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Una teoría optimista sobre el futuro de EEUU que no va a hacer mucha gracia a los expertos
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ENTREVISTA A BRUNO MAçAES

Una teoría optimista sobre el futuro de EEUU que no va a hacer mucha gracia a los expertos

El pensador y antiguo diplomático Bruno Maçaes desvela una tesis sorprendente sobre el futuro de EEUU: el país se está forjando su propia identidad abandonando sus raíces liberales

Foto: Bruno Maçaes.
Bruno Maçaes.

Bruno Maçaes es, ante todo, un pensador original. Este antiguo ministro de Exteriores de Portugal, que fue descrito por el 'Financial Times' como el "reinventor de la rueda" por sus novedosas propuestas para salir de la crisis de la eurozona, tiene una curiosa tesis sobre el futuro de Estados Unidos. En su nuevo libro, titulado 'History has Begun: The Birth of a New America', Maçaes va en la dirección opuesta de muchos expertos y se pregunta: ¿y si EEUU no está en declive y su historia como superpotencia acaba de empezar? "El actual momento en la historia estadounidense es un momento tanto de destrucción como de creación", escribe Maçaes, parafraseando a Schumpeter.

Hay pocas verdades sobre el futuro. Una la formuló Keynes cuando dijo que, a la larga, todos estaremos muertos. Otra es que pocas veces nuestras predicciones coinciden con lo que después acaba pasando. Ahora mismo, el pensamiento convencional pinta EEUU como un país de capa caída, un país que, como el Imperio romano en su día, ha entrado en decadencia tras haber alcanzado la cima y haberse quedado sin nuevas ideas. Pero hay otra forma de verlo. En su libro, Bruno Maçaes imagina un futuro más optimista que la mayoría de estos retratos trazando un nuevo Estados Unidos: más tecnológico, más arriesgado, menos liberal y, sobre todo, menos europeo.

En entrevista telefónica con El Confidencial, Maçaes habla del fracaso de los expertos para entender el espíritu de los tiempos, de la incapacidad europea para imaginar el futuro y de la relevancia de Donald Trump como personaje histórico. Puede que no estés de acuerdo con las ideas de este analista portugués, pero al menos te ofrecen nuevos ángulos de vista para pensar y descifrar algo tan complejo y dispar como el rumbo de la primera potencia del mundo.

PREGUNTA. En medio de la mayor crisis política de EEUU en décadas, es sorprendente leer un libro cuya tesis principal es que EEUU podría salir airoso, abandonar los principios liberales y salir reforzado con nuevas ideas. Casi todos los expertos con los que hablo coinciden en que Donald Trump demuestra que EEUU se enfrenta a un declive imparable. Su libro no habla tanto de Trump y se centra más en la evolución histórica.

RESPUESTA. Creo que muchas de estas opiniones no tienen sentido histórico. No podemos juzgar las cosas solo por cinco años. Si has leído historia estadounidense, sabes que la república ya sufrió grandes transformaciones en el pasado. EEUU ha cambiado y seguirá cambiando, pero no podemos interpretar el cambio como un colapso definitivo. Es parte de un problema de cómo miramos el mundo en la sociedad occidental hoy en día. Nos hemos enganchado tanto a la adicción de la continuidad y la estabilidad que interpretamos cada proceso de cambio como un colapso.

Foto: El edificio del 'New York Times', en Manhattan. (Reuters) Opinión

P. Una de las ideas principales del libro es que somos incapaces de hablar del futuro, tan solo pensamos en el presente. No entendemos muy bien qué cambios están teniendo lugar.

R. Tenemos que mirar qué ha pasado en los últimos años y entender las transformaciones gigantescas que se desarrollándose. La gente en la calle y tus lectores lo entienden. Los que no lo pillan son los expertos. No entienden el momento histórico. Estamos presenciando un cambio radical en la estructura del poder global con el auge de India y China; tenemos movimientos importantes en EEUU; un virus que ha tenido un impacto similar al de la pandemia de hace 100 años; astrofísicos de Harvard que sacan un libro el año que viene explicando por qué creen que nuestro sistema solar ha sido visitado por una nave especial… Y, en medio de estos cambios extraordinarios, los expertos dicen que estamos viviendo en el fin de la historia donde, incluso el cambio más pequeño, es ilegítimo y turbulento.

