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Histeria racista por el coronavirus: "Hoy son los chinos, mañana serán los árabes"
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"Xenofovirus"

Histeria racista por el coronavirus: "Hoy son los chinos, mañana serán los árabes"

Los episodios racistas contra la población asiática de todo el mundo se han multiplicado desde que el bautizado popularmente como virus de Wuhan sobrepasó las fronteras chinas

Foto: Un mural representa a la Gioconda con mascarilla. (EFE)
Un mural representa a la Gioconda con mascarilla. (EFE)

Desde un bazar en Puertollano hasta la Fontana di Trevi, una epidemia de racismo despierta al ritmo del coronavirus. El brote surgió en Wuhan, una megalópolis situada en el centro de China, pero ya ha trascendido las fronteras de una treintena de países, generando a su paso un estigma hacia la población procedente del gigante asiático que ni siquiera la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha conseguido frenar tras rebautizar la infección como Covid-19.

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Buen ejemplo de ello es un reciente episodio sucedido en el metro de Bruselas, donde una pasajera exigió a gritos que una familia china abandonara el tren. "Mañana son los chinos, después serán los árabes, más tarde los africanos", clamaba entre reproches de viajeros que cuestionaban su "autoridad" para expulsar a otros ocupantes del vagón. "¡No son animales!", defendía por ejemplo un hombre de mediana edad, que no pudo hacer nada para que las víctimas de la agresión se apearan finalmente con el objetivo de rebajar la tensión.

Foto: Vista de Wuhan. (EFE)

Algo parecido ocurrió en el suburbano de Los Ángeles. Allí fue vilipendiado Tanny Jiraprapasuke, un joven de ascendencia tailandesa, pero nacido y criado en Estados Unidos, al que un pasajero recriminó que "los chinos están podridos y son responsables de todas las enfermedades". "Todas las enfermedades han venido de China, amigo. Todo viene de China porque son jodidamente asquerosos", fueron algunos de los improperios que recibió durante 10 minutos.

Al otro lado del país, en Nueva York, una mujer ataviada con mascarilla —algo común entre la población asiática incluso antes de la aparición del coronavirus— sufrió una golpiza a manos de un joven que le llamó "enferma de mierda", según relata el Departamento de Policía de la ciudad. En los espacios públicos de otras grandes urbes la violencia no ha llegado al plano físico, si bien se refleja en gestos como cubrirse el rostro en presencia de personas con rasgos orientales.

En Italia, donde el virus ha causado 12 muertes y más de 300 infecciones, la peor parte se la ha llevado un filipino agredido en un supermercado por un cliente que le confundió con un ciudadano de origen chino y le culpó de haber importado la enfermedad. "¡Que soy filipino, que soy filipino! ¡No soy chino!", se le escucha gritar desesperado mientras encaja los golpes, que no cesan hasta que parte del personal del establecimiento acude en su ayuda.

"Los restaurantes y locales asiáticos están pagando el pato" en Australia a medida que la "desinformación sobre el coronavirus" se propaga por las redes sociales, tal y como explicita la campaña 'Comeré contigo', lanzada a través de la plataforma GetUp. "Y todo esto no es por órdenes médicas o por sentido común, es por miedo". Mientras que muchos otros establecimientos mantienen su actividad habitual, los restaurantes de Chinatown y los supermercados asiáticos están vacíos. "El pánico en torno al coronavirus está afectando injustamente a las comunidades asiáticas", señalan.

"No soy un virus"

La ilustradora y diseñadora gráfica Quan Zhou Wu ha bautizado este fenómeno como "xenofovirus". De origen chino, esta joven nacida en Algeciras (Cádiz) y conocida en redes sociales como Gazpacho agridulce es una de las voces del movimiento 'No soy un virus', que surgió en Francia tras confirmarse los primeros casos en el país vecino. Allí, la psicosis fue incluso promovida por parte de la prensa, como bien demuestra el titular del periódico regional 'Courrier picard', que en primera plana se refirió al suceso como "alerta amarilla".

Otro de los actos más llamativos ha sido el protagonizado por el músico de origen taiwanés, Chenta Tsai, que utilizó su cuerpo para reivindicar el mismo mensaje en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. "Ante los actos de racismo que se nos vienen encima, estamos replicando campañas que se están llevando fuera de España. La enfermedad no entiende de razas ni nacionalidades", explica en Twitter el abogado Antonio Liu Yang, licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia.

Desde un bazar en Puertollano hasta la Fontana di Trevi, una epidemia de racismo despierta al ritmo del coronavirus. El brote surgió en Wuhan, una megalópolis situada en el centro de China, pero ya ha trascendido las fronteras de una treintena de países, generando a su paso un estigma hacia la población procedente del gigante asiático que ni siquiera la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha conseguido frenar tras rebautizar la infección como Covid-19.

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