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Éxodo de policías de ciudades a los pueblos de EEUU: "La comunidad muestra cero respaldo"
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Aumento de la criminalidad

Éxodo de policías de ciudades a los pueblos de EEUU: "La comunidad muestra cero respaldo"

Muchos policías de Portland, en Oregón, están yéndose a trabajar a localidades aledañas como Beaverton, Bend o Hillsboro, o incluso al estado vecino de Idaho, más conservador

Foto: Un agente de policía de Portland, durante unas protestas el pasado agosto. (Reuters)
Un agente de policía de Portland, durante unas protestas el pasado agosto. (Reuters)

Hace un año, la revolución estaba en el aire, al menos para los cientos de miles de personas que salieron a protestar, durante semanas, en unas 140 ciudades de Estados Unidos. Las marchas multitudinarias y los disturbios, a raíz del asesinato de George Floyd a manos de un policía de Mineápolis, irradiaban una mezcla de ilusión y de fanatismo, de buenas intenciones, de fe ciega, de comportamiento de grupo. Y tenían un adversario inmediato, con uniforme y todo: la policía. Una institución retratada muchas veces a través de sus 'manzanas podridas'; el símbolo encarnado del abuso, la impunidad y el racismo. Una estampa que ha hecho mella en el cuerpo.

Según el jefe interino de la policía de Seattle, Adrian Diaz, casi el 20% de los agentes de esta ciudad ha dejado su trabajo en el último año y medio. Unos 260. Seattle fue una de las ciudades más sacudidas por los disturbios raciales, hasta el punto de que los rebeldes montaron una autoproclamada 'república independiente' en el centro de esta metrópoli de Washington: una de las más ricas de EEUU. La revolución tenía lugar a unos bloques de las sedes de Amazon, Microsoft o Boeing. Ahora, la policía teme que el éxodo de agentes llegue a los 400 en un año.

El Ayuntamiento de Seattle, como el de Nueva York, Mineápolis o Portland, se hizo eco del eslogan 'Desfinanciar a la policía', uno de los más populares de las protestas, y recortó el presupuesto del cuerpo un 13%. Lo cual dejó sin empleo a 100 agentes e implementó un recorte general de salarios. La decisión hizo que Carmen Best, entonces jefa de policía, anunciara su jubilación. “Creo que esto es escandaloso y, honestamente, que es punitivo y está mal pensado”, declaró Best.

Foto: Oficiales de policía en Nueva York, durante las protestas por la muerte de George Floyd. (Reuters)

Desde entonces, el crimen en Seattle ha salido disparado. El año pasado, los homicidios en la 'ciudad esmeralda' subieron un 61%, la cifra más alta en un cuarto de siglo. Hay varias razones posibles, pero destacan dos: una es que los recortes de personal y de gastos, simplemente, han reducido la presencia policial. La otra es que el clima de protestas contra la policía suele minar la moral de las fuerzas del orden y hacer que se despreocupen. “Todo nos lo impugnan y todo lo que hacemos está mal. Para qué meternos en problemas”, reconocía un policía de Nueva York a El Confidencial durante las protestas.

Una encuesta del Pew Research Center refleja que la mayoría de los policías, el 86%, cree que los últimos casos de muertes de afroamericanos a manos de policías han atraído una reacción pública extraordinaria y eso dificulta su trabajo. Por este motivo, más de un 70% de los agentes reconoce ser más reacio a interrogar a personas que parecen sospechosas.

Otra manera de percibir esta especie de huelga de brazos caídos, o 'gripe azul', ya que algunos agentes dicen estar enfermos para no ir a trabajar, es como instrumento de coerción. Si el ayuntamiento quiere reformar el cuerpo o recortar sus recursos, este lo tiene fácil para hacer presión política: solo tiene que relajarse en el trabajo.

Foto: Un agente de la Policía de Nueva York. (Reuters)

El caso de Seattle está lejos de ser una excepción. En Los Ángeles, los homicidios aumentaron un 36%; en Mineápolis, más de un 70%, y en Portland, Oregón, un 82%. Nueva York, Chicago o Miami reflejan cifras similares. En Atlanta, que ha registrado el mayor número de asesinatos en 30 años, ha nacido una iniciativa que quiere independizar el acaudalado barrio de Buckhead. Su creador, Bill White, alega en 'The Economist' tres motivos: “Crimen, crimen y crimen”.

"Crimen, crimen, crimen"

Según los datos de Major Cities Chiefs Association, los asesinatos en las ciudades americanas subieron en total un 33% en 2020 con respecto al año anterior. Un patrón que continúa en lo que va de año, con un aumento de los homicidios del 24% desde enero. Y no solo de homicidios. Los heridos de bala en Mineápolis, por ejemplo, se han multiplicado por cinco estos meses.

