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Cazar viento en el mar ya no es lo que era: la factura de la energía eólica marina se dispara
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Cazar viento en el mar ya no es lo que era: la factura de la energía eólica marina se dispara

Los precios de las últimas subastas de licencias han aumentado entre un 20% y un 70%, y muchos proyectos sufren pérdidas millonarias ante la subida de los costes

Foto: Uno de los mayores parques eólicos marinos del mundo en la costa del sudeste de Inglaterra. (EPA/Vattenfall)
Uno de los mayores parques eólicos marinos del mundo en la costa del sudeste de Inglaterra. (EPA/Vattenfall)
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Ante las notables pérdidas económicas de los proyectos eólicos marinos, los gobiernos tendrán que pagar más para alcanzar sus objetivos de energía limpia. Las últimas subastas nos muestran cuánto más.

Los precios más altos del acero, la mano de obra y la financiación de la deuda han elevado el coste de desarrollar un parque eólico en casi un 40% desde 2019. Es un gran problema para desarrolladores, como la compañía energética danesa Ørsted, que firmó acuerdos de suministro de energía hace unos años a precios que ya no cubren los costes actuales.

Las dificultades de los promotores están repercutiendo en los fabricantes que les suministran turbinas, como Vestas, GE y Siemens Energy. La unidad eólica de esta última, Siemens Gamesa, perdió 4.300 millones de euros en el último ejercicio fiscal de la empresa, equivalentes a 4.700 millones al cambio actual, aunque sus problemas se deben principalmente a turbinas defectuosas en tierra, más que en alta mar.

Alemania intervino la semana pasada con una garantía estatal de miles de millones de euros para Siemens Energy, que el martes comunicó a los inversores en una jornada de mercados de capitales que su división eólica no obtendrá beneficios hasta después de 2026. GE afirma que su negocio eólico marino perderá 1.000 millones de dólares este año, y que en 2024 ocurrirá lo mismo.

Foto: Miembros del equipo de Airloom con su dispositivo experimental. (Airloom Energy)

Los mayores retos del sector se encuentran en Estados Unidos, un mercado que se suponía que iba a ser la próxima frontera de crecimiento tras la promesa del Gobierno de Biden de instalar 30 gigavatios de capacidad eólica marina para 2030. En lugar de ello, los promotores están asumiendo pérdidas multimillonarias en sus proyectos o renunciando por completo a ellos. Según BloombergNEF, de los 21,6 gigavatios de energía eólica marina adjudicados o firmados hasta ahora en Estados Unidos, una cuarta parte ha sido cancelada y casi otra tercera parte está en peligro.

La respuesta de los gobiernos es aumentar los precios a los que subastan las licencias. Gran Bretaña se vio obligada a subir un 66% su precio garantizado para la energía eólica marina después de que una subasta celebrada en septiembre no atrajera ni una sola oferta. Según BloombergNEF, el precio medio de la última subasta de energía eólica marina celebrada en Nueva York en octubre fue una quinta parte más alto que en rondas anteriores, y la factura podría subir aún más, ya que los nuevos contratos incluyen una protección contra la inflación que protegerá a los promotores de futuras presiones de costes.

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Pagar precios más altos y flexibles por los nuevos contratos podría acabar siendo una solución más barata para Nueva York que renegociar los antiguos. Algunos promotores, como BP y Equinor, pidieron aumentos medios del 49% sobre lo acordado en sus contratos originales de suministro eléctrico. Es posible que se retiren tras recibir un no del Estado.

Gobiernos y empresas se habían acostumbrado a que el coste de las energías renovables fuera en una sola dirección. El coste medio global nivelado de la electricidad generada por la eólica marina —una medida del precio mínimo necesario para cubrir los costes de un proyecto a lo largo de su vida útil— se ha desplomado un 66% desde 2009, según datos de BloombergNEF.

Tras años ganando competitividad como fuente de energía, la eólica marina empieza a parecer cara en algunos mercados en comparación con la alternativa que suponen los combustibles fósiles. A escala mundial, los nuevos proyectos eólicos marinos siguen resultando más baratos que los de gas natural y están al mismo nivel que los de carbón. Pero la eólica marina parece costosa en Estados Unidos, en parte porque la cadena de suministro está muy inmadura y necesitará grandes inversiones durante varios años.

Foto: Foto: Reuters/Denis Sinyakov.

La nueva realidad hace más difícil que los gobiernos cumplan sus objetivos de reducción de emisiones netas a cero y, al mismo tiempo, mantengan bajos los precios de la energía para el público. Pero es posible que zonas densamente pobladas como Nueva York no tengan más remedio que explotar la eólica marina. Las alternativas limpias, como los parques eólicos y solares terrestres, son difíciles de implantar allí donde el espacio es escaso.

La Unión Europea también es consciente de que, si los gobiernos no hacen más por apoyar a empresas locales como Siemens Energy, los fabricantes chinos de turbinas, que disfrutan de generosas subvenciones de Pekín, estarán encantados de intervenir. Esto ayudaría a la UE a mantener su ambicioso plan de multiplicar por siete su capacidad eólica marina de aquí a 2030, pero a costa de la independencia energética del bloque.

Aprovechar los vientos marinos sigue siendo un elemento clave de los planes de los países para reducir sus emisiones de carbono y aumentar la seguridad energética. Pero los gobiernos ya no pueden pretender que estos objetivos políticos salgan baratos.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal

Ante las notables pérdidas económicas de los proyectos eólicos marinos, los gobiernos tendrán que pagar más para alcanzar sus objetivos de energía limpia. Las últimas subastas nos muestran cuánto más.

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