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¡No es solo el rublo! La sombra de 1998 dispara el interés de los bonos rusos al 13%
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la bolsa rusa cae un 40% en el año

¡No es solo el rublo! La sombra de 1998 dispara el interés de los bonos rusos al 13%

Por mucho que el rublo sea el rublo, no es el único termómetro para medir la situación que atraviesa Rusia. La deuda se está tensando hasta niveles muy peligrosos

Foto: El presidente ruso, Vladimir Putin
El presidente ruso, Vladimir Putin

El rublo es el rublo. Y por eso su desplome acapara la mayoría de las miradas, porque actúa como el principal termómetro de la creciente incertidumbre económica y financiera que envuelve a Rusia. Pero no es el único baremo para medir hasta qué punto el mercado teme el estallido de una profunda crisis en el país. De manera creciente, la deuda pública refleja igualmente esos miedos y certifica que la sombra del colapso ruso de 1998 cada vez está más presente en la mente de los inversores.

La progresión, desde luego, impresiona. Como consecuencia de las masivas ventas que se están viendo -con el consiguiente repunte de los rendimientos, que suben cuando el precio de los títulos baja-, la rentabilidad de los bonos rusos a dos años en rublos se ha disparados en las seis últimas sesiones del 10,6 al 12,9%. Y en el caso de los títulos a tres años, han pasado del 10,8 al 13,04%. Nunca antes habían estado tan altos.

Otro detalle sobre su reciente evolución ratifica los crecientes temores del mercado. Ambos rendimientos se encuentran por encima del 12,3% en el que se encuentra el interés de los títulos a 10 años. La curva de rentabilidades de la deuda rusa se encuentra, por tanto, invertida -mayores rendimientos a corto que a largo plazo-, una anomalía que suele dejarse ver en los mercados cuando los inversores descuentan la llegada de la recesión o una fuerte tensión sobre la solvencia del país a corto plazo.

Y en Rusia se están combinando ambos peligros. Por un lado, y con la fuerte caída del petróleo como catalizador principal, Moscú ya trabaja sobre la posibilidad de que el país vuelva a la recesión en 2015 por primera vez desde 2009. Por otro, las dudas sobre la capacidad financiera rusa se observan también en el comportamiento de los seguros de crédito (CDS) sobre la deuda pública rusa. El CDS a 1 año ha escalado en poco más de una semana de los 300 a los 440 puntos básicos y el CDS a 5 años se ha disparado hasta los 400 puntos básicos, el nivel más alto desde 2009. Es decir, ante lo que pueda ocurrir, sobre todo a corto plazo, los inversores se están protegiendo mediante la compra de estos seguros, de ahí que suba su precio.

La bolsa tampoco es ajena all debilitamiento económico del país. El índice RTS ruso ha cedido este lunes otro 4% y ha reculado hasta los 870 puntos, con lo que se encuentra en mínimos desde 2009. En lo que va de año, acumula un retroceso del 40%.

Y, por supuesto, el rublo. Este lunes el euro se ha apreciado cerca de un 2%, hasta los 66 rublos, y el dólar, un 1,7%, hasta los 53,8 rublos. En 2014, el euro acumula una revalorización del 46% sobre la divisa rusa, porcentaje que en el caso del dólar supera el 60%.

Con los mercados temblando, el Banco de Rusia afrontará este jueves una tensa reunión. Mientras la recesión acecha por un lado, la inflación lo hace por otro, puesto que en noviembre los precios se encarecieron un 9,1% en tasa interanual, el ritmo más rápido desde 2011.

Preocupado por el creciente malestar social que provoca la escalada de los precios y por el desplome del rublo, la entidad presidida por Elvira Nabiullina elevó los tipos de interés del 8 al 9,5% a finales de octubre. Todo indica que esta semana dará una nueva vuelta de tuerca al precio del dinero, aunque, como muestra de la incertidumbre imperante, la horquilla de previsiones que manejan los expertos es muy amplia. Oscila entre un mínimo repunte al 9,75% y un contundente movimiento hasta el 12%. La solución, el jueves a las 11:30 horas.

El rublo es el rublo. Y por eso su desplome acapara la mayoría de las miradas, porque actúa como el principal termómetro de la creciente incertidumbre económica y financiera que envuelve a Rusia. Pero no es el único baremo para medir hasta qué punto el mercado teme el estallido de una profunda crisis en el país. De manera creciente, la deuda pública refleja igualmente esos miedos y certifica que la sombra del colapso ruso de 1998 cada vez está más presente en la mente de los inversores.

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