Al igual que en Seattle, la ola de crímenes en estas ciudades suele ir unida a recortes del presupuesto policial y a la marcha de cada vez más agentes. Según datos recogidos por 'The New York Post' y 'The Washington Examiner', las salidas y jubilaciones de policías neoyorquinos se han acelerado un 75%. “Los policías están haciendo una cola de la conga en la sección de pensiones, y no los culpo”, declaró Joseph Giacalone, policía de Nueva York jubilado y profesor en el John Jay College of Criminal Justice. “Los policías de Nueva York están buscando mejores trabajos en otros departamentos o incluso embarcándose en carreras nuevas”.

Foto: Miembros de la Guardia Nacional montan guardia frente al Capitolio. (Reuters)

También está perdiendo uniformados Louisville, en Kentucky, donde la muerte de Breonna Taylor a manos de la policía provocó fuertes manifestaciones. Más de un 20% de los efectivos locales ha devuelto su placa. “Estamos metiéndonos en una crisis real”, dijo a 'Forbes' Betsy Brantner Smith, portavoz de la National Police Association. “Una de las cosas que la gente tiene que entender es que muchos de estos agentes no están dejando el trabajo policial; están yéndose a lugares donde se les aprecia y donde su trabajo no está tan politizado”.

Muchos policías de Portland, en Oregón, están yéndose a trabajar a localidades aledañas como Beaverton, Bend o Hillsboro, o incluso al estado vecino de Idaho, más conservador. El portavoz del Departamento de Policía de Boise, en Idaho, ha reconocido que en los últimos meses han contratado a policías descontentos de Portland. A pesar de que la paga en Boise es más baja. Es un fenómeno paradójico, ya que, tradicionalmente, los agentes de las localidades pequeñas se mudaban a una gran ciudad para ganar prestigio y mejores condiciones laborales.

Portland, donde los negocios del centro siguen completamente tapiados gracias a las continuas y violentas protestas de pequeños grupos autodenominados 'antifascistas', es quizá la ciudad más castigada de todas. Las grietas presentes en Nueva York o Atlanta son aquí especialmente profundas: desde julio del año pasado, han dejado la policía de Portland 115 agentes. Una treintena ha concedido una entrevista voluntaria en la que comunicó el porqué a sus superiores.

Foto: Protestas en Portland contra la policía. (Reuters)

“La comunidad muestra cero respaldo”, dijo uno de ellos, un detective, según el registro de la entrevista solicitado por 'The Oregonian' y 'OregonLive'. “Los del consejo del ayuntamiento son unos idiotas rabiosos, además de unos estúpidos. Aún encima, el alcalde y el consejo ignoran los hechos reales acerca del crimen y del trabajo policial, a favor de la fantasía de los anarquistas e izquierdistas radicales (...). ¿La única diferencia entre el Titanic y la policía de Portland? La orquesta y las sillas de cubierta”. Los homicidios en Portland subieron un 270%.

Pese a las promesas de los políticos y al acento que suelen poner los medios en los casos de abusos policiales, puede que el grueso de la sociedad no sienta tanta antipatía. En la propia Portland, una encuesta reciente refleja que tres cuartas partes de los habitantes quieren que se mantengan los recursos policiales. En Nueva York, según un sondeo del canal NY1, el 72% de los habitantes quiere más agentes en las calles. De manera similar, pese a los recortes de presupuesto, menos de uno de cada cinco estadounidenses apoya la idea de 'desfinanciar a la policía'.

Estas y otras encuestas parecen indicar que la temporada de ruido y furia del verano de 2020, probablemente alimentada en parte por las energías acumuladas durante el confinamiento de la primavera, tenía un componente momentáneo. El respaldo popular al movimiento Black Lives Matter superó el 60% hace un año, para volver a bajar por debajo del 50% en los últimos meses. Según 'Morning Consult-Politico', la proporción de americanos que dicen que hay un problema de violencia policial sigue siendo alta (69%), pero es 10 puntos menor a como estaba el verano de 2020.

Hace un año, la revolución estaba en el aire, al menos para los cientos de miles de personas que salieron a protestar, durante semanas, en unas 140 ciudades de Estados Unidos. Las marchas multitudinarias y los disturbios, a raíz del asesinato de George Floyd a manos de un policía de Mineápolis, irradiaban una mezcla de ilusión y de fanatismo, de buenas intenciones, de fe ciega, de comportamiento de grupo. Y tenían un adversario inmediato, con uniforme y todo: la policía. Una institución retratada muchas veces a través de sus 'manzanas podridas'; el símbolo encarnado del abuso, la impunidad y el racismo. Una estampa que ha hecho mella en el cuerpo.

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