Al volante del cuadriciclo eléctrico más peculiar del mercado: así es el Citroën My Ami Buggy

Hay vehículos que son diferentes, rompedores o curiosos. Ya sea por su carrocería, rasgos o personalidad. Y sí, el Citroën My Ami Buggy engloba todas estas características. Por ello, definirlo como el cuadriciclo eléctrico más peculiar del mercado es una buena forma de comenzar estas líneas. A la venta por primera vez en 2022, la idea de la marca fue producir 50 unidades exclusivas para Francia y, literalmente, volaron. Dado el éxito que tuvo, este año, Citroën decidió fabricar una nueva tirada de 1.000 unidades disponibles en nueve mercados entre los que se encontraba España a un precio de 10.490 euros, y en 10 horas volvieron a volar. Por el momento, se desconoce si el fabricante se animará y hará en el futuro otra producción limitada, pero hasta entonces, en El Confidencial hemos tenido la ocasión de ponernos al volante de este cuadriciclo eléctrico en un evento organizado por la marca en Maffliers, una población francesa a 40 kilómetros de París.

Visualmente, el My Ami Buggy tiene numerosos aspectos a destacar. De entrada, carece de puertas y techo, y la carrocería luce un color caqui salpicado de detalles en amarillo ácido. Además, incorpora una serie de elementos decorativos que enfatizan su carácter aventurero, como los pasos de ruedas, los refuerzos en los paragolpes delantero y trasero, la placa frontal, los protectores de los faros o los faldones laterales, junto a unas ruedas en color dorado y perforadas de 14 pulgadas con detalles decorativos en negro, específicas de esta edición limitada. Y sí, el vehículo es simétrico, es decir, es igual por delante y por detrás. Solo cambia el color de las luces, blancas delante y rojas detrás, junto al alerón presente en la zaga.

La ausencia de puertas se han sustituido por tubos metálicos con bisagras, que requieren de un accionamiento en el interior para abrirse. Pero, ¿y si llueve? Para resguardar a los ocupantes de las inclemencias del tiempo, Citroën ha incluido unas lonas de plástico con cremallera para proteger ambos lados del vehículo. Si no son necesarias, se pueden enrollar hacia la parte trasera y asegurarlas en los pilares de las puertas con unos cierres a presión. Sucede lo mismo en el techo, con una capota de lona fabricada en un tejido negro e impermeable con una cremallera. Si se decide prescindir de él, igualmente puede quitarse, enrollarse y guardarse tras los asientos.

Una vez que nos adentramos en el interior del My Ami Buggy nada tiene que ver con un coche convencional. De hecho, este se reduce al volante con un pequeño cuadro de instrumentos digital, en el que se visualiza la velocidad y la autonomía restante; dos asientos muy rígidos en los que únicamente se puede desplazar longitudinalmente el del conductor; una salida USB; los botones 'R', 'N' y 'D' para manejar la transmisión; el botón para activar las luces de emergencia; y el freno de mano manual. Y poco más, salvo algunos portaobjetos, correas en las puertas o ganchos para bolsas. Eso sí, con un habitáculo para dos personas, no dispone de maletero, pero Citroën afirma que el cuadriciclo tiene 63 litros de capacidad de carga delante del asiento del pasajero, suficientes para una maleta mediana.

A modo de curiosidad, esta edición My Ami Buggy incorpora en el interior elementos de accesorios de viaje de color amarillo. Entre ellos destaca una bolsa extraíble situada en el centro del volante. Sujeta con unas correas con cierre de clip, esta bolsa de cremallera se puede utilizar para guardar objetos personales y los ocupantes la pueden llevar consigo cuando abandonan el vehículo.

Al volante del My Ami Buggy

Cuando emprendemos la marcha dentro del My Ami Buggy, he de admitir que no puedo evitar acordarme del Citroën Mehari, el coche playero de la marca francesa con carrocería de plástico, que todavía es frecuente ver en las zonas costeras de nuestro país. Al principio es necesario hacerse con el tacto de la dirección del Ami, ya que es fácil dar demasiado o poco radio de giro al volante hasta lograr la trazada deseada. No obstante, con el paso de los kilómetros esta cuestión se solventa.

Cuando atravesamos un bache se percibe el corto recorrido que tiene la suspensión. Y no es que sea muy confortable, sumado a la dureza del asiento, pero al final el My Ami Buggy, al igual que el Ami convencional o el Ami Cargo, están ideados para entornos urbanos. Además, por sus características, no dispone de grandes prestaciones ni es posible alcanzar una velocidad máxima excedida. En concreto, este cuadriciclo lleva un motor eléctrico de 8,2 CV, que le otorga una punta de 45 km/h. También incorpora una batería de 5,5 kWh con una autonomía media de 75 kilómetros. Respecto a las recargas, se pueden realizar en enchufes domésticos de 230 voltios, requiriendo unas tres horas para pasar del 0 al 100%.

Pese a su escasa potencia, sus cotas compactas, con 2,41 metros de largo y 1,39 metros de ancho, no requieren de mayor caballaje. De hecho, incluso si pisamos el acelerador con premura, la respuesta inmediata del motor eléctrico, hace que el cuadriciclo coja velocidad con rapidez. Después, los frenos que equipa lo detienen sin necesidad de hacer demasiada fuerza en el pedal. Sin lugar a dudas, el My Ami Buggy es un coche peculiar, que logra sacar una sonrisa al conducirlo. Y, además, también lo pueden hacer adolescentes, ya que es conducible desde los 15 años con el carnet AM.