2020, el Gobierno proindio denunció una deuda de 3.100 millones de dólares que había que devolver a Pekín. Miembros de la anterior Administración y representantes chinos rebajaron esa cantidad a un máximo de 1.400 millones de dólares. Una cifra en todo caso enorme para un país que tiene un producto interior bruto de alrededor de 5.000 millones de dólares.

Salomón y Papúa Nueva Guinea

El tanto anotado por Pekín en Maldivas se suma al de otro pequeño archipiélago. China le está peleando a Washington y sus aliados cada pequeña isla del entorno del Indopacífico. La disputa entre ambos bloques es casi una partida de ajedrez. China ha alcanzado en los últimos años una batería de acuerdos estratégicos con las Islas Salomón, situadas en el Pacífico, cerca de Australia. El giro de este archipiélago en 2019 en su política exterior abriendo relaciones con Pekín y abandonado su apoyo a Taiwán ha conllevado el inicio de unas estrechas relaciones en todos los niveles y campos.

Tanto que Australia y Estados Unidos manifestaron preocupación y malestar cuando en 2022 se conoció el futuro pacto de seguridad que iban a firmar los Ejecutivos de Pekín y Honiara, capital de Islas Salomón. Camberra se ha mostrado muy inquieta por el acuerdo finalmente firmado en julio pasado que afecta de lleno a su tradicional zona geográfica de influencia. “Nos preocupa que este desarrollo invite a una mayor competencia regional”, ha dicho el Ministerio de Asuntos Exteriores australiano.

Foto: El presidente de China, Xi Jinping, en la última cumbre de los BRICS en Sudáfrica el pasado agosto. (Reuters/Pool/Alet Pretorius)

Washington, que tiene una agresiva estrategia diplomática en la zona para intentar “rodear” China, acaba de realizar a finales de septiembre un encuentro en la Casa Blanca con los líderes de la mayor parte de estas islas del Pacífico. El presidente Biden invitó a todos los líderes de estos pequeños estados que hasta hace nada eran poco importantes en el tablero internacional y que ahora tienen un peso significativo ante el envite naval chino. Sin embargo, el primer ministro de las Islas Salomón, Manasseh Sogavare, declinó la invitación de la Casa Blanca y declaró que “Estados Unidos debe cambiar su estrategia con las naciones del Pacífico y dejar de darnos sermones”.

En el lado contrario de esta lenta partida de ajedrez está Papúa Nueva Guinea. El país de 10 millones de habitantes, situado al norte de Australia y frente a las Islas Salomón, ha firmado un acuerdo de cooperación y defensa marítima con Estados Unidos. Los estadounidenses parecen haber descubierto de pronto la importancia de todo ese conglomerado de pequeñas naciones que hay en el vasto sur del Pacífico. Lo ha resumido bien Kaliopate Tavola, exministro de Fiji y exembajador en Bruselas, que ha dicho: “Estados Unidos optó por estar ausente del Pacífico durante décadas y está regresando después de esa larga ausencia. Pero su regreso obviamente está impulsado por la necesidad de contrarrestar a China”.

Las cartas están sobre la mesa. Un montón de pequeños estados saben que ahora tiene dos fuertes pretendientes peleándose por ellos. Algunos eligen al mejor postor y otros prefieren mantenerse en el medio, sin elegir bando, hartos de formar parte de un inmenso tablero donde ellos solo son los peones.

Cada palmo de terreno del Indopacífico se está convirtiendo en una disputa en la que las grandes potencias juegan sus cartas. Naciones pequeñas se están convirtiendo en esenciales para la gran partida comercial y armamentística que se está jugando en esta zona del mundo. El último actor es Maldivas, un país de menos de medio millón de habitantes, donde en las recientes elecciones celebradas en el archipiélago ha vencido en la segunda vuelta, con un 54% de los votos, el candidato más próximo a China y ha perdido el candidato que era más próximo a India. El nuevo presidente, Mohamed Muizzu, hasta ahora alcalde de la capital, Malé, hizo una campaña con un lema que dejaba claro sus próximos pasos: “India fuera”.

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