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Construyendo la Europa que vivirás en 2030: un proyecto de El Confidencial
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Elecciones Europeas este 2024

Construyendo la Europa que vivirás en 2030: un proyecto de El Confidencial

El Confidencial lanza, de la mano del Parlamento Europeo, un proyecto editorial que analizará los 12 grandes debates de la Europa del futuro, que se votará el próximo 2024

Foto: Vista del hemiciclo del Parlamento Europeo (EFE/Olivier Hoslet)
Vista del hemiciclo del Parlamento Europeo (EFE/Olivier Hoslet)

"En poco menos de trescientos días, los europeos acudirán a las urnas en ejercicio de nuestra singular y extraordinaria democracia. Será la ocasión de decidir qué futuro y qué Europa queremos", aseguraba Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, en su último discurso sobre el estado de la Unión. La Europa del futuro pasa irremediablemente por las elecciones del presente. Una Europa camino a la neutralidad climática, con control y límites sobre las redes sociales y los algoritmos, quién sabe si una Europa con más de 27 Estados miembros. El Confidencial pone una mirada profunda a los 12 grandes desafíos del club comunitario y hace una radiografía sobre la Europa de 2030, que distará mucho de la que conocemos a día de hoy. La primera parada que marcará este camino son los comicios europeos del próximo 6 a 9 de junio, cita clave para determinar cómo quiere ser Europa de mayor.

"Es importante votar en junio porque muchas de las decisiones sobre los temas que más interesan o preocupan a la gente se toman aquí y votar es la manera más directa y eficaz de influir en muchas de esas decisiones. En realidad, podemos decir que las mismas razones que llevan a votar en unas elecciones nacionales o autonómicas valen también para las elecciones europeas", recuerda Jaume Duch, portavoz de la Eurocámara.

Foto: Adiós a la purpurina en Europa: ¿por qué la Unión Europea la prohíbe a partir de octubre? (Racool_studio/Freepik)

Unos 400 millones de europeos están llamados a las urnas para elegir a los 720 eurodiputados que conformarán el Pleno del Parlamento Europeo en la legislatura 2024-2029. La única asamblea parlamentaria multinacional del mundo elegida por sufragio directo ha ganado peso y poder en los últimos años. Encargada de la rendición de cuentas de sus instituciones hermanas, desde los acuerdos comerciales a los presupuestos o a la designación de los comisarios europeos, precisan su aval. La propia Ursula von der Leyen pasó el filtro de la Eurocámara por la mínima de nuevo votos y ha estado sujeta a un gran escrutinio. La cámara ha bloqueado el acuerdo de inversiones con China y las conversaciones del pacto migratorio. Desafíos internos y externos que pasan con un creciente protagonismo por el arco parlamentario de Bruselas y Estrasburgo.

El 71 % de la ciudadanía es consciente del impacto de la UE en su vida cotidiana. "En estos últimos cinco años la UE se ha transformado en un ente político de primer orden y al mismo tiempo ha mostrado su eficacia ante crisis tan collejas como el Brexit, la pandemia o la guerra de Rusia contra Ucrania. Por eso también es más importante que nunca reforzar sus mecanismos más genuinamente democráticos y eso se hace participando en las elecciones", explica Duch a este periódico.

Una de las tradicionales asignaturas pendientes de las urnas europeas es combatir la abstención y movilizar a las nuevas generaciones. Los nacidos en 2008 serán los más jóvenes en votar en los próximos meses. Los comicios de 2019 dejaron una participación media ligeramente superior al 50%, con España diez puntos por encima. Pero los datos del último Eurobarómetro de primavera denotan ya un mayor interés en los asuntos europeos y un mayor apetito de participar en unas elecciones que en España tendrán lugar el 9 de junio. El 56% de los europeos muestra un mayor conocimiento por los comicios y el 67% votaría si se celebrasen hoy mismo, umbrales notablemente superiores a los registrados en 2018. En paralelo, por primera vez desde la primera legislatura de 1979, la alianza entre Populares y Socialdemócratas, que ha permitido articular mayorías estables, está en riesgo ante el auge de los populismos y de la extrema derecha. Por ello, los pactos electorales que se establezcan el día después serán cruciales a la hora de tomar las decisiones que afectarán a más de 450 millones de europeos.

