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¿Quién gobernará con Merkel? Coaliciones posibles para las elecciones alemanas
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formar gobierno será más complejo que nunca

¿Quién gobernará con Merkel? Coaliciones posibles para las elecciones alemanas

Como es habitual en Alemania, después de que hablen las urnas deberán negociar los partidos. El tira y afloja se prevé más complejo que nunca. La combinación favorita: la clásica de centro derecha

Foto: Carteles electorales de Angela Merkel (CDU) y Martin Schulz (SPD), en Bonn, Alemania. (Reuters)
Carteles electorales de Angela Merkel (CDU) y Martin Schulz (SPD), en Bonn, Alemania. (Reuters)

Angela Merkel camina hacia una victoria segura este domingo. Pero insuficiente para gobernar en solitario. Como es habitual en Alemania, después de que hablen las urnas deberán negociar los partidos. Y en esta ocasión el tira y afloja se prevé más complejo que nunca porque ha aumentado el número de convidados al banquete. Según todas las encuestas, por primera vez en la historia reciente del país van a acceder al Bundestag seis partidos. Además, puede que no alcance con un pacto a dos bandas. "La formación de gobierno podría ser más interesante que las elecciones en sí", asegura el politólogo Oskar Niedermayer. La aritmética de los apoyos es más sencilla que la suma de programas. Pero el pragmatismo y la búsqueda de compromisos están en el ADN de la República Federal.

Los últimos sondeos apuntan que el bloque conservador que apoya a Merkel, la Unión Cristianodemócrata y la bávara Unión Socialcristiana (CDU/CSU), obtendrá entre un 36 y un 38% de los votos. Supondría una holgada diferencia frente a sus rivales, pero quedaría lejos del 41,5% de 2013. En segundo lugar, el Partido Socialdemócrata (SPD), logrará entre un 20 y un 23% de los sufragios, lo que significaría -en el mejor de los casos- igualar su peor resultado en unas generales. A continuación vendrían los otros cuatro partidos menores que según las encuestas van a superar el umbral del 5 por ciento para acceder al Bundestag. La Izquierda, Los Verdes, el Partido Liberal (FDP) y los ultraderechistas de Alternativa para Alemania (AfD) se encuentran en una horquilla de entre el 7 y el 12%.

Las coaliciones postelectorales son en campaña un tema tabú, más allá de descartar de forma unánime a AfD como potencial compañero de viaje. Es tacticismo, pero también la asunción de que la cultura política nacional exige coaliciones. Las opciones sobre las mesa son estas.

Gran coalición (CDU/CSU y SPD)

La reedición del actual acuerdo de gobierno es la suma más fácil. Pese a la presencia de más partidos menores, mantendría una mayoría clara para un gobierno estable. Pero recibe un fuerte viento en contra. Ni los conservadores ni los socialdemócratas quieren repetir este pacto contra natura que genera recelos en sus bases. Especialmente el SPD, que sufre el síndrome del socio minoritario: poca visibilidad, problemas de identidad y, normalmente, pérdida de votos en las siguientes elecciones. Según una encuesta de finales de agosto, tan solo un 9% de los electores respalda este tipo de acuerdo.

El SPD sufre el síndrome del socio minoritario: poca visibilidad, problemas de identidad y, normalmente, pérdida de votos

No obstante, como se ha visto en esta legislatura, no les resulta complicado gobernar juntos. La espina dorsal de los programas cristianodemócrata y socialdemócrata es idéntica, con la economía social de mercado, el libre comercio y el europeísmo pragmático como pilares fundamentales. Si cualquier otra combinación resultase fallida y el SPD pudiese justificar ante sus bases el movimiento, tirando de responsabilidad de Estado y esgrimiendo -quizá- unos resultados mejores que los de 2013, entonces podría volverse a ver en Berlín la extraña combinación que ha gobernado Alemania en dos de las tres legislaturas de Merkel. Y solo otra vez más desde la II Guerra Mundial.

Los programas de CDU/CSU y SPD coinciden en proponer una ligera rebaja de los impuestos y apostar por la educación y la digitalización, aunque los socialdemócratas hacen más énfasis en las ayudas sociales y la inversión pública. Además, cada uno su manera, defienden el Acuerdo de París contra el cambio climático y la actual configuración del derecho de asilo, aunque subrayan que quien no sea acogido -o cometa un delito- debe ser expulsado.

En política exterior, ambos -con distinto acento- subrayan la importancia de la relación con Washington, a pesar del actual inquilino de la Casa Blanca; critican sin ambages al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan; y quieren avanzar en la integración de la eurozona. Los planteamientos del presidente francés, Emmanuel Macron, de un presupuesto y un ministro de Finanzas para el euro son considerados factibles por los dos partidos (aunque los cristianodemócratas son más tibios). Un posible choque puede ser Defensa, donde los conservadores quieren elevar el gasto hasta el 2% del producto interior bruto (PIB), como exige Donald Trump, algo a lo que los socialdemócratas se niegan.

Foto: Un trabajador renueva un poster electoral de la Unión Democristiana de Angela Merkel en Berlín, el 12 de septiembre de 2017. (Reuters)

Coalición de centro derecha (CDU/CSU y FDP)

Si la suma diera, la CDU/CSU preferiría volver a coaligarse con los liberales. Es su socio natural y ambos conforman la alianza más repetida en la República federal con diez legislaturas de un total de 18. La suma afila el perfil pro empresarial de los conservadores -que no escuece entre sus bases- y no implica grandes concesiones por parte del FDP. De hecho, es la combinación favorita por los votantes alemanes. Cuenta con el respaldo del 28% del electorado.

