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La peor pesadilla de los ceutíes se hace realidad: "Tengo más cabreo que miedo"
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la ciudad se encuentra desbordada

La peor pesadilla de los ceutíes se hace realidad: "Tengo más cabreo que miedo"

Pese a las dimensiones de la entrada, con miles de jóvenes indocumentados deambulando por la ciudad, no ha habido grandes problemas, salvo roces puntuales y carreras cuando la Policía Local trata de reconducirlos hacia la frontera

Foto: Foto: Javier Sakona.
Foto: Javier Sakona.

Todos los focos apuntan a la frontera del Tarajal, donde el Ejército se ha desplegado para contener la avalancha de marroquíes, pero hace ya horas que la noticia está en las calles de Ceuta. Era uno de los mayores miedos de los ceutíes: una entrada repentina de marroquíes a través de la frontera capaz de desbordar la ciudad, una Marcha Verde silenciosa. Este lunes, la peor pesadilla de los ceutíes se hizo realidad.

Desde que pasadas las dos de la madrugada del lunes comenzaran las primeras entradas a nado por los espigones de los dos pasos fronterizos de Benzú y Tarajal, la cifra de personas, en su mayoría chicos jóvenes, pero también familias y parejas jóvenes, es imposible de calcular. Alrededor de 6.000 según cálculos oficiales, pero un simple paseo por la ciudad basta para poner esos cálculos en entredicho. Los grupos de jóvenes marroquíes se arremolinan aquí y allá. Sentados en plazas, bordillos o deambulando por el centro de Ceuta ante la mirada de reojo de los transeúntes. Muchos, casi todos, vestidos tan solo con un bañador y unas chanclas y con una bolsa de plástico como único equipaje.

placeholder Foto: Javier Sakona.
Foto: Javier Sakona.

Pese a las dimensiones de la entrada, con miles de jóvenes indocumentados deambulando por la ciudad, no ha habido grandes problemas, salvo roces puntuales y carreras cuando la Policía Local trata de reconducirlos hacia la frontera. Una labor de “pastoreo” de miles de personas desperdigadas por Ceuta que se antoja imposible. Pese a ello, los grupos de WhatsApp hierven tras una noche en vilo. “Está la calle que da miedo, ten cuidado hijo”, dice una vecina nada más pisar la calle. “Está la Calle Real fina”, le responde otra. Casi no hace falta preguntar para palpar la opinión de los ceutíes. Todas las conversaciones giran en torno a lo mismo. El miedo es evidente entre la ciudadanía, lo reconocía el propio presidente Vivas, temeroso “por lo que este episodio puede impactar en el ánimo, el corazón y la moral de todos los ceutíes”. “Yo tengo más cabreo que miedo, díselo a Juan”, espeta Nieves, 55 años, ceutí de nacimiento y visiblemente cabreada. “Yo solo veo MENAS por toda Ceuta, sin mascarilla y tranquilamente”. “No se imaginan lo que es esto. Impresionante, una feria, cantidades de grupitos por todas las calles”, explica María José.

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La avalancha que vive Ceuta, además de ser la representación, casi un simulacro, de una “marcha verde”, está además formada por menores marroquíes, uno de los grandes problemas de la ciudad autónoma, cuyos centros de acogida ya están de por sí desbordados y que deben hacer frente a un aluvión de miles de chavales migrantes. Años antes de que el acrónimo MENA se convirtiera en argumento político, en Ceuta ya era un problema. En 2017, una convocatoria por redes sociales reunió a miles de ceutíes en una cacerola “contra los MENA”. En las siguientes elecciones, el PP hizo suya la bandera contra los MENA, que posteriormente le arrebataría Vox con más beligerancia.

Un miedo que ha llevado a miles de familias a no llevar a sus hijos a casa y cerrar sus comercios por prudencia, por lo que pudiera pasar, aunque fuentes policiales insisten en que no se ha producido ningún incidente de gravedad. Más de la mitad de la población escolar de la ciudad autónoma no ha acudido este martes a las aulas de los colegios e institutos de la ciudad, según fuentes de la Dirección Provincial del Ministerio de Educación y Formación Profesional (MEFP) por temor a la situación generada tras la entrada irregular. A lo largo de la jornada se ha ido recuperando el pulso en los centros educativos, que desde el inicio de la pandemia tienen el curso partido en dos turnos horarios, y en la segunda tanda la situación tendía ya a normalizarse.

Los rumores y las noticias falsas o erróneas inundan los dispositivos móviles, hasta el punto de obligar al Gobierno de la Ciudad a desmentir que se hubiera tenido que interrumpir el proceso de vacunación contra la Covid-19.

Foto: Un grupo de inmigrantes son devueltos a Marruecos desde Ceuta. (EFE)

Sadia y su novio caminan sin rumbo fijo. Son las 11 de la mañana y se cruzan con el reportero. Van en pos de lo imposible. Buscan un hotel barato, algo difícil en Ceuta, que adolece de plazas hoteleras suficientes y aun menos a buen precio. Ellos, una pareja con dinero en el bolsillo, aunque sea poco, son la excepción, el resto ha pasado la noche en vela o han dormido donde han podido cubiertos con cartones. Adil, 25 años, habla el español justo para pedir comida. A su lado, su amigo pregunta si tengo unos pantalones que prestarle, los suyos aun están mojados. En la noche del lunes la gran mayoría pedía un teléfono para llamar a familiares o amigos en Ceuta. Ahora el hambre aprieta, la realidad empieza a imponerse y piden comida y ropa seca.

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Foto: Javier Sakona.

Said, 20 años, y Yussef, 23, son vecinos de Mdiq (Rincón, para los ceutíes). Se enteraron por Facebook a las seis de la tarde de ayer que la frontera “estaba abierta”. Y se plantaron en Ceuta con lo puesto, sin dinero y en chanclas “para ir a España para una vida mejor”, dice señalando a la Península, sentado en una jardinera del Paseo Alcalde Sánchez Prado, el corazón de Ceuta. No parecen ser conscientes de lo imposible de su empresa, con miles más como ellos con el mismo objetivo y con la ciudad autónoma tomada por el Ejército y la Policía.

Todos los focos apuntan a la frontera del Tarajal, donde el Ejército se ha desplegado para contener la avalancha de marroquíes, pero hace ya horas que la noticia está en las calles de Ceuta. Era uno de los mayores miedos de los ceutíes: una entrada repentina de marroquíes a través de la frontera capaz de desbordar la ciudad, una Marcha Verde silenciosa. Este lunes, la peor pesadilla de los ceutíes se hizo realidad.

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