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"España tiene que mandar un mensaje claro a Marruecos: si sigue así, habrá represalias"
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ENTREVISTA

"España tiene que mandar un mensaje claro a Marruecos: si sigue así, habrá represalias"

Javier Jordán, investigador de conflictos híbridos y experto en los movimientos de Marruecos en la región, cree que la forma de pararle los pies a Rabat es poniendo líneas rojas claras

Foto: Cientos de inmigrantes esperan en la playa de Fnideq para cruzar los espigones de Ceuta este martes. (EFE)
Cientos de inmigrantes esperan en la playa de Fnideq para cruzar los espigones de Ceuta este martes. (EFE)

¿Qué pretende Marruecos? Esa es la pregunta que se está haciendo media España ahora mismo, después de que Rabat abriera la espita de la frontera y más de 8.000 inmigrantes -1.500 de ellos menores- llegaran a nado a Ceuta, desbordaran el control policial y sumieran a la ciudad en el caos. La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, aseguró este lunes que "no les constaba" el movimiento marroquí, pero los expertos consultados afirman que las represalias de su vecino del sur eran solo cuestión de tiempo. El ingreso por coronavirus en un hospital de La Rioja del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, ha sido el desencadenante de una crisis diplomática que llevaba tiempo cociéndose y no tiene visos de mejorar.

"Cualquiera que conociera la trayectoria de Marruecos sabía que iba a pasar algo", explica Javier Jordán, Profesor Titular de Ciencia Política en la Universidad de Granada y autor del análisis 'Ceuta y Melilla: ¿emplea Marruecos estrategias híbridas contra España?'. En esta entrevista, el analista especializado en Estudios Estratégicos y Militares asegura que el chantaje migratorio de Marruecos a España no es nuevo y se enmarca en una campaña de estrategias híbridas contra nuestro país. Además, afirma que la única forma de pararle los pies a Rabat es trazando líneas rojas para mandar un mensaje contundente: si las cruzas, habrá represalias.

PREGUNTA. ¿Cómo interpreta lo que ha ocurrido? ¿Ha sido una represalia de Marruecos por la acogida del líder del Frente Polisario en un hospital o hay algo más detrás?

RESPUESTA. Cabe asumir que el causante directo es la acogida del líder del Frente Polisario. El gran problema de muchas de estas estrategias híbridas es que es difícil conocer las motivaciones reales. O bien niegan la autoría, como hace Rusia, o bien te niegan que haya una intención oculta detrás, como es el caso de Marruecos. Nos movemos en un terreno de sombras. Por eso, el marco general donde se producen estas estrategias se llama zona gris, y alude a esa ambigüedad: es el espacio de conflicto que hay entre la competición pacífica y un conflicto armado. Entraña antagonismo.

En muchos de los movimientos de Marruecos ha habido ambigüedad, pero en este caso con la llegada de miles de personas a la frontera de Ceuta... blanco y en botella. Marruecos ya dijo que la acogida del líder del Frente Polisario iba a tener consecuencias. Además, viendo el pasado de Marruecos con este tipo de estrategias híbridas, es obvio que la inmigración ha sido una herramienta de poder que han usado con frecuencia. Reconozco que la magnitud ha sido sorprendente.

Foto: Foto: Javier Sakona.

P. ¿Qué pretende lograr Marruecos?

R. Está intentando condicionar la política exterior de España. Marruecos quiere solucionar cuanto antes la cuestión del Sahara Occidental, para ellos es un tema de interés nacional. El Rey Mohamed VI ha invertido mucho capital político en esa cuestión. Ahí Marruecos no tiene margen y quieren que la Unión Europea y España lo reconozcan. España tiene peso en la UE en esa cuestión, por lo que la postura de Madrid es importante.

P. ¿Cómo debería responder el Gobierno de Pedro Sánchez?

R. España debería trazar líneas rojas y ser firmes. Tienen que mandar un mensaje claro a Marruecos de que si se traspasa esa línea roja, habrá represalias por parte de España. No tienen por qué ser agresivas, pero hay que decir: estos son mis límites. Si no gestionas bien la inmigración, como en este caso, habrá consecuencias. ¿Con qué? Con las ayudas al desarrollo que da la UE, por ejemplo, o en cualquier tema que afecte a Marruecos.

