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Cómo Putin quiere convertir la invasión en una cruzada 'anticolonial' contra Occidente
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el discurso más antiamericano de putin

Cómo Putin quiere convertir la invasión en una cruzada 'anticolonial' contra Occidente

Putin manda un mensaje interno y externo. Esto ya no es un asunto estrictamente militar, sino que se ha convertido en una campaña patriótica; una guerra existencial

Foto: Putin en la ceremonia de anexión de territorios ocupados. (EFE/Grigory Sysoev)
Putin en la ceremonia de anexión de territorios ocupados. (EFE/Grigory Sysoev)

"Quiero decirles a los soldados desplegados en el frente, a los que están uniéndose en la movilización, a los voluntarios; a sus esposas e hijos, por qué están luchando. Quién es el enemigo que crea guerras y crisis para beneficiarse". Vladímir Putin ha utilizado la ceremonia de la firma de anexión de los cuatro territorios ucranianos ocupados por Rusia —tras unos referéndums no reconocidos por la comunidad internacional— para dar otro golpe de timón a la narrativa de la invasión. Siete meses después, la "operación especial" para "desmilitarizar" y "desnazificar" Ucrania queda atrás y da paso a una causa más épica, más transversal y, espera el Kremlin, más exportable: resistir la agresión de Occidente.

Desde la Sala San Jorge del Gran Palacio del Kremlin —la misma donde firmó la anexión de Crimea en 2014—, el presidente ruso se dirigió el viernes a la nación ante una nutrida concurrencia de miembros de su Gobierno, diputados, jefes militares y líderes religiosos para mandar un mensaje, interno y externo. Hacia dentro, que la guerra ya no es un asunto estrictamente militar, sino que se ha convertido en una campaña patriótica; una guerra existencial por la propia continuidad de Rusia, sus valores y tradiciones. Hacia fuera, que la causa última de Moscú es un desafío a la hegemonía occidental y sus ambiciones neocoloniales. Un mensaje con el que quiere recordar a potencias como China o India, cuya actitud hacia el conflicto ha sido ambigua, que esta guerra configurará el tablero geopolítico de las próximas décadas.

Foto: Imágenes por satélite del Nord Stream. (Reuters)

Agitar el resentimiento contra Estados Unidos ha sido parte de la estrategia propagandística interna y externa del Kremlin desde hace años, pero en esta ocasión Putin cargó las tintas a un nivel superior con el discurso más "antiamericano" que ha dado en años. Culpó a EEUU —"agentes anglosajones"— de orquestar el sabotaje del Nord Stream, acusó a Washington de mantener "bajo ocupación" a Japón, Corea del Sur y Alemania, y mantuvo su amenaza nuclear recordando que fue EEUU el primero en utilizar armas atómicas para sus intereses estratégicos "creando así un precedente". Con el tono elevado y la agresividad de la retórica, Putin espera contentar a sus propios 'halcones' que le han reprochado tras bambalinas una actitud poco comprometida con la invasión.

"Esto es, fundamentalmente, una declaración de guerra contra Occidente y el mundo moderno en general. Esto es un manifiesto de tradición. No puedo imaginar las profundas consecuencias de este discurso", escribió el controvertido filósofo Alexander Dugin, considerado una de las referencias ideológicas del propio Vladímir Putin y un buen termómetro para medir la reacción de la línea dura prorrusa.

A continuación, cuatro pasajes clave para entender cómo Putin quiere convertir la invasión de Ucrania en parte de su cruzada ideológica contra Occidente:

No hay vuelta atrás

Putin apenas habló de la guerra. No hubo referencias a liberar ningún territorio o sobre continuar los esfuerzos militares. Pareciera que da por bueno el esfuerzo ofensivo hasta la fecha —después de los recientes reveses militares en el frente norte y oriental— y busca afianzar sus posiciones en los territorios que ya tiene bajo control, Donetsk y Lugansk en el Donbás; Zaporiyia y Jersón en el sur. Yo no hay objetivos a cumplir, ni pueblos a liberar. Rusia ha entrado en un momento defensivo contra un enemigo mucho mayor.

"Quiero que las autoridades de Kiev y sus amos en Occidente me escuchen: la gente que vive en Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón se han convertido en nuestros ciudadanos. Para siempre. Pedimos al régimen de Kiev que cese inmediatamente las hostilidades y termine la guerra que desató en 2014 y vuelva a la mesa de negociación. Estamos listos para esto. Pero no se discutirá la elección que ha realizado la gente (los referéndums). No hay vuelta atrás. Rusia no los traicionará", dijo el mandatario, exigiendo condiciones imposibles de aceptar para el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

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Las autoridades ucranianas ya venían advirtiendo hace semanas de este potencial anzuelo diseñado para sembrar el disenso entre los aliados occidentales —algunos de los cuales serían más proclives a apoyar unas conversaciones que desescalen el conflicto y suavicen la crisis energética hacia la que se dirige Europa este invierno—.

"Putin insta a Ucrania a establecer conversaciones de paz, pero en sus términos. Por lo tanto, aspira a consolidar de forma efectiva sus "ganancias" e instalarse firma en los territorios ocupados, utilizándolos como una plataforma para ataques ulteriores", avisó el Centro de Comunicaciones Estratégicas y Seguridad Informativa, del Gobierno ucraniano, en un análisis en el que aseguró que Rusia ha anunciado una guerra 'de facto' contra Occidente.

En su intervención, el líder ruso reiteró la amenaza de defender "su tierra" con todos los medios a su disposición —aunque sin mencionar esta vez, como sí hizo en su discurso del pasado 21 de septiembre, la opción de las armas nucleares— y prometió reconstruir las zonas devastadas por la guerra —que lanzó unilateralmente el propio Putin el 24 de febrero de 2022— para que los habitantes de esa nueva parte de la Federación prosperen y "sientan el apoyo de toda Rusia".

