Cuando, a principios de verano, China se comprometió a tomar medidas para limitar la minería de criptodivisas, Bit Digital Inc., empresa que cotiza en el Nasdaq, se apresuró a sacar del país los más de 20.000 ordenadores que tenía allí.
Estos aparatos constituyen el corazón de la empresa con sede en Nueva York, que obtiene beneficios conectando ordenadores de alta potencia a fuentes de electricidad baratas para que puedan resolver problemas matemáticos y desbloquear bitcoins nuevos. En la última década, este proceso, conocido como minería, ha pasado de ser algo que podía hacer cualquier individuo que tuviera acceso a un ordenador a una industria masiva que utiliza un gran número de ordenadores y grandes cantidades de electricidad.
Ahora, las empresas de minería de criptomonedas como Bit Digital se enfrentan a un sinfín de obstáculos que surgen a medida que intentan sacar sus ordenadores de un país que antes usaba dos tercios de la energía global dedicada a minar bitcoin. Estos aparatos son propensos a dañarse si sufren sacudidas, por lo que su empaquetamiento y envío internacional se han convertido en tareas arduas. Reponer uno solo de estos ordenadores puede ascender a los 12.000 dólares.
Las empresas han tenido que elegir entre trasladar los ordenadores por mar o en avión, dado el coste y la duración del transporte. Según Bit Digital, 9.484, o casi un tercio, de sus ordenadores aún estaban en la provincia china de Sichuan a 30 de junio. Samir Tabar, el director de Estrategia, explicó que había contratado a grandes empresas de logística internacional para que les ayudasen a trasladar el 'hardware', y especificó que esperan tenerlo todo en Norteamérica a finales de septiembre. Los ordenadores están siendo distribuidos entre Nebraska, Georgia, Texas y Alberta (Canadá).
El precio de todo este proceso podría ascender a millones de dólares. El petróleo ha subido en los últimos meses y la ralentización del transporte marítimo que ha ocasionado la pandemia ha hecho que los precios se disparen. Así mismo, los ordenadores enviados desde China a Estados Unidos están sujetos a un arancel del 25%. Además de lidiar con la logística de empaquetar y enviar los ordenadores, las empresas tienen que encontrar instalaciones con energía suficiente donde ponerlos.
Según Fred Thiel, director ejecutivo de Marathon Digital Holdings Inc., una empresa de minería de criptomonedas con sede en Las Vegas, “esto tendrá repercusiones financieras importantes para los mineros en China”. Explicó, mediante una analogía, que “es como si General Motors tuviera que cerrar una fábrica y volver a construirla en otro sitio”.
Los mineros obtienen comisiones por procesar las transacciones en bitcoins. También obtienen a cambio la oportunidad de participar en un sorteo en el que la máquina genera números aleatorios con la esperanza de dar con uno que le permita desbloquear bitcoins nuevos. Esto hace que sea más rentable minar bitcoin cuando su valor en dólares asciende. Los beneficios de minar ascendieron cuando el precio del bitcoin alcanzó un máximo de 65.000 dólares a mediados de abril. No obstante, la criptodivisa más popular del mundo ha perdido casi un cuarto de su valor desde entonces.
Su sistema está diseñado de forma que solo se liberan nuevos bitcoins cada 10 minutos, y está previsto que en el futuro el número de bitcoins desbloqueados sea menor. Esto hace que la competición por desbloquear nuevos bitcoins requiera mucha energía, ya que la única forma de aumentar las posibilidades de encontrar el número correcto es poner más máquinas a trabajar en ello. Cuando la criptodivisa alcanzó el máximo de abril, los mineros de bitcoin hicieron más de 70 millones de dólares al día, por medio de un consumo anual de energía que, según un índice de la Universidad de Cambridge, ascendió a unos 130 teravatios/hora, por encima del consumo anual de Argentina.