12 meses, 12 causas europeas

La legislatura saliente echó a rodar en 2019 con el objetivo de dejar en su legado una Europa más verde, digital y geopolítica. Cuatro años después, con el embrión puesto en estos campos, la dificultad del futuro es pasar de la teoría a la práctica. El Confidencial lanza, en colaboración con el Parlamento Europeo, el proyecto Europa 2030. En él, entraremos en 12 meses, 12 causas europeas, para analizar a vista de prismáticos los grandes desafíos de la próxima década: la gran ampliación, la carrera tecnológica, el cambio climático, el futuro de la energía, los retos demográficos, la inmigración, la vecindad europea, el pilar social, los jóvenes, la Europa de la defensa y su lugar en medio de la competición global.

Foto: Monumento a la Patria con el Tridente en el escudo en el museo de la II Guerra Mundial de Kiev. (EFE / Sergey Dolzhenko)

"La Europa del 2030 deberá hacer frente a un contexto internacional cada vez más complejo y difícil de prever. Pero el reto más grande será seguramente el de la ampliación a los países de los Balcanes occidentales y a Ucrania, Moldavia y Georgia. La importancia geoestratégica de esta ampliación es evidente a los ojos de todos, pero previamente exigirá una reforma importante de la propia UE y de su funcionamiento, si no queremos que acabe paralizada por vetos y discusiones constantes", afirma Duch.

En materia tecnológica, la UE debe discernir qué papel quiere jugar en la carrera digital, dar forma a su primera ley de inteligencia artificial, encontrar el equilibrio entre proteger a los ciudadanos y controlar a las 'big-tech' y sortear la crisis de los semiconductores. También está llamada a compatibilizar los objetivos climáticos, que fijan para 2030 una reducción de emisiones de CO2 del 55%, con la supervivencia del mundo rural. Con unos recursos en escasez y una transición ecológica lenta, los europeos asisten al complejo equilibrio entre encontrar fuentes de energía limpias y baratas y no dejar a su tejido industrial atrás y tentado de trasladarse a otros países con beneficios fiscales. En términos sociales, la UE debe responder a una creciente desigualdad y malestar entre sus ciudadanos que afrontan dificultades a la hora de acceder a las viviendas, llenar la hucha de las pensiones, hacer frente a la precariedad laboral que cada vez afecta a más jóvenes o culminar el camino iniciado hacia la igualdad entre hombres y mujeres.

El Viejo Continente envejece a un ritmo alarmante. La mitad de la población europea ya supera los 44,4 años. El contexto demográfico pone a la UE contra el espejo de abrir las puertas a personas extranjeras ante la escasez de mano de obra en algunos sectores, mientras en paralelo camina hacia una mayor fortificación de sus fronteras para contener la inmigración, que con mucha probabilidad continuará arribando a Europa producto de la inestabilidad global.

En este mundo crecientemente hostil, Europa está abandonando su histórico soft power para asentar las bases hacia una Europa de la Defensa. Con buena parte de los ojos sobre Rusia y la guerra en Ucrania, de fondo se libra la que está llamada a ser la gran 'batalla' de nuestros tiempos: el choque entre China y Estados Unidos por la hegemonía global. Y aquí es donde los europeos maniobran para no quedar atrapados en el fuego cruzado. Pero, el gran reto y el catalizador de cambio más trascendental para la arquitectura actual del proyecto europeo es la ampliación. Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, ha fijado 2030 como el año para el ingreso de países como Ucrania. Mientras Turquía, los Balcanes Occidentales, Ucrania, Moldavia y Georgia tocan a las puertas europeas, Bruselas y las 27 capitales deben allanar el camino de los desafíos logísticos, geopolíticos, sociales y económicos de una UE con más de 30 miembros.

