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Torturas y casos de abuso sexual en prisión: el maltrato a detenidas saudíes sale a la luz
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Torturas y casos de abuso sexual en prisión: el maltrato a detenidas saudíes sale a la luz

Amnistía Internacional y HRW han denunciado estos casos en la misma semana en la que la activista Isra al-Ghamgam se enfrenta a la última vista de su juicio

Foto: Mujeres saudíes junto a las fuerzas de seguridad en el sur de Riad, en 2013 (Reuters)
Mujeres saudíes junto a las fuerzas de seguridad en el sur de Riad, en 2013 (Reuters)

La participación de Arabia Saudí en el conflicto en Yemen había quedado en un segundo plano a pesar de tratarse de una de las peores crisis humanitarias; sin embargo, el reino saudí volvió a estar en la picota en los últimos meses, como ya lo ha estado en el pasado, por su historial de Derechos Humanos. Hace tres meses, salió a la luz un vídeo en el que aparecía una mujer siendo decapitada en público, imágenes que iban siempre acompañadas de alguna anotación que apuntaba a la responsabilidad saudí. Quedó demostrado que la mujer de la grabación era, en efecto, una víctima de una decapitación en Arabia Saudí, pero no solo no se trataba de la activista Isra al-Ghamgam, sino que la filmación era de, al menos, tres años antes. Después llegó el caso Khashoggi, con la desaparición de un periodista enemigo de Riad que después resultó haber sido asesinado dentro del consulado saudí en Estambul.

Ahora, vuelve a ser el turno de las activistas saudíes: las ONG Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW) han denunciado esta semana numerosos casos de torturas y abusos sexuales a algunas de las mujeres que fueron detenidas el pasado mes de mayo, en medio de una ola represiva del reino contra las defensoras de la mujer. En mayo, Riad acusó al menos a siete mujeres, todas ellas activistas, de graves crímenes, entre ellos "contactos sospechosos con entidades extranjeras" o amenaza "a la seguridad y estabilidad" del reino. Traidoras al Estado, que las llama Arabia Saudí: sobre este mismo tema llegó a escribir el propio Jamal Khashoggi en 'The Washington Post'. Según fuentes conocedoras de estas situaciones y que han trasladado esta información a las dos organizaciones anteriormente mencionadas, las fuerzas de seguridad saudíes han torturado en interrogatorios al menos a tres mujeres.

Entre las torturas mencionadas se encuentran la administración de corrientes eléctricas, azotes en los muslos o abrazos y besos forzados, según HRW. Según AI, además de la electrocución y la flagelación, algunas mujeres fueron colgadas del techo. "Cualquier tortura brutal de las activistas saudíes muestra que la cruel campaña de las autoridades contra críticos y activistas por los derechos humanos", sostiene Michael Page, el subdirector de HRW para Oriente Próximo. "Cualquier Gobierno que torture a mujeres que luchan por los derechos básicos debería enfrentarse a la crítica internacional, no al apoyo sin fisuras por parte de Estados Unidos o Reino Unido".

Foto: Donald Trump con el príncipe heredero saudí Mohamed Bin Salmán, en marzo de 2018. (Reuters)

Las fuentes consultadas por estas ONG sostienen que los interrogadores, enmascarados, torturaron a las mujeres durante las primeras fases de los interrogatorios, si bien no ha quedado claro si el objetivo era obligar a las mismas a firmar algún tipo de confesiones o simplemente castigarlas por su activismo. Según estas mismas fuentes, las mujeres mostraban signos de tortura tras los encuentros con los agentes: dificultad a la hora de caminar, temblor incontrolable en las manos y marcas rojas y rasguños en rostro y cuello. Incluso una de ellas intentó suicidarse en varias ocasiones.

"Pocas semanas después de la muerte de Khashoggi —quien fue descuartizado vivo mientras sus asesinos oían música—, estas informaciones sobre tortura, acoso sexual y otras formas de maltrato, de ser ciertas, manifiestan una nueva y ultrajante ola de violaciones de los Derechos Humanos a manos de las autoridades saudíes", asegura Lynn Malouf, directora de investigación para Oriente Próximo de AI. De hecho, esta misma organización recuerda que el Gobierno saudí "es el responsable directo del bienestar de estas mujeres y hombres detenidos" y que, si se demuestra, se verá cómo "no solo les han privado de su libertad durante meses, simplemente por expresar sus puntos de vista, sino que también están siendo objeto de un horrible sufrimiento físico".

¿Y qué pasa con Isra al-Ghamgam?

Estos informes sobre el maltrato a activistas saudíes se conoce la misma semana en la que se celebra la última vista del juicio contra Isra al-Ghamgam, aquella activista a la que Arabia Saudí no decapitó —aunque la Fiscalía sí solicita esta pena para ella—. La segunda audiencia tuvo lugar el pasado 28 de octubre, pero ni ella ni ninguna de las otras activistas juzgadas se presentó y no se llegó a saber por qué las autoridades saudíes decidieron no trasladarlas hasta el juzgado. Hoy, 21 de noviembre, se supone que se celebra la tercera: "Mi juicio es injusto", escribe la familia de la activista desde el perfil de Twitter de la misma.

"En mi primera vista no tuve abogado y la Fiscalía saudí solicitó para mí la pena de muerte", escriben. "Durante la segunda sesión ni siquiera fui trasladada ante el tribunal (...). Estoy en riesgo de ejecución", añaden. Durante las últimas horas, no solo los medios se han hecho eco de la situación de estas mujeres, objeto de torturas y abusos en prisión, sino que han reiterado las continuas peticiones para que sean liberadas, entre ellas la propia Isra al-Ghamgam, así como Samar Badawi, la hermana de Raif Badawi, premio Sájarov a la Libertad de Conciencia en 2015, detenido desde 2012 y condenado por sus publicaciones en su blog; Nassima al-Sada, Mayya al-Zahrani... todas ellas, detenidas en la prisión de Dhahban, en la que se han practicado estas presuntas torturas.

La participación de Arabia Saudí en el conflicto en Yemen había quedado en un segundo plano a pesar de tratarse de una de las peores crisis humanitarias; sin embargo, el reino saudí volvió a estar en la picota en los últimos meses, como ya lo ha estado en el pasado, por su historial de Derechos Humanos. Hace tres meses, salió a la luz un vídeo en el que aparecía una mujer siendo decapitada en público, imágenes que iban siempre acompañadas de alguna anotación que apuntaba a la responsabilidad saudí. Quedó demostrado que la mujer de la grabación era, en efecto, una víctima de una decapitación en Arabia Saudí, pero no solo no se trataba de la activista Isra al-Ghamgam, sino que la filmación era de, al menos, tres años antes. Después llegó el caso Khashoggi, con la desaparición de un periodista enemigo de Riad que después resultó haber sido asesinado dentro del consulado saudí en Estambul.

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