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Sin luz ni taquígrafos en la cumbre de la UE para hablar abiertamente de China
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las conclusiones se limitan a una frase

Sin luz ni taquígrafos en la cumbre de la UE para hablar abiertamente de China

Los Veintisiete han mantenido un debate de tres horas sobre China en un ambiente de endurecimiento de la postura hacia Pekín, pero con visiones muy diversas

Foto: El presidente de China, Xi Jinping. (Reuters/Thomas Peter)
El presidente de China, Xi Jinping. (Reuters/Thomas Peter)

Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea han pasado este viernes tres horas discutiendo sobre China y las relaciones entre los Veintisiete y el gigante asiático. Lo han hecho a puerta cerrada y sin teléfonos móviles, un reflejo de la seriedad de la discusión que se produce en un momento en el que la guerra en Ucrania ha provocado que todas las placas tectónicas de las relaciones internacionales se muevan. Pero han apostado por unas conclusiones muy escuetas para poder, a puerta cerrada, hablar sin corsés sobre lo que piensan.

Desde 2019 la Unión considera que China es un “rival sistémico”, pero también un socio fundamental para algunos debates como la lucha contra el cambio climático. Desde entonces la UE ha intentado mantener un perfil propio ante Pekín en un momento en el que EEUU ha presionado a los Veintisiete para que se alineen con Washington en su visión respecto al régimen de Xi Jinping. La invasión rusa de Ucrania, la ambigua postura del Gobierno chino y los temores respecto a la situación de Taiwán han ido provocando que cada vez más en el club comunitario se vayan viendo a China con más desconfianza, aunque las visiones entre los Estados miembros son muy diferentes.

Foto: Jean-Claude Juncker y Josep Borrell. (Reuters)

Aunque el debate se ha alargado durante tres horas, las conclusiones respecto a las relaciones con Pekín se limitan a una única frase en un documento de nueve páginas centrado en energía y en la guerra en Ucrania. “El Consejo Europeo ha mantenido un debate estratégico sobre las relaciones de la Unión Europea con China”, señala el texto. La idea era que, al no haber conclusiones detalladas, los líderes no tuvieran que preocuparse sobre qué aparecía negro sobre blanco y pudieran hablar con claridad, profundidad y libertad sobre lo que piensan que está ocurriendo en las relaciones con Pekín.

“La discusión mostró que estamos presenciando una gran aceleración de tendencias y tensiones. Quedó muy claro en el Congreso del Partido Comunista que el presidente Xi continúa reforzando el curso muy asertivo y autosuficiente que ha tomado China. Claramente, China continúa con la misión de establecer su dominio en el este de Asia y su influencia a nivel mundial”, ha señalado Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, en una rueda de prensa al finalizar el encuentro. “Al mismo tiempo, hemos sido testigos, como recordarán, en febrero, de la llamada asociación sin límites entre Rusia y China, justo antes de la invasión de Ucrania. Estos acontecimientos afectarán a la relación UE-China. El sistema chino es fundamentalmente diferente al nuestro. Y somos conscientes de la naturaleza de la rivalidad”, ha añadido la alemana.

La discreción de las conclusiones tiene una razón. Todo el mundo ve con preocupación el ascenso de una China más autoritaria y poderosa, pero al mismo tiempo nadie está del todo listo para romper lazos con Pekín y pasar a una relación mucho más tensa. Ni siquiera muchos creen que eso sea necesario y piensan que es un escenario que se puede y se debe esquivar. Un elemento fundamental de la discusión es la cuestión tecnológica y la necesidad de lograr una independencia tecnológica respecto al Gobierno y las empresas chinas. “No significa que no pueda haber relaciones económicas con China, pero significa que no deberíamos estar construyendo ese tipo de dependencias estratégicas y críticas en un país autoritario”, ha explicado la primera ministra finlandesa Sana Marin.

Foto: EC.

La demostración de que las relaciones ni están rotas ni hay intención de que se rompan es el hecho de que Olaf Scholz, canciller alemán, tenga previsto viajar a China. “La UE se enorgullece de ser una unión interesada en el comercio global y no se pone del lado de quienes promueven la desglobalización”, ha defendido el canciller, que mantiene su viaje en noviembre. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, también ha defendido ese acercamiento dual de endurecimiento de las relaciones pero mantenimiento de los lazos. “El Gobierno de España lo que ha defendido es una doble aproximación. Evidentemente, China es, es un rival, es un competidor y también es un necesario colaborador en algunos de los retos globales que tenemos, como por ejemplo el cambio climático”, ha señalado.

La idea de evitar seguir la línea americana sigue ahí, como ha explicado a la salida del encuentro el primer ministro holandés, Mark Rutte, señalando que hay que buscar una relación en “igualdad y reciprocidad” y evitar ser “una especie de extensión de América” para tener una “política propia” hacia Pekín. Sánchez también ha defendido la idea de “articular una política exterior mucho más inteligente”, tendiendo puentes hacia Latinoamérica y África, pidiendo “diversificar las relaciones económicas y comerciales” y “ser conscientes de la dependencia en algunos elementos que nos hace vulnerables”.

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Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea han pasado este viernes tres horas discutiendo sobre China y las relaciones entre los Veintisiete y el gigante asiático. Lo han hecho a puerta cerrada y sin teléfonos móviles, un reflejo de la seriedad de la discusión que se produce en un momento en el que la guerra en Ucrania ha provocado que todas las placas tectónicas de las relaciones internacionales se muevan. Pero han apostado por unas conclusiones muy escuetas para poder, a puerta cerrada, hablar sin corsés sobre lo que piensan.

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