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Los inversores aún 'no tienen alternativa'
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DESDE LA CRISIS DE 2008

Los inversores aún 'no tienen alternativa'

Tanto si el mundo pospandémico trae un auge en el consumo como un episodio de ‘estanflación’, puede que eso no marque el final del dinero fácil

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Parece que los inversores están listos para abandonar la mentalidad de ‘no hay alternativa’ (TINA: ‘there is no alternative’) que ha gobernado sus decisiones desde la crisis de 2008. Pero puede que abandonar TINA sea más difícil de lo que creen.

Este miércoles, los mercados de valores de todo el mundo vivieron una pequeña recuperación de la derrota del martes. El Stoxx Europe 600 subió cerca de un 1%, y los futuros también apuntan a ganancias en EEUU. Septiembre ha sido un mes pésimo para las acciones: el S&P 500 ha caído hasta esta semana más de un 3%, situándose en camino hacia el peor resultado mensual desde septiembre del año pasado.

El dinero ha salido de los valores tecnológicos y otros sectores de ‘crecimiento’ y ha ido a parar a sectores ‘cíclicos’ que se benefician de unos mayores tipos de interés, como los bancos, o de los déficits de suministro que afectan a la economía global, como los fabricantes de automóviles y los productores de energía.

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La comprensión de que la inflación ‘temporal’ creada por dichos obstáculos podría durar más tiempo parece estar convenciendo a algunas autoridades de la Reserva Federal para empezar a reducir sus adquisiciones de bonos mensuales de 120.000 millones de dólares en noviembre, lo que ha suscitado temores a un ‘taper tantrum’ (berrinche de los mercados ante la retirada de estímulos de un banco central) similar al de 2013.

Además, hay preocupaciones por el hecho de que el límite de endeudamiento de EEUU no se haya elevado y por posibles repercusiones de la reestructuración del gigante inmobiliario chino Evergrande. El dólar estadounidense ha ganado más de un 1% frente al euro en septiembre, mientras que los rendimientos de los bonos gubernamentales a 10 años han crecido hasta un 1,5%, desde un 1,3%, en solo una semana.

Parece un reto para el mundo TINA de un crecimiento económico moderado y unos tipos de interés muy bajos, en que invertir en valores de crecimiento y bonos a largo plazo da frutos porque los bancos centrales siempre rescatan los mercados de las caídas.

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El enfrentamiento actual se produce, en cambio, entre optimistas y pesimistas. El primer grupo cree que las políticas fiscales activistas conducirán a un auge continuo del consumo en 2022, impulsando los valores cíclicos y permitiendo a los mercados asumir la lenta normalización de la política monetaria. El segundo grupo ve los problemas actuales como el inicio de una ‘estanflación’ catastrófica al estilo de la década de los setenta en la que el crecimiento económico se ahogará por las reducciones de la Fed, pero la inflación perdurará.

Los inversores suelen sobreestimar el impacto automático de las compraventas del banco central, que tradicionalmente no han dejado un rastro visible en los mercados de renta fija unos meses después. Aún más importante es si la reducción indica una era de tipos de interés más elevados: algunos reguladores de tipos están señalando en esa dirección. Sin embargo, todos los antecedentes sugieren que la microgestión de la Fed de los mercados está aquí para quedarse, y que las autoridades corregirán el curso siempre que los rendimientos de los bonos aumenten lo suficiente como para amenazar seriamente los mercados bursátiles.

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Sí, los déficits pueden mantener la inflación elevada durante un tiempo, pero no bastarán para atar las manos de las autoridades: mientras los aumentos salariales no empiecen a alimentar la inflación intensamente, encontrarán argumentos sólidos para mantener los tipos bajos. Las preocupaciones sobre Evergrande y una ralentización en la economía china liderada por la vivienda podrían estar entre ellos, como en 2015.

Mientras tanto, el gran riesgo subestimado procede del mercado laboral, que todavía no se ha recuperado del todo. La ratio empleo/población de las personas entre 25 y 54 años sigue estando más de dos puntos porcentuales por debajo de su máximo precovid, en un momento en que los gobiernos empiezan a reducir el activismo fiscal. Es poco probable que la continua recuperación económica sea tan lenta como en el periodo pos-2008, pero aun así puede que no cumpla las expectativas.

Tal vez los inversores no deberían tirar todavía el antiguo manual de estrategia.

*Contenido con licencia de ‘The Wall Street Journal’.

Parece que los inversores están listos para abandonar la mentalidad de ‘no hay alternativa’ (TINA: ‘there is no alternative’) que ha gobernado sus decisiones desde la crisis de 2008. Pero puede que abandonar TINA sea más difícil de lo que creen.

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