Foto: Foto: Javier Sakona.

P. En su artículo cita varios ejemplos en los últimos años en los que Marruecos ha ido molestando a España, desde pasaportes marroquíes en Ceuta y Melilla hasta el cierre de la frontera comercial de Melilla. Da la sensación que Rabat cada vez nos toma menos en serio.

R. Marruecos tiene ciertas ventajas sobre nosotros. El tema de la inmigración, por ejemplo, es el más fuerte por la dimensión política y social que tiene. La repecusión es enorme. Otro tema que nos afecta es el de la cooperación antiterrorista. Ellos tienen una posición privilegiada. En su día, también, jugaron mucho con el tema de la pesca, pero el tema de la inmigración es el más claro. El Gobierno debería ver en qué cosas Marruecos depende de España. Además, deberíamos jugar bien nuestras cartas como miembro de la UE. Muchas de las tácticas de la zona gris son de erosión. También se conocen como táctica salami [cortas loncha a loncha sin que se note]. Vas consiguiendo ganancias pequeñas y, poco a poco, tienes más y más. La mejor forma de evitar la táctica salami es poniendo líneas rojas.

P. Usted señala que, en este problema, también hay un aspecto clave para Marruecos: la narrativa.

R. Marruecos juega continuamente con la reivindicación de Ceuta y Melilla. Y, para ellos, todo lo que sea problematizar ambas ciudades a ojos del resto de España es muy atractivo. A Marruecos le beneficia que el español medio solo asocie Ceuta y Melilla a problemas, inmigración y conflictos. ¿Por qué? Porque si un día intenta forzar más la mano, ya ha minado la voluntad de muchos españoles. Ellos mantienen un discurso en algunos casos de que Ceuta y Melilla son un vestigio de la época colonial. España debe establecer una contranarrativa, ensalzar el valor de esas dos ciudades. Se podría decir que, para España, es importante tener presencia en África porque podemos ejercer de puente con la Unión Europea. La opinión pública española cambiaría. Pero en esa batalla por el relato vamos perdiendo.

placeholder Dos efectivos del Ejército de España ante unos jóvenes marroquíes que han cruzado a nado hasta Ceuta. (Reuters)
Dos efectivos del Ejército de España ante unos jóvenes marroquíes que han cruzado a nado hasta Ceuta. (Reuters)

P. ¿Pero cree que Marruecos piensa que, en algún momento, Ceuta y Melilla serán suyos?

R. Ellos apuestan por el largo plazo y el cambio demográfico en ambas ciudades. Ellos quieren ir poco a poco, ir haciendo la vida imposible a los españoles en Ceuta y Melilla, condicionar los cierres de frontera y ahogar económicamente ambas ciudades, por ejemplo. Desconozco qué hay en la cabeza de las élites marroquíes, pero creo que sí contemplan estas opciones. Por supuesto, no estamos ante la amenaza clásica de los 70 u 80, cuando se temía una invasión militar de Marruecos en Ceuta o Melilla. Pero a poco juegan en esta zona gris con el fin de acabar con la resistencia del otro y forzar una salida política en el Sahara Occidental.

P. Ha habido señales desde hace meses de que se estaban tensando las relaciones entre Marruecos y España. ¿Ha pecado el Gobierno español de imprevisión? Incluso este lunes, la ministra Laya decía que no le constaba que se hubiera cancelado la cooperación policial y de seguridad entre ambos países.

R. Se me escapa el porqué de nuestra respuesta política. Cualquiera que conociera la trayectoria de Marruecos sabía que iba a pasar algo. Para ellos lo del Sahara Occidental es un tema muy serio. Yo no sé si se han calculado mal las consecuencias de lo que iba a pasar o si se ha minusvalorado a Marruecos. Las relaciones con Marruecos no son precisamente buenas.

