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Marruecos licita dos nuevas piscifactorías en aguas de Melilla, en la ruta del ferry de Almería
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Marruecos se hace de rogar a Albares

Marruecos licita dos nuevas piscifactorías en aguas de Melilla, en la ruta del ferry de Almería

España protesta ahora ante Rabat por la granja de acuicultura marroquí instalada hace meses junto a Chafarinas, pero no por las dos proyectadas a las puertas de la ciudad autónoma

Foto: Vista aérea de Melilla. (Reuters/Juan Medina)
Vista aérea de Melilla. (Reuters/Juan Medina)
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Seis meses después de que se colocaran las primeras boyas para instalar una piscifactoría marroquí autorizada por Rabat en aguas españolas del archipiélago de Chafarinas —como publicó recientemente El Confidencial—, el Ministerio de Asuntos Exteriores de España finalmente ha protestado ante las autoridades de Marruecos, confirman fuentes diplomáticas. Lo hizo mediante una "nota verbal" entregada la semana pasada a Farid Aoulouhaj, encargado de negocios de la embajada de Marruecos en Madrid, según ha revelado recientemente 'El País', y en ella se invocan la soberanía española de esas aguas, los riesgos para la seguridad marítima y la necesaria protección del medio ambiente.

Sin embargo, la queja española no abarca las otras dos piscifactorías licitadas en primavera por la Agencia Nacional para el Desarrollo de la Acuicultura de Marruecos en aguas de Melilla (a 1.800 metros de la costa) y que se sitúan además en la ruta que utilizan los ferris procedentes de Almería para atracar en la ciudad autónoma. El 'Bulletin Officiel', el BOE marroquí, no ha publicado aún —al menos hasta la semana pasada— la adjudicación de esos espacios marítimos para ser explotados como piscifactorías.

Lo que sí publicó el 'Bulletin Officiel' el 7 de marzo de 2019 fue la adjudicación a la empresa marroquí Mediterranean Aquafarm de una “granja de acuicultura” a apenas 700 metros de la pequeña isla del Congreso (Chafarinas), a unos 45 kilómetros de Melilla. Hasta el momento, aunque Rabat no reconocía aguas territoriales a las ciudades autónomas ni a los peñones e islas españolas a lo largo de la costa norteafricana, en la práctica sí las respetaba.

Foto: Fotografías obtenidas por El Confidencial de la piscifactoría marroquí instalada en aguas de las Chafarinas.
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Mediterranean Aquafarm subcontrató la instalación de la piscifactoría de Chafarinas a otras tres empresas, una de ellas la española Morenot (filial de una multinacional noruega). En mayo, coincidiendo con el peor momento de la crisis hispano-marroquí, se colocaron las primeras boyas para señalizar el área de construcción. A finales de septiembre se sumergieron las primeras jaulas para peces. Un mes después, ya eran 16. El Gobierno español ha dado 20 días a Morenot para que desmantele la parte de la instalación que le corresponde so pena de ser sancionada.

Normalizar a toda costa

La Armada, la Guardia Civil, la Comandancia General de Melilla y la Capitanía Marítima de Melilla informaron a sus respectivos ministerios de lo que sucedía junto a la isla del Congreso. El Confidencial publicó el 11 de noviembre tres fotos de la piscifactoría junto con un mapa en el que se indicaba su ubicación. Pero el Gobierno español hizo aparentemente oídos sordos y respondió con evasivas a las preguntas parlamentarias de Vox y del Partido Popular. La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, llegó a afirmar tras el Consejo de Ministros del 16 de noviembre no tener “información al respecto”, pese a que 24 horas más tarde Exteriores formuló, por fin, su protesta a Marruecos.

La tardanza del Ejecutivo español en protestar es achacable a su empeño en normalizar cuanto antes la relación con Marruecos y superar la crisis que enturbia las relaciones bilaterales desde hace casi un año, cuando Rabat decidió en diciembre de 2020 aplazar 'sine die' la cumbre bilateral convocada para el 17 de ese mes.

Los síntomas de la persistencia de la crisis son múltiples, desde la ausencia de la embajadora de Marruecos en Madrid, Karima Benyaich, hasta la prolongación del cierre de las fronteras terrestres de Ceuta y Melilla, pasando por la inexistencia del tráfico de pasajeros en barcos a través del Estrecho y las largas que el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita, está dando para organizar una visita a Rabat de su homólogo español, José Manuel Albares.

Foto: José Manuel Albares y Pedro Sánchez. (EFE)

Sin embargo, las intenciones al otro lado del Estrecho son difíciles de descifrar. En agosto, Mohamed VI, rey de Marruecos, daba un discurso conciliador con el Gobierno español. El pasado 6 de noviembre, con motivo del aniversario de la Marcha Verde, su alocución sonó algo amenazadora. Pidió a España y al conjunto de la Unión Europea posturas “atrevidas y claras con relación a la cuestión de la integridad territorial del Reino”. Es decir, que sigan los pasos del expresidente Donald Trump, quien reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental el 10 de diciembre de 2020. Con aquellos que no actúen así, “Marruecos no dará ningún paso económico o comercial que no abarque al Sáhara marroquí”, advirtió el monarca.

Alemanes en Melilla

Alemania es, junto con España, el país de la UE que mantiene las peores relaciones con Marruecos. El 1 de marzo, Bourita arremetió contra Berlín y, dos meses después, retiró a su embajadora, Lalla Zouhour Alaoui, quien todavía no ha regresado. El embajador alemán en España, Wolfgang Dold, y otros tres miembros de su embajada (el cónsul general, la jefa de la sección política y el policía de enlace) viajaron el miércoles 24 a Melilla para entrevistarse con todas sus autoridades. Su visita, aireada por la embajada, ha sido interpretada como un gesto solidario con la ciudad autónoma.

Además del Mediterráneo, Rabat ha abierto otro frente con España, de menor alcance, en el Atlántico, junto a las islas de Lanzarote y Fuerteventura. El 'Bulletin Officiel' publicó, el 21 de octubre, permisos de exploración concedidos por la Oficina Nacional de Hidrocarburos y Minas de Marruecos a la italiana ENI y a Qatar Petroleum en una zona de 23.900 kilómetros cuadrados frente a las dos islas canarias. La decisión no incluye aguas consideradas españolas y no fue comunicada al Ministerio de Asuntos Exteriores. Esas prospecciones suscitan, sin embargo, una gran preocupación en el archipiélago por sus posibles consecuencias medioambientales y su impacto negativo sobre el turismo.

Seis meses después de que se colocaran las primeras boyas para instalar una piscifactoría marroquí autorizada por Rabat en aguas españolas del archipiélago de Chafarinas —como publicó recientemente El Confidencial—, el Ministerio de Asuntos Exteriores de España finalmente ha protestado ante las autoridades de Marruecos, confirman fuentes diplomáticas. Lo hizo mediante una "nota verbal" entregada la semana pasada a Farid Aoulouhaj, encargado de negocios de la embajada de Marruecos en Madrid, según ha revelado recientemente 'El País', y en ella se invocan la soberanía española de esas aguas, los riesgos para la seguridad marítima y la necesaria protección del medio ambiente.

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