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Marruecos: hacia la despenalización de las relaciones sexuales fuera del matrimonio, pero no las homosexuales
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Con la oposición de los islamistas

Marruecos: hacia la despenalización de las relaciones sexuales fuera del matrimonio, pero no las homosexuales

El ministro marroquí de Justicia, Abdellatif Ouahbi, polemiza en la calle, en Rabat, con el líder islamista Abdelilá Benkirane sobre la reforma del código de la familia

Foto: Mujeres marroquíes piden la libertad de Hajar Raissouni, condenada por tener relaciones fuera del matrimonio. (EFE/Jalal Morchidi)
Mujeres marroquíes piden la libertad de Hajar Raissouni, condenada por tener relaciones fuera del matrimonio. (EFE/Jalal Morchidi)
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"Vivimos estas circunstancias [crisis social] y tú hablas de relaciones [sexuales] consentidas", le espetó Abdelila Berkirane, el líder islamista marroquí, a Abdellatif Ouahbi, ministro de Justicia de Marruecos. "¿Qué es lo que pretendes?", continuó el secretario general del Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD), que encabezó el Gobierno durante seis años. "Si no quieres que el Estado intervenga cuando un hombre pilla a su mujer haciendo algo, entonces [el afectado] deberá tomarse la justicia por su mano", advirtió.

La conversación, que fue grabada por las cámaras, entre el líder de la oposición y el ministro tuvo lugar el 1 de abril en Rabat, a las puertas del mausoleo del Rey Mohamed V, el abuelo del actual monarca. Ambos acudieron allí para rendirle homenaje con motivo del 64 aniversario de su fallecimiento. La discusión ilustra el debate en curso en Marruecos sobre la reforma de la Mudawana (código de familia) y del código penal para despenalizar, por ejemplo, las relaciones sexuales consentidas entre adultos de sexo diferente fuera del matrimonio, como hizo el año pasado Emiratos Árabes Unidos.

placeholder Discusión entre el ministro marroquí Abdellatif Ouahbi y el líder islamista Abdelilá Benkirane.
Discusión entre el ministro marroquí Abdellatif Ouahbi y el líder islamista Abdelilá Benkirane.

Las "personas de sexo diferente que, no estando unidas por el vínculo del matrimonio, mantienen entre ellas relaciones sexuales", pueden ser condenadas a entre un mes y un año de cárcel, que en Marruecos se cumplen detrás de los barrotes, y a una multa de 107 euros, según estipula el artículo 490 del código penal marroquí. Si uno de los dos está casado y comete adulterio, la pena se eleva, según el artículo 491, a entre uno y dos años.

Benkirane parecía enojado mientras el ministro sonreía y le hizo incluso un comentario mordaz. "Más vale las relaciones consentidas que la playa", le cuchicheó al oído mientras los micrófonos seguían grabando. Aludía a la detención, en agosto de 2016, de Omar Benhammad y Fatiha Nejjar, ambos vicepresidentes del Movimiento por la Unicidad y la Reforma, la columna vertebral del PJD. Fueron apresados cuando mantenían una relación adúltera en un vehículo Mercedes aparcado en un extremo de la playa de Mohamedia. A juzgar por su expresión, Benkirane no apreció el comentario.

En el más importante de los discursos que pronuncia al año, el de la Fiesta del Trono, el rey Mohamed VI instó, el 30 de julio pasado, a efectuar "una reforma justa y audaz de la Mudawana" (código de la familia) para permitir a las mujeres desempeñar plenamente su papel en la sociedad. El monarca ya impulsó una primera reforma que entró en vigor en 2004.

Con la lentitud que caracteriza la administración marroquí en todo lo que concierne al Islam, Ouahbi, el ministro de Justicia, tiró a la papelera el anterior proyecto timorato de reforma, elaborado por un Gobierno islamista, y está poniendo a punto el suyo. Ha dado unas primeras pistas sobre su contenido en una entrevista, publicada a finales de febrero, por el diario Goud.

