Es noticia
La Europa energética de 2030: entre la ambición climática y la supervivencia de su industria
  1. Mundo
"Mix energético"

La Europa energética de 2030: entre la ambición climática y la supervivencia de su industria

La UE encara en los próximos años el desafío de cerrar su reforma del mercado eléctrico con la dificultad de cerrar la cuadratura del círculo en una materia donde se entrecruzan intereses económicos

Foto: La bandera de la Unión Europea ondea. (EFE / Toms Kalnins)
La bandera de la Unión Europea ondea. (EFE / Toms Kalnins)

Uno de los grandes cambios copernicanos que deja la guerra en Ucrania en la Unión Europea es una metamorfosis en el modelo energético europeo y global. Este cambio paradigma afecta a todas las capas de la sociedad, desde económicas hasta geopolíticas. Y determinará en el futuro cercano, desde cómo los ciudadanos calientan sus hogares y se trasladan en sus ciudades hasta cómo Europa busca su lugar para no dejar atrás a sus industrias frente a un cada vez mayor proteccionismo de los dos grandes gigantes chino y estadounidense a sus empresas.

El año 2030 se erige como una parada clave en el camino que tiene como meta convertir a mitad de siglo a Europa como el primer continente neutralmente climático del mundo. Para finales de esta década, las renovables deben generar el 80% de la electricidad en la UE. "El mix energético de la UE en 2030 será menos dependiente en los fósiles y la nuclear y con un papel mucho más importante de las energías renovables", analiza Henrike Hahn, eurodiputada alemana de Los Verdes.

Pero, ¿cuáles son los principales obstáculos en esta milla verde? Depende de a quién se lance la pregunta. "La motivación del liderazgo de la UE se basa en intereses económicos bajo el dogma de una religión climática. Desafiar esta superhisteria y regresar a la seriedad científica es uno de los grandes desafíos del futuro. En paralelo, hay que buscar energía en tecnologías libre de ideología", opina el eurodiputado Markus Buchheit, de Alternativa para Alemania (AfD). Radiografía radicalmente distinta a la que tienen en los sectores ecologistas. "Tenemos que centrarnos en lograr lo que yo llamo la fórmula mágica de la transformación: expansión renovable, bajos precios de la energía y auge de la industria. La energía renovable proporciona energía barata que beneficia a todos, a los hogares y a la industria", explica el germano de Los Verdes, Michael Boss.

"Europa se encuentra ante la posibilidad de ser un líder mundial en competitividad de industria verde. Y el Pacto Verde es la primera piedra para liderar esta transición mundial", coincide Hahn. En este camino, hacia finales de década, uno de los grandes interrogantes que surgen en sí la UE será capaz de encontrar la receta para dar con energías limpias y baratas con una mano, mientras que protege su tejido industrial en medio de una bazuca de subvenciones estatales salvajes promovidas por Washington y Pekín con la otra.

"Sí. Pero todo dependerá de cómo se articule la transición. Para garantizar una energía limpia y asequible, Europa necesita reactivar su industria solar y contrarrestar el dumping de precios de China en el mercado de paneles solares. Establecer una industria climática en Europa es crucial, compitiendo con China y Estados Unidos en sectores como la energía renovable, el hidrógeno, las baterías y la economía circular", detalla Bloss.

Para la extrema derecha alemana, sin embargo, la solución pasa por devolver competencias a los Gobiernos nacionales. "A través de la economía energética planeada por los ecosocialistas con conceptos como el Pacto Verde, la UE, bajo el liderazgo de una Comisión compuesta por individuos cuestionables, ha creado la impresión de que, como entidad supranacional, puede determinar la política energética de los Estados miembros e intervenir en los países. La pregunta es si cada Estado puede encontrar energía barata. Y para Alemania, por ejemplo, el vuelco energético ha fallado completamente", opina Markus Buchheit.

