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Tenemos un dilema: la bolsa es optimista con el IPC, pero el banquero central jefe, no
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Powell no lo ve de la misma forma

Tenemos un dilema: la bolsa es optimista con el IPC, pero el banquero central jefe, no

La Fed hace caso omiso de las buenas noticias recientes sobre los precios y revisa al alza la senda de los tipos de interés y a la baja el crecimiento económico

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La caída de los precios de la energía, los automóviles y la vivienda, así como las suaves lecturas de los precios al consumo, han puesto a los inversores al borde de la euforia por las perspectivas de inflación. La Reserva Federal no está de acuerdo.

Después de subir los tipos de interés en el medio punto porcentual esperado el miércoles, el presidente de la Fed, Jerome Powell, y sus colegas presentaron un pronóstico económico y de tipos de interés basado en una batalla dolorosa y prolongada contra la inflación completamente en desacuerdo con los mercados.

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En septiembre, cuando la Fed publicó por última vez sus previsiones, los responsables políticos esperaban que el tipo de los fondos federales, que ahora asciende a un 4,4%, alcanzase un máximo del 4,6% el año que viene. En su siguiente reunión de noviembre, Powell advirtió que esas previsiones estaban desfasadas y que, de hecho, los tipos tendrían que subir aún más. Pocos días después, sin embargo, el Departamento de Trabajo informó de un aumento sorprendentemente bajo de los precios al consumo en octubre. Las acciones se dispararon y los rendimientos de los bonos cayeron. A principios de esta semana, se dio a conocer otro rayo de esperanza: los precios al consumo de noviembre fueron más bajos de lo esperado.

Estas cifras no parecen haber afectado en absoluto a la Reserva Federal. En las proyecciones publicadas esta semana, el banco central prevé subir los tipos hasta el 5,1% a finales de 2023, medio punto más de lo previsto en septiembre, y bajarlos hasta el 4,1% a finales de 2024.

Los inversores creen que la inflación habrá vuelto al 2% dentro de un año

Este rigor monetario tendrá un precio: la Reserva Federal prevé un crecimiento económico de solo el 0,5% el próximo año, lo que supone un fuerte descenso respecto a la proyección del 1,2% de septiembre y sería coherente con una recesión. El desempleo aumentará del 3,7% actual al 4,6%, más de lo previsto en septiembre. Esta combinación normalmente implicaría una menor inflación. Sin embargo, la Reserva Federal elevó su previsión de inflación para finales del próximo año al 3,1%. Excluidos los alimentos y la energía, aumentó su previsión de inflación "subyacente" del 3,1% al 3,5%.

Esto es justo lo contrario de lo que los inversores han deducido a partir de la reciente racha de buenas noticias sobre la inflación. Según Barclays, los mercados de renta fija proyectan ahora una inflación subyacente, utilizando el índice de precios al consumo, del 2,6% a finales de 2023. Esto equivale históricamente a entre el 2% y el 2,3%, utilizando el índice de precios de los gastos de consumo personal preferido por la Reserva Federal. Es decir, los inversores creen que la inflación habrá vuelto al objetivo del 2% de la Reserva Federal dentro de un año. El repunte bursátil sugiere que no creen que haga falta una recesión para lograrlo. En otras palabras, los inversores parecen haber llegado a la conclusión de que la inflación fue transitoria todo el tiempo y que un aterrizaje suave —una ralentización del crecimiento pero sin recesión— no solo es posible, sino que es probable.

Foto: El presidente de la Fed, Jerome Powell. (Reuters/Elizabeth Frantz)

Hay dos posibles explicaciones para esta dicotomía, no necesariamente excluyentes entre sí. En primer lugar, la Reserva Federal considera que la inflación está mucho más arraigada que los inversores, sobre todo debido a la sorprendente resistencia del mercado laboral.

Powell ha señalado en varias ocasiones que considera que la inflación general no es una buena guía de la inflación subyacente debido a la fuerte influencia que tienen sobre ella la energía, los bienes duraderos y la vivienda. Sus precios se ven impulsados por fuerzas como las interrupciones de la cadena de suministro, que tienen poco que ver con la oferta y la demanda agregadas.

El desempleo está cerca de mínimos de medio siglo

En cambio, se centra en los precios de los servicios, excluida la vivienda, que tienden a ser más rígidos y de evolución más lenta. Y como estos servicios tienden a ser intensivos en lo que a mano de obra se refiere, el mercado laboral ocupa un lugar central en su pensamiento. Y aparentemente no le gusta lo que ve.

De hecho, cualquier buena noticia que la Reserva Federal pudiera haber extraído de los informes de inflación de octubre y noviembre parece haber sido más que contrarrestada por el informe de empleo de noviembre, que mostró que el crecimiento del empleo sigue siendo sólido, el desempleo está cerca de mínimos de medio siglo, el crecimiento salarial sigue acelerándose y la oferta de mano de obra, reduciéndose. "El mercado laboral sigue desequilibrado, con una demanda que supera con creces la oferta de trabajadores disponibles", declaró Powell el miércoles.

Foto: El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. (REUTERS/Kevin Lamarque) Opinión
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La otra razón de la dicotomía podría ser simplemente que Powell tiene más memoria que los inversores. Al igual que la mayoría de los economistas y participantes en el mercado, pensó que el aumento de la inflación en 2021 sería de corta duración, y se aferró a esa opinión durante demasiado tiempo. Hace un año, la Fed pensaba que la inflación subyacente sería del 2,7% en el trimestre en curso. Hoy, está llegando al 4,8%. Estos errores se han pagado caros: dos años de inflación demasiado alta hacen más probable que las expectativas y el comportamiento cambien, de forma que esa inflación alta se consolide y sea aún más difícil de eliminar.

Por tanto, es mejor asumir una trayectoria para los tipos de interés y la economía que sea más pesimista de lo que piensan los mercados. "Lo peor sería no subir los tipos lo suficiente y permitir que la inflación se consolide", afirmó Powell.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal

La caída de los precios de la energía, los automóviles y la vivienda, así como las suaves lecturas de los precios al consumo, han puesto a los inversores al borde de la euforia por las perspectivas de inflación. La Reserva Federal no está de acuerdo.

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