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1.500 millones tirados a la basura: los planes para un Brexit sin acuerdo se cancelan
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6.000 FUNCIONARIOS DEBEN SER REUBICADOS

1.500 millones tirados a la basura: los planes para un Brexit sin acuerdo se cancelan

Los planes no han salido como se esperaba. Y los números tampoco. Los preparativos para un "Brexit sin pacto" llevan ya un coste acumulado para el contribuyente de 1.500 millones

Foto: Manifestantes contrarios al Brexit protestan ante el Parlamento británico, en Londres. (Reuters)
Manifestantes contrarios al Brexit protestan ante el Parlamento británico, en Londres. (Reuters)

Durante el histórico referéndum de 2016, el excéntrico Boris Johnson viajó por todo el país con un autobús que aseguraba que, si el Reino Unido salía de la UE, podría ahorrar hasta 350 millones de libras semanales que, en su lugar, se podrían destinar al Sistema Nacional de Salud Pública. La cifra se demostró ser falsa. La Oficina Nacional de Estadísticas advirtió que se estaban tergiversando los números. En cualquier caso, la campaña euroescéptica ganó la batalla prometiendo que el divorcio permitiría a los británicos recuperar el control de la soberanía y las arcas públicas.

Pues bien, los planes no han salido como se esperaban. Y los números tampoco. Porque los preparativos para un "Brexit sin pacto" llevan ya un coste acumulado para el contribuyente de 1.500 millones de libras (alrededor de 1.739 millones de euros). Después de que Theresa May se haya visto obligada a pedir nueva prórroga, el Gobierno ha desmantelado el departamento que trabajaba en los planes de contingencia para el escenario de ruptura abrupta.

El ejército de 6.000 funcionarios entretenidos con estas labores debe ahora ser reubicado. Y no hay un papel claro para los aproximadamente 4.500 nuevos reclutas que se habían unido recientemente al equipo. En total, en estos últimos años, más de 16.000 funcionarios han estado trabajando en un Brexit que no acaba de llegar.

A pesar de que esta semana May solicitó una nueva extensión corta solo hasta junio, los Veintisiete han decidido volver a ampliar plazos hasta el 31 de octubre. Y esto abre un escenario de más costes. En Westminster, todo el mundo da prácticamente por hecho que el Reino Unido acabará participando en las elecciones europeas de mayo porque no se espera que el Acuerdo de Retirada —rechazado ya hasta en tres ocasiones— vaya a ser ratificado en las próximas semanas.

Foto: Theresa May a su llegada a Berlín para reunirse con Angela Merkel. (Reuters)

En definitiva, después de los 1.500 millones de libras (alrededor de 1.739 millones de euros), los contribuyentes se enfrentan ahora a una factura de 109 millones de libras (126 millones de euros) para unos comicios "fantasma". Por ley (al fin y al cabo, siguen a día de hoy en el bloque), el Gobierno ha tenido que marcar ya fecha —el 23 de mayo— y pedir a los partidos que presenten candidatos. Aunque en las misivas, la posdata advierte que la confirmación oficial para sacar las urnas no será hasta el último momento. La factura se va incrementando y no hay atisbo alguno de que el Reino Unido vaya a recuperar el control de su soberanía a corto plazo.

El divorcio no llegó el 29 de marzo, tampoco el 12 de abril y está por ver si llegará el próximo otoño. El laborista Hilary Benn, responsable del Comité del Brexit en la Cámara de los Comunes, acusa a la 'premier' de haber aumentado el coste de manera innecesaria por haber tardado tanto en descartar la posibilidad de una salida sin pacto.

"Durante mucho tiempo se pasó diciendo, 'Mi acuerdo o ningún acuerdo'. Aunque finalmente ha aceptado que salir sin pacto no es de interés nacional. Este es un ejemplo de cómo el Brexit está demostrando ser muy costoso para nuestro país", señala.