Ambos partidos comparten su negativa a mancomunar de alguna forma la deuda a nivel europeo y están a favor de una rebaja fiscal -aunque la de los liberales es más agresiva- y de mantener a rajatabla la estabilidad presupuestaria, tanto en Alemania como en el resto de la UE. Además los dos subrayan la importancia del vínculo transatlántico. El perfil exterior del FDP es más ambiguo, un problema para este tipo de alianza porque el socio minoritario suele quedarse con el Ministerio de Exteriores. Sobre todo por su amago para contemporizar con Moscú.

Coalición de conservadores y verdes

Una sugerente coalición barajada desde las pasadas elecciones es la verdi-negra. La de sumar a los cristianodemócratas (representados habitualmente con el color negro) a los ecologistas. Es una alianza inédita a nivel federal, aunque ya puesta en práctica con éxito en Hamburgo, Hesse y Baden-Württemberg. La CDU/CSU de Merkel es sensible a los temas medioambientales y Los Verdes han presentado una apuesta relativamente moderada a estos comicios, con la intención de dejar atrás doce años en la oposición. Sólo un cinco por ciento de los votantes respalda esta alianza.

Las semejanzas de ambos partidos destacan en ámbitos como la lucha contra el cambio climático, la apuesta por las renovables, el europeísmo y el esfuerzo por la integración de los refugiados. Sus diferencias, más allá del impuesto a los ricos de Los Verdes y su negativa a dedicar el 2% del PIB a gasto militar, son más bien de matiz.

placeholder El presidente federal de la Alianza 90 Los Verdes, Cem Özdemir, durante una rueda de prensa. (EFE)
El presidente federal de la Alianza 90 Los Verdes, Cem Özdemir, durante una rueda de prensa. (EFE)

Coalición Jamaica (CDU/CSU, FDP y Verdes)

Si una alianza entre conservadores y liberales o verdes no alcanzase para una mayoría absoluta, se podría tratar de formar un tripartito transversal con estos tres protagonistas. Al negro y amarillo que representan, respectivamente, a conservadores y liberales, se sumaría el verde: la bandera de Jamaica. Este tipo de componenda no tiene precedentes a nivel federal, pero no es impensable. La irrupción de AfD ha desdibujado las diferencias entre el resto de partidos alemanes. Esta constelación es la que menos apoyos consigue entre los votantes, que la respaldan en tan sólo un 4% de los casos.

Coalición Semáforo (SPD, FDP y Verdes)

Dentro de las opciones que alcanzan la mayoría necesaria para gobernar se encuentra una coalición entre los socialdemócratas, los liberales y los verdes. Este combo ya ha gobernado en los estados federados de Brandeburgo, Bremen y Renania-Palatinado. No obstante, para salir adelante tendrían que fracasar todas las opciones que incluyen a los cristianodemócratas que, como ganadores de las elecciones, son los que tienen la legitimidad democrática para iniciar cualquier negociación. Aunque no siempre en Alemania ha gobernado el partido más votado. El respaldo popular a esta opción roza el 7%.

Foto: La canciller Angela Merkel saluda a simpatizantes durante un mitin de campaña en Bitterfeld-Wolfen, Alemania. (Reuters)

Tripartito de Izquierdas

El frente con las fuerzas a la izquierda del centro ha sido una opción muy cacareada en ciertos ámbitos berlineses. El SPD, Los Verdes y La Izquierda llegaron a realizar durante esta legislatura varias reuniones exploratorias una vez que los socialdemócratas retiraron su veto a La Izquierda, un partido formado por antiguos políticos de la Alemania oriental y una facción escindida del SPD. Esta combinación es la segunda con más respaldo popular -un 17 por ciento de los alemanes la aprueba-, pero su puesta en práctica a nivel federal -sin precedentes- sería problemática.

Los programas del SPD y los ecologistas son bastante semejantes. Pero el de La Izquierda difiere en puntos esenciales. Este partido quiere acabar con la austeridad y con la "hegemonía" alemana en la UE. Apuesta por nacionalizar todos los bancos y por un potente plan de inversiones públicas. También quiere un impuesto a las grandes fortunas, cerrar las bases estadounidenses en Alemania, eliminar las sanciones a Rusia y acabar con la expansión de la OTAN hacia el Este.

Angela Merkel camina hacia una victoria segura este domingo. Pero insuficiente para gobernar en solitario. Como es habitual en Alemania, después de que hablen las urnas deberán negociar los partidos. Y en esta ocasión el tira y afloja se prevé más complejo que nunca porque ha aumentado el número de convidados al banquete. Según todas las encuestas, por primera vez en la historia reciente del país van a acceder al Bundestag seis partidos. Además, puede que no alcance con un pacto a dos bandas. "La formación de gobierno podría ser más interesante que las elecciones en sí", asegura el politólogo Oskar Niedermayer. La aritmética de los apoyos es más sencilla que la suma de programas. Pero el pragmatismo y la búsqueda de compromisos están en el ADN de la República Federal.

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