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La India pide paso y emerge como potencia económica mundial
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Ha llegado el momento de pasar página

La India pide paso y emerge como potencia económica mundial

Las nuevas infraestructuras, las reformas normativas y la digitalización apuntalan su fortaleza. En los últimos tres años se ha triplicado el número de hogares con agua corriente, hasta alcanzar los 108 millones

Foto: Foto: EC Diseño.
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La India ha protagonizado, durante lo que parecía ser una eternidad, una historia de potencial no realizado: abundante mano de obra y energía empresarial lastradas por unas infraestructuras pésimas, un Estado entrometido, una regulación asfixiante y una profunda ambigüedad respecto a la interacción con el resto del mundo.

Puede que haya llegado el momento de pasar página. De hecho, 2023 podría ser el año en que India se convierte al fin en un peso pesado de la economía mundial. Para ello, hay que dar las gracias al efecto acumulativo de un sólido crecimiento económico, la reforma microeconómica y un entorno geopolítico cambiante que hace que Occidente anhele más que nunca atraer a la India a su órbita. Esta misma semana, nueve senadores demócratas y la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, viajaron a la India. Esta última para asistir a una cumbre del Grupo de las 20 economías, de la que la India es anfitriona este año. La secretaria de Comercio, Gina Raimondo, y el secretario de Estado, Antony Blinken, le pisan los talones.

Foto: Un hombre ordeña una vaca en una "gaushala" o refugio de vacas en el sur de Nueva Delhi. (EFE / Neeshu Shukla)

Los argumentos a favor de la India empiezan siempre por la demografía. Se espera que este año supere oficialmente a China como país más poblado del mundo, y es mucho más joven que China y que la mayor parte de Occidente.

En el caso de la India, el peso económico de la población se ha visto reducido por su pobreza, pero cada vez es menos pobre. Según el Fondo Monetario Internacional, el crecimiento económico medio anual de la India será del 6,5% este año y el próximo, el más rápido entre las 30 principales economías, retomando una tendencia de crecimiento sólido de dos décadas de duración. El año pasado, la India desplazó al Reino Unido como quinta economía mundial en dólares corrientes y podría empatar con Alemania en el cuarto puesto en 2025.

Así pues, el panorama macroeconómico es impresionante. Sin embargo, para mantenerlo se necesitan reformas microeconómicas que refuercen la oferta. "Este es el momento en que las infraestructuras empiezan a ser un obstáculo", declaró en una entrevista Ashwini Vaishnaw, ministro indio de Ferrocarriles, Comunicaciones, Electrónica y Tecnologías de la Información. "Si se resuelven los problemas de infraestructuras en este momento, el país podrá crecer a este ritmo durante muchos años más".

Foto: La autopista catalana Autema conecta San Cugat del Vallés con Manresa. (Ferrovial)

Aquí es donde la India ha hecho algunos avances impresionantes. En los últimos años, se han construido o empezado a construir numerosas autopistas nuevas. Entre 2014 y 2019, los kilómetros de autopistas nacionales aumentaron un 45%. Desde que el primer ministro Narendra Modi asumió el cargo en 2014, el número de aeropuertos se ha duplicado y el total de carreteras rurales ha aumentado un 85%. La capacidad de las centrales eléctricas ha aumentado un 66% y los apagones son mucho menos frecuentes.

Pude echar un vistazo a esta transformación desde la cabina de una locomotora que avanzaba por una línea ferroviaria al norte de Ahmedabad, el principal centro comercial del estado de Gujarat. La cuota del ferrocarril en el transporte de mercancías indio se ha ido reduciendo porque la capacidad de las vías es limitada y debe compartirse con los trenes de pasajeros. Los trenes de mercancías circulan a una media de 25 a 30 kilómetros por hora sin horario fijo. Pero la locomotora en la que viajé tiraba de 45 vagones a 80 kilómetros por hora en un "corredor exclusivo para mercancías" sin más trenes a la vista. Una vez terminado, este ferrocarril electrificado de gran capacidad transportará contenedores apilados en trenes de hasta 1,5 kilómetros de longitud desde el norte de Nueva Delhi hasta Bombay en la mitad de tiempo que las líneas regulares, al tiempo que conectará con los puertos de contenedores. Un corredor oriental independiente se extenderá hasta Calcuta.

Las infraestructuras, tanto físicas como digitales, también han mejorado la vida de los indios de a pie. Según el gobierno, en los últimos tres años se ha triplicado el número de hogares con agua corriente, hasta alcanzar los 108 millones. En 2021, un colega mío nacido en la India regresó, por primera vez en 8 o 9 años, a su aldea ancestral en Bihar, el estado más pobre de la India, y se quedó atónito al ver cuántos hogares tenían ahora agua corriente, electricidad y electrodomésticos como televisores en color y lavadoras, así como ante las carreteras asfaltadas y los pequeños restaurantes que aceptaban pagos digitales.

