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Alcaraz, Tobías… o cuando ningún CEO del Ibex lo deja "de forma voluntaria"
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Alcaraz, Tobías… o cuando ningún CEO del Ibex lo deja "de forma voluntaria"

El mundo del dinero encierra claves de poder y de intereses que explican el sentido de muchas operaciones y movimientos. Ibex Insider ofrece pistas para entender a sus protagonistas

Foto: José Ignacio Goirigolzarri, presidente de CaixaBank. (EC)
José Ignacio Goirigolzarri, presidente de CaixaBank. (EC)
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Juan Antonio Alcaraz ha desconectado este fin de semana. Su abrupta salida de CaixaBank, donde ejercía de número tres de la entidad como plenipotenciario director general de Negocio, requiere de una digestión especial rodeado de los suyos. Tras 15 años en la estructura del ahora primer banco nacional, mandaba tanto o más que otros consejeros delegados del Ibex, pero sin los peajes de la exposición pública. Llevar las riendas de los ingresos le había convertido en un poder en la sombra, subordinado al primer ejecutivo, Gonzalo Cortázar, pero no sometido a su criterio.

Esa cohabitación había tenido ciclos, como cualquier relación. Sin embargo, esa sana competencia era tutelada y administrada por su antiguo jefe, Isidre Fainé, desde la Fundación la Caixa. Y de la misma manera que todo tuvo sentido durante años, todo ha dejado de tenerlo en cuanto en el triángulo de poder entró José Ignacio Goirigolzarri, presidente tras la absorción de Bankia, que ha demostrado que su rol al frente de la entidad no es gratuito, de tal manera que la conformidad que hubo al principio con el modelo existente (verano de 2020) ha mutado en solo dos años.

Foto: Juan Antonio Alcaraz. (Reuters/Albert Gea)

Quien conoce un poco a Goiri sabe que, además de mandar (ha ocupado puestos de máxima responsabilidad desde hace 20 años), es un financiero hecho en la banca minorista. Y que su forma de entender el gobierno bebe de la cultura azul del BBVA y no la roja del Santander, donde Alcaraz hizo carrera a la sombra de Juan María Nin: primero en el Central Hispano, luego en el SCH, más tarde en el Banco Sabadell y finalmente en CaixaBank, donde no secundó a su mentor en los juegos florales de poder para disputar la presidencia de Fainé cuando asomaba la jubilación.

Alcaraz cayó de pie en Barcelona gracias a su condición de culé madrileño. Mantuvo su hueco y lo hizo crecer tras el cese de Nin (2014). Estaba lo suficientemente cerca de Fainé y formaba parte del reducido círculo de ilustres con mando en el Ibex y aledaños desde el paseo de la Diagonal. De hecho, era el único de los jefes de CaixaBank con residencia en la Ciudad Condal, al contrario que Goiri y Gortázar. Y pese a estar reconocido como el cerebro de la maquinaria comercial del banco, el expresidente de Bankia ha inclinado la balanza del poder y repartido su cargo entre tres.

La meditada despedida epistolar de Alcaraz a sus allegados el día de autos no esconde lo sobrevenido de su salida. En realidad, tuvo conocimiento de la decisión la jornada anterior, sin margen para asimilar la noticia, que sería pública al día siguiente. Así es el juego de poder en el Ibex. Un fin de semana estás en lo más alto y de vuelta a la rutina laboral de la semana tienes una reunión que no esperabas donde ya han tomado una decisión por ti para resolver tu futuro. No es nada personal, como suele decirse, son solo negocios… Y en los negocios no hay amigos.

Foto: El presidente del Partido Popular, Pablo Casado (d), y el presidente del PPdeG, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Salvador Sas)

Por si el cese de un peso pesado de CaixaBank no fuera suficiente, el mismo miércoles comunicó su renuncia como consejero delegado Tobías Martínez, a la sazón primer ejecutivo de Cellnex, la compañía que alumbró después de que Francisco Reynés le aupara para comandar aquella embrionaria escisión de Abertis Telecom. Habían pasado casi nueve años y su mandato expiraba a finales de 2024, pero el padre de la criatura decidió dar un paso al lado, sin sonrojante finiquito multimillonario de por medio, y anunciar que su mandato caducaría antes de tiempo este junio.

Y aunque a los efectos ha sido una renuncia voluntaria, unos tormentosos trimestres encadenados habían hecho compleja la relación entre el consejo de administración y el consejero delegado. Y aunque todo se explica con apariencia de normalidad, lo cierto es que cuando Martínez presentó al mercado una revisión del plan estratégico el pasado mes de noviembre, para entonces ya existía un mandato a la firma de cazatalentos Russel Reynolds para identificar un potencial sustituto, proceso que ya podrá resolverse con luz y taquígrafos gracias a la colaboración del saliente.

Foto: Tobías Martínez en la última junta de accionistas de Cellnex. (EFE/Roman)

Ahora que las subidas de tipos hacen más fácil la vida a los bancos, negocios apoyados en el dinero barato para crecer de forma acelerada han visto cambiado su paso. En el último semestre de 2022, con el nuevo escenario macro instalado, Cellnex pinchó en dos grandes operaciones corporativas (Alemania y Vodafone) como consecuencia del desalineamiento que había entre el board (con mayoría de independientes) y el equipo gestor. No había compañeros del entorno La Caixa para prestar ayuda, ni Tobías es un líder alfa como fueron Salvador Alemany o el propio Reynés.

El consejero delegado de Cellnex se ha ido, pero le habían ido marcando el camino para que sus pasos le llevaran a la puerta de salida. En su caso, lo hace con la máxima diplomacia, como reconocen desde el consejo de administración, sin siquiera plantar batalla por influir en quién será su sucesor, alguien de su equipo como Álex Mestre o un tercero de fuera, incluso internacional. Ese río ya no le tocará cruzarlo a este ingeniero de Telecomunicaciones a quien nadie esperaba para pisar los puestos altos de la tabla del Ibex 35 durante casi una década. Aunque una vez alcanzada esa gloria, nadie se baja.

Juan Antonio Alcaraz ha desconectado este fin de semana. Su abrupta salida de CaixaBank, donde ejercía de número tres de la entidad como plenipotenciario director general de Negocio, requiere de una digestión especial rodeado de los suyos. Tras 15 años en la estructura del ahora primer banco nacional, mandaba tanto o más que otros consejeros delegados del Ibex, pero sin los peajes de la exposición pública. Llevar las riendas de los ingresos le había convertido en un poder en la sombra, subordinado al primer ejecutivo, Gonzalo Cortázar, pero no sometido a su criterio.

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