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Nadar para morir en la orilla. ¿Sirvió el confinamiento en Italia?
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Madrid, el espejo en que se miran

Nadar para morir en la orilla. ¿Sirvió el confinamiento en Italia?

"Ustedes en España han sido más permisivos y tienen muchos menos fallecidos", se quejan los italianos, hastiados del toque de queda más duradero de Europa

Foto: Control sanitario en Sabaudia, cerca de Latina, en Italia. (EFE)
Control sanitario en Sabaudia, cerca de Latina, en Italia. (EFE)

El 23 de octubre es ya un lejano recuerdo de un tiempo y una vida en que se podía regresar a casa más tarde de las 22:00. Esa fecha, el entonces Gobierno del primer ministro Giuseppe Conte decretaba el inicio de un largo confinamiento en que Italia, salvo algunas excepciones, ha permanecido en un cierre total o un semicierre de la mayor parte de negocios y actividades, pero siempre con una norma fija: el sofá de casa, a las 22:00, es una obligación para todos los ciudadanos. Desde el pasado lunes, se han relajado buena parte de las restricciones salvo esa, inamovible y campo de batalla de los que no soportan el encierro o sencillamente lo tachan de inservible al señalar los números.

El toque de queda, que dura ya más de seis meses, tiene una fuerte contestación en la calle y en la política. Según una encuesta publicada por 'Il Corriere', un 52% de los italianos está en contra del toque de queda actual y lo alargaría, al menos, hasta las 23:00 o lo eliminaría del todo, mientras que un 41% cree que es una medida justa. El mismo periódico lleva junto a su encuesta una noticia que titula: Concierto experimento en Barcelona con 5.000 personas: cero contagios”.

España ha sido durante estos meses un espejo extraño que miraban los italianos sin terminar de entender las diferencias. “Llevamos meses de encierro. No podemos salir a cenar ni a ver a unos amigos. La mayoría de restaurantes han estado cerrados siempre o abiertos solo hasta las 18:00, y ¿para qué ha servido? Ustedes en España han sido más permisivos y tienen muchos menos fallecidos”, explica Sonia, una de las romanas agotadas de este largo encierro.

Foto: El ministro de Defensa italiano, Lorenzo Guerini, junto a Francesco Paolo Figliuolo, el nuevo encargado de gestionar el proceso de vacunación. (EFE)

Los análisis del covid han envejecido mal en casi todas partes. El verano pasado, Italia era ejemplo de buen hacer, mientras en España crecían los contagios, y todos los medios internacionales se preguntaban por el milagro italiano del que presumían los nacionales. El pasado mes de abril, 'Il Corriere' titulaba así una pieza: “El milagro de Madrid: no cierra, pero tiene menos víctimas que Milán”. El subtítulo decía: “Microcierres, test rápidos y responsabilidad: el secreto español se puede exportar”. La website Money.it también titulaba: “Covid, Madrid sin cerrar tiene menos muertos que Milán: ¿cómo lo ha hecho?”.

No se sabe cuánto durarán estos titulares vigentes, hasta ahora la pandemia ha ido desmontando casi todas las euforias, pero los italianos sienten que su esfuerzo, mayor que el de otros, no ha servido de mucho: “Llevo sin poder hacer mi vida normal demasiado tiempo y no paro de ver gente que fallece por el covid”, explica Riccardo. Italia no es el único país europeo en usar el toque de queda, hay una larga lista, pero sí uno de los que lo imponen desde hace más tiempo y uno de los más largos en horario: de las 22:00 a las 5:00.

La política ha entrado en juego y la derecha, especialmente Fratelli d’Italia, ha comenzado una dura campaña para abolir el toque de queda. En la ecléctica mayoría del nuevo Gobierno, ha salido una importante grieta. Tanto Lega como Forza Italia, incluso la Italia Viva del ex primer ministro Matteo Renzi, son contrarios a mantener la medida, frente al apoyo de Movimiento 5 Estrellas y Partido Democrático a la estrategia conservadora. En el Senado, FdI se ha quedado solo al intentar abolir el toque de queda o retrasarlo a las 00:00. La Lega de Salvini, para no generar un enorme fuego interno en el Gobierno de Mario Draghi, no ha apoyado a sus 'socios ideológicos', pero se apunta como éxito el hecho de que el Ejecutivo revisará la medida en mayo. “La libertad vence”, ha dicho un Salvini acorralado entre una recogida de firmas que ha promovido contra el toque de queda y un Consejo de Ministros del que forma parte que lo ha ampliado.