Foto: La embajadora de Marruecos, Karima Benyaich, en su recepción de carta credencial del Rey. (EFE)

P. En los últimos años, la postura hacia Ceuta y Melilla por parte del Gobierno español ha sido de dejadez.

R. Para todos los Gobiernos de España, casi siempre, Ceuta y Melilla son un asunto menor. Han cedido la iniciativa a Marruecos, a nosotros nos falta una política proactiva.

P. En su artículo, usted escribe: “El nivel más difícil de detectar es el primero: la configuración [del entorno] con el fin de crear y mantener condiciones que permitan ejercer el poder sobre el rival”. ¿A qué se refiere?

R. El gran problema que existe con esta cuestión de la llegada masiva de inmigrantes es la atribución de una intencionalidad antagónica. En este caso tiene toda la pinta. No se puede probar empíricamente, pero cuando haces análisis estratégico a veces tienes que trabajar con la intuición. La actitud de Marruecos encaja con la zanja gris, esa primera configuración del entorno. Quieren hacer la vida difícil a Ceuta y Melilla y generar la idea en la opinión pública española de que solo dan problemas. Eso es la configuración del entorno. Y, si no respondes, sigues. Esto último ha sido bastante grave. Son palabras mayores, ya casi estaríamos hablando de un nivel de interferencia con miles de personas de golpe.

Foto: Un grupo de inmigrantes son devueltos a Marruecos desde Ceuta. (EFE)

P. ¿Cuál podría ser el siguiente movimiento de Marruecos?

R. Los actores que operan conflictos en zonas híbridas suelen ser muy creativos. Este tema lo hemos estado trabajando durante cuatro años en un proyecto multinacional con muchos países aliados. Estudiamos el caso de Rusia, pero ahí vimos que encajaba el ejemplo de Marruecos. Siempre, hagan lo que hagan, son creativos. No existe una plantilla común. Rusia te actúa de una forma en Ucrania y China en la zona del Pacífico de otra. Lo que ocurrió en Perejil también se podría interpretar como una táctica salami. Si no hay respuesta, lo interpreto como que puedo seguir avanzando. En ese caso, tras el movimiento español, Marruecos entendió que había cruzado una línea roja y se retiró. Este caso es algo distinto, porque es una represalia directa por haber acogido al líder del Frente Polisario y están intentando forzar una mano para que la diplomacia española apoya el reconocimiento.

P. ¿Cómo debe tomarse España la creciente militarización de Marruecos? ¿Deberíamos estar preocupados o es una exageración?

R. Lo tenemos que tener presente sin caer en el alarmismo. Es una renovación de equipos. En el ámbito aéreo, siguen estando por detrás de España con la compra de los F16, pero recortan distancias. En otras capacidades han igualado a España. La gran incógnita es: ¿cómo lo van a pagar? ¿Y cómo lo van a mantener? Los Apaches que han comprado son carísimos. Ellos modernizan su ejército con una mirada puesta en Argelia. Pero llevándolo al tema de la zona gris y aventurando un poco, reducir la brecha de capacidades militares con España le da más margen de maniobra. Si un día llevan la zona gris al límite, hasta las últimas consecuencias, las fuerzas armadas españolas podrían decir: estamos ante un problema serio. En Perejil ellos no respondieron porque había una diferencia enorme. Ellos iban a salir mal parados. Pero ahora ellos podrían tener más confianza.

¿Qué pretende Marruecos? Esa es la pregunta que se está haciendo media España ahora mismo, después de que Rabat abriera la espita de la frontera y más de 8.000 inmigrantes -1.500 de ellos menores- llegaran a nado a Ceuta, desbordaran el control policial y sumieran a la ciudad en el caos. La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, aseguró este lunes que "no les constaba" el movimiento marroquí, pero los expertos consultados afirman que las represalias de su vecino del sur eran solo cuestión de tiempo. El ingreso por coronavirus en un hospital de La Rioja del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, ha sido el desencadenante de una crisis diplomática que llevaba tiempo cociéndose y no tiene visos de mejorar.

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