P. ¿Por qué es tan difícil deshacerse de las viejas ideas?

R. Estamos al final de un periodo histórico donde Occidente se ha convertido en hegemónico. Ha desarrollado con mucho éxito la ciencia moderna, sus instituciones políticas, etc. Creo que es entendible que nos sea difícil adaptarnos a un nuevo periodo histórico. Puede que ocurra como en el Renacimiento, en que muchos se resistieron a aceptar dicha transformación.

"Nos hemos enganchado tanto a la adicción de la continuidad y la estabilidad que interpretamos cada proceso de cambio como un colapso"

P. Hablando de las consecuencias de la pandemia, usted diferencia EEUU y Europa: mientras uno sufre el coronavirus como si estuviera en una película de desastres, el segundo vive en un simple desastre. ¿Qué diferencia hay? ¿Por qué piensa que, pase lo que pase el 3 de noviembre en las elecciones, EEUU puede aprovechar esta crisis y convertirla en una oportunidad?

R. Alguien dijo que EEUU no debería estar discutiendo la nominación de Amy Coney Barrett en medio de este caos por el covid-19. Pero durante la pandemia, EEUU ha demostrado ser capaz de ir más allá del virus. Por un lado, esto se puede ver desde una perspectiva muy negativa, como si estuvieran evadiéndose de la realidad. También por el lado contrario, recalcando la fortaleza de la sociedad estadounidense, que es capaz de incorporar una pandemia devastadora a la vida diaria. En Europa, eso no es posible. En muchos casos, EEUU ya no es una sociedad ilustrada como la europea. Viven una vida fantasiosa y guionizada. El drama, el conflicto y las guerras culturales son parte fundamental.

Pese a que uno puede pensar que un desastre y una película sobre desastres es lo mismo, la diferencia principal es que el desastre, en la película sobre desastres, suele ser secundario. Lo que importa es qué haces para enfrentarte a ese desastre. Me acordé de esta analogía porque el virus en EEUU parece secundario. Aunque cada día estén muriendo 1.000 personas en el país, la atención de EEUU está en las audiencias o en las elecciones. Es difícil imaginarse algo así en Europa.

P. Desde un punto de vista histórico, ¿cómo de relevante cree que es Trump?

R. Yo pienso que Trump es más un síntoma de algo más grande. Por otro lado, decir que Trump es un presidente relevante, que creo que lo es, no significa que le estés alabando. No significa que digas que es un hombre muy inteligente. De hecho, lo que suele ocurrir en la historia es que si un líder político no tiene grandes ideas propias o no ha desarrollado una visión global del mundo, eso le permite absorber las nuevas idea que el periodo de transformación está creando. Esa es la conclusión a la que llegó Hegel. Trump tiene cierta habilidad, incluso sin entender muy bien su momento, de absorber estas nuevas tendencias y darles voz. A los políticos que son más inteligentes, como Barack Obama, les cuesta más. Es una paradoja, porque para entender el espíritu del tiempo es mejor no tener las ideas claras.

placeholder Donald Trump. (Reuters)
Donald Trump. (Reuters)

P. ¿Cree que Biden encaja en esa etiqueta? Es sorprendente ver cómo los medios en EEUU tratan a Biden como un político 'decente' sin destacar nada más de él.

