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Johnson sobrevive al desafío a su liderazgo: permanece (de momento) en Downing Street
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Los conservadores rebeldes siguen al acecho

Johnson sobrevive al desafío a su liderazgo: permanece (de momento) en Downing Street

El primer ministro británico ha superado la moción de confianza de los rebeldes conservadores, pero un 40% se ha mostrado en contra de su líder

Foto: Cartel contra el primer ministro Boris Johnson. (EFE/Andy Rain)
Cartel contra el primer ministro Boris Johnson. (EFE/Andy Rain)

Boris Johnson ha sobrevivido este lunes al desafío a su liderazgo forzado por los rebeldes de sus propias filas, tras meses de escándalos por el 'partygate'. El primer ministro británico ha superado la votación con 211 votos a favor, por 148 votos en contra. Más del 40% de los conservadores británicos ha mostrado a su líder que no confía en él.

Una cosa son las victorias aritméticas y otra muy distinta las victorias políticas. Y en este sentido, se puede decir que se ha llegado al principio del fin. A lo largo de la historia, se ha demostrado que los mandatarios que han sobrevivido a un desafío de este tipo han acabado renunciando al poco tiempo por presión de sus propios parlamentarios.

Foto: Boris Johnson, junto a su pareja Carrie Johnson. (Reuters/Hannah McKay)

Pasó con Margaret Thatcher y más recientemente con Theresa May. En diciembre de 2018, esta última consiguió el respaldo del 63% de su formación. Pero tan solo seis meses más tarde, salió entre lágrimas de Downing Street. En definitiva, los rebeldes siempre consiguen su propósito. Y Johnson es plenamente consciente porque en su momento fue uno de ellos.

A primera hora del lunes, Graham Stuart Brady, presidente del llamado Comité 1922, que agrupa a los 'tories' sin cartera, anunciaba públicamente que se habían alcanzado las 54 cartas necesarias (15% de los escaños conservadores) para forzar una moción de confianza. Aunque al inquilino del Número 10 se lo notificaron el domingo por la tarde, mientras estaba en los actos del Jubileo de Platino para marcar los 70 años de reinado de Isabel II.

Foto: Las portadas de la prensa británica tras las disculpas de Johnson. (EFE/Andy Rain)

Los abucheos que recibió por parte del público a lo largo del fin de semana no pasaron desapercibidos a los suyos y comenzó a circular por los grupos de WhatsApp de los parlamentarios 'tories' un documento cuya autoría se desconoce, pero que era realmente incendiario. El texto se hacía eco de unas devastadoras encuestas de opinión que aseguraban que solo el 25% del electorado conservador ve al primer ministro como una figura que despierte confianza.

En este sentido, se recalcaba que había perdido el apoyo tanto en el llamado 'muro rojo' del norte de Inglaterra —donde la promesa del Brexit hizo que los 'tories' arrebataran a laboristas escaños que tenían desde la II Guerra Mundial— como en el 'muro azul' del sur —donde el tradicional electorado conservador se está planteando ahora dar su voto a los liberales demócratas—. “Todo el propósito del Gobierno ahora parece ser el sustento de Boris Johnson como primer ministro —señalaba el documento—, los parlamentarios tienen que defender lo indefendible, no por el bien del partido, sino por el de un solo hombre”.

¿Quién podría haber sustituido a Boris?

La cuestión es que para forzar la salida de un líder, hay que tener preparado un sustituto. Y, a día de hoy, los rebeldes no cuentan con una clara alternativa. Durante mucho tiempo, el ministro del Tesoro, Rishi Sunak, fue el gran favorito. Pero acabó con cualquier posibilidad después de ser multado también por Scotland Yard en el escándalo del 'partygate' y de salir a la luz una polémica sobre el estatus fiscal de su mujer justo en el preciso momento en que la carga impositiva se ha incrementado para los ciudadanos.

Foto: Boris Johnson sale de Downing Street. (Reuters/Toby Melville) Opinión

La prensa ha puesto de nuevo el foco sobre Jeremy Hunt. El que fuera titular de Sanidad quedó en segunda posición en las primarias de 2019 y este lunes recalcó que había que “votar por el cambio”. Otro de los postulantes podría ser Ben Wallace, ministro de Defensa, que se ha ganado el respeto de las bases por su actuación ante la guerra de Ucrania. Para muchos, le falta carisma. Pero tras el 'showman' Johnson, quizá lo que estén buscando ahora las filas 'tories' sea un tipo precisamente aburrido y previsible.

Al haber ganado el desafío a su liderazgo, en teoría, Johnson estaría inmune ante nuevos retos por el plazo de un año. Pero si el descontento continúa, las reglas de la formación se podrían cambiar para forzar otra votación si así lo demanda el 25% de las filas. La popularidad del Partido Conservador está cada vez más cuestionada. Y el 'partygate' no ayuda precisamente a limpiar la imagen de una clase política salpicada por otros escándalos. En las últimas semanas, dos diputados conservadores se han visto obligados a presentar su dimisión por razones realmente excepcionales.