A pesar de que lleva un tiempo posicionándose en contra de las criptodivisas, China se convirtió en un mercado importante para la minería de bitcoin debido al bajo precio de la electricidad, en especial en las regiones ricas en carbón, como Xinjiang y Mongolia Interior, y en las especializadas en energía hidroeléctrica, como Sichuan y Yunnan. Algunas empresas, como Bit Digital, se esperaban el endurecimiento de las restricciones chinas a la minería y empezaron a sacar sus ordenadores del país a finales de 2020. A otras, sin embargo, la declaración que hizo el Gobierno chino en mayo y la respuesta de las autoridades locales les pillaron por sorpresa.
“Siempre lo tuvimos presente, pero nunca llegó a convertirse en una necesidad urgente hasta ahora”, explica Alejandro de la Torre, vicepresidente de Poolin, un fondo de minería de criptodivisas que ha operado durante mucho tiempo en China. Los fondos de minería permiten que varios mineros combinen su potencia de cálculo para aumentar sus posibilidades de desbloquear bitcoins. Si esto ocurre, los beneficios se reparten entre todos los miembros del fondo.
Las nuevas restricciones chinas, que han dado pie a lo que muchos están llamando la “gran migración minera”, tienen su origen en los ambiciosos objetivos que se ha fijado el Gobierno para reducir el uso de carbón y presentar a China como paladín del clima. Además de a Estados Unidos, las compañías mineras también están trasladando sus ordenadores a países como Rusia o Kazajistán.
De la Torre explicó que ha estado buscando instalaciones en Estados Unidos a las que trasladar algunas de sus plataformas mineras ubicadas en China para crear un gran centro de datos.
Bit Digital está colaborando con empresas como Compute North para encontrar hogares para el resto de sus ordenadores. Compute North, que proporciona infraestructura para albergar plataformas mineras en Texas, Dakota del Sur y Nebraska, se ha encontrado ante un aumento de la demanda tan pronunciado en los últimos meses que está desarrollando cinco nuevas ubicaciones para alojar a nuevos mineros, en lugares como Texas y Carolina del Norte.
También han surgido otras empresas que ofrecen servicios logísticos a quienes desean trasladar maquinaria así de delicada. En las últimas semanas, los trabajadores de un almacén de la ciudad meridional de Shenzhen, en China, operado por una compañía llamada Hash House, han estado limpiando, probando, reparando y volviendo a empaquetar los ordenadores de las explotaciones mineras antes de enviarlos por transporte aéreo. Kirk Su, el dueño de Hash House, explicó que, al proceder de zonas rurales o industriales de todo el país, los ordenadores pueden estar sucios u oxidados.
Dave Perril, director ejecutivo de Compute North, aclaró que las empresas más grandes, con acceso a recursos y que ya tienen socios en Estados Unidos, como es el caso de Bit Digital, cuentan con grandes ventajas a la hora de enfrentarse al éxodo. Compute North, que ha trabajado con empresas de servicios públicas como Nebraska Public Power District, ayuda a los recién llegados a superar el complejo proceso de abastecerse de energía fiable y asequible.
“Es básicamente darwinismo, como en cualquier otro mercado”, explica Perrill. Cuenta, además, que la empresa recibió más solicitudes para acoger operaciones mineras chinas de las que su capacidad actual les permite aceptar.
Hay indicios de que otros mineros están volviendo a conectarse. El poder de cálculo total dedicado a la minería de bitcoin cayó a su nivel más bajo desde septiembre de 2019 a principios de julio, pero ha vuelto a subir en las últimas semanas (ayer superó la cota de los 50.000 dólares por unidad).
Según los defensores de las criptodivisas, la migración de la minería descentralizará aún más el bitcoin al asegurarse de que haya competencia para liberarlos y verificar transacciones en todo el mundo.
Cuando, a principios de verano, China se comprometió a tomar medidas para limitar la minería de criptodivisas, Bit Digital Inc., empresa que cotiza en el Nasdaq, se apresuró a sacar del país los más de 20.000 ordenadores que tenía allí.
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