R. Sí, Biden comparte esa característica con Trump. No tiene una visión muy desarrollada del mundo. Hay dos posibles teorías de lo que podría ocurrir si gana Biden. En la primera, hay un periodo de transición tranquilo. Las fuerzas de izquierda y derecha ganan fuerza en ambos extremos y en 2024 tenemos las elecciones más importantes de EEUU de nuestras vidas. La otra posibilidad es que Biden acabe siendo cooptado por gente del Partido Demócrata que tiene una visión del mundo más coherente. Biden no ha sido capaz de rechazar la idea de ampliar el número de jueces de la Corte Suprema, pese a que es una idea revolucionaria. Biden no es un radical en los antiguos temas. Él te dirá que no está de acuerdo en subirles mucho los impuestos a los ricos. Pero si las ideas son nuevas, como el Green New Deal, él es incapaz de formular una tesis atractiva, porque no tiene una visión muy clara. Por lo tanto, puede que en una presidencia de Biden veamos una época muy revolucionaria.

P. Para un europeo, que muchas veces ha mirado Estados Unidos con admiración, la afirmación de que este país puede abandonar los valores liberales es muy sorprendente. Pero si uno viene a EEUU, también se da cuenta de que la vida cada vez es más diferente.

R. EEUU ya es muy diferente a la media de vida europea desde hace varias décadas. Depende de cómo lo interpretes. Algunos europeos piensan que EEUU está convergiendo lentamente hacia un modelo europeo: quizás adopte una sanidad universal, quizá se deshaga de la pena de muerte, restrinja el uso de las armas y, sobre todo, se convierta en un país menos religioso. De momento, no lo está haciendo. Estas diferencias ya existían antes de Trump, pero él fue un aviso. De repente, los europeos se dieron cuenta de que EEUU, al elegir a un político tan extraño como Trump, era diferente. La experiencia de Trump ha sido muy traumática para los europeos. Cuando hablamos de valores que consideramos fundamentales en nuestras sociedades, EEUU ni siquiera los comparte. Parece preferir la experimentación, los riesgos. Permite que haya más espacio para que la gente persiga lo que yo llamo una vida de fantasía. Europa no lo hace. Hay diferencias fundamentales.

"¿Por qué en Europa no hemos desarrollado nuestras propias compañías como Google, Apple, Facebook o Amazon?"

P. ¿Podría poner un ejemplo?

R. La tecnología. ¿Por qué lo que ha ocurrido en Estados Unidos en los últimos 30 años no ha pasado en Europa? Seguimos sin saberlo. ¿Significa que Europa ha fracasado? ¿Por qué no hemos desarrollado nuestras propias compañías millonarias como Google, Apple, Facebook o Amazon? ¿O es que los europeos tienen un diferente modelo de lo que quieren conseguir y estos gigantes no podrían existir en Europa? Desde la religión hasta la tecnología, pasando por Donald Trump: conceptos que demuestran que la sociedad estadounidense está evolucionando y huyendo de su pasado europeo para crear algo nuevo. En el libro, digo que EEUU es un sucesor exitoso de Europa, casi el hijo de la civilización europea. Por supuesto, siguen teniendo muchas cosas en común. Más que con China. Pero también debemos ser conscientes de las diferencias, especialmente esta idea de que EEUU ha ido más allá de Europa.

P. Hace unos meses, leía a un economista francés decir que temía que Europa, si seguía tan complaciente, podría convertirse en un gran museo para las élites de EEUU o China. ¿Los europeos estamos viviendo ya en el pasado?

R. Tenemos muchos problemas para abrazar el futuro. Europa sigue teniendo muchos recursos para cambiar y adaptarse. Pero la experiencia ha sido reactiva. Lo que más me preocupa desde que dejé la política es la falta de un brazo común de exteriores y de seguridad. Me parece más urgente que una unión fiscal. La gran mayoría de la gente está convencida de que Europa actuará en reacción a una crisis grande. Y podría pasar. Muy pronto. Pero no vemos en Europa la energía de liderar y dar forma a los eventos que ocurren en el presente. Solo hay energía para reaccionar. Vimos cómo lo hizo contra la crisis de la eurozona. Es decepcionante que la UE no tenga la capacidad de liderar los acontecimientos en vez de reaccionar ante ellos.

Foto: Diseño: Pablo L. Learte.

P. En Europa, siempre hemos tenido la sensación de que acabamos importando debates reciclados sobre lo que ocurre en EEUU. Pero usted apunta en el libro que esa influencia es cada vez menor.