Uno por ser condenado a 18 meses por agresión sexual a un menor. Otro por ver pornografía en su teléfono en pleno debate parlamentario. Esto obliga ahora a celebrar elecciones en estas circunscripciones con grandes consecuencias para el aún inquilino de Downing Street. Los 'tories' arrebataron el distrito de Wakefield a los laboristas en 2019 por primera vez desde 1931. Por su parte, mantienen el escaño de Tiverton y Honiton desde su creación en 1997. Pero las encuestas vaticinan que ahora no retendrán ninguno de los dos asientos y perder el apoyo de dos sectores tan estratégicos no augura nada bueno.

Foto: El primer ministro británico, Boris Johnson. (Reuters/Henry Nicholls)

En definitiva, nadie se atreve a asegurar ahora que el hombre que hace apenas tres años conseguía una mayoría absoluta de 80 escaños vaya a ser el candidato del Partido Conservador para las próximas generales, previstas en 2024. Consciente de su debilidad, el 'premier' podría estar planteándose adelantarlas para el próximo año a modo de estrategia para reforzar su liderazgo. Pero, con la popularidad por los suelos y una economía en que la inflación podría llegar al 10%, no son pocos los que lo consideran un suicidio político.

Él quiere pasar página

Previo a la votación, Johnson se reunió a puerta cerrada con sus filas para decirles que “humildemente” no consideraba que fuera “el momento para un drama político interno que fuerce a meses y meses de incertidumbre en el Reino Unido”. “Este es el momento para que levantemos la mirada de nuestro ombligo y recordemos que el impacto de la agresión de Putin no solo se siente en Ucrania, sino también en nuestros votantes”, recalcó el 'premier' quien, como buen populista, reforzó su argumento publicando en Twitter una fotografía de su llamada telefónica con Zelenski.

Johnson asegura que ha llegado el momento de pasar página para “centrarse en las cuestiones que realmente importan a los ciudadanos”. Pero el escándalo del 'partygate' le acompaña cual sombra maldita. La investigación de Scotland Yard por las fiestas celebradas en Downing Street en pleno confinamiento llevó al líder `tory´ a ser multado, convirtiéndose así en el primer jefe de Gobierno en ser sancionado por violar la ley.

Posteriormente, la investigación interna de la alta funcionaria Sue Gray reveló los detalles de los eventos que hacen realmente complicado justificar que se trataban de “reuniones de trabajo”, excusa que sigue defendiendo el 'premier': pizzas, Prosecco, máquina de karaoke, música hasta altas horas de madrugada, una persona que acaba enferma e incluso un altercado entre dos de los asistentes. Y ahora Johnson debe enfrentarse a una investigación parlamentaria por desacato. Si se determina que mintió a la Cámara de los Comunes cuando dijo en repetidas ocasiones que no se violaron las normas, en última instancia se podría forzar su dimisión.

Foto: El primer ministro británico, Boris Johnson, el pasado 4 de enero. (Getty/Pool/Jack Hill)

En cualquier caso, cuando los parlamentarios le preguntaron este lunes si volvería a asistir a las fiestas de despedida que se organizaron para los asesores que dejaban sus puestos, su respuesta fue “lo volvería a hacer”, porque para él, en ese momento, el liderazgo era agradecer a los trabajadores su trabajo y subir a la gente la moral en tiempos complicados.

Pero no es tan sencillo

Aunque el problema con Johnson va más allá del 'partygate'. Para muchos 'tories', ha dejado de representar los valores de la formación. El paquete de ayudas para combatir la inflación presentado el mes pasado —el mismo al que previamente se había negado y luego terminó implementando a modo de cortina de humo—, con impuestos para las petroleras y más endeudamiento para las ya debilitadas arcas públicas, tiene más firma laborista que conservadora.

Foto: El primer ministro Boris Johnson durante una rueda de prensa en Downing Street. (Reuters/Adrian Dennis)

Ni siquiera la saga del Brexit está cerrada. Ante los problemas que plantean ahora los controles aduaneros en Irlanda del Norte —problemas que todo el mundo vaticinó, incluido Downing Street—, el 'premier' amenaza ahora con modificar, de manera unilateral, el Protocolo de Irlanda, piedra angular del acuerdo de divorcio firmado con la UE. Y para muchos en sus filas, violar la ley internacional es ir demasiado lejos.

En definitiva, los parlamentarios se han cansado de un liderazgo a modo veleta. Y el electorado también. En su día, a Thatcher no le importaban los abucheos porque, para bien y para mal, tenía una ideología fijada. La filosofía política de Johnson, sin embargo, es más bien como la de Groucho Marx: “Estos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros”. Este siempre ha sido su mayor defecto y a la vez su mayor virtud. En su momento, su facilidad para adaptar su discurso según convenga le permitió aglutinar a distintos sectores del partido a su favor y también a un electorado de lo más dispar. Ahora, en cambio, se percibe como falta de rumbo y debilidad.

Boris Johnson ha sobrevivido este lunes al desafío a su liderazgo forzado por los rebeldes de sus propias filas, tras meses de escándalos por el 'partygate'. El primer ministro británico ha superado la votación con 211 votos a favor, por 148 votos en contra. Más del 40% de los conservadores británicos ha mostrado a su líder que no confía en él.

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