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Se montó el pollo: la invasión rusa de Ucrania dispara el nacionalismo alimentario
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Análisis de GZERO Media

Se montó el pollo: la invasión rusa de Ucrania dispara el nacionalismo alimentario

Malasia se ha unido a la creciente lista de países que nacionalizan el suministro de alimentos al suspender los permisos de exportación de pollo vivo para atemperar los precios locales, que se han disparado por la invasión de Rusia a Ucrania

Foto: Granja de Pollos en Malasia. (Reuters/Hasnoor Hussain)
Granja de Pollos en Malasia. (Reuters/Hasnoor Hussain)

Primero fue Indonesia con el aceite de palma, luego India con el trigo. Esta semana, Malasia se unió a la creciente lista de países que nacionalizan el suministro de alimentos, suspendiendo la exportación de pollos vivos para rebajar los altísimos precios locales que se han disparado desde la invasión rusa de Ucrania.

La prohibición ha sacudido a su vecino de al lado, Singapur, que compra casi todas sus aves vivas a Malasia. Los singapurenses, con fama de sibaritas, dicen que no se puede preparar arroz con pollo de Hainan (el 'de facto' plato nacional más querido del país), con gallinas congeladas de Brasil, una lástima.

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Se ha vuelto político, también. "Esta vez es el pollo, la próxima quizá algo más", ha declarado el primer ministro Lee Hsieng Loong en una no tan velada referencia a Malasia poco después de que la prohibición se anunciara.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Los precios del pollo malasio empezaron a subir a finales de 2021 debido a los crecientes gastos de alimentación y la debilidad del ringgit (moneda local), lo que hace las importaciones más caras. Para cuando el Gobierno intervino, limitando los precios y eliminando los aranceles a la importación de piensos a principios de este año, ya era demasiado tarde. La guerra en Ucrania ya había aumentado el costo del ingrediente principal en la alimentación de los pollos: granos como el maíz y el girasol.

Malasia se había quedado sin opciones, dice Yeah Kim Leng, profesor de economía en la Universidad Sunway en Kuala Lumpur. Los crecientes gastos, combinados con los controles de precios y los subsidios difíciles de obtener, estaban dejando sin negocio a demasiados criadores de pollos.

Si cada vez hay más países que tienden por la autosuficiencia alimentaria, esto acabará por aumentar los precios en el largo plazo

Pero el proteccionismo alimentario siempre empeora las cosas. Las prohibiciones a la exportación, explica, son "muy perturbadoras y tendrán implicaciones a largo plazo", ya que destruyen la capacidad productiva al cerrar granjas que dejan de ser rentables, incluso si la suspensión es de corta duración, porque los márgenes de la agroindustria son mínimos, "lo que es lo contrario de lo que el gobierno [de Malasia] está tratando de hacer".

Es más, Yeah advierte que el acaparamiento finalmente pone en peligro la seguridad alimentaria mundial, ya que más países que aspiran a la autosuficiencia hacen que los alimentos sean más caros para todos a largo plazo.

Mientras tanto, el pollo se está volviendo más caro en todas partes, sin que parezca que toque techo pronto. Los supermercados de Reino Unido temen que pronto sea incluso más caro que la carne de vacuno, porque el pienso representa aproximadamente el 70% del coste de entrada de las aves de corral, lo que las hace muy vulnerables a la escasez y a las fluctuaciones de precios. El alimento en sí escasea debido a una serie de malas cosechas fruto de sequías e inundaciones inducidas por el cambio climático, un aumento en la demanda posterior al covid y, por supuesto, la guerra.

Foto: Foto: EFE/EPA/Friedemann Vogel.
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Además, las aves de corral son el alimento básico proteico de bajo costo en muchos de los países más pobres del mundo, donde la gente, a diferencia de los singapurenses ricos, simplemente no pueden elegir comer otras carnes, pescado o tofu, cuando no hay pollo fresco disponible.

Entonces, ¿qué podemos hacer al respecto, si es que podemos hacer algo? No mucho a corto plazo, dice Hilary Ingham, profesora de economía en la Universidad de Lancaster. Puede hacer alimento a partir de materias primas alternativas, incluidos, no bromeamos, excrementos de pescado. Pero ninguno es tan bueno como los cereales, lo que significa que los animales tardarán más en engordar, lo que reducirá drásticamente los márgenes de beneficio de los productores y aumentará los precios para los consumidores.

Foto: La invasión rusa busca debilitar el campo ucraniano. (EFE/Clemens Bilan)

Otra forma de aliviar el dolor de los consumidores es darles dinero en efectivo para compensar el mayor costo de vida, pero los generosos subsidios están fuera del alcance de los gobiernos del mundo en desarrollo. Y siempre puedes cultivar más de lo que necesitas (por ejemplo, la UE busca permitir que los agricultores siembren cultivos para la alimentación del ganado en campos que normalmente se reservan para fines ambientales). Aun así, cualquier cosa que pueda marcar la diferencia llevará tiempo, dice Ingham.

O tal vez todos podríamos simplemente comer menos carne. Eso definitivamente liberaría una gran cantidad de tierras de cultivo del mundo, un tercio de las cuales ahora se utilizan para cultivar alimentos para los animales que comemos.

*Este artículo fue publicado originalmente en inglés en GZERO Media. Si te interesa la política internacional, pero quieres que alguien te la explique, suscríbete a la 'newsletter' Signal aquí.

Primero fue Indonesia con el aceite de palma, luego India con el trigo. Esta semana, Malasia se unió a la creciente lista de países que nacionalizan el suministro de alimentos, suspendiendo la exportación de pollos vivos para rebajar los altísimos precios locales que se han disparado desde la invasión rusa de Ucrania.

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