El espíritu de la URSS y de Rusia

El discurso estuvo marcado por continuas referencias históricas a la URSS y las "desastrosas" consecuencias de su caótica caída, que el líder ruso identifica como epicentro de las crisis actuales. Según Putin, la desintegración del bloque soviético cercenó el "vínculo con su patria" a millones de personas. Las élites soviéticas dinamitaron la unidad rusa y permitieron que la Unión de Repúblicas fuera vaciada tras bambalinas. "Una catástrofe nacional", aseguró Putin, quien insistió sin embargo que el deseo de Rusia no es reconstruir la Unión Soviética, pero que "no hay nada más fuerte que la voluntad de esta gente de volver a sus raíces históricas".

Los referéndums orquestados por el Kremlin vendrían a subsanar esta desconexión de "millones de rusos" con su patria. "No volveremos a 1991", defendió el presidente ruso, asegurando que Occidente siempre trató de que el país quedara sumido en los terribles 90, un período de incertidumbre y convulsión en el país. "Pero Rusia aguantó, se volvió más poderosa y recuperó el lugar que le corresponde en el mundo".

Foto: Misil hipersónico ruso. (EFE/Ministerio de Defensa de Rusia)

En un tono heroico, Putin hizo mucho hincapié en la supuesta amenaza occidental contra los valores y tradiciones, entrando de lleno en una guerra cultural contra la "dictadura de las élites occidentales" contra la moral, la religión y la familia. "El campo de batalla al que nos llaman el destino y la historia es el campo de batalla para nuestra gente, para la gran Rusia histórica, para las generaciones futuras, nuestros hijos, nietos y tataranietos", declamó el mandatario. "La supresión de la libertad en sí misma ha tomado los rasgos de una religión: el satanismo".

Una guerra ¿anticolonial?

El mandatario enarboló la bandera anticolonial —con guiños incluidos a China, India y África, naciones que soportaron el colonialismo europeo— asegurando que el plan de Estados Unidos es impulsar una "política neocolonial" instrumentada en su hegemonía sobre el orden mundial. Este tipo de mensaje busca terreno fértil en regiones de Asia, África y América Latina, donde la visión de Rusia es mucho menos negativa que en occidente.

De hecho, mencionó específicamente a países como India o China —retrotrayéndose a las Guerras del Opio— después de que ambas potencias no terminaran de comprar públicamente el relato ruso sobre los referéndums, insistiendo en que "hay que respetar la soberanía" de los estados. En el discurso, Putin quiso ubicar a Rusia al mismo nivel que estos países que han sufrido el yugo de una metrópoli. "Occidente quiere vernos [a Rusia] como a una colonia, un grupo de esclavos sin alma", y se ofreció a liderar ese "movimiento anticolonial" para liberar el mundo.

Foto: El embajador keniano ante la ONU, Martin Kimani. (Naciones Unidas/Loey Felipe)

"Occidente está buscando nuevas oportunidades para golpearnos y siempre soñó con dividir nuestro estado en estados más pequeños que lucharán entre sí”, dijo en tono acusatorio. “No quieren vernos como una sociedad libre”, clamó, aplaudido por la concurrencia. Rusia —continuó Putin— se niega a vivir bajo lo que ha descrito como las “reglas falsas” dictadas por Washington y sus aliados, que “deciden unilateralmente quién tiene derecho a la autodeterminación y quién no”.

Sembrar la división

Además, Putin buscó también agitar las aguas sobre la autoría del sabotaje a los gasoductos del Nord Stream 1 y 2 acusando directamente a sus adversarios de estar detrás de las fugas que amenazan con inutilizar permanentemente la infraestructura. La misión aquí es nutrir las teorías que circulan entre la audiencia prorrusa europea y estadounidense sobre que el ataque fue perpetrado por Estados Unidos como parte de su estrategia de vender más gas y energía a Europa.

"Las sanciones no fueron suficientes para los anglosajones y pasaron al sabotaje. Es duro de creer, pero es un hecho que organizaron las explosiones del gasoducto internacional Nord Stream del Mar Báltico, De hecho, comentaron a destruir la infraestructura paneuropea de energía. Está claro quién se beneficia de esto. Y, por supuesto, el que se beneficia es el que lo hizo".

También tuvo palabras para su audiencia más conservadora en Europa que —al menos hasta antes de la guerra— veía a Putin como un referente de los valores tradicionales europeos. "¿Realmente queremos aquí, en nuestro país, en Rusia, en vez de 'mamá' y 'papá' tener 'padre número 1', 'número 2', 'número 3'? ¿Se han vuelto completamente locos? ¿Queremos realmente (...) que enseñen en nuestras escuelas y a nuestros niños que hay supuestamente otros géneros aparte de mujeres y hombres, y que se le ofreca (a los niños) someterse a operaciones de cambios de sexo?", dijo con un deje de desprecio. "Tenemos un futuro diferente. Nuestro futuro".

"Quiero decirles a los soldados desplegados en el frente, a los que están uniéndose en la movilización, a los voluntarios; a sus esposas e hijos, por qué están luchando. Quién es el enemigo que crea guerras y crisis para beneficiarse". Vladímir Putin ha utilizado la ceremonia de la firma de anexión de los cuatro territorios ucranianos ocupados por Rusia —tras unos referéndums no reconocidos por la comunidad internacional— para dar otro golpe de timón a la narrativa de la invasión. Siete meses después, la "operación especial" para "desmilitarizar" y "desnazificar" Ucrania queda atrás y da paso a una causa más épica, más transversal y, espera el Kremlin, más exportable: resistir la agresión de Occidente.

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