El otro gran dilema que plantea la transición energética es qué papel debe jugar la energía nuclear, algo que tensiona y divide a la sociedad, las empresas, los partidos políticos, los gobiernos nacionales y las instituciones comunitarias. Francia opera 56 reactores nucleares, España siete y EEUU 93. La Comisión Europea catalogó como verde la nuclear y el gas tras una gran presión de París que busca impulsar financiar con subsidios europeos limpios el hidrógeno generado por energía nuclear. También Los Verdes, miembros de la coalición semáforo en Alemania, han accedido a prolongar la vida útil de las centrales nucleares en el motor germano.

Foto: Fotografía de una persona mientras trabaja en las Salinas Grandes, lugar donde se realiza la extracción de litio, en Jujuy, Argentina. (EFE)

"Podemos y debemos hacer que el sector energético de la UE deje la energía nuclear y el gas. La energía nuclear no solo es cara y arriesgada. Es un obstáculo en nuestro mercado eléctrico. La dependencia de la energía nuclear y del gas nos encadena a potencias extranjeras como Rusia", asevera el eurodiputado de Los Verdes. "La energía nuclear, sofocada en Alemania por razones eco-ideológicas y sin necesidad, es ciertamente la solución más barata y limpia para la situación actual del suministro, especialmente en Alemania. Este peligroso sinsentido debe llegar a su fin. Las centrales nucleares deben ser reconectadas a la red", contradice el político de AfD.

Es precisamente este punto el que impidió que la UE alcanzase en junio un acuerdo sobre la primera reforma del mercado energético en 20 años. Desencallarla es uno de los grandes objetivos que se fija la Presidencia española del Consejo. El encaje entre sostenibilidad y competitividad imposibilita, de momento, cerrar la cuadratura del círculo. "La reforma del mercado eléctrico debe proporcionar un modelo socialmente justo y sostenible con las personas en su centro neurálgico. Europa debe garantizar el acceso asequible a la luz a todos los europeos mientras garantiza a la vez el suministro eléctrico y logra sus objetivos climáticos", zanja Hahn.

En esta transición revolucionaria, las fuerzas políticas del arco europarlamentario tienen posturas radicalmente opuestas. La derecha está pisando el freno en ambiciones climáticas impulsadas por el auge de las fuerzas ultras y por el miedo a que un sector de la industria, de la población y del mundo rural se queden descolgados. Y el clima, junto a otros temas candentes como la inmigración, serán elementos claves y decisivos en las elecciones europeas que se celebran entre el 6 y el 9 de junio.

El Partido Popular Europeo ha intentado tumbar la Ley de Restauración de la Naturaleza y en el Reino Unido, el primer ministro, Rishi Sunak, ha descafeinado las políticas climáticas. "El fascismo se alimenta de la crisis. Con múltiples amenazas inminentes, incluido el cambio climático que pone en peligro vidas y medios de subsistencia, las personas se sienten atraídas por soluciones simplistas. Los partidos de derecha avivan estos temores, asegurando falsamente que la inacción mantendrá el status quo", afea Bloss.

En medio de todo ello, surge la incógnita de qué será de la guerra de Ucrania de aquí a siete años. Y en esta ecuación, entre la variante de cómo la UE y Rusia restablecerán, o no, sus lazos políticos, económicos y energéticos. "La UE debe retomar sus relaciones económicas con Rusia. Desde un punto de vista geopolítico, Alemania tiene que luchar por una cooperación más flexible y rentable con Rusia en el futuro", asevera Buchhei. "La UE solo puede reconectarse con Rusia cuando Rusia demuestre un compromiso real de respetar las normas internacionales y los valores democráticos", matiza Hahn.

* Este artículo forma parte de Este año, votas la Europa de 2030, un proyecto editorial de El Confidencial cofinanciado por el Parlamento Europeo.

Uno de los grandes cambios copernicanos que deja la guerra en Ucrania en la Unión Europea es una metamorfosis en el modelo energético europeo y global. Este cambio paradigma afecta a todas las capas de la sociedad, desde económicas hasta geopolíticas. Y determinará en el futuro cercano, desde cómo los ciudadanos calientan sus hogares y se trasladan en sus ciudades hasta cómo Europa busca su lugar para no dejar atrás a sus industrias frente a un cada vez mayor proteccionismo de los dos grandes gigantes chino y estadounidense a sus empresas.

Unión Europea Proyecto Parlamento Europeo
El redactor recomienda