"Nos orientamos hacia una despenalización de las relaciones consentidas en el espacio privado", reveló Ouahbi. "En el espacio público, la pena prevista será revisada a la baja", añadió. A los homosexuales les podrán seguir cayendo entre seis meses y tres años de cárcel en cualquier tipo de espacio. Eso no se va a modificar. La distinción entre espacio público y privado no es baladí. Una pareja no casada no puede, por ejemplo, alquilar una habitación de un hotel porque el recepcionista está obligado a pedirle el certificado de matrimonio. De ahí que muchas mantengan relaciones a escondidas en el espacio público.

"¿Donde pueden encontrarse los amantes?", se preguntaba en un artículo la escritora marroquí Leila Slimani. "¿En casa de sus padres? Simplemente impensable. ¿En un hotel? Incluso para aquellos que tuvieran los recursos es imposible, porque los hoteles deben exigir un certificado de matrimonio para las parejas que quieran compartir una habitación", un requisito en teoría también válido para los extranjeros. "Así que quedamos en el coche, en un bosque, en una esquina de una playa, en edificios en obras o en aparcamientos vacíos". "Y nos acompaña el miedo espantoso a ser descubiertos y detenidos por la policía", concluía.

Foto: Foto de archivo del papa Benedicto XVI. (Reuters/Max Rossi)

Descrita con frecuencia como ultraconservadora, la sociedad marroquí no parece del todo hostil a la despenalización de las relaciones prematrimoniales. Un sondeo publicado en agosto de 2021 por el diario Al Ahdat al Magrebia reveló que el 50% de los encuestados las consideraba como parte de las "libertades individuales", mientras la otra mitad las rechazaba, sobre todo por motivos religiosos. El 76,7% de los marroquíes aseguraban incluso que eran una práctica corriente en su país.

Ouahbi no tiene, en cambio, la intención de despenalizar por completo las infracciones públicas al Ramadán. Aquellas personas "conocidas de manera notoria como pertenecientes a la religión musulmana que rompen ostensiblemente el ayuno en un lugar público, durante el Ramadán, sin ninguno de los motivos [enfermedad, embarazo] admitidos por esta religión" corren el riesgo de pasar seis meses encarceladas. Solo se seguirá sancionando penalmente la ruptura del ayuno cuando sea una "provocación a los demás", precisó el ministro.

Con lo que sí quiere acabar Ouahbi es con el matrimonio de las menores de edad, prohibiéndolo incluso en el código penal. La Mudawana, que entró en vigor hace casi 20 años, vetaba el matrimonio con menores de 18 años, aunque permitía excepciones que debían ser autorizadas por un juez de familia tras escuchar la opinión, no vinculante, de los progenitores de la hija, porque casi siempre se trata de mujeres.

Foto: Protestas tras la sentencia firme contra una periodista marroquí condenada a un año de prisión y sexo "extramarital". (Reuters)

En 2020, último año del que se poseen estadísticas facilitadas por la Fiscalía, se solicitaron 19.266 derogaciones para celebrar esos matrimonios, de las que 13.000 fueron aceptadas por los tribunales. A esas excepciones se añaden las que consisten en tan solo recitar la "fatiha" (primer capítulo del Corán) para unir a una pareja ante Alá. Carecen de valor legal, pero se sigue practicando en zonas rurales.

"Conscientes de la gravedad de la situación, estudiamos con seriedad el asunto del matrimonio de los menores que no se puede resolver sin criminalizarlo mediante una ley", afirmó el ministro de Justicia. "El matrimonio de los menores es una violación de la chica, de su porvenir y de su salud", recalcó. Para evitarlo, el ministro apuesta además por conceder una ayuda a los padres que rechacen casar a su hija antes de tiempo y prorroguen su escolarización.

El impulso real ha animado a un buen número de asociaciones y de personalidades de la sociedad civil a hacer propuestas de reforma. Las últimas, dadas a conocer el 2 de abril, llevan la firma, entre otras, de Yasmina Baddou, exministra de Sanidad, Chafik Chraibi, un ginecólogo muy conocido, y de Asma Lemrabet, feminista y teóloga del Islam. Abogan, por supuesto, por despenalizar las relaciones sexuales, incluso el adulterio, que solo sería sancionado con multas. El cónyuge víctima de la infidelidad tendría derecho a disolver el matrimonio.