Foto: Mario Draghi, cuando todavía era presidente del BCE, junto a Pedro Sánchez. (EFE)

En la calle, mientras, hay de todo. Los que priman la seguridad de contener el virus y los que se han cansado de normas que no han sido especialmente eficaces. “Si cerramos a las 22:00, lo que conseguimos es que haya más gente junta en los restaurantes en menos tiempo”, señala Piero, camarero. "Llevamos meses de encierro. No podemos salir a cenar ni a ver a unos amigos. La mayoría de restaurantes han estado cerrados siempre o abiertos solo hasta las 18:00, y ¿para qué ha servido? Ustedes en España han sido más permisivos y tienen muchos menos fallecidos", explica Carla, una de las romanas agotadas de este largo encierro. “Si tenemos estos fallecidos con estas medidas que se han tomado, sin ellas esto hubiera sido una masacre”, opina por su parte Paola.

Italia tiene más de 120.000 fallecidos por covid. El 23 de octubre hubo 91 fallecidos y, seis meses después de aquel nuevo 'lockdown' de otoño, el 27 de abril, ha habido 326 fallecidos. En este medio año de importantes restricciones en la segunda ola, el mejor dato de muertes fue el del pasado 28 de febrero, cuando se contabilizaron 192 fallecidos. El resto del tiempo se ha estado casi siempre por encima de los 300 fallecidos diarios en los mejores días y de los 900 en los críticos. La segunda ola, cuando ya había mascarillas, geles, información suficiente, mejores y más preparadas instalaciones sanitarias, ha sido mucho peor que la primera. ¿El 'semi-lockdown' no ha funcionado sanitaria ni económicamente y ha dejado todo a medias? ¿La población y las autoridades se han relajado al cumplir o hacer cumplir las restricciones? ¿Merece la pena este esfuerzo visto el resultado? Sin ese esfuerzo, ¿el resultado habría sido peor?

Es complicado responder sobre situaciones que no se han producido, pero un reciente estudio sobre la eficacia de las medidas anticovid-19 en Europa durante la segunda ola, publicado por MedRxiv y firmado por diversos centros de investigación europeos, da algunos porcentajes sobre la efectividad de las medidas. El toque de queda nocturno “reduce un 13% los contagios”, un punto por encima de las mascarillas, que suponen un 12%. El informe señala, en todo caso, que “ninguna de todas las medidas no farmacológicas funciona por si sola”, y eleva la efectividad de cierres de negocios a un 35%, los restaurantes suponen un recorte del 12% y el cierre de escuelas y universidades tiene una incidencia del 7%. Las conclusiones de este informe se han tomado analizando lo ocurrido en Austria, República Checa, Alemania, Reino Unido, Italia, Holanda y Suiza entre el 1 de agosto de 2020 y el 9 de enero de 2021.

Foto: Un doctor recibe una caja de vacunas de Pfizer-BioNTech en Turin. (Reuters)

Con esos datos, el espejo español, madrileño generalmente en los medios italianos, que no han parado de mirar a la capital hispana con cierto estupor, es aún más complicado de entender. “Madrid, metrópoli abierta que hace fiestas constantes pese a todo: bares llenos, teatros abiertos y pocas mascarillas”, era una de las piezas que 'Il Corriere' ha realizado en las semanas pasadas para concluir al comparar Milán y Madrid, ciudades similares en tamaño y en las que el virus estalló con enorme virulencia en la primera ola, que “la impresión de los que viajan entre las dos ciudades está confirmada por los datos: Madrid (abierto) sin embargo sufrió menos el covid que Lombardía (cerrada) tanto en términos sanitarios como económicos”, señala el periódico.

¿Por qué? Algunos expertos como el virólogo Paolo Bonanni explican que “las olas de la pandemia no golpean de forma sincrónica. Durante la epidemia de la gripe española, al final de la Primera Guerra Mundial, en la península Ibérica hubo una tercera ola que no hubo en ninguna otra parte. Nadie ha sabido explicar la razón”. La verdad es que hay más preguntas que respuestas certeras. El verano está cerca. Madrid y Milán, España e Italia, puede que estén en realidades distintas dentro de unos meses. Los propios virólogos, como el afamado Andrea Crisanti, considerado el artífice en la primera ola del 'milagro véneto', dice al ser preguntado por un posible verano 'normal' en Italia: “Mejor decir que no lo sabemos, pero haremos todo lo posible”.

El 23 de octubre es ya un lejano recuerdo de un tiempo y una vida en que se podía regresar a casa más tarde de las 22:00. Esa fecha, el entonces Gobierno del primer ministro Giuseppe Conte decretaba el inicio de un largo confinamiento en que Italia, salvo algunas excepciones, ha permanecido en un cierre total o un semicierre de la mayor parte de negocios y actividades, pero siempre con una norma fija: el sofá de casa, a las 22:00, es una obligación para todos los ciudadanos. Desde el pasado lunes, se han relajado buena parte de las restricciones salvo esa, inamovible y campo de batalla de los que no soportan el encierro o sencillamente lo tachan de inservible al señalar los números.

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