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¿Tu coche eléctrico tiene menos autonomía que hace unas semanas? Es el frío, y hay remedios
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La disminución puede rondar el 20%

¿Tu coche eléctrico tiene menos autonomía que hace unas semanas? Es el frío, y hay remedios

No es un problema del coche eléctrico, sino de cualquier aparato que funcione con baterías: el frío les afecta. Y si hay que usar la calefacción, la caída de la autonomía del vehículo se agrava. Pero la batalla contra el invierno no está perdida

Foto: Si el frío es muy intenso, la pérdida de autonomía se agravará. (Opel)
Si el frío es muy intenso, la pérdida de autonomía se agravará. (Opel)

Faltan aún dos semanas para que arranque oficialmente el invierno, pero las temperaturas no saben de calendarios y el frío ya está aquí. En buena parte de España, las mañanas arrancan por debajo de cero desde hace unos días, y a los termómetros les cuesta pasar de 10 grados positivos incluso a pleno sol, una situación meteorológica que no entraña problema alguno para quienes conducen un vehículo con motor de gasolina, diésel o híbrido, pero que sí afecta a quienes se han pasado ya al coche eléctrico, porque, con el frío intenso, los automóviles alimentados por una batería sufren, en menor o mayor medida, los mismos efectos que cualquier otro aparato eléctrico alimentado por un acumulador de energía, ya sea un teléfono móvil, una cámara fotográfica o una linterna: con temperaturas negativas, o positivas pero muy bajas, menor duración. Y hablando de un coche eléctrico, eso significa menos kilómetros de alcance.

placeholder Con temperaturas por debajo de 10 grados positivos, la autonomía ya se resiente.
Con temperaturas por debajo de 10 grados positivos, la autonomía ya se resiente.

El fenómeno, reconocido por los propios fabricantes de automóviles como uno de los inconvenientes de las actuales baterías de iones de litio, está más que probado, y ahí están, por ejemplo, los ensayos de autonomía real que viene realizando en Noruega, desde hace años, el club automovilista NAF, y que demuestran la gran diferencia de alcance de un mismo vehículo eléctrico bajo condiciones veraniegas o en pleno invierno. Y los noruegos saben de frío. La merma puede estar entre el 15% y el 25%, aunque hay casos más extremos, y lo medido en Escandinavia es válido para buena parte de nuestro país, ya que las baterías tienen su mejor rendimiento entre 20 y 35 grados positivos, y por debajo de 10 ya se aprecia una pérdida notable, lo que se agrava a menos de cero grados. Es habitual encontrar en los foros a negacionistas del 'bajo cero español', pero eso tiene más que ver con la falta de empatía y de cultura climática que con otra cosa. En cualquier caso, y centrándonos en el asunto, ¿se puede hacer algo contra ese efecto limitador del invierno sobre la autonomía de nuestro coche eléctrico?

Y la respuesta es sí, aunque hablamos de remedios que solo suavizarán los efectos del frío sobre nuestro coche eléctrico, porque el invierno, hagamos lo que hagamos, siempre reducirá un poco el radio de acción de un vehículo de batería; al menos, hasta que lleguen las baterías de estado sólido, que prometen avances en este y otros capítulos. De seguir unos sencillos consejos dependerá que esa influencia sea leve o, por el contrario, afecte a nuestra movilidad. En este sentido, la empresa Geotab, especializada en soluciones de transporte conectado, ha recopilado cinco recomendaciones para los usuarios de vehículos eléctricos, basándose en el análisis de la autonomía de los automóviles eléctricos dotados de su tecnología, que permite analizar el impacto de variables como la velocidad o la temperatura durante nuestros desplazamientos.

Preacondicionar el habitáculo

En vez de encender la calefacción al entrar en un vehículo en un día frío, e incluso tener que esperar a descongelar las ventanillas, el parabrisas o la luneta trasera para ponernos en marcha, los conductores de un coche eléctrico deben habituarse a calentar el habitáculo mientras el vehículo está enchufado, programando el preacondicionamiento o preclimatización, de manera que el interior alcance el ambiente de confort antes de llegar nosotros al coche. Con ello lograremos que el interior se caldee y los cristales se deshielen mientras el coche está cargando electricidad, y habremos conseguido acondicionar el habitáculo sin que ello afecte a la autonomía del vehículo.

placeholder Si calentamos el interior mientras el coche está enchufado, no restará autonomía.
Si calentamos el interior mientras el coche está enchufado, no restará autonomía.

Además, ese precalentamiento puede ser programado en el sistema multimedia del propio vehículo o, desde nuestro smartphone, a través de las aplicaciones de conectividad que ofrecen a sus clientes las principales marcas.

Utilizar los sistemas específicos

Pero una vez que desenchufemos el coche del poste doméstico o la estación pública de carga, la batería será la encargada de alimentar cualquier consumo de energía del vehículo, ya sea la necesaria para desplazarnos o la destinada a otros sistemas, como la climatización del interior o de la propia batería. Y aunque el habitáculo, si hemos seguido el consejo anterior, ha sido preclimatizado, habrá que mantener unas condiciones adecuadas de confort durante la marcha, lo que podremos hacer básicamente de dos formas: calefactando todo el espacio interior, que ha sido hasta ahora el método tradicional en coches con motor de combustión o híbridos, o utilizando sistemas habituales en los coches eléctricos como la calefacción de los asientos o el volante calentable. Porque calentar el aire del habitáculo puede consumir entre 3.000 y 5.000 vatios (de 3 a 5 kWh), mientras que calentar la banqueta del asiento y el volante puede suponer unos 75 vatios.

placeholder Ya sea de serie o en opción, los coches eléctricos suelen equipar asientos y volante calefactables.
Ya sea de serie o en opción, los coches eléctricos suelen equipar asientos y volante calefactables.