Giro copernicano

El año 2020 arrancó con una UE inmersa en sus tradicionales crisis: el Brexit, la inmigración, el Estado de Derecho o la gobernanza económica. Un mes después aparecieron los primeros contagios de coronavirus en el bloque comunitario. Y dos años explotó la guerra de Rusia en Ucrania. La crisis sanitaria y la bélica dejan ya un proyecto europeo completamente diferente, haciendo valer el gran mantra que sobrevuela la rotonda Schuman: "Europa se forjará en las crisis y será el resultado de las soluciones adoptadas ante ellas". O lo que es lo mismo: la maquinaria europea cabalga a pleno pulmón cuando no tiene más remedio.

Foto: Sede del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en Luxemburgo. (Reuters/Francois Lenoir)

En poco tiempo, la Unión ha sufrido una metamorfosis energética, económica y militar en la que el covid y la invasión rusa, los dos grandes desafíos de la presente legislatura, han derribado numerosos tabúes. A los hitos acometidos en el marco de la emergencia sanitaria, como la compra conjunta de vacunas, el histórico plan de recuperación o la emisión de deuda conjunta, se unen los consumados a raíz de la coyuntura bélica. La UE ha aprobado en tiempo récord 11 paquetes de sanciones a Rusia. Ha enviado por primera vez armas a un país en guerra. En los 19 meses de invasión, el bloque ha apoyado a Ucrania con un despliegue de más de 80.000 millones de euros en todos los frentes: humanitario, financiero y militar. Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, asumió su cargo en 2019 ambicionando que Europa aprendiese a hablar el lenguaje de la fuerza. Y casi como un deseo premonitorio, Vladímir Putin ha forzado a los comunitarios a enseñar los dientes en el tablero internacional como nunca antes en sus 70 años de historia.

La guerra ha puesto a prueba la unidad y la capacidad de reacción europea. Y también la resiliencia de sus sociedades. El golpe en los bolsillos de los ciudadanos está siendo punzante. La inflación llegó a alcanzar los dos dígitos durante la peor fase de la crisis energética, los precios de los alimentos continúan a día de hoy disparados, el Banco Central Europeo ha articulado once subidas consecutivas de los tipos de interés y la locomotora alemana entrará en recesión a finales de año.

Este cóctel molotov deja ya la evidencia de que las viejas recetas no sirven para los nuevos desafíos. Lejos de empequeñecerse, la UE ha sacado pecho y músculo en una de las épocas más convulsas de las últimas décadas. Pero por delante tiene la nada baladí tarea de consolidar todos esos pilares, sacando adelante la reforma de las reglas fiscales, del mercado energético, del pacto migratorio o de la ampliación. "La Unión Europea está en continua evolución. El mundo cambia y nosotros debemos cambiar con él. Necesitamos reformas. No hay que tener miedo al cambio. La Unión Europea no es perfecta. Hemos de aceptarlo mientras seguimos a la escucha, explicando y cumpliendo nuestras promesas. Vota. No dejes que nadie decida por ti", asegura Roberta Metsola, presidenta de la Eurocámara.

"En poco menos de trescientos días, los europeos acudirán a las urnas en ejercicio de nuestra singular y extraordinaria democracia. Será la ocasión de decidir qué futuro y qué Europa queremos", aseguraba Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, en su último discurso sobre el estado de la Unión. La Europa del futuro pasa irremediablemente por las elecciones del presente. Una Europa camino a la neutralidad climática, con control y límites sobre las redes sociales y los algoritmos, quién sabe si una Europa con más de 27 Estados miembros. El Confidencial pone una mirada profunda a los 12 grandes desafíos del club comunitario y hace una radiografía sobre la Europa de 2030, que distará mucho de la que conocemos a día de hoy. La primera parada que marcará este camino son los comicios europeos del próximo 6 a 9 de junio, cita clave para determinar cómo quiere ser Europa de mayor.

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