El momento en el que Trump cruza la frontera de Corea es histórico, no solo porque es la primera vez que un presidente estadounidense en activo pisa territorio norcoreano, ni porque todo haya empezado con una invitación a verse por Twitter, sino por el sitio donde finalmente se han encontrado: la famosa DMZ o zona desmilitarizada, uno de los lugares más peligrosos y surrealistas del mundo.

La frontera intercoreana está expresamente diseñada para la contención militar tras el conflicto entre las dos Coreas (1950-1953) y el posterior alto el fuego. Es el punto clave donde se realizan las negociaciones diplomáticas pero también uno de los más calientes de todo el planeta.

Toda la DMZ está protegida con minas antipersona y alambradas y no está autorizado que haya más de 1.000 personas de cada lado dentro de la zona para evitar suspicacias. Además, es el único sitio de toda la península donde soldados surcoreanos y norcoreanos se ven la cara todos los días.