Foto: Muziris. (Wikimedia commons)

No todo se debe a Modi. Algunas de las obras, como los corredores de mercancías, se iniciaron bajo gobiernos anteriores. El impresionante panorama de startups de la India, que ahora incluye más de 100 unicorniosnuevas empresas valoradas en más de 1.000 millones de dólares— también echó raíces antes que él.

Pero Modi ha dado prioridad a la mejora del entorno empresarial indio, conocido por ser oneroso e ineficiente, con una nueva ley de quiebras para acelerar la resolución de empresas insolventes y un impuesto sobre bienes y servicios que ha disparado el número de contribuyentes y simplificado la recaudación. Y el India stack (la pila india), como llama el Gobierno a la digitalización de los servicios públicos, ha permitido realizar innumerables tareas en línea, como presentar recursos fiscales o pedir cita para vacunarse contra el covid. Se han despenalizado, o se están despenalizando, miles de pequeños incumplimientos técnicos y de procedimiento, algo que las empresas solicitaban desde hace tiempo. Un ámbito en el que la India ha retrocedido es el del comercio: los aranceles han aumentado como parte del plan Make in India de Modi. Pero el país ha buscado acuerdos de libre comercio: los acuerdos con Emiratos Árabes Unidos y Australia ya están en vigor y las conversaciones con el Reino Unido están muy avanzadas.

Foto: Detectamos la señal galáctica más lejana hasta la fecha: 8.800 millones de años (Gontran Isnard para Unsplash)

Dadas todas estas mejoras estructurales, es sorprendente que el crecimiento no sea aún mayor. Anantha Nageswaran, principal asesor económico de Modi, afirma que mientras el crecimiento de otros países se vio favorecido por un mayor apalancamiento durante la última década, India tuvo que hacer frente a las deudas incobrables de sus bancos. Ese proceso de desapalancamiento, seguido de la pandemia y la crisis de los precios de las materias primas, "ha retrasado el pleno impacto de las reformas estructurales", sostuvo Nageswaran. Una vez que se recupere la estabilidad geopolítica y económica, "podrán verse los efectos desfasados de estas reformas", afirmó.

Pero la falta de una respuesta más contundente a las reformas también podría indicar cuánto trabajo le queda por hacer a la India. La pandemia retrasó la educación de los niños, muchos jóvenes indios no encuentran trabajo y la inflación y el déficit presupuestario siguen siendo elevados. Continúa siendo un lugar difícil para hacer negocios; las infraestructuras siguen tardando demasiado en construirse, retrasadas por factores como la adquisición de terrenos. La polémica que envuelve al Grupo Adani, acusado de fraude por un inversor estadounidense, algo que la empresa niega, pone de relieve hasta qué punto las empresas indias están controladas por conglomerados familiares cercanos a los políticos en el poder.

Foto: Central hidroeléctrica de de Coca Codo. (EC Diseño/Ministerio Turismo Ecuador)
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Y luego está el propio Modi. Su capacidad para promulgar varias reformas importantes refleja la estabilidad política que proporciona el control de las mayorías en el Parlamento, a diferencia de las coaliciones que prevalecieron en décadas anteriores. Pero a sus críticos les preocupa que esas mismas mayorías hayan revelado tendencias autocráticas en Modi y su partido, Bharatiya Janata Party (partido popular indio). Afirman que su gobierno utiliza las acusaciones de mala conducta financiera para atacar a sus críticos, incluidas organizaciones sin ánimo de lucro, periodistas y políticos. La semana pasada, las autoridades fiscales invadieron las oficinas de la BBC en India tras la emisión de un documental que criticaba el trato del gobierno a los musulmanes durante su mandato como primer ministro y como ministro principal de Gujarat. (Un portavoz del BJP dijo de la BBC: "Si no han hecho nada malo, ¿por qué tienen miedo?").

Los empresarios que aplauden las políticas de Modi temen represalias similares si se muestran críticos. "Cuando se implanta un ecosistema coercitivo e impulsado por el miedo en el que todo el mundo es objeto de redadas por parte de las fuerzas de ejecución de la ley del gobierno, la gente no suele querer trabajar e invertir en ese entorno", afirma Manish Tewari, miembro del partido de la oposición Congreso Nacional Indio.

En el pasado, Blinken ha expresado su preocupación por la situación de los derechos humanos en la India bajo la presidencia de Modi. Sin embargo, el gobierno de Biden ha llegado claramente a la conclusión de que, aunque la India es una democracia imperfecta, esos defectos no disminuyen el atractivo de contar con una potencia económica tan grande e influyente a su lado en un momento en que la contienda geopolítica con dos verdaderas autocracias, China y Rusia, se recrudece.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal

La India ha protagonizado, durante lo que parecía ser una eternidad, una historia de potencial no realizado: abundante mano de obra y energía empresarial lastradas por unas infraestructuras pésimas, un Estado entrometido, una regulación asfixiante y una profunda ambigüedad respecto a la interacción con el resto del mundo.

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