Downing Street tomó la decisión de cancelar los planes de un posible divorcio abrupto este jueves, después de la cumbre europea extraordinaria donde, una vez más, May se presentó con las manos vacías, con la única hoja de ruta de seguir intentando desbloquear la crisis sin precedentes de Westminster. Las operaciones de contingencia habían afectado a casi todos los departamentos de la administración pública y otros ámbitos como Policía, hospitales y colegios.

En Highways England, por ejemplo, se habían desplegado a 80 oficiales de otras partes del país para vigilar las carreteras en Kent a un coste para el contribuyente de 119 libras (138 euros) por oficial por noche (para hoteles y comida). Esto supone 66.000 libras (aproximadamente 76.500 euros) por semana solo para la que se conocía como "Operación Brock", que se activó a finales de marzo para evitar que el bloqueo de carreteras conectadas con el ferry en Dover. Por su parte, Interior había destinado 400 millones de libras para agentes y funcionarios de control de fronteras.

placeholder La 'premier' Theresa May, Angela Merkel, Antonio Costa y Juha Sipila durante la última cumbre de líderes europeos. (Reuters)
La 'premier' Theresa May, Angela Merkel, Antonio Costa y Juha Sipila durante la última cumbre de líderes europeos. (Reuters)

La factura no ayuda precisamente a mejorar la popularidad de May. Su liderazgo está bajo mínimos. Los 'tories' rebeldes anticipan que no terminará el mes de mayo en Downing Street. La debacle que se espera para el Partido Conservador en las locales y más que posibles elecciones europeas podría ser la gota que colme el vaso.

En las últimas elecciones al Parlamento europeo de 2014, los conservadores ya perdieron 7 escaños quedándose tan solo con 19 de los 73 eurodiputados que representan al Reino Unido. Por su parte, el UKIP fue el protagonista absoluto, consiguiendo hasta 24 asientos (once más que la cita anterior). Fue precisamente el auge de la formación euroescéptica, liderada entonces por el carismático Nigel Farage, lo que obligó al entonces primer ministro David Cameron a prometer un referéndum sobre la permanencia en el bloque.

Foto: Nigel Farage durante una manifestación a favor del Brexit en Londres. (Reuters)

Ahora está previsto que Farage vuelva a barrer a los 'tories'. Eso sí, con nueva formación. El viernes presentó oficialmente el Partido del Brexit. Dimitió como líder del UKIP en 2016. "Soy un hombre de negocios. La única razón por la que me metí en política fue para sacar al Reino Unido de la UE. Una vez conseguido el objetivo, llega el momento de retirarme", anunció. En 2018, abandonó por completo la formación por su desacuerdo con las propuestas contrarias al islam de la actual dirección, encabezada por Gerard Batten. Pero ahora regresa al ruedo porque son cada vez más voces —incluso dentro del mundo euroescéptico— que dudan sobre si realmente el divorcio llegará algún día a ejecutarse.

Con tal panorama, la batalla por las primarias en el Partido Conservador, aunque no de manera oficial, ya está prácticamente a pleno rendimiento. Y en este sentido, Boris Johnson se ha reunido en secreto con los norirlandeses del DUP —actuales socios del Gobierno en minoría— para impulsar su candidatura. Parece que poco importa que mintiera al electorado con su famoso autobús. A día de hoy, es el preferido por las bases para sustituir a la 'premier'.

Durante el histórico referéndum de 2016, el excéntrico Boris Johnson viajó por todo el país con un autobús que aseguraba que, si el Reino Unido salía de la UE, podría ahorrar hasta 350 millones de libras semanales que, en su lugar, se podrían destinar al Sistema Nacional de Salud Pública. La cifra se demostró ser falsa. La Oficina Nacional de Estadísticas advirtió que se estaban tergiversando los números. En cualquier caso, la campaña euroescéptica ganó la batalla prometiendo que el divorcio permitiría a los británicos recuperar el control de la soberanía y las arcas públicas.

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