No obstante, muchos usuarios se quejan, y con razón, de que ese método suele crear el efecto que podríamos llamar 'culo caliente, orejas heladas'. Es decir, que llevemos una parte del cuerpo caldeada, porque el calor transmitido por la butaca o el volante se transmite a otras zonas, pero otras no tanto. Y como nadie debería comprar un caro eléctrico para pasarlo mal, o para tener que conducir con abrigo y gorro (hasta nos pueden multar), lo mejor será llegar a una situación intermedia: uso de la calefacción de asientos y volante, y uso moderado de la climatización, pues un interior a 18 grados ya será muy confortable si gran parte del cuerpo está caldeado. En esto, no obstante, cada uno deberá buscar sus mínimos, sin aceptar consejos ajenos.

Utilizar el programa 'eco'

Los vehículos eléctricos disponen de varios programas de conducción, y uno de ellos suele ser de enfoque ecológico o eficiente, ideado para reducir el consumo y aumentar la autonomía. No siempre se llaman 'eco', pero sea cual sea el nombre elegido, los efectos logrados son parecidos: algo menos de empuje, algo más de ahorro. Por eso en invierno resulta especialmente aconsejable seleccionar el modo 'eco', pues el coche pasa a suministrar menos energía tanto al motor eléctrico que nos propulsa como a ciertos sistemas del vehículo, como la propia climatización. De hecho, en algunos modelos basta con pasar a ese modo 'eco' para comprobar que la autonomía crece en el cuadro de instrumentos, pues el ordenador recalcula el alcance teórico de acuerdo con los consumos previstos, rebajados a partir de ese instante.

placeholder El programa 'eco' ahorra energía, y también lo hace el uso moderado de la climatización.
El programa 'eco' ahorra energía, y también lo hace el uso moderado de la climatización.

Además, optar en invierno por el modo más ecológico tiene una ventaja añadida, que también destacan los responsables de Geotab entre sus consejos, y es que al reducirse la potencia del motor o ser menos instantánea la respuesta de pedal acelerador, el vehículo acelerará de manera más suave y progresiva, evitando la posibilidad de que las ruedas patinen sobre la nieve o el hielo, e incluso sobre el asfalto mojado. Los controles de tracción han mejorado mucho en los últimos años, pero un acelerón fuerte en plena curva, o girando en una rotonda, nos pueden desviar bastantes centímetros de nuestra trayectoria antes de que la electrónica controle esa situación.

Conducción tranquila y prudente

Es un consejo que parece universal y aplicable para todo tiempo, pero se hace especialmente útil en lo referente al ahorro energético que buscamos en invierno. Porque el factor que más influye en el consumo de un eléctrico, incluso más que la temperatura exterior o la orografía, es el estilo de conducción. Hay conductores que tardan exactamente lo mismo que otros entre un punto A y un punto B, pero gastando un 25% más. Aceleraciones y frenadas excesivas, circular a velocidades por encima de la limitación de la vía, falta de anticipación en las maniobras... Todo influye.

placeholder Cuando el frío es intenso, la presión de neumático disminuye, lo que aumenta el consumo.
Cuando el frío es intenso, la presión de neumático disminuye, lo que aumenta el consumo.

Además, los coches eléctricos están pensados para recuperar gran parte de la energía cinética en las deceleraciones, y lograremos mucha más autonomía con una conducción progresiva, suave y fluida, en la que aprovechemos las inercias y las frenadas regenerativas, que con un ritmo nervioso e irregular. Por ejemplo, guardar una correcta distancia de seguridad con el vehículo que nos precede permitirá que prescindamos muchas veces del pedal de freno. Además, en invierno son mas frecuentes las condiciones de baja adherencia, y mantener una distancia suficiente ayudará a evitar sustos.

La presión de los neumáticos baja

Un consejo que no suele darse, pero que la empresa Geotab propone de cara al ahorro, es comprobar la presión de los neumáticos cuando la época de frío ha comenzado. Porque las bajas temperaturas ambientales disminuyen la presión de los neumáticos, y con una presión insuficiente en los mismos, aumenta la resistencia a la rodadura y decrece la autonomía. Podemos estar hablando de décimas, y nadie debe esperar que la rueda se vea poco inflada a simple vista, pero esa diferencia escasa ya puede restarnos unos kilómetros. Y quien conduzca un coche eléctrico de forma habitual sabrá que, en cuestión de autonomía, cada kilómetro es oro. Al menos mientras la infraestructura pública de recarga en España sea tan insuficiente en amplias zonas del territorio.

Faltan aún dos semanas para que arranque oficialmente el invierno, pero las temperaturas no saben de calendarios y el frío ya está aquí. En buena parte de España, las mañanas arrancan por debajo de cero desde hace unos días, y a los termómetros les cuesta pasar de 10 grados positivos incluso a pleno sol, una situación meteorológica que no entraña problema alguno para quienes conducen un vehículo con motor de gasolina, diésel o híbrido, pero que sí afecta a quienes se han pasado ya al coche eléctrico, porque, con el frío intenso, los automóviles alimentados por una batería sufren, en menor o mayor medida, los mismos efectos que cualquier otro aparato eléctrico alimentado por un acumulador de energía, ya sea un teléfono móvil, una cámara fotográfica o una linterna: con temperaturas negativas, o positivas pero muy bajas, menor duración. Y hablando de un coche eléctrico, eso significa menos kilómetros de alcance.

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