R. Cuando discuto con amigos de Silicon Valley, ellos me dicen que creen que EEUU sigue liderando el mundo en tema de ideas. Yo les digo que, comparándolo con hace 25 años, está muy lejos de hacerlo. En los noventa, el Partido Republicano era una inspiración, la derecha europea miraba a Reagan y a McCain. Por otro lado, los socialdemócratas en Europa se transformaron totalmente con la revolución de Bill Clinton. Pero ahora no. Ya no veo que las ideas estadounidenses tengan un gran impacto ni en la izquierda ni en la derecha europeas.

P. George Packer dijo que si las crisis del 9/11 y de 2008 acabaron con la idea de la tecnocracia, la de 2020 debería dejar claro que el populismo tampoco nos ha salvado. Usted hace unos años fue político. ¿Cree que en Europa hay una nueva hornada de políticos capaces de entender el signo de los tiempos?

R. En Europa, hay cuestiones importantes que resolver. Y existen los políticos capaces para hacerlo. Tendremos que solucionar el problema de hacia dónde se dirige la Unión. Y desarrollar un brazo de política exterior común. Después, también tenemos el tema del clima. Europa está comprometida a desarrollar una nueva política verde de una forma que ni EEUU ni China están. Pero eso solo es el principio. Tenemos que resolver la cuestión de la naturaleza multicultural europea. Necesitamos ideas, necesitamos pensadores.

P. ¿Cómo ve EEUU en 10 años?

R. Veo un país que tendrá que cambiar su política exterior; que estará menos interesado en expandir su forma de vida por el resto del mundo; más cómodo con la diversidad; un país que asumirá el hecho de que es posible construir una sociedad en la que algunas partes de la nación estén planeando una misión a Marte mientras otras sigan creyendo en espíritus y fantasmas; habrá altos niveles de riesgos tanto a nivel individual como colectivo; seguirán las protestas y habrá altos niveles de conflicto, pero se asentará como parte fundamental de la forma de vida estadounidense; disminuirá esta charla de 'colapso' porque el país ganará confianza. Por resumir, veo un país capaz de asumir mayores niveles de desigualdad y de renunciar a algunos valores del liberalismo con tal de seguir innovando.

Foto: Angela Merkel y Donald Trump. (Reuters)

P. Es optimista con el futuro de EEUU.

R. Porque veo un país muy excitante que lidera nuevas tecnologías revolucionarias. Nos acercamos a un momento clave en el futuro de la inteligencia artificial, la realidad virtual o la biomedicina. No se ha comentado mucho, pero en el último año se ha desarrollado algo que puede ser histórico: un nuevo programa de análisis de lenguaje que imita la inteligencia humana de forma más precisa que nada de lo que hemos visto hasta ahora. No vino ni de China ni de Europa, sino de EEUU.

P. ¿Cómo ve China en esta ecuación? ¿Qué piensan los líderes chinos ahora mismo de Estados Unidos?

R. Siguen viendo Estados Unidos con muchísimo respeto. Los toman muy en serio, algo que no hacen con nadie más. Ni con Japón, ni con Rusia ni con la Unión Europea. No saben hacia dónde va, están sorprendidos por Trump y todo lo que está pasando, pero siguen siendo muy cautelosos porque saben que las fuentes del poder estadounidense siguen ahí: el dólar, la tecnología y, por supuesto, el ejército.

Bruno Maçaes es, ante todo, un pensador original. Este antiguo ministro de Exteriores de Portugal, que fue descrito por el 'Financial Times' como el "reinventor de la rueda" por sus novedosas propuestas para salir de la crisis de la eurozona, tiene una curiosa tesis sobre el futuro de Estados Unidos. En su nuevo libro, titulado 'History has Begun: The Birth of a New America', Maçaes va en la dirección opuesta de muchos expertos y se pregunta: ¿y si EEUU no está en declive y su historia como superpotencia acaba de empezar? "El actual momento en la historia estadounidense es un momento tanto de destrucción como de creación", escribe Maçaes, parafraseando a Schumpeter.

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