Foto: Marruecos, en su entrenamiento en Valdebebas. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)

Los firmantes van incluso más allá, en un documento de 85 páginas, y propugnan abolir la pena de muerte —no hay ejecuciones judiciales desde hace 30 años—, castigar con meras multas la blasfemia y autorizar el aborto en un plazo máximo de doce semanas de embarazo. El doctor Charibi calcula que se producen entre 500 y 800 abortos clandestinos al día. El manifiesto aboga además porque los hombres no hereden el doble que sus hermanas como sucede hoy en día. La desigualdad en la herencia no parece, sin embargo, enmendable, porque choca de lleno con el Corán. Es un tema tabú como lo es la homosexualidad.

Las propuestas de estos sectores progresistas de la sociedad contrastan con la cerrazón de los islamistas, que han despertado recientemente de un cierto letargo tras su derrota electoral en septiembre de 2021 y su pase a la oposición. "(...) el PJD dice no a todas estas cuestiones", recordaba, el mes pasado en su columna, el periodista Karim Boukhari. "Por si a alguien se le ha olvidado o tiene la tentación de creer que los islamistas están en proceso de secularización: no lo crean, señoras y señores". "¡Nunca!", concluía.

Abdelilá Benkirane repite hasta la saciedad que el Gobierno "no debe ceder a la presión de aquellos que quieren destruir a la familia". Amenaza con una manifestación masiva "si se confirma que el código de la familia se modifica en el sentido propugnado por los modernistas y en contra de los ideales del partido [PJD] y de su referencia religiosa". En 2000 un millón de islamistas, y no solo del partido de Benkirane, se echaron a la calle en Casablanca para impedir la primera reforma de la Mudawana, pero aún así está salió adelante cuando Mohamed VI zanjó la polémica.

Foto: La reina Máxima, en Rabat. (CP)

Si acaban ahora despenalizado las relaciones sexuales fuera del matrimonio, las autoridades marroquíes se privarán de un arma que han empleado con frecuencia contra los opositores políticos empezando por los periodistas. Hicham Mansouri, un periodista de investigación hoy en día exiliado en París, pasó en 2015 diez meses en una celda por "complicidad en el adulterio" por mantener relaciones con una mujer separada.

A Fouad Abdelmoumni, un economista crítico con el régimen, le grabaron en 2020 con una mujer mediante cámaras colocadas a escondidas en su propio domicilio de Rabat. Los vídeos con los momentos más íntimos de su encuentro fueron enviados anónimamente a sus amistades y amigos. "Aquellos que nos espiaban debieron enterarse de que estábamos preparando la boda y aceleraron la difusión de esos vídeos", explica Abdemmoumni al teléfono. "Una vez oficializada nuestra relación, ya no les iban a ser útiles para incriminarnos", añade. "Que quede claro: el mío es un matrimonio deseado, no impuesto", prosigue. "Si no fuera así, no me hubiera casado aun arriesgándome a ir a la cárcel", concluye.

"La aplicación de la ley que prohíbe las relaciones sexuales consentidas fuera del matrimonio es arbitraria y selectiva", escribía, en junio pasado, la profesora Osire Glacier, de la Universidad de Athabasca (Canadá), en la revista Histoire engagée. "Concretamente está dirigida a periodistas y activistas críticos con el régimen. En definitiva, es una guerra que libran las elites políticas a las voces disidentes, son hombres sus blancos, pero las mujeres padecen los daños colaterales".

"Vivimos estas circunstancias [crisis social] y tú hablas de relaciones [sexuales] consentidas", le espetó Abdelila Berkirane, el líder islamista marroquí, a Abdellatif Ouahbi, ministro de Justicia de Marruecos. "¿Qué es lo que pretendes?", continuó el secretario general del Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD), que encabezó el Gobierno durante seis años. "Si no quieres que el Estado intervenga cuando un hombre pilla a su mujer haciendo algo, entonces [el afectado] deberá tomarse la justicia